Taxista de noche
Mi vida, algo monótona, cambia dramáticamente cuando cuatro chicas suben a mi taxi.
-Son diez con treinta y cinco.- Le comuniqué a mi pasajero. El hombre, salió de mi taxi tras recibir los cambios y dado que ya había terminado mi turno, me puse en marcha al garaje privado en el que tenía una plaza. Deje el coche bien aparcado y me dirigí a mi casa, a dos manzanas del garaje.
Cuando entré estaba todo oscuro, como era de esperar, ya que eran las ocho de la mañana. Fui directo al cuarto, donde dormía mi novia, con la cual vivía desde hacía un año. Llevábamos saliendo desde los veinte y,...