El sobrino Kike III

Fué en el mismo garaje. Salir del coche y acercarse a mi. Ponerme aquel collar recién adquirido, notar el cuero en mi cuello y sentir como la piel de mi cuerpo se erizaba, fue todo uno.

Fué en el mismo garaje. Salir del coche y acercarse a mi. Ponerme aquel collar recién adquirido, notar el cuero en mi cuello y sentir como la piel de mi cuerpo se erizaba, fué todo uno.

  • A partir de ahora lo llevarás puesto en todo momento dentro de casa, solo te lo podrás quitar cuando tengas visitas ignorantes de lo perra que eres. Este collar y debajo de la ropa los sujetadores que hemos comprado y que dejan al descubierto tus pezones.

  • No puedes pedirme esto, Esto no. Está la sirvienta.

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El sobrino Kike II

Allí estábamos, en aquella Sex Shop. Un establecimiento, ciertamente bien surtido. Nos atendió un hombre de treinta y bastantes años, no carente de atractivo.

Él conducía el coche. Ni una palabra sobre la noche anterior, solo me preguntó si ya me había ocupado de eliminar mi celulitis, según dijo le daba cierto asco, me sentí humillada por sus palabras. Llevaba una camisa de cuadros a medio abotonar y unos tejanos ajustados yo me había puesto una blusa blanca y unas faldas grises, con medias y zapatos de medio   tacón, había cuidado de llevar mi media melena bien peinada, incluso me había maquillado suavemente, quería gustarle. No hubo respuesta a mi pregunta de...

El sobrino Kike I

Maldigo el día en que accedí a la petición de mi hermana, aunque en nada me engaño lo cierto es que no era consciente de lo que me podía venir encima.

Maldigo el día en que accedí a la petición de mi hermana, aunque en nada me engaño lo cierto es que no era consciente de lo que me podía venir encima. Su hijo Francisco, bueno, Kike como le llaman todos, se habia convertido en un pijo cretino, fueron aguantando su borracheras, sus colocones hasta el día en que tuvieron que sacarlo de la comisaria. Para su padre, un don nadie convertido en el dueño de una importante constructora, gracias a la fortuna que tanto mi hermana, como yo misma, habíamos recibido com...

La señora y la chacha

Nunca me he sentido atraída por las otras mujeres, por ninguna y ahora no puedo dejar de pensar en ella.

DELIA

Me estoy volviendo loca. ¿Qué coño me pasa? Nunca me he sentido atraída por las otras mujeres, por ninguna y ahora no puedo dejar de pensar en ella. Antes no la veía, pero desde que en la oficina hemos implementado el teletrabajo, cada miércoles y cada viernes la veo toda la mañana y cuando no la veo siento su presencia.

Esto me debe estar pasando porqué desde que me separé de mi esposo, hace ya casi dos años, no he tenido sexo con ningún hombe. Aun así, si al menos fuese una rubita j...

La Bella de Dia

Hoy era su primer día en aquel pequeño burdel, casi familiar. Su primer día y su primer cliente al cual atender.

  • Vaya sorpresa. Así que tú eres Kira ¿Quien lo iba a decir?

Ni en sus peores pesadillas se podía imaginar algo así.

Su esposo y ella tenían buenos trabajos. Hoy estaban en las últimas. Sin empleo, una hipoteca que no podían pagar y una hija de 18 años que deseaban que pudiese seguir  estudiando. Habían tocado fondo, hasta tal punto eran y se sentían perdedores que habían decidido recurrir, de mutuo acuerdo, al último recurso que les quedaba.

Hoy era su primer día en aquel pequeño burdel,...

La buena esposa

Notó como un dedo dibujaba círculos en su rodilla, subía por su muslo...

Rosa tenía lo que podríamos llamar el encanto de la mujer mediterránea. De altura discreta, sin llegar a ser baja, ancha de caderas, algo nalgona y unos senos que hacían que los hombres la mirase a pesar de sus cuarenta y largos años. Su tez de un bronceado dorado, la melena hasta los hombres, de un castaño oscuro. Aún se sentía bien con su cuerpo.

Casada desde joven, a los veinticuatro, su matrimonio había entrado, ya hacía tiempo, en una cierta monotonía y aunque ella estaba convencida de que su esp...

El camino de Laika - Epílogo

Así fue como aquello terminó...

Desde que se lo conté todo, lo que había ocurrido y en que me había convertido, el ambiente de nuestra casa era de profunda tristeza. Juan, mi esposo, se había derrumbado, Marta procuraba estar el menor tiempo posible en casa y yo solo esperaba que él encontrará pronto un lugar al cual trasladarse, así lo habíamos pactado, era lo mejor para todos.

Por esto me alegró recibir su mensaje, así saldría de aquella incomodidad cotidiana. He de decir que me extraño tanto el contenido como el tono de dicho est...

El camino de Laika VI

Cogí su mano con ternura, hasta que llegamos a casa. Las dos. Para siempre juntas.

¡Dios mío! Mi Marta, mi Martita; no podía dejar de llorar viéndola de aquella manera. Quería ir hacia ella pero mi AMO me lo impedía cogiéndo con fuerza mi brazo.

Verla así era superior a cualquier cosa que yo pudiese soportar. Colgada de sus brazos, sosteniéndose con los pies de puntillas, su cuerpo agitándose, sus nalgas y sus pechos rojos por los castigos recibidos, sus marcas en las nalgas, aquellas marcas que mi AMO nunca me dejaba.

Su cuerpo joven hacía adivinar ya las formas de una mujer,...

El camino de Laika V

Llevaba, digo, casi dos meses como sumisa suya cuando aquella mañana Roberto, sin ni siquiera llamar a la puerta de mi despacho, entró, dirigiéndose a mi mesa.

Llevaba casi dos meses con mi AMO, solíamos vernos dos veces por semana, en algunas ocasiones hasta tres. Cada vez estaba más enganchada a Él y a todo lo que Él representaba para mi. Estaba ¿Cómo decirlo? ¿Ecoñada?. Eso és; encoñada. Totalmente entregada a satisfacer su placer. Se me hacía difícil ya buscar excusas a. mis salidas, a mis tardanzas en llegar a casa. El sexo con Juan, mi esposo, ya no me era gratificante. Deseaba con todo mi corazón llevar en mi cuerpo las marcas de sus castigos; en mis nalgas...

Camino de Laika IV

Te esperan arriba. Isabel oficiará como madrina de tu bautismo. Espero que comprendas la importancia de este acto. Antonio ha decidido que eras digna de ser bautizada. No le defraudes o nos defraudarás a todos.

Fué él el que me abrió la puerta y me hizo pasar, aquel jueves por la tarde. Quien me dijo que subiese al piso superior del local, donde me esperaban Antonio y Isabel. El primer día que fui al local estaba detrás de la barra y ahora se me descubría cómo el dueño del local; Javier, Don Javier, puntualizó, para las que son como tu. Entendí perfectamente a qué se refería.

  • Sube. Te esperan arriba. Isabel oficiará como madrina de tu bautismo. Espero que comprendas la importancia de este acto. Antonio ha...