Mi sobrina, mi primer dulce tentación 2
Después de aquel candente indicio en la ducha, nuestro cálido encuentro siguió su rumbo de placer
¿Estás bien mi amor? –pregunté, mientras mis dedos se introducían cada vez con más intensidad. Mi sobrina me miraba y se mordía el labio mientras sus ojos se ponían en blanco. Sus caderas se movían instintivamente como un perro al querer follar. Nuestros cuerpos bañados ante aquella cascada de agua cálida elevaban cada vez más su temperatura. Tome con fuerza su seno derecho y lo apreté mientras lamia su clítoris.
-¡Ay!, eso se siente muy rico tía, no pares por favor.
-No te preocupes mi cielo, n...