Un momento (IV)

Cuarto episodio de la serie

UN MOMENTO (4)

Tus pasos son decididos, pero la goma de las deportivas ahogan el deseo de revelarte de las brillantes baldosas del informe pasillo del aeropuerto. Hoy no te vestiste para gustar, sino para dejar descansar el cuerpo en la incómoda butaca de cualquier avión. Seguro que reservaste ese momento para cuando, en el destino, te puedas dar una ducha caliente mientras alguien te espera pacientemente muy cerca. Tus ojos azulados con un pequeño tinte verde y el rictus de tus labios me dicen qu...

Un momento (III)

Tercera entrega de la serie

UN MOMENTO (3)

Letargia. Rozando el abandono. Apenas luz, casi no hay color, temperatura neutra. Duermes ya hace rato, en posición fetal, desnuda, con una pierna estirada, las manos bajo tu mejilla. De espaldas a mí, la volátil sábana carece de peso. Insconsciente, alejándome de nada, me acerco a tí, huelo tu cabello. Mis ojos son ahora las yemas de mis dedos, que abandonan rebeldes mi áspero muslo y alcanzan envalentonadas tu sedoso perfil. Sensibilizadas por necesidad, recorren el valle de tu ci...

Un momento (II)

Segunda entrega de esta seria

UN MOMENTO -II-

Rayo de sol. El primero. Filtrado por las ramas del almendro que un día planté a tres metros de mi cama. No sé porqué lo hice, sólo que no me he arrepentido. Luz suficiente para sacarme del sueño más profundo, luz incapaz de despertarme. Me muevo tímidamente para notar la temperatura bajo la sábana fresca. Me invita a no abrir los ojos.

Huelo tu cabello, Como siempre, descansas de lado, de espaldas a mí, invitándome a acoplarme por detrás en un abrazo relajado, ese que ta...

Un momento (I)

Sólo un momento puede concentrar mil estallidos internos...

Una sonrisa en estampida, tú no te das cuenta pero cierras los ojos, aunque sea un instante lejano. Milésima robada que aprovecho para torcer mi sonrisa, sin estallar, contenida ante la maravilla que se despliega para mí.

Me quedo quieto, mientras abres de nuevo los ojos, oscuros y nítidos, culpable yo de nada. Ahora es tu cuello, orgulloso, el que se ladea con la lentitud de un viejo roble cansado de su vida vertical. Casi noto como mis pupilas se dilatan inconscientes para captar esa inclinación...