Cristina (y III)

Resolución de la saga

CRISTINA (...y 3)

Mi chica y yo llegamos a casa justo cuando el sol estaba decidiendo ponerse. Mis piernas tenían ese hormigueo suave de cansancio después de dedicarnos en el bosque a nuestros juegos sexuales y posteriormente a procurarnos un acompañamiento suculento para la cena. La provisión de espárragos era más que suficiente, y en seguida me dediqué a preparar las cosas en la cocina. Mi chica se sirvió una cerveza de la nevera y anunció que iba a ducharse.

En lugar de eso, observé cómo...

Cristina (II)

Segunda entrega.

CRISTINA (2)

Habían pasado más de diez días desde que mi chica y yo hicimos el amor a la vista de la vecina, en el sofá, conscientes los tres de lo que estaba sucediendo. Entre el horario de trabajo y el hecho de que mi pareja y yo habíamos decidido pasar el siguiente fin de semana en su casa, no había vuelto a ver a la vecina. Esa tarde, cuando llegué a casa y abrí el acceso a la parte posterior del jardín, sorprendí a la vecina jugando con sus dos perros. A decir verdad, quizá fuera al revés: los...

Cristina (I)

Primera entrega de una saga vecinal

CRISTINA (I)

Entré en el jardín y descarté la puerta principal porque llevaba las manos llenas de bolsas y las llaves en el fondo de alguno de los bolsillos. Resolví seguir la alfombra verde, rodear la casa de una sola planta y entrar por el porche posterior. Suelo dejarla disimuladamente abierta por si vuelve a repetirse el episodio de olvidarme las llaves dentro. De la última vez, y de eso hace meses, aún no he conseguido eliminar todos los pequeños cristales que tuve que romper para acceder a mi...

Lola

Una inovente visita convertida en memorable.

LOLA

La reunión de trabajo se desarrollaba con las habituales dosis de temperatura elevada de la sala, sensación de claustrofobia, nerviosismo, reproches cruzados y apariencia de espíritu constructivo. Ejercicios grupales de esgrima, les llamaba un amigo devoto de la escuela cínica. Siguiendo los códigos no escritos de la empresa, había dejado mi teléfono móvil en silencio absoluto, colocado un poco más allá de mi agenda, justo fuera de mi alcance a no ser que me incorporara exageradamente. En un...

El Pasillo

Las huellas que deja un encuentro rara vez son las previstas.

EL PASILLO

Oscuridad. Dices que vienes de la oscuridad. Que estás harta del control enfermizo, de la falta de pasión, de la rutina. Sentada en ese banco junto a mí, con multitud de gente alrededor susurrando, gritando, paseando y corriendo. Con tus gafas de sol caladas, tus pómulos agresivos, las puntas de tu melena pinchándote el cuello, me cuentas que has sido ciega, que los años te han amordazado. Que lo que te vendieron y compraste tan a gusto te deja vacía. En todo ese tiempo, casi doce años,...

Der Kleine Strand

Una noche, una playa.

DER KLEINE STRAND

Pequeña localidad en la costa, lo suficientemente lejos de la metrópolis como para conservar una fachada de vida plácida, pero a la vez lo suficientemente cerca de ella como para absorber muchos de esos ciudadanos, ávidos de playa, en los meses estivales. Situado al pìe de una ermita que señorea un peñasco aprovechado por la ingeniería humana para construir un túnel ferroviario, el pequeño pueblo, un conjunto de calles estrechas empinadas, aparecía a la luz del sol como un hemi...

Ana

Un viaje truncado no siempre es nefasto.

ANA

La mañana no dejaba ver el sol, pero yo estaba disfrutando de verdad. La tarde anterior había cogido bolsa, equipo de golf, y una joya recién adquirida, y me propuse disfrutar de mi semana de vacaciones. Recorrí más de seiscientos kilómetros para encontrar a mis amigos, los mismos que hacía casi años me insistían que querían verme jugar a golf. Decidí irlos a ver aprovechando que los dos días siguientes me acercaría a ver a mi chica, en la capital.

Llegué justo para cenar con mis...

Un momento (VII)

Otra pequeña ración

UN MOMENTO (7)

Torsión desmadejada de tu cuerpo cuando apoyas descuidadamente la cadera en la pared. Absorta, repasas algo que acabas de recoger del buzón.Tus pómulos parecen tensionarse o responden a un estímulo de concentración, no lo sé. La posición de tu cabeza hace que la cortina de tu precioso flequillo se separe perezosamente de tu frente. La casa huele a caldo recién hecho, denso y en el que no falta de nada. Levantas la vista, esos preciosos ojos, redondos y de un indefinible color miel, y...

Un momento (VI)

Sexta entrega

UN MOMENTO (6)

Diez años probablemente desde la última vez que subí al tren. Eso calculo mientras profundizo en el vagón, después de dejar mi coche en el taller y mientras memorizo las cinco estaciones que durará el trayecto. De pie, apoyado en una barra horizontal instalada casi caprichosamente, observo cómo los trenes se transformaron con el tiempo en réplicas de los vagones del metro de la capital. Sin rastro de la calefacción a ras de suelo disfrazada de rodapié, de los ventanales que podían a...

Un momento (5)

Otra pieza

UN MOMENTO (5)

Te veo por primera vez en cuclillas, con los talones pegados a tus nalgas, y tu cabello largo y rubio, cortado en diagonal, rozando levemente tus mejillas. Llevas una chaquetilla verde oscuro sobre una camiseta blanca y pantalones de tela negros, ajustados, por encima del cual se asoma una fina tira gris. No te gusta que te vean de cualquier manera. Zapatos discretos. Escoges un paquete de harina con cierta desgana y te levantas sin relajar la mueca que cierra tus labios. Empujas el...