Deseo...

Mi concuñado volvió a girar, me dio vuelta, exigió que me pusiera de rodillas, que levantara el trasero, y antes que pudiera preguntar para qué introdujo el miembro en el asombro de mi vagina, con tanta fuerza que a pesar de mis seis hijos y de las cientos de veces de recibir a mi esposo a lo largo de los años sentí como si acabara de desvirgarme, tal vez porque sólo entonces tomé clara conciencia de que un hombre, un macho, un padrillo, me ponía en el lugar de hembra y me hacia tragar la tierra que dominaba por orden de Dios. Entonces dejé de lado el amor y recuperé el odio, la rabia, la necesidad de herir y matar, y si él empujaba para invadir mis entrañas yo retrocedía y apretaba los músculos vaginales para troncharle la hombría, y si sus manos estrujaban mis pechos yo le clavaba las uñas en los testículos, y si él aullaba de placer yo le respondía con gritos de gozo, hasta que ambos explotamos en el génesis que nos construyó el universo exclusivo de los dos.

DESEO

Soy una mujer mayor, con la vida hecha, viuda reciente, madre de seis hijos, abuela de catorce nietos e inminente bisabuela, y quiero confesar que sólo conocí el sexo en sus justas y precisas dimensiones cuando estaba cerca de los cincuenta, o sea veinte años atrás, al culminar la etapa de la plena madurez. Hasta ese momento increíble me consideraba alguien a la altura de los acontecimientos, capaz de andar por el mundo con el andar seguro de quienes supieron sacar jugo a la oportunidad de...

Tío Bence

Creo que lo amé desde que me levantó en sus brazos para calmarme el llanto, cuando ni papá ni mamá podían hacer algo para que dejara de llorar, tal vez por alguna clase de dolor o sólo por capricho. Tío Bence no hizo más que levantarme del piso alfombrado, donde despanzurraba mis chiches infantiles, para que olvidara dolores, angustias, antojos, convencida de que acababa de conocer al dueño de todo mi tiempo y mi destino.

Tío Bence

Actualmente tengo veinticinco años. Soy menuda, chiquita, aunque poseo buena cara y un físico bien constituido, armónico, digamos que bastante atractivo y sustancioso. Provengo de un hogar normal, de clase media, con padres que siempre se llevaron bien y nunca manifestaron contrariedades dignas de recordar. Papá trabaja como vendedor de inmuebles y gana bastante, lo que nos permite un buen pasar, aunque tanto mi hermano mayor como yo no continuamos estudiando las carreras que iniciamos...

La tía...

El amor y las relaciones sexuales no tienen edad, y mientras más extraña parecen se gozan más. ¿No es cierto, tía querida?

La tía

Cuando la conocí, al comenzar mi noviazgo, tenía poco más de cincuenta años, soltera, agradable, chiquita, carnosa, con piernas perfectas que llamaban la atención y provocaban una especie de deseo interior muy difícil de disimular. No se quitaba los zapatos con tacos altos ni para dormir, acomplejada por la baja estatura, y era grácil y llena de alegría de vivir. Trabajaba en dos lugares, a la mañana y a la tarde, de manera que tenía buen pasar y apoyaba a sus sobrinos en todo, como s...