El anacrónico tito Diego. Capítulo 8
Mejor leer antes capítulos anteriores. ADVERTENCIA: contiene situaciones homoeróticas. Relatos publicados con anterioridad por otra persona y borrados. Los vuelvo a publicar ligeramente alterados y con permiso, tanta belleza no debe perderse
Asegurándose de estar bien vestida, Cristina abrió la puerta y allí estaba el jefe de la Academia, el Capitán Díaz, vestido con su flamante y ajustado uniforme.
- Buenas tardes, señorita -dijo en su acento castellano-leonés, que a ella siempre le había resultado tremendamente viril, y se cuadró inmediatamente saludando con la mano en la frente.
Las brillantes botas negras, que rozaban casi las rodillas, resonaron en el pasillo con el taconazo que les propinó su poseedor. Y con ello aquellos apretad...