Mi hijo, mi amor, mi perdición. Cap.8 Parte V

David me ayudó a levantarme y al hacerlo sentí como el semen que tenía repartido por toda la cara se escurría cuerpo abajo. Tenía los ojos pringados de lefa. Me los limpié con la yema de los dedos y me los llevé a la boca. Noté también un profundo escozor en el ano y como el semen de Víctor pugnaba por salir de él.

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Capítulo 8. Parte V

David me ayudó a levantarme y al hacerlo sentí como el semen que tenía repartido por toda la cara se escurría cuerpo abajo. Tenía los ojos pringados de lefa. Me los limpié con la yema de los dedos y me los llevé a la boca. Noté también un profundo escozor en el ano y como el semen de Víctor pugnaba por salir de él.

  • Yo no he tenido tanta suerte. Declaró Lisa, que ya iba cubierta con su camiseta transparente.
  • No le hagáis caso... Está celosa. H...

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Cap. 8 Parte IV

Sonreí contemplando extasiada a ese par de efebos desnudos que me habían colmado unas horas antes y que, sin duda alguna, volverian a hacerlo. Pero antes tenía que ir a orinar. Me estaba meando encima.

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Capítulo 8. Parte IV

Debían ser pasadas las siete de la mañana porque la pequeña habitación de la tienda en la que dormíamos los tres se iba llenando de una ténue luz, cuando me desperté al sentir la presión del sexo de Víctor entre mis nalgas. Me di la vuelta y comprobé que seguía durmiendo. Sonreí contemplando extasiada a ese par de efebos desnudos que me habían colmado unas horas antes y que, sin duda alguna, volverian a hacerlo. Pero antes tenía que ir a orinar. Me...

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Cap 8. Parte III

Es curioso que mi experiencia sexual como mujer me permite calibrar la del hombre que está conmigo en la manera que tiene de realizar esta maravillosa práctica de sexo oral. Y Víctor no tenía demasiada, por no decir ninguna, experiencia. Eso sí, le ponía mucho entusiasmo y era muy obediente.

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Capítulo 8. Parte III

  • Más suave, cariño. Mi clítoris es muy...mmm...sensible... Como si lamieras un helado de fresa... Mmm... Así, así... Mmmmmmmm...

Víctor estaba aprendiendo rápidamente cómo hacer un buen cunnilingus. Al principio, cuando me abrí el coño y le pedí que me lo comiera casi se abalanzó sobre mí dando lengüetazos a diestro y siniestro como lo haría un perro -y creedme, sé de qué hablo. No es que no me gustara, y más viendo como el chaval suspiraba de s...

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Cap. 8 Parte II

Desde el momento en que quedó confirmado que Víctor, el amigo de mi hijo David, vendría con nosotros a pasar esas mini-vacaciones de cámping y playa, supe con certeza que me iba a acostar con los dos chicos. Lo que no podía imaginarme es que iba a ser tan rápido -en gran parte gracias a mí o por mi culpa-, tan intenso ni que iba a acabar como acabó.

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Capítulo 8 Parte II

Desde el momento en que quedó confirmado que Víctor, el amigo de mi hijo David, vendría con nosotros a pasar esas mini-vacaciones de cámping y playa, supe con certeza que me iba a acostar con los dos chicos. Lo que no podía imaginarme es que iba a ser tan rápido -en gran parte gracias a mí o por mi culpa-, tan intenso ni que iba a acabar como acabó.

El día antes de salir para Cap d'Agde me ofrecí una sesión de belleza completa: manicura, pedicu...

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Cap. 8 Parte II

Desde el momento en que quedó confirmado que Víctor, el amigo de mi hijo David, vendría con nosotros a pasar esas mini-vacaciones de cámping y playa, supe con certeza que me iba a acostar con los dos chicos. Lo que no podía imaginarme es que iba a ser tan rápido -en gran parte gracias a mí o por mi culpa-, tan intenso ni que iba a acabar como acabó.

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Capítulo 8 Parte II

Desde el momento en que quedó confirmado que Víctor, el amigo de mi hijo David, vendría con nosotros a pasar esas mini-vacaciones de cámping y playa, supe con certeza que me iba a acostar con los dos chicos. Lo que no podía imaginarme es que iba a ser tan rápido -en gran parte gracias a mí o por mi culpa-, tan intenso ni que iba a acabar como acabó.

El día antes de salir para Cap d'Agde me ofrecí una sesión de belleza completa: manicura, pedicu...

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Capítulo 8 Parte I

Si no sois mujer quizá os cueste de comprender que se siente cuando en plena comida de coño, cuando ya una está a punto de dejarse llevar por el carro de fuego del orgasmo, la lengua maldita se detiene para preguntaros algo que, directa o indirectamente, no tiene nada que ver con el asunto.

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Capítulo 8 Primera Parte

A pesar del inicio de curso catastrófico, ocasionado por el accidente que os conté, David consiguió terminar el año con excelentes notas. El día de mi cumpleaños, a finales de junio, lo invité para celebrarlo a un buen restaurante y durante la cena le propusé de ir a pasar juntos unos días en plan cámping, playa, descanso y sexo. Sobretodo, sexo.

Dos días después, mientras su lengua visitaba las interioridades de mi húmeda intimidad, se de...

Mi hijo, mi amor, mi perdición.Capítulo 7 Parte II

Al volver de la consulta del sexólogo y a pesar de haber gozado como una zorrita en una orgía, entré en casa con la sana intención de ofrecerme a las carícias de mi hijo mientras le contaba todo lo que me había dicho, todo lo que me habían hecho y la extraña manera en que había terminado aquella sesión terapéutica.

Mi hijo, mi amor, mi perdición

Capítulo 7 Segunda Parte

  • Hola, cariño. Ya estoy en casa...¡Toda tuya!

Al volver de la consulta del sexólogo y a pesar de haber gozado como una zorrita en una orgía, entré en casa con la sana intención de ofrecerme a las carícias de mi hijo mientras le contaba todo lo que me había dicho, todo lo que me habían hecho y la extraña manera en que había terminado aquella sesión terapéutica.

Sin esperar su respuesta, dejé el bolso sobre la cómoda del recibidor, c...

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Capítulo 7 Parte I

Tres días después del incidente del párking, decidí sincerarme con David, contarle todo lo que me había pasado y cómo me sentía desde que veía cómo él iba distanciándose de mí, involuntariamente pero de manera evidente. Su reacción me demostró hasta qué punto estaba equivocada con él

Mi hijo, mi amor, mi perdición

Capítulo 7 Parte I

Tardé casi tres semanas en recuperarme física y animicamente del episodio con los chavales. Una inflamación de la vulva, una vaginitis, vamos y una fisura anal que requiríó quince dias de antibióticos y aplicación diaria de una pomada cicatrizante, me dejaron con la líbido por los suelos, algo rarísimo en mí y que me juré que no volvería a producirse. De hecho, me duró un par de días.

Tres días después del incidente del párking, decidí sinc...

Mi hijo, mi amor, mi perdición

Después de las fiestas de Navidad, cuatro meses después, David volvió a los entrenamientos de su equipo de rugby. Tres veces por semana, por la tarde. Y partido los domingos. Volvía a casa, casi siempre, magullado, con moratones por todas partes. Y luego alardeaba de que el rugby es un deporte noble. Puede que sí, que lo sea, pero en todo caso los que juegan son unos bestias.

Mi hijo, mi amor, mi perdición

Capítulo 6

  • ¿Dónde te duele, mi vida? ¿Aquí?
  • ¡Fffuu! ¡Sí, aquí! No aprietes tan fuerte...
  • No seas quejica...

Después de las fiestas de Navidad, cuatro meses después, David volvió a los entrenamientos de su equipo de rugby. Tres veces por semana, por la tarde. Y partido los domingos. Volvía a casa, casi siempre, magullado, con moratones por todas partes. Y luego alardeaba de que el rugby es un deporte noble. Puede que sí, que lo sea, pero en todo caso los que...

Mi hijo, mi amor, mi perdición. Capítulo 5

Dos semanas más tarde, le quitaron las vendas. Casi diez dias antes de lo previsto. Durante esas dos semanas y media, vivimos, mi hijo y yo, una actividad sexual que dificilmente podría reproducirse. Eramos como dos perros callejeros en periodo de celo. Hice un esfuerzo monumental para airear y limpiar la casa pues ésta olía a sexo consumado, a fluídos vaginales, a semen

Mi hijo, mi amor, mi perdición

Capítulo 5

Dos semanas más tarde, le quitaron las vendas. Casi diez dias antes de lo previsto. Durante esas dos semanas y media, vivimos, mi hijo y yo, una actividad sexual que dificilmente podría reproducirse. Eramos como dos perros callejeros en periodo de celo. Hice un esfuerzo monumental para airear y limpiar la casa pues ésta olía a sexo consumado, a fluídos vaginales, a semen. A David le gustaba llevar una especie de estadística: contaba mis orgasmos, las vec...