Las Intocables (7: La Secretaria)

Millones y millones de mujeres disponibles para el sexo sin complicaciones. ¿Para qué enredarse la vida con La Seccretaria?

LAS INTOCABLES

(Parte 7)

La Secretaria

Por César du Saint-Simon

I

En éste mundo hay varios millones de mujeres con las que un hombre puede fornicar placenteramente sin problemas de ninguna especie y hay apenas solo un puñado de ellas las cuales he dado en llamar "Las Intocables", ya que un polvo, aunque sea solo un sencillo y rápido polvito con una de ellas, tendrá consecuencias que cambiarán nuestras vidas para siempre y, con la certeza de un disparo al suelo, nos va a ir...

Las Intocables (6: La mujer de mi mejor amigo)

En éste mundo hay millones de mujeres con la cuales fornicar ¿Para qué enredarse la vida con la mujer de tu mejor amigo?

LAS INTOCABLES

(Parte 6)

La Mujer de Mi Mejor Amigo

Por César du Saint-Simon

I

En éste mundo hay varios millones de mujeres con las que un hombre puede fornicar placenteramente sin problemas de ninguna especie y hay apenas solo un puñado de ellas las cuales he dado en llamar "Las Intocables", ya que un polvo, aunque sea solo un sencillo y rápido polvito con una de ellas, tendrá consecuencias que cambiarán nuestras vidas para siempre y, con la certeza de un disparo al suel...

Las Intocables (5: La mujer de mi jefe)

Sí hay tantos millones de mujeres en éste mundo ¿Porqué meterse con la mujer del jefe? o las otras Intocables, pero... la carne es débil.

LAS INTOCABLES

(Parte 5)

La mujer del Jefe

Por César du Saint-Simon

I

En éste mundo hay varios millones de mujeres con las que un hombre puede fornicar placenteramente sin problemas de ninguna especie y hay apenas solo un puñado de ellas las cuales he dado en llamar "Las Intocables", ya que un polvo, aunque sea solo un sencillo y rápido polvito con una de ellas, tendrá consecuencias que cambiarán nuestras vidas para siempre y, con la certeza de un disparo al suelo, nos va...

Las Intocables (4: La sobrina)

Hay millones de mujeres en este mundo para fornicar con ellas, excepto con Las Intocables.

LAS INTOCABLES

(Parte 4)

La Sobrina

Por César du Saint-Simon

I

En éste mundo hay varios millones de mujeres con las que un hombre puede fornicar placenteramente sin problemas de ninguna especie y hay apenas solo un puñado de ellas las cuales he dado en llamar "Las Intocables", ya que un polvo, aunque sea solo un sencillo y rápido polvito con una de ellas, tendrá consecuencias que cambiarán nuestras vidas para siempre y, con la certeza de un disparo al suelo, nos va a ir mu...

La Piscina

Advertencia: El siguiente relato NO contiene esenas de sexo ni de violencia y solo debe ser leído en ayunas.

LA PISCINA

El nuevo director del sanatorio de tuberculosos era un hombre estricto y estaba dispuesto a poner orden al caos que había quedado después de tantos años de desidia, corrupción, incapacidad e indolencia.

Estaba pasando revista a todas las instalaciones que recién tenía a su mando y responsabilidad y dando las órdenes respectivas:

Recojan toda esa basura de allí... Reparen este poste... Pinten esta habitación... Fumiguen esta área.

Todos los empleados y los en...

Las Intocables (3: La Vecina de Enfrente)

En este mundo hay millones de mujeres conque un hombre puede fornicar sin riesgos. ¿Porqué involucrarse con la vecina de enfrente?

LAS INTOCABLES

(Parte 3)

La Vecina de Enfrente

Por César du Saint-Simon

I

En éste mundo hay varios millones de mujeres con las que un hombre puede fornicar placenteramente sin problemas de ninguna especie y hay apenas solo un puñado de ellas las cuales he dado en llamar "Las Intocables", ya que un polvo, aunque sea solo un sencillo y rápido polvito con una de ellas, tendrá consecuencias que cambiarán nuestras vidas para siempre y, con la certeza de un disparo al suelo, nos...

Las Intocables (1: La Suegra)

En este mundo hay millones de mujeres para fornicar placenteramente con ellas y solo unas pocas nos traeran problemas.

LAS INTOCABLES

(Parte 1)

La Suegra

Por César du Saint-Simon

I

En éste mundo hay varios millones de mujeres con las que un hombre puede fornicar placenteramente sin problemas de ninguna especie y hay apenas solo un puñado de ellas las cuales hemos dado en llamar "Las Intocables", ya que un polvo, aunque sea solo un sencillo y rápido polvito con una de ellas, tendrá consecuencias que cambiarán nuestras vidas para siempre y, con la certeza de un disparo al suelo, nos va a ir...

Las Intocables (2: La cuñada)

En este mundo hay millones de mujeres para fornicar placenteramente y solo un grupito son las intocables.

LAS INTOCABLES

(Parte 2)

La Cuñada

Por César du Saint-Simon

I

En éste mundo hay varios millones de mujeres con las que un hombre puede fornicar placenteramente sin problemas de ninguna especie y hay apenas solo un puñado de ellas las cuales he dado en llamar "Las Intocables", ya que un polvo, aunque sea solo un sencillo y rápido polvito con una de ellas, tendrá consecuencias que cambiarán nuestras vidas para siempre y, con la certeza de un disparo al suelo, nos va a ir muy...

Lo que el viento devolvió

Era blanca, alta, flaca, plana por delante y plana por detrás, y decía que eso no era para "eso".

Lo que El Viento Devolvió.

Por César du Saint-Simon.

I

Dentro del elevador que venía bajando por los pisos pares del edificio donde yo residía estaba una mujer joven que no llegaba a los treinta, quien, a pesar de tener un aspecto fresco y saludable, era tan blanca que se veía casi transparente. Tan flaca que su nariz era su mayor prominencia, ya que era absolutamente plana por delante y plana por detrás. Tan alta que tenía que bajar la cerviz para pasar por la puerta. Y tan tímida qu...

¿Dónde más quieren olerme?

El fabuloso e incitante mundo de los perfumes y los olores.

¿Dónde Más Quieren Olerme?

Por César du Saint-Simon

Tendríamos que esperar tres horas (hasta las once p.m) para la partida de nuestro vuelo desde Madrid hasta Caracas. Leticia La Grossa, mi jefa, Gerente de Mercadeo de la Corporación Petrolera y esposa de un poderoso Alcalde, una imponente mujerona en los cuarenta y tantos, no había tenido oportunidad en este viaje de negocios de comprarle un recuerdo a su marido. Me ordenó que la acompañase a dar una ronda por las tiendas Libre de Imp...