Mi marido me entrega a su jefe

Mi marido planea una "inocente" cena para entregarme al placer sexual de su jefe.

Esa noche teníamos invitados a cenar. Mi esposo, Juan, un hombre de 39 años que trabajaba en una agencia de publicidad había invitado a su jefe, don Antonio y a su esposa a cenar a su casa. Según me había comentado Juan, don Antonio le había pedido venir a cenar a la casa por un programa de acercamiento entre los empleados y los jefes que se estaba implementando en su oficina. Yo me esmeré en poner la mesa y arreglar la casa para que estuviera lo mejor presentable, y así causar una buena impresión a s...

¿Diferencias?

Un breve cuento sobre las diferencias sentimentales entre hombres y mujeres.

Este cuentecillo no es mío, me lo mandaron por mail, me pareció gracioso y decidí compartirlo con todos ustedes. El contenido está tal cual me lo mandaron, salvo por unos cuantos arreglos de sintaxis y ortografía que le hice para que quedara mejor presentado.

¿DIFERENCIAS? Nunca había entendido porqué las necesidades sexuales de los hombres y las mujeres son tan diferentes entre si. Nunca había entendido todas esas jaladas de que las mujeres son de Venus y los hombres de Marte. Y nunca había e...

La alumna sumisa

Una jovecinta rebelde tiene que ceder a los caprichos sexuales del director de la escuela si no quiere que la expulsen.

Tenía dieciséis años de edad y estudiaba el último curso de la escuela secundaria. Nunca me había distinguido por ser una buena alumna pero tampoco reprobaba, pero lo que le daba a mi mamá muchos dolores de cabeza era la disciplina, era la típica adolescente problema. Por eso no era nada extraño que ese día me dirigiera a la dirección por un mal comportamiento. En cuanto entré, el director, un hombre de unos cincuenta años, cerró la puerta tras de mi y le puso el seguro. Las cortinas se encontraban co...

Viendo como la violaban

Una hermosa chica es violada mientras yo, desde la oscuridad, observo todo.

Ella llegó a la parada del camión. Ya eran las once de la noche y todo estaba oscuro, todo menos la mitad de aquella sucia parada. Yo me encontraba unos metros atrás, escondido por las penumbras de la noche, yo podía verla, pero ella a mi no. Pude ver lo guapa que era, de tez clara y pelo rubio esta alta muchachita, que debería tener unos dieciocho años, era, sin duda, alguna de esas edecanes que abundan en los eventos. Sus nalgas eran hermosas, grandes y bien paraditas, en cambio sus tetas no eran na...

La Poción

Un joven toma que una poción que lo convierte en una máquina sexual, pero pronto descubre que lejos de ser una bendición es una maldición.

Ese día había sido el más increíble de mi vida, acabábamos de ganar el partido de americano, y no cualquier partido, sino la final, y precisamente contra nuestros más acérrimos rivales. Por fin, después de tres años de perder contra ellos, hoy nos coronábamos campeones. El ambiente en las regaderas era de festejo y alegría. Yo, como capitán del equipo, me quedé dando entrevistas para el periódico de la universidad, por lo que no me extrañó que al terminar de bañarme me hubiera quedado solo en los vest...

Mi señor de la azotea (2)

Han pasado casi tres años y la adolescente sigue subiendo cada noche a la azotea de su edificio para encontrarse con su señor, un hombre ya maduro.

Esta historia es la continuación de Mi señor de la Azotea, que está en micorelatos. http://www.todorelatos.com/relato/41278/

Ya he cumplido tres años de estar subiendo cada noche a la azotea para encontrarme con mi señor. Ahora ya tengo quince años y mis tetas han crecido conmigo, al igual que mis caderas. Todo ahora es más grande y apetecible, por lo que desde hace poco más de un año la relación con mi señor es más intensa.

Como siempre, a las nueve de la noche salgo de mi departamento,...

Los violadores del tocador

Tres jovencitos entran al tocador de damas de un centro comercial y ahí se encuentran con que el cazador sale cazado.

Estaba en el centro comercial haciendo algunas compras cuando me dieron ganas de ir al baño. Antes de entrar me observé en el espejo y vi una imagen que me agradó. A mis cuarenta y cinco años aun conservaba casi intacta mi figura de los treintas. Quizás me sobraban unos cuantos kilitos que se albergaban en mi abdomen, pero por lo demás, no envidiaba a ninguna jovencita. Mi cutis se mantenía terso, con las mínimas arrugas indispensables, y las partes del cuerpo que tienden a caerse con la edad, se mant...

Tu primera cita

Una muchachita tiene su primer acercamiento al sexo en un cine.

Acabas de cumplir los trece años, ya no eres la niña que tus padres se empeñan en seguir viendo, pero tampoco eres la mujer que quisieras ser. Tus incipientes salidas con chicos se limitan al centro comercial de moda o al cine, pero siempre en grupo, en compañía de tus amigas y amigos. Pero hoy fue diferente, ya que ninguna de tus amigas podía ir, e irías sola con un chico, claro que eso no lo sabía tu mamá.

Nerviosa te encaminas hacia la zona donde están los cines para encontrarte con Jaime, qu...

Padre, me la jalo mucho

Un joven va a confesarse con un sacerdote sobre su vicio secreto.

Aquella era una cálida tarde de verano. El sol pronto se ocultaría para dejar paso a la luna y las estrellas. Yo iba caminando por la calle cuando me encontré con una Iglesia. En mi interior empezó una lucha entre si debía o no entrar a confesar mi adicción. Después de un rato de indecisión, entré y me dirigí hacia el confesionario, que se encontraba retirado, en un rincón. La Iglesia estaba en penumbras y se encontraba semi desierta. A pesar de la poca luz pude ver una figura dentro del confesionario...

Etapas por las que pasa un autor de TR

De lector a calificador, y luego autor. (Casi) todos los que escibimos en TR hemos pasado por algo similar.

Llegas un día a esta página, harto de otras tantas cuyo contenido, por llamarlo de alguna manera, es deplorable, llenas de textos groseros, en los que las críticas a los relatos más bien parecen pleito personal, por lo lleno de insultos y descalificaciones, llenas de un lenguaje bajo y vulgar. Y no hablemos de los relatos, que son fatales, aventuras de pubertos calenturientos que no logran que te excites en lo más mínimo, y no por falta de acción, sino por la pobre capacidad de expresión que tienen qu...