El Bautismo de la Rubia

Las opciones van aumentando y Luisa no deja de sorprenderme

Nos quedamos adormilados los dos y cuando nos espabilamos ya era tarde para ir a algún sitio.  Comer en casa era la mejor opción y cuando le dije que yo preparaba la comida se ofreció a ayudarme.  Como le dije que no era necesario y ella insistía la puse a hacer limpieza en casa.  Tenerla en pelotas limpiando las lámparas subida a una escalera tenía su punto.  Me tocó tener que ir a supervisarla a menudo y que le metiese mano durante las supervisiones le hacía el trabajo un poco más incómodo, pero no protes...

La rubia del gimnasio me empieza a conocer

La rubia tiene que conocer mi otra cara

Seguía tumbado en la cama cuando volvió Luisa después de ducharse. Dí dos palmadas en el colchón, a mi izquierda, indicándole que se tumbase y la abrace disfrutando del tacto de su piel fresca y ligeramente húmeda.

—     ¿Cómo estás cielo?

—     Estupendamente, hacía tiempo que no estaba así, ¿y tú?

—     Muy bien, me he quedado de lo más relajado, eres un volcán.

—     Uuuuhhhmmm —se acurrucó a mi lado.

—     Mañana me toca descansar en el gimnasio, no nos podremos ver allí. ...

Conociendo a la rubia del gimnasio (Corrección)

Cuando te quedas sin trabajo, hay que aprovechar bien el tiempo libre

(Este no es un nuevo relato, en el publicado el día 15/05, faltaban unos párrafos que se incluyen en esta copia)

Hay que tener amigos hasta en el infierno, aunque mi amigo Fernando no era precisamente el diablo.  Trabajaba en el departamento de personal de mi empresa y al ver la cara que traía cuando pasó a buscarme para el café de media mañana empecé a pensar algo malo. Ya sentados delante de dos tazas de café me lo soltó de golpe.

—     José, te tienes que ir de la empresa.

—     Así por...

Conociendo a la rubia del gimnasio

Cuando te quedas sin trabajo, hay que aprovechar bien el tiempo libre

Hay que tener amigos hasta en el infierno, aunque mi amigo Fernando no era precisamente el diablo.  Trabajaba en el departamento de personal de mi empresa y al ver la cara que traía cuando pasó a buscarme para el café de media mañana empecé a pensar algo malo. Ya sentados delante de dos tazas de café me lo soltó de golpe.

—     José, te tienes que ir de la empresa.

—     Así por las buenas, ¿Porque?

—     Ya sabes que la empresa lleva tiempo intentando aligerar la plantilla, ahora mismo es...