Del odio a la envidia 3
Tercer capítulo del diario.
A medida que leía, me fui metiendo cada vez más dentro de la historia, empecé a imaginarme siendo manoseado por aquel desconocido o masturbándome en la ducha con el agua cayéndome por el cuerpo. Me puse tremendamente caliente y en aquel momento me entraron unas enormes ganas de tocarme. Dejé el diario a un lado, desabroché el pantalón con rapidez y metí la mano por debajo de mis bragas directa a mi clítoris; estaba tan húmeda que mis dedos se mojaron al instante resbalando con facilidad entre mis labios vag...