Del odio a la envidia 3

Tercer capítulo del diario.

A medida que leía, me fui metiendo cada vez más dentro de la historia, empecé a imaginarme siendo manoseado por aquel desconocido o masturbándome en la ducha con el agua cayéndome por el cuerpo. Me puse tremendamente caliente y en aquel momento me entraron unas enormes ganas de tocarme. Dejé el diario a un lado, desabroché el pantalón con rapidez y metí la mano por debajo de mis bragas directa a mi clítoris; estaba tan húmeda que mis dedos se mojaron al instante resbalando con facilidad entre mis labios vag...

Del odio a la envidia 2

Segundo capítulo del diario.

Cuando acabé de leer estaba confusa, si no fuera su propia letra no me lo hubiera creído nunca. Además fue duro conocer la razón por la que se fue de casa aquel día sin dar explicaciones, descubrir que mi padre, al que adoraba y daba la razón, no era más que el típico hombre que sólo pensaba en satisfacer sus instintos más primarios con la primera mujer que se ponía delante. A decir verdad, nuestra asistenta siempre había sido muy cariñosa con nosotros y aunque mi hermano me había dicho que era bastante gua...

Del odio a la envidia

Odiaba a mi madre hasta que un día descubrí su diario y todo cambió.

La relación con mi madre se había roto en el momento que abandonó la casa y se trasladó a un apartamento que teníamos en la ciudad. Aquel día fui aprovechando que no estaba para recoger unos libros que había dejado allí, entonces revolviendo en la estantería descubrí un extraño libro escondido dentro de un gran jarrón. Resultó ser su diario, no pude resistirlo y comencé a leerlo. La fecha era de hace solo cinco días...

Querido diario:

*Me fui de casa hace unos días, desde que encontré a la joven...

La señora alicia

Este verano conocí a una vecina del pueblo que me hizo un hombre nuevo.

Me llamo Jorge y tengo 35 años, hace un par de meses mi mujer falleció en un fatídico accidente de coche dejándome solo con mis dos hijos. Ahora es verano, en esta época solíamos ir todos a pasarlo con sus padres en la sierra, en un pueblo de 10 habitantes. Este año no me sentía con fuerzas de pasar las vacaciones allí pero decidí ir el fin de semana por mis hijos.

El día era soleado, después de comer me fui a dar un paseo por los caminos que se adentraban en el monte. A medida que caminaba empecé a p...