La casa de huéspedes - mulato
Ese cilindro de mármol oscuro fue todo mío en aquella calurosa noche placentera.
Mario destacaba rápidamente en la casa de huéspedes por su don de gentes, manifiesto en su trato agradable y sencillo, que le pintaba a menudo una sonrisa en el rostro, sin que llegara jamás a estallar en carcajada. Siempre estaba dispuesto a escuchar, y ponía una gran atención en lo que se le estaba diciendo. Su mirada no era agresiva sino todo lo contrario. Incluso cuando estaba de malhumor sus ojos no perdían el aire de una mirada suave. Jamás le ví con el ceño fruncido. Su rostro estaba enmarcado...