Zuleika

Zuleika, una sumisa y deliciosa morena en un fin de semana en la playa, donde me entrega todo su cuerpo, incluso su virgen ano...

Zuleika

En una ocasión anterior, narre acerca de mi relación con mi empleada Edith y de cómo conocí a Zuleika, una amiga suya. Todo comenzó un día que Edith me pidió el teléfono para llamar a Zuleika. Le preste el teléfono mientras veía televisión y al rato apareció Edith pasándome el teléfono, diciéndome que Zuleika me quería saludar. Hable con la chica un rato hasta que me dijo que tenía que cerrar, que había llegado la jefa.

Como a las dos semanas después de que despidieron a Edith, un día recibi una llamada de Zuleika preguntándome por su amiga. Al parecer, cuando Edith se fue, no le contó nada a Zuleika y ella se encontraba desconcertada al no saber nada de Edith. Me tome la libertad de echarle todo el cuento a Zuleika de lo que había pasado y le dije que cualquier cosa, yo estaba a la orden. A partir de ese día, me llamaba todos los días para conversar y era mínimo media hora que pasaba hablando con ella. A veces s incluso, se aparecía por la casa, para saludarme y conversar un rato. Me decía que se perdía con la excusa de que iba a la tienda y se daba una vuelta por mi casa.

Zuleika era morena, bajita, algo gordita, se había alisado el cabello y lo tenía corto a la altura del hombro, de tetas medianas, aunque algo caídas y un culo que no podía dejar de admirar cuando la tenía cerca mío. La verdad se veía algo desgastada para tener 19 años, pero me gustaba verla cuando podía y conversar con ella era bastante agradable. Lo que más me atraía acerca de Zuleika, era algo que Edith me había contado un día. Me contó de una ocasión en que visito a una prima suya, acompañada de Zuleika y que conocieron a un grupo de muchachos amigos de la prima y de que como, a la media hora, Zuleika se le había perdido y cuando la fue a buscar, la encontró en la cama de la tía, manoseándose con uno de los muchachos que recién acababa de conocer. Me dijo que por un lado le molestaba que estaba irrespetando la casa de la familia y que por el otro, que como podía estar dispuesta a entregarse a un chico así por así. Por la forma de hablar de Edith, se le notaba molesta de acordarse de eso y de repente me dijo que lo que pasaba era que Zuleika era más sumisa que ella, quien prefería mantener el control de la situación. Después de ese día, cada vez que conversaba con Zuleika la veía con otros ojos y tanteando la situación, fui comprobando que efectivamente, a Zuleika le gustaba que la sometieran.

Un día, hablando por teléfono, Zuleika me dijo que me tenía una mala noticia. Al parecer, la familia para la que trabajaba se iba a mudar a otra barriada y ella se iba con ellos, así que ya no nos íbamos a ver tan seguido. Conversando, de repente me dijo que cuando la invitaba a la playa, que Edith le había contado lo bien que la había pasado por allá y que ella tenia ganas de ir a conocer también. Aprovechando que la temporada de lluvias no había llegado todavía, la invite a ir el fin de semana que venia, pero no solo por un día, sino a quedarnos de sábado a domingo y dormir allá. En un principio se lo pensó y al día siguiente me llamo para decirme que estaba bien. Prepare todo para el fin de semana, como la casa la habían tumbado para reconstruirla, ya tenia la tienda de campaña lista. Compre suficiente comida para picar y una buena carne asada. También tenía suficiente cervezas y licor para pasar un buen rato. Acordamos que la buscaría el sábado temprano, como a eso de las 6 de la mañana para llegar con tiempo allá. Como yo siempre me pasaba los fines de semana o mínimo el domingo en la playa, aprovechando mis vacaciones del trabajo, no era raro que me perdiera por dos días por allá.

Llegado el día, me pare temprano y la fui a buscar. Cuando llegue, tuve que esperar un rato hasta que Zuleika finalmente apareció, en un suéter chocolate, una minifalda de jeans algo vieja y una pañoleta verde amarrada en la cabeza. Cogimos rumbo a la playa y por ser sábado y la hora que era, por suerte el tráfico se desplazaba hacia la ciudad así que llegamos sin contratiempos. Instale solo la tienda de campaña mientras Zuleika bajaba las cosas del carro y la puse al lado de un rancho que teníamos. Busque las llaves del depósito y saque la parrillada y unas sillas para sentarnos, al igual que unas hamacas por si acaso daba sueñito y una mesa para poner las cosas encima. Una vez instalado todo, puse el carbón para preparar la parrillada mientras Zuleika amarraba las hamacas a unas palmas cercanas al rancho. Mientras calentaba la parrillada, nos prepare unos tragos y me senté en una silla que acomode al lado de la hamaca donde Zuleika se había acostado. Nos pusimos a conversar y Zuleika no se parecía en nada a cuando la conocí por primera vez. No mostraba timidez y hablaba hasta por los codos. Después de un rato, me pare a poner una carne para el almuerzo y mientras jugaba al chef, Zuleika me trajo una cerveza, antes de decirme que se iba a cambiar de ropa. Se metió dentro de la tienda de campaña, pero no cerro la puerta y empezó a desnudarse ahí mismo mientras me decía las ganas que tenia de bañarse. Tratando de no ser tan obvio, seguí en mi tarea de vigilar la carne para que no se quemara, a la vez que le echaba un ojo a Zuleika cambiándose de ropa. Por primera vez la vi desnuda, pude notar que tenia los pezones grandes a diferencia de su amiga y que abajo, no se rasuraba. Se puso un vestido de baño entero celeste. Podía ver como Zuleika trataba sin éxito de arreglar el poco de pelos que se le salían hacia los lados por delante del vestido de baño. Finalmente se puso un short y salio de la tienda de campaña. Se notaba que lo había hecho intencionalmente, así que la piropee acerca de su lindo cuerpo y note como se sonrojaba mientras iba camino a la hamaca.

Para el mediodía, la carne estaba lista. Comimos y luego nos fuimos a sentar frente a la playa en la arena, a reposar y matar el rato. Cuando finalmente estábamos listos, Zuleika se iba a meter al agua con el short puesto, así que le pregunte el porque. Me dijo que sentía un poco de pena conmigo, que como no se había rasurado se le salían los vellos. Le dije que no tuviera pena conmigo, que eso era parte de su belleza y que por mi no había ningún problema. Me sonrió y procedió a quitarse el short para salir corriendo hacia las olas. Jugamos un rato y eventualmente quede abrazando a Zuleika por detrás y punteando descaradamente a Zuleika, que no se quedaba atrás y empezó a restregar su culo contra mi paquete, tratando de disimular, pues a pesar de no haber mucha gente en la playa, no queríamos problemas. Nos quedamos toda la tarde en la playa y cuando finalmente salimos nos fuimos agarrados de la mano a la casa. Nos quedamos un rato sentados en la hierba, aprovechando que todavía hacia sol para secarnos un poco. Viendo que ya venia la noche, saque unos chorizos para comer con unas cervecitas, así que los puse en la parrillada y me metí en la tienda de campaña para cambiarme, dejando a Zuleika encargada de vigilarlos por mientras. Devolviéndole el favor, deje la entrada de la tienda abierta y me empecé a cambiar de ropa. Trataba de no mirarla fijamente, pero se notaba que no se perdía nada del espectáculo. Me quede un rato frente a ella, mostrándole mi pene y por la cara que tenía, sabía que esa noche la negra iba a ser mi mujer. Decidí vestirme finalmente y me puse un suéter y un pantalón de ejercicios que tengo para cuando hace frío.

Me entretuve con los chorizos, así que no pude ver mucho de cuando Zuleika se cambio de ropa. Salio con su pañoleta en la cabeza, un suetercito ombligo afuera y la minifalda con la que había ido. Se sentó en una de las sillas y mientras le echaba un ojo a los chorizos, le fui preparando tragos y brindándole cervezas, mientras Zuleika prendía el radio y sintonizaba algo de música. Los chorizos estaban listos, así que los puse en un plato y los lleve donde Zuleika estaba sentada. Me senté en una silla al lado suyo y nos pusimos a comer. Cuando terminamos, nos quedamos conversando mientras seguíamos tomando, controlándole los tragos y la cerveza a Zuleika, siempre 2 para ella y uno para mí. Debían ser como las 10 de la noche cuando le agarre la mano a Zuleika y le pregunte si se estaba divirtiendo. Me sonrió y me dijo que si mientras con su pie rozaba mi pierna. De repente me dijo "papi, sacame el jugo" y abrió las piernas. Me arrodille frente a ella y la acomode listo para chuparle la concha. Me sorprendió un poco que cuando le subí la falda, no llevaba bragas la Zuleika. Me hice camino entre sus vellos y empecé a darle lengua. Zuleika empezó a gemir y a menear la pelvis con cada lenguetazo que le daba y con cada mordisco y chupete que recibía su clítoris mientras la sujetaba firmemente de los muslos. Después de dedicarle un buen rato a simplemente lamerla, me puse de pie y Zuleika me bajo los pantalones y se le salían los ojos viendo mi verga erecta frente a ella. Me la agarro tímidamente y me empezó a pajear, cada vez con mas confianza. Le dije que me la chupara y poco a poco se fue acercando para metérsela en la boca. Empezó a chuparla lentamente y a pasarle la lengua a la punta, pero yo quería más y la agarre por los cabellos firmemente y Zuleika me miro a los ojos con mi verga en su boca. Le dije "Chupala toda" y ahora si empezó a paras sus labios a través de toda mi tranca y a succionar con mas fuerza. Siguió así un rato, hasta que le agarre la cabeza con las dos manos y trataba de metérsela toda en la boca. La sentía atorarse y como trataba de toser mientras mi pene chorreaba su saliva. Despues de un rato de forzarla así, se la saque y la jale hacia la tienda de campaña. Zuleika no presentaba ninguna resistencia y se dejaba hacer, tan sumisa como Edith me había contado.

Nos acostamos y ella instintivamente abrió las piernas. Me pareció tan rico su coño que volví a lamérselo un rato más. Después me acomode entre sus piernas y se la metí de un solo golpe de lo mojada que estaba la negra. Zuleika rodeaba mi cintura con sus piernas y yo la penetraba manteniendo el ritmo mientras le agarraba las tetas y le pellizcaba los pezones. Después la hice ponerse de lado y seguí penetrándola en esa posición, hasta que finalmente la puse en cuatro. Guíe mi pene a la entrada de su peludo coño y le rozaba con la punta. Se la metí con calma y empecé a cogermela despacio mientras la sujetaba de las caderas e iba aumentando el ritmo. En ese momento, no se que me paso, pero empecé a metérsela con unas ganas, que Zuleika gritaba con cada embiste. Estaba a punto de venirme y pude sacársela antes. Zuleika se acomodo para chuparmela, pero no aguante mas y me vine antes de que se la metiera en la boca, chorreándole toda la cara con mi leche. Se limpio unos trazos, pero en general, tenía todavía la cara pringuiada en semen. Nos acostamos en la posición de cuchara y nos quedamos dormidos.

Sin embargo, la posición en la que estábamos me tenia caliente todavía y cuando me recupere, empecé a dedearla por detrás. Al rato, Zuleika estaba gimiendo de nuevo y me susurro lo rico que se sentía. La volteé boca abajo e hice que levantara el culo, para lamerle el coño con más facilidad. Le abría las nalgas y mi lengua retozaba en ese delicioso y peludo coño, cuando de repente, me acorde de Edith y empecé a lamerle el ano a Zuleika. Esperaba una reacción similar a la de la amiga, pero al contrario, Zuleika gemía y me dejaba hacer, así que me dedique exclusivamente a lamerle el culo a la negra. La sentía relajarse y empecé a jugar con un dedo. En ese momento, Zuleika me dijo que con cuidado, que por allí era virgen pero que quería que yo fuera el primero, así que empecé a salivarle el culo hasta que finalmente pude meterle el índice. Zuleika empezó a gemir mientras le metía el dedo una y otra vez. Cuando la vi lo suficientemente dilatada, saque un condón de mi bolsa, me lo puse y le unte un poco de crema en el culo. Coloque la punta de mi pene en su culo y Zuleika se acomodo para darme mayor comodidad y empecé a empujar. Al rato de intentarlo, sentí como cedió y tenia la punta adentro. Zuleika lanzo un leve grito, pero me dijo que siguiera, que estaba bien. Empecé a penetrarla así, suavemente, penetrándola cada vez mas mientras Zuleika me decía que le dolía, hasta que mis vellos hicieron contacto con sus nalgas. Se la deje un rato para que se acostumbrara y empecé a cogermela suavemente, pues cada vez que aumentaba el ritmo, Zuleika me decía que le dolía mucho, así que seguía con calma. Me la seguí cogiendo así hasta que finalmente me vine y se la saque, el condón manchado con pizcas de sangre y de heces. Zuleika se voltio y podía ver lagrimas en sus mejillas, pero me dio las gracias por una cogida tan rica. Ahora si nos acostamos y nos quedamos dormidos hasta el día siguiente, como a las 9 de la mañana. El día siguiente fue normal, solo que paramos en un motel camino a la ciudad para una cogida más.

Mi relación con Zuleika siguió igual aunque no tuvimos oportunidad de compartir la cama otra vez. Cuando se mudo, conversamos un par de veces mas, hasta que perdí el contacto con ella y hasta la fecha, no he sabido nada de ella.