Zorra destroza hogares y cornudo asaltacunas

Una joven se folla a un maduro cornudo.

Hoy, mi familia y yo hemos ido a visitar a una prima lejana de mi madre y a su familia. La familia de la prima lejana de mi madre consta de ella, su marido y sus dos hijos adoptados; por lo tanto sólo comparto sangre con ella, y en muy poca cantidad. La verdad es que esa familia me cae bastante mal, exceptuando al marido, que es maravilloso. Le tengo echado el ojo, y él también me lo tiene echado a mí, por como me habla y por como me mira sé que tiene las mismas ganas de acostarse conmigo que tengo yo de acostarme con él. Sin embargo, con toda la familia alrededor es muy difícil que pueda llegar a pasar algo, así que necesito conseguir que nos quedemos a solas.

Llegamos a su casa y nos saludamos los unos a los otros, yo me quedo la última para poder saludarle a él en condiciones. Me acerco a darle dos besos y aprovecho para susurrarle al oído «tengo que hablar contigo en privado».

Por fin conseguimos quedarnos a solas en la cocina.

-¿Qué querías decirme? —pregunta intrigado.

-Te quería pedir tu número, por si algún día vienes a mi pueblo o yo vengo aquí a tu ciudad, pues nos avisamos y nos vemos un rato, ¿te parece bien?

-Claro, apunta mi teléfono.

-Gracias, por cierto, mejor que esto quede entre nosotros, ¿vale? Que si nos vemos prefiero que sea a solas y sin conocimiento de nadie más.

-De acuerdo, como tú quieras.

Hemos pasado toda la velada echándonos miraditas furtivas y sonriendo, sé que ya le tengo en el bote. Cuando nos despedimos las comisuras de nuestros labios se rozan y él me dice que espera que nos veamos pronto.

Efectivamente así es, no tardo demasiados días en recibir un mensaje suyo diciendo que va a venir a verme.

Una vez quedamos vamos un sitio en el campo que está bastante apartado. Nos sentamos en una mesa de picnic y nos ponemos a hablar, sobretodo habla él y yo le escucho.

-¿Te puedo decir una cosa? —pregunto sonriente.

-Claro, dime.

-Me encanta escucharte hablar, eres muy interesante y tienes mucho que decir.

-Pues muchas gracias.

-Nada, es lo que pienso.

-Pues me alegra que pienses eso.

-¿Sabes qué más pienso?

-¿Qué?

-Que tienes mucho que ofrecer, y creo que tu mujer no sabe apreciarlo...¿Me equivoco?

-En absoluto, tienes toda la razón.

Seguimos hablando y sonriéndonos, mientras, él va acariciando mi pierna y subiendo más y más, yo me estoy poniendo muy cachonda.

Hasta que finalmente le detengo.

-Espera, para.

-¿No te gusta? ¿Te molesta? Perdona, lo siento muchísimo.

-No te preocupes, no es eso, al contrario, me encanta, pero es que me gusta tanto que no puedo pensar. Si quieres hablar hablamos, si prefieres, vamos a tu coche y follamos.

Obviamente, hacemos lo segundo.

Llegamos a tu coche y nos sentamos en la parte de atrás.

-Espera, no sé si esto está bien —me dices repentinamente preocupado.

-¿Por qué?

-No sé, es que estoy casado y no quiero romper mi matrimonio.

-Tu matrimonio hace tiempo que está roto.

-Tú no sabes de lo que hablas.

-Sí, sí lo sé, después de esto yo puedo ser una zorra destroza hogares, pero tú ya eres un cornudo asaltacunas, creo que tú sales peor parado que yo.

-¿Cómo que cornudo? ¿Qué dices?

-Sí, cornudo, tu mujer lleva más de un año manteniendo una relación a tus espaldas.

-¿De verdad?

-Sí, de verdad, así que no te sientas mal. Ella tiene una relación con otro, así que tú puedes follarte a alguien que te dé todo lo que ella no te da.

-Es cierto.

Te lanzas a besarme con pasión, yo te devuelvo el beso y poco después noto que tu pene comienza a crecer. Me froto contra ti mientras te beso, me encantan los frotamientos. Me quitas la camiseta y el sujetador y comienzas a masajear mis pechos. Después, me agacho, te desabrocho el pantalón y saco tu polla semi erecta. Comienzo a chupar con avidez. Mi mamada cada vez es más y más rápida y tú empujas mi cabeza para que sea más profunda. No tardas mucho en correrte, pero me encanta, me encanta que se corran en mi boca y tragarme toda la lefa, además, la tuya está buena.

-Perdona que me haya corrido tan rápido, es que tenía muchas ganas y mucha necesidad.

-No te preocupes, está bien, ya seguiremos otro día.