Zoofilia desde whatsapp
Jugando con el whatsapp, se deja follar por un perro.
Era la primera vez que todas tenían whatsapp, era la primera vez también que todas poseían un móvil, eran jóvenes con un móvil en sus manos, se iban a convertir en peligrosas compañeras de juego unas de otras.
Empezaron a comunicarse entre ellas, diciéndose las bobadas que se dicen por un chat, intercambiando chistes, bromas, haciéndose risas entre ellas, hasta que comenzaron a insultarse, empezaron a caldear el ambiente, crearon un grupo, charlaban de todo, y surgió el tema de los chicos, hablaban de unos, de otros, como eran en privado, sus particularidades, sus “genitales”, el ambiente se empezó a caldear, una se estaba poniendo cachonda de las cosas que se decían y fue esta la que empezó la fiesta, se hizo una foto de si misma, de su pezoncito caliente y erecto, la plantó en el grupo y las demás alucinaron.
Marisa: Uauuu, mira lo que ha puesto Laura, pero ¡¡¡Lauraaa!!! ¿Que estás cachondaaa?
Laura solo lanzaba emoticonos en forma de risas, no sabían que en realidad se estaba pasando los dedos por su clítoris en círculos, por encima de sus bragas mojadas, era ya mucho el tiempo que llevaba cachonda, del tiempo que hacía que estaban hablando de chicos y sus peculiaridades.
De repente les llega a todas otra foto, esta vez una boca, con un plátano y una lengua muy sensual, como si lo lamiera, había sido Erika la que lo había puesto y a continuación un “mmmm”, advirtiendo que le gustaba.
Eso calentó a Nahara, ella sería la siguiente, no lo dudó, se acercó un cepillo de cabello a su vagina sin vello y la puso en la entrada, insinuando lo que pretendía hacer a continuación, lanzó la foto y la mostró en el grupo.
Con cada foto que aparecía en el grupo las admiraciones eran cada vez más bestiales, los retos más fuertes, cada una le decía a la otra una burrada mayor, cada vez las fotos se fueron haciendo más y más excitantes.
Así de esa manera, Marisa empezó a mostrar sus senos, los dos, cada vez más excitantes, se ponía cosas en ellos, miel, nata, que después hacía como que se lamía, todo en fotos, seguían diciéndose cosas, se animaban...
Erika mostraba como le cabía el plátano casi entero en su boca, parecía que lo hacía desde mucho tiempo atrás.
Entretanto, la única que todavía no había puesto más que risas y risas y risas, era Piluca.
Nahara fue la más atrevida de todas, enseñaba su coñito, pero esta vez con la punta del cepillo perdida dentro...
Cada una se estaba cansando de las risas de Piluca, la llamaban cobardica porque todavía no había hecho nada fuerte y ella seguía con sus risas.
Después de un buen puñado de insultos decidió mostrarse, pero no en fotos, era la que tenía más habilidad con el móvil y envió un video.
El video contenía lo siguiente: Piluca aparecía desnuda, tenía a su perro pastor alemán tumbado en el suelo, y con una mano le estaba sacando desenfundando la “salchicha”, a la vez que acercó su cara y le pasó levemente la lengua por la punta.
Las amigas empezaron a poner de todo en el chat, una la llamó guarra pero le pidió que siguiera, que la había puesto frenética, la otra le dijo que estaba dirigiendo el plátano a su clítoris con el que se iba a masturbar y se iba a mostrar por cámara si lo conseguía, la tercera le pidió que, por favor, le enseñara a poner la cámara para mostrar como se autosatisfacía con el cepillo, y Piluca al final se hizo la más guarra, la más líder de las cuatro, les mostró como poner las cámara, pero no desconectó la suya, la habían puesto a mil así que comenzó en serio todo lo que pretendía hacer.
Y continuó por meterse el pene del perro en su boca, su lengua traviesa le lamía la punta, que cada vez estaba más y más hinchada, el perro emitía un lamento de placer de vez en cuando, la boca de Piluca cada vez se llenaba más de carne perruna y las amigas emitían en forma de texto sus gemidos y quejidos de placer, añadiendo lo que hacían cada una, quien se estaba metiendo el plátano lo estaba disfrutando, la del cepillo lo gozaba y quien se acariciaba las tetas, estaba que se salía, pero lo que más estaban disfrutando era de la mamada que estaba haciendo Piluca.
En un momento acercó el móvil a su pubis y a la par acercaba el pubis al morro del perro que seguí acostado, empezó a lamerle sin dificultad, sabrosamente, ella gemía a viva voz, estaba sintiendo un gran placer, su estómago se contraía, debía ser que las lamidas del perro eran muy efectivas y la estaban haciendo alcanzar el orgasmo, ya ninguna echaba cuenta de poner más cosas en el móvil que gemidos y quejidos, todas contemplaban como lo hacía Piluca.
Piluca lo que hacía era estremecerse por la lengua que le estaba dando tanto placer y consiguiendo así su primer orgasmo.
A esa altura el perro tenía todo su pene fuera, erecto, con la base con la que se anuda casi empezando a hincharse.
Ninguna emitía, Piluca era la reina, ninguna mandaba nada, solo disfrute, gemidos, quejidos, orgasmos, alguna había disfrutado también del suyo pero continuaba hacia un segundo.
Ya decidida como estaba Piluca no pensaba terminar ahí, y continuó con su espectáculo, le indicó al perro que se incorporara, ella se puso en posición perruna y le animó a subirse sobre ella.
El resto de amigas la llamaron loca, que era enferma pero ninguna desconectó el móvil, al contrario, que estaba loca pero que continuara.
Eso hizo Piluca, abrió sus piernas, se posicionó de manera que su chochito era mostrado a la cámara del móvil y el perro se incorporó sobre ella, menos mal que en su casa no había nadie en ese momento, tampoco era la primera vez que lo hacía.
Así que el perro, incorporado a las espaldas de su dueña, su placentera dueña, comenzó a menearse para follársela, como había hecho en otras ocasiones, su bola crecía a cada momento, en dos embites, le apuñaló el chocho, la atravesó obligándola a echarse hacia adelante, al final encajó su pene dentro del caliente chocho que le estaban regalando.
Las amigas se corrían una vez y otra, ninguna había follado con ningún tío, aunque se habían desvirgado con sus correspondientes juguetes, estaban locas por sentir un pene caliente dentro de su vagina, y no dejaban de mirar a Piluca, esta vez siendo penetrada por el animal.
Los gritos de placer de Piluca subían de tono, estaba disfrutando, hasta que de repente se quedó en silencio, y el perro se detuvo, le había metido por fin la bola, era la primera vez que eso pasaba, no se lo esperaba, se quedó muda, pero no por mucho tiempo, sentía como le corría por dentro todo el semen con el que le estaba llenando su mascota, no quería que eso terminara, pero no quería quedarse pegada al perro, este, muy diestro, comenzó a pasar la pata para posicionarse cómodamente culo con culo, le había encajado bien la polla, el nudo era perfecto, Piluca gozaba, sus amigas con sus juguetes también, pero Piluca además, estaba siendo llenada de leche perruna.
El resto de amigas habían disfrutado de varios orgasmos con la visión que estaban obteniendo en directo a través del móvil, y Piluca ya no tenía más espacio ni para polla perruna ni para tanta leche, el perro estaba cansado y comenzó a moverse, eso le dolió a Piluca que empezó a gritara, levemente, para que los vecinos no la escuchasen.
El resto del grupo comenzó a interesarse por ella, preguntándole qué sentía, y todas las cosas relacionadas con la follada con un animal, Piluca respondía todos los sentimientos que estaba sintiendo, hasta que en uno de los tirones del perro, le salió el nudo y a continuación el resto de polla, bastante grande por cierto, todas las demás alucinaron.
Una vez finalizada la follada, el perro se fue a un rincón a lamerse, y Piluca apretó de tal manera su chochito que empezó a manar todo el líquido perruno que tenía dentro, gran cantidad, había disfrutado durante todo el tiempo en que había estado siendo llenada, eso dijo al final, y animó a las amigas a repetir con ella la experiencia, alguna disimuladamente dijo que le encantaría.