Zipi y Zape siguen pasándolo bien
Los dos hermanitos siguen pasándolo bien descubriendo el sexo. Continuación de Zipi y Zape han crecido.
ZIPI Y ZAPE SIGUEN PASANDOLO BIEN (continuación Zipi y Zape han crecido)
Hace un tiempo escribí un relato llamado Zipi y Zape han crecido, con la intención de prolongarlo, aunque no he podido hacerlo hasta la fecha. En aquel relato, publicado en esta misma página, narraba como ambos hermanos alcanzaban la adolescencia y todo lo que ello implicaba. Ambos, a sus 16 años, estaban en pleno crecimiento y seguían siendo prácticamente iguales en todos los aspectos físicos. Ambos medían 1,75, pesaban unos 70 kg., tenían unos cuerpos fibrados como resultado del ejercicio, ya que les gustaba mucho hacer deporte y sus cuerpos estaban empezando a estar cubiertos de un creciente vello. La única diferencia es que Zipi continuaba siendo rubio, aunque ya con el pelo algo más oscurecido y Zape moreno, teniendo algo más de vello que su hermano. También os conté como su madre, tras la muerte de su esposo Pantuflo, había casado con un joven arquitecto llamado Luis, cuando los chicos tenían 13 años, un chico atractivo de 25 años que medía 1,80 y pesaba 80 kg., con un cuerpo atlético fruto de un duro trabajo en el gimnasio y una piel y pelo morenos junto a una relativa presencia del vello que le daba una belleza aun mayor. Con su padrastro Zipi y Zape mantenían unas malas relaciones, que cambiaron con el encuentro sexual que tuvieron el día de su cumpleaños.
Pero después de ese encuentro, cuando Luis sorprendió a Zipi y Zape en plena mamada, no había habido más entre los chicos y su padrastro. Igualmente, entre ellos tampoco había surgido nada más, sólo algún pajeo mutuo de forma espontánea y cuando su grado de excitación era supremo. Pero los dos habían decidido que lo de la noche de su cumpleaños no se podía volver a repetir, aunque a veces, cuando estaban en su cuarto a punto de dormir, algo que lo hacían usando solo unos ajustados boxers, el tema volvía a sus conversaciones y desembocaba en esos gustosos pajeos
Zipi-Lo que pasó con Luis no se puede volver a repetir y mama no se debe de enterar
Zape-ya lo se, pero tampoco debemos de volver a mamarnos las vergas tu y yo, no parece que este bien. Lo de la noche de nuestro cumple no debe repetirse. No debemos dar pie a que Juan vuelva a encularnos como hizo esa noche.
Zipi-claro, pero...
Zape-pero, que?, es que a ti te gusto
Zipi-si, algo si, aunque me sigan gustando las tias, me gusto sentir como me mamabas la poya y sentir el nabo de Luis en mi culo. El es un tio que esta bastante bien
Zape-pero eso es de maricas Zipi, yo no lo veo claro
Zipi-pero nosotros no somos maricas, solo nos gustó algo y ya está, por lo menos a mi
Zape-bueno, a mi también me gustó algo
Zipi-algo te tuvo que gustar, porque veo que el rabo se te está empinando cada vez más, se te va a salir del boxer
Zape-eso es verdad, me esta poniendo cachondo hablar de esto y..., verte ahí en boxer me pone también, aunque entre nosotros dos no puede volver a haber lo de aquella noche del cumple
Zipi-si, pero que no nos las mamemos no quiere decir que no nos podamos pajear el uno al otro alguna que otra vez cuando estemos muy calientes. Mira, a mi también se me ha puesto como un palo
Efectivamente, allí estaban los dos hermanos hablando, cada uno en su cama, destapados, y sólo con un boxer puesto, con sus vergas de 16cm en plena erección. Dicho lo anterior, Zipi decidió levantarse y se tumbó el cama de Zape junto a él. Sin que este dijera nada, Zipi empezó a acariciarle su dura verga por encima del boxer
Zape-me gusta lo que haces. Esta bien, nos pajeamos pero nada mas. Además hemos de tener cuidado por si vuelve a sorprendernos Juan
Zipi-no te preocupes, seguro que esta muy entretenido con mama. Venga ahora vamos a pajearnos en silencio, a ver cual se corre antes de los dos
En ese momento Zipi se bajo los boxers y agarró la vergota dura de Zape, haciendo este lo mismo. Ambos, tumbados juntos y con los ojos cerrados, empezaron un suave masajeo de las pollas del otro. Zipi comenzó entonces a aceleró el pajeo que le estaba haciendo a Zape, lanzando este pequeños y acallados gemidos y, en reacción, acelerando el ritmo de la manola que le estaba haciendo a su hermano Zipi. Ambos aceleraron el ritmo cada vez más frenéticamente hasta que, cuatro minutos después de haber comenzado el pajeo mutuo, Zipi empezó a correrse echando sobre su pecho y sobre la mano de Zape cinco trallazos de lefa, al tiempo que hacía más frenetico el movimiento de su mano aplicada al rabo de su hermano. Así, Zape apenas tardó 30 segundos en correrse igualmente, expulsando igualmente una gran cantidad de semen caliente. Los dos hermanos permanecieron callados durante unos minutos, al tiempo que el ritmo de su respiración volvía a la normalidad. Después fueron al baño, se limpiaron y volvieron a acostarse.
Estos actos los repetía de forma ocasional, les gustaba y les hacía felices, pero no pasaban de ahí. Sin embargo, una tremenda desgracia le pilló por sorpresa unos meses después. Su madre y su padrastro habían ido a pasar un fin de semana a la playa en compañía de la hermana mayor de Luis y de del marido de esta. En el viaje de vuelta tuvieron un terrible accidente. El resultado del mismo fue brutal: la madre de Zipi y Zape murió en el acto y la hermana y el cuñado de Juan murieron camino del hospital. Sólo tuvo una tremenda suerte Juan, gracias a que su airbag si funcionó adecuadamente y llevaba colocado el cinturón de seguridad, sufriendo por todo ello sólo unas contusiones leves.
Zipi y Zape quedaron muy afectados. La vida cambió totalmente. Luis, con sólo 29 años, tuvo que afrontar el hecho de tener que hacerse cargo de sus hijastros, con los que debía a partir de ese momento mejorar las relaciones. Pero también se hubo de hacer cargo del hijo de su hermana, Javito, de 14 años de edad.
Cuando Luis salió del hospital, sólo unos días después del accidente, y después de enterrar a sus familiares, cayó en una leve depresión, pese a lo cual se sobrepuso y comenzó a organizar la nueva situación. Para ello, comenzó a hablar más a menudo con Zipi y Zape, que estaban en mal estado
Luis-vamos chicos, hay que seguir adelante, apoyándonos mutuamente. Se que hasta ahora nuestra relación no ha sido buena, pero hay que mejorarla. Vuestra madre lo hubiera querido así. Además, es lo mejor para los tres, estar unidos y tirara para adelante, no hay otra solución. ¿qué me decís?
Zipi-si, ya, lo sabemos, y lo intentaremos
Luis-Además, como sabréis, yo lo sigo pasando muy mal. Sabeis que mi hermana y mi cuñado también murieron
Zape-si, lo sentimos mucho
Luis-ya lo se, gracias. Y también sabéis que dejaron sólo a mi sobrino Javito. Por eso, el mañana vendrá a vivir a casa con nosotros, creo que es mejor para él. Espero que le tratéis como si fuera vuestro hermano
Zipi-vale, no te preocupes
Zape-si, nos parece bien. Le trataremos como si fuera nuestro hermano
Y así, al día siguiente Javito se trasladó a vivir con ellos. Zipi y Zape solo habían hablado con el ocasionalmente y le veían como un chico tímido y algo tontito, como a ellos les gustaba decir. Aunque también era un muchacho bastante bien desarrollado para sus 14, casi 15, años, era de pelo castaño y ojos del mismo color, medía ya 1,70, pesaba unos 65 kg y tenía un cuerpo bien formado dado que al chico le gustaba practicar diversos deportes como el futbol y la natación. Con todo, los dos hermanos sabían que recibir al pobre Javito como uno más de la familia, conscientes de que lo estaba pasando bastante mal y habían de intentar distraerle.
Zipi-qué tal Javito?, nos alegramos muchos de que vengas a vivir con nosotros
Javito-gracias
Javito, además, era poco hablador, por lo que en los primeros días apenas intercambió unas palabras con sus primos que pasaban a ser sus nuevos hermanos. Javito pasó a ocupar un cuarto sólo junto al de Juan, mientras que los hermanos seguirían compartiendo habitación por el momento. Pero Javito seguía afectado por el fallecimiento de sus padres y no quería verse durmiendo sólo. Por eso, casi todas las noches, ya de madrugada, se deslizaba hacia el cuarto de su tío y se metía en su cama para no tener miedo. Zipi y Zape no sabían que Javito hacía esto, porque tampoco querían agobiarle con preguntas y preferían que fuera él el que poco se fuera integrando en la nueva familia.
Un día Zipi y Zape pidieron permiso a Luis para que les dejara salir un poco el sabado por la noche con sus amigos. El padrastro, sorprendiendo a los hermanos, les dio permiso, sólo pidiéndoles que no bebieran mucho y que no llegaran muy tarde. Los dos salieron con sus amigos y fueron de botellón. Pero la verdad es que ni a Zipi ni a Zape les apetecía mucho estar de fiesta esa noche. Así que a la una de la madrugada los dos decidieron regresar a casa porque la verdad es que ambos estaban bastante cansados. Cuando llegaron abrieron la puerta, se quitaron los zapatos y dejaron los pantalones y las camisetas en el cesto de la ropa sucia y sigilosamente se dirigieron a su habitación para no despertar ni a Luis ni a Javito. La casa estaba en silencio, pero entonces empezaron a oir la respiración acelerada y los gemidos de Luis en su cuarto.
Zipi-qué estará haciendo Luis?, seguro que se está foyando a alguna tía por ahí cuando hasta hace nada aun lo hacia con mama
Zape-ya. Vamos a ver que hace?
Los dos se dirigieron sigilosamente hacia el cuarto de Luis y vieron enseguida como la puerta estaba entreabierta y de la habitación salía un escasa luz. Dado que la abertura y la luz eran suficientes para poder ver la cama, los dos hermanos se pusieron en cuclillas, muy pegados entre ellos, para no ser descubiertos y se dispusieron a ver la escena de sexo que estaba protagonizando su padrastro.
Cuando llegaron a contemplar el lecho de Luis su sorpresa fue enorme. Sobre la cama estaba Luis tendido boca arriba, con su cuerpo totalmente a la vista, su 1,80, sus 80 kg, su piel morena recubierta de un sensual vello. Y su polla de 21 cm. estaba prácticamente erecta, siendo masajeada por Luis con sus propias manos. Parecía que Luis se estaba haciendo una monumental paja. Pero no era así...
Luis-vamos Javito, sal del baño que tienes aquí a mi verguita lista para entrar en tu boca, venga, date prisa
Javito-voy tito Luis
Entonces salió del baño Javito completamente desnudo. Dejaba ver un cuerpo bien fibrado, con su 1,70 de altura y sus 65kg, donde los músculos resaltaban por momentos y con el vello castaño concentrado en la zona púbica. En ella asomaba su poyita totalmente erecta, de unos 15cm, lo que no estaba nada mal para su edad. Javito se subió a la cama y se arrodilló frente a la poya de su tío, empezando a lamerle el glande mientras le pajeaba. Luego descendió con su lengua por el tronco de la poderosa y gorda poya de su tío Luis, hasta llegar a sus huevos, los cuales empezó a masajear con una mano. Luego Javito subió otra vez la lengua hasta el glande de Luis y, después de nuevas relamidas, se lo introdujo en una buena parte dentro de su boca.
Luis-ufffffff, que bien Javito, como has aprendido a mamarla en tan poco tiempo tan bien. Eres todo un artista. Ummmmmmmm, no pares. Tu sigue mamandole la poya a tu tito Luis. Aghhhhhhh, Ufffffffff, sigue, así, vas a hacer que te llene la boca con mi rica leche. Que bien lo haces, mejor que ninguna tía, no pares, sigue así sobrinito. Aghhhhhhhhhh,ummmmmmmmm
Los gemidos de Luis fueron en aumento, cada vez más, el ruido era más escandalolos en el cuarto. Zipi y Zape no se podían creer lo que estaban viendo en esos momentos. Su primito Javito le estaba haciendo una monumental comida de poya a su padrastro, y parecía que no era la primera vez y que Javito no era para nada un novato, porque parecía que el placer que estaba recibiendo Luis era enorme, más que cuando lo había hecho con ellos. Así, los dos hermanos seguían la escena sin perderse ni un detalle, los dos en cuclillas en la puerta, el uno muy pegado al otro para poder ver los dos. Hasta tal punto estaban pegados que al mover ligeramente Zape su mano derecha rozó la entrepierna de Zipi vio como el nabo de este se encontraba duro como un palo y al subir la mano tocó directamente su capuyo, que se había salido del boxer. Los dos empezaron a hablar entre susurros
Zape-veo que te esta gustando lo que vemos
Zipi-joder, la verdad es que sí, se me ha puesto el rabo como una vela de tiesa, aunque ya me he visto que te has dado cuenta porque he sentido tu mano sobre mi capuyo. Y tu como la tienes hermanito?
Entonces Zipi agarró con su mano la verga de su hermano Zape y notó como esta estaba aun mas erecta que la suya.
Zipi-vamos a pajearnos mientras vemos el espectáculo
Zape-nos puede pillar Luis
Zipi-y qué?, nosotros le hemos pillado a él con su sobrinito. A lo mejor hasta nos invita a participar. Venga, vamos a pajearnos
Entonces Zipi, que tenía en su mano el nabo tieso de su hermano Zape, se lo sacó del todo del boxer y comenzó a masajearselo poco a poco, tratando de disfrutar los máximo de él. Zape, que ya no podía más, hizo lo mismo, aunque agarrándosela a Zipi con más fuerza y pajeándole con más intensidad. Entonces los dos volvieron a centrar su atención en la cama de Luis. Vieron que la posición había cambiado, ambos estaban haciendo un 69, siendo Javito el que se encontraba sobre Luis. Este, además de pajear la verguita y acariciar los cojoncitos de su sobrino Javito, prefería sobre todo comerle su delicioso culito, que apenas tenía vellos y que, pese a haber sido penetrado otras ocasiones, se volvía a cerrar con gran facilidad. Mientras, Javito seguía devorando el vergón de Luis, que seguía muy erecto a pesar de que ya se había corrido una vez, lo que hacía que en la cara de Javito hubiera restos de la leche de su tito.
Luis-ummmm, aggggh, que bien lo haces cabrón. Para de mamarmela o vas a hacer que me corra otra vez y no voy a poder perforarte tu rico culito. Venga ven a sentarte sobre el nabo de tu tito
Javito-cuando te sentarás tu sobre mi poya tito?. Estoy deseando poder metertela por el culo
Luis-tranquilo Javito, ya llegará. Cuantas veces te has corrido ya?
Javito-dos, una mientras te la comía la primera vez y la otra mientras me comía el culo
Luis-bien, pues preparate que la tercera va a ser en la boca del tito. Te gusta eso?
Javito-a vale si, que bien, gracias
Luis-bueno, déjate de charla y ve apoyando la entrada de tu culito sobre el nabo del tito. Venga, así, lo estas haciendo muy bien
La verga de Luis, pese a tener 21cm y un grosor importante, entró con relativa facilidad en el culo de Javito. Luis agarró a su sobrinito por las caderas con sus dos poderosas manos y empezó a dirigir la penetración a su gusto. Los dos gemían de placer, porque parecía que Javito no estaba dolorido al entrar ese nabo en su culo. Mientras era penetrado, Javito se inclinó sobre su tío y empezó a lamerle su pecho algo velludo, sus pezones erectos y, sobre todo, el semen que ahí había caído fruto de su propia corrida. Esto excitó aun más a Luis que aceleró el ritmo y la fuerza de la penetrada
Luis-ummmmm, aggggggg, me encantas Javitos, que bien, sigue lamiéndome, así, ufffffffff, yaaaaaaaaaaa, ummmmmmmmmm, que tu culito tome toda mi leche. Alimentate de mi leche, ummmmmmmm
Con tres grandes espasmos Luis se corrió en el interior de su sobrinito, el cual se volvió a erguir al sentir la corrida de su tío
Luis-muy bien Javito. Ahora limpiale la poya a tu tio como un niño bueno, venga, vamos, así, ummmmmmmmmm, que bien, comete todo, la quiero bien limpia
Mientras Javito estaba en sus labores de limpieza, Luis le acariciaba con una mano la cabeza dirigiendo su labor, al tiempo que con la otra mano comprobaba el estado de la poya de su sobrino y la masajeaba
Luis-venga sobrinito. Traeme tu poya, que voy a beberme su lechecita
Javito puso la poya frente a la boca de su tío Luis, que seguía tumbado boca arriba y este comenzó a lamerle el glande mientras le pajeaba con fuerza. Luego enguyó de golpe los 15cm de verga de su sobrinito y a la tercera arremetida Javito echó toda su leche en la boca de Luis
Javito-agggggg-ummmmmmm-ahhhhhhh, que bien tio, venga, lamemela toda la leche, que lastima que ya me haya corrido dos veces antes, no me ha salido su ficiente
Luis-suficiente sobrinito, ahora ven aquí, tenemos que descansar
Javito se tumbó sobre tu tío, que apagó la luz, los dos empezaron a besarse tiernamente, mientras Luis abrazaba y acariciaba el cuerpo desnudo de su sobrino. Así se quedarían dormidos los dos.
Zipi y Zape habían presenciado toda la escena extasiados sin parpadear. Incluso en alguna ocasión sus gemidos se oían tanto como los de Luis y Javito. Cuando se hubo apagado la luz Zipi y Zape, en su paja mutua, se corrieron por segunda vez. Los dos salieron de su extasis y se fueron hacia su cuarto rapidamente, con las manos, los muslos y el abdomen llenos de leche
Zipi-joder, no me puedo creer lo que hemos visto, pero me ha gustado. Pero estamos pringados, nos tenemos que lavar un poco
Zape-ya, y seguro que el suelo también lo hemos manchado de lefa. Como Luis lo vea, tenemos que limpiarlo
Zipi-que lo limpie Luis. Yo voy ahora a lavarme al baño
Cuando los dos se habían lavado se acostaron sin hablar más de lo ocurrido. Pero por la cabeza de Zipi no rondaba más que una idea: poder hacer con Javito lo que su tío había hecho esa noche, con Zape o sin él...
Espero que les guste y escríbanme opiniones y sugerencias.