Zapatos especiales
Fueron con la intencion de provocar al dependiente y follaron todos.
ZAPATOS ESPECIALES
Bea y Juan era una pareja de treinteañeros, él 35 y ella 30, siempre les había gustado el morbo y hacía tiempo que solían poner en práctica un juego y éste sábado no iba a ser menos, Bea una bonita mujer morena de aproximadamente metro y sesenta y cinco cms., de ojos negros, labios finos y boca grande, pechos generosos de pezones de aureola pequeña color café, culo mediano con forma de cereza y pubis arregladito iba a ser la principal protagonista del juego mientras que su pareja iba a colaborar en él mismo en principio de forma pasiva y solamente protegiéndola.
Eligieron una zapatería en la que sabían que a última hora solo quedaba un dependiente joven que era el encargado de cerrar y que además una de las zonas donde esperaban los clientes no se veía desde la calle. La mujer eligió una falda de cuadros escoceses en tonos verdes bastante floja, debajo un tanga negro y una blusa blanca sin sujetador. Por encima se colocó un abrigo y salieron a la calle dirigiéndose a la zapatería.
Entraron cuando vieron que ya no quedaba ningún cliente y que casi ya era la hora de cierre, se sentaron y le pidieron al dependiente unas botas altas para ella, el dependiente las trajo, varios modelos y ayudaba a la mujer a probárselas, ella cada vez que se ponía una se movía de tal forma que su tanga y su sexo el dependiente tenía que verlos casi por obligación porque se los ponía en la cara, Bea a cada momento se iba mojando más mientras su marido con la excusa de comprar tabaco salió un momento dejándolos solos, cosa que ella que era muy picara aprovechó para viendo que el dependiente ya tenía un bulto considerable en los pantalones ponerle la bota encima como sin querer pero con toda la intención del mundo y guiñándole el ojo.
El dependiente ya no se aguantó más y fue acariciando los muslos de ella y diciéndola que si su marido no estuviese la iba a enseñar lo que era follar, ella que estaba excitadísima se sorprendió de ver la reacción tan rápida de él y le comentó:
Si quieres cuando venga mi marido te diré a ver si en la zapatería hay aseos que tengo ganas de ir al baño y tu con la excusa de enseñármelo vamos a la trastienda y allí me demuestras que sabes hacer--- le dijo Bea con una cara de vicio increíble.
De acuerdo, además así cierro la puerta y pongo el cartel de cerrado y así no hay prisa pero tu marido sospecharárespondió él.
Tú tranquilo que de mi marido me ocupo yo.
Efectivamente cuando volvió Juan, ella le comentó a Jorge que así se llamaba el dependiente que no aguantaba más, si había servicios y él la acompañó. Según hubieron entrado en la trastienda, el joven no aguantó más y la besó en la boca apasionadamente y la abrió la camisa de par en par dejando libres los pechos de ella mientras sus lenguas se abrazaban en un beso largo y húmedo.
Mientras el marido que se imaginaba lo que estaba sucediendo miraba el reloj dándoles un tiempo para luego pasar y poder ver el espectáculo que estaban montando, Bea le quitaba la camiseta al dependiente y le dejaba el torso desnudo e iba bajando por él hasta los pezones dándole pequeños mordiscos en los mismos y con las manos aprovechar para soltarle el cinturón y poco a poco quitarle los pantalones, fue descendiendo con la lengua por el ombligo y llegar a la goma de los boxers atrapándola con los labios y bajarlos ayudándose de las manos mientras con la lengua le daba un lametón en la polla que ya estaba completamente erecta con una gran dureza, la cogió con una mano observando como tenía una gota cristalina en la punta de la polla cogiendola con la boca y poniéndose de pies compartiéndola con su amante. Luego se volvió a arrodillar introduciendo los huevos del joven en su boca y acariciando con la mano la parte entre los testículos y el ano haciendo pequeños círculos en este último.
El dependiente la hizo tumbar boca arriba en el suelo y completamente desnudo se puso sobre ella mordiéndola en el cuello suavemente con pequeños mordiscos que hacían que Bea se excitase todavía más, luego fue bajando por el escote retirando la blusa del todo mientras ella retiraba la falda, cogió los pechos con la boca dándola pequeños besos y atrapando los pezones con los labios jugaba con ellos estremeciéndose la mujer y arqueando su espalda, la lengua pasaba por la tripa llegando al ombligo y siguiendo su camino hasta el pubis cubierto como estaba por el tanga que de un tirón arrancó cogiendo y oliendo y aspirando los aromas de los fluidos de la mujer que tenía debajo, con la lengua y los labios con pequeños besos y lametones fue llegando al clítoris cogiendolo con la lengua mordisqueándole y con los dedos acariciando los labios vaginales y con todos esos líquidos que ella no paraba de soltar como si tuviera una fuente entre sus piernas fue untando el culo.
Entonces sujetándose sobre los codos mientras la besaba apasionadamente la penetró en su cueva de una estocada certera que sacó de la boca de Bea un prolongado gemido de autentico placer cuando la polla de su joven amante rozaba su clítoris a cada movimiento de mete y saca, esto hacía que ella estuviera como flotando en una nube. Cuando llevaban bastante tiempo en ésta postura ella cogiendo las nalgas de él le dio la vuelta comenzando a cabalgarle como una experta amazona sentada a horcajadas sobre él y con su polla clavada en su coño.
Los dos jadeaban de placer sobre todo ella, en un momento que él abrió los ojos pudo observar como el marido estaba en un lado desnudo y con la polla en la mano acariciándosela, Jorge empuñaba los pechos de la mujer haciéndola botar sobre su polla, antes de que pudiera decir nada sobre la presencia del marido, Bea que había visto su expresión de sorpresa le tranquilizó dándole un dulce y pícaro beso y llamando con un gesto a su marido que se acercó arrodillándose detrás de su mujer y echándola ligeramente hacia delante la puso la lengua entre sus nalgas lamiéndola el agujerito y follandoselo con la lengua mientras se lo acariciaba con la mano, Bea que ya había tenido su primer orgasmo, apretando y relajando sus músculos vaginales intentaba retardar el orgasmo del dependiente sin que su polla perdiera la gran dureza que tenía, su marido cuando la hubo lubricado su ano puso la polla en él mientras ella paraba de botar sobre Jorge y empezó a penetrarla parando a cada trozo que metía hasta que la tuvo toda dentro y entonces se fueron acompasando los dos amantes sobre los agujeros de ella, comenzando con una velocidad muy suave pero con penetraciones profundas.
Bea cada vez jadeaba más, ya casi estaba gritando y tuvo un segundo orgasmo que hizo que temblase y contrajese todos sus músculos aprovechando Juan y Jorge para sacárselas de dentro y poniéndose de pies hacerla que se metiese ambas pollas en la boca, primero las dos juntas pero luego alternativamente comiéndoselas mientras mamaba una masturbaba la otra hasta que ellos se corrieron sobre su cara, ella se limpió la cara y mamandosela de nuevo se las dejó bien limpias.
Se lavaron en los aseos y quedaron en repetir semejante polvo otras veces.
Este relato aunque imaginario va dirigido a una pareja que me escribió, ellos ya saben quienes son. Si queréis escribirme sobre todo mujeres o agregarme al msn hacerlo a la siguiente dirección.