Zapatillas ardientes
La sangre brota en forma original
ZAPATILLAS ARDIENTES
Soy afecto al fetichismo de las zapatilla de danzas los pies femeninos y algo de bdsm y quería realizar una fantasía sobre el tema, así que contrate a dos chicas especialistas en el tema,
Me recibieron en su sala, eran dos jóvenes esbeltas, de cuerpos esculturales, de piernas largas, Luvna una rubia nórdica y Zintia una joven de color dominicana. Ambas vestían diminutas bikinis de cuero y calzaban zapatillas de danzas, Luvna de color negro y Zintia color rojo.
Luvna me dijo; Quieres que realicemos tu fantasía de hacer saltar sangre de tu pene solamente a golpes de zapatilla; es bastante difícil pero no imposible, quiero advertirte que puede ser un procedimiento largo y por ende muy doloroso, Con algún otro elemento de ayuda, como sandalias chatas, algunos fustazos y quizás un poco de látigo bien manejado el resultado se obtiene mas rápido y con menos dolor.
Como yo insistiera en mi postura. Luvna dijo: Perfecto nosotras haremos saltar sangre de tu pene solamente azotándote con nuestras zapatillas; el castigo durara hasta que salte la sangre o hasta que vos pidas clemencia y lo canceles, en cuyo caso pagaras una multa como premio a la fuerza de nuestros brazos. Obedecerás nuestras ordenes, te ataremos y la elección de las zapatillas y modalidad, intensidad y duración del castigo será la que nosotras impongamos y finalmente tu limpiaras con tu lengua todo lo que ensucies; estas de acuerdo? Yo asentí afirmativamente, Luvna sonrió y me ordeno Desnudate y tendete en el piso separando bien las piernas; obedecí rápidamente y sin perdida de tiempo las jóvenes empezaron ea excitarme con sus pies. Zintia se ocupo de mis genitales, los acariciaba con el pie y los apretaba contra el piso, ya estaba bien duro cuando la suela de la zapatilla lo aplasto como a una colilla de cigarrillo. Luvna se encargaba de acariciarme la cara y mis tetillas con las zapatillas, luego ambas se descalzaron y dejaron sus zapatillas sobre mí estomago y pecho; Luvna me dijo: tomalas, tocalas y besalas pues comenzaremos con ellas.
Yo estaba hipnotizado mirando los pies perfectos de las jóvenes; finos, con largos dedos y arcos perfectos; tenían las uñas perfectamente pintadas Luvna de violeta y lucia una pulsera de cadena en su tobillo izquierdo; Zintia de color rojo y tenia un anillo en el dedo mas largo de cada pie, Les rogue que me permitieran besar esos pies maravillosos, y después de comermelos a besos tome en mis manos las zapatillas. Eran zapatillas clásicas de danzas de media punta, de tamaño grande un numero 39 o 40 confeccionadas en suave cuero negro unas y rojo las otras muy flexibles por el usc con suelas muy delgadas y pulidas, Las bese con deleite y recibí la orden de Luvna de parame delante del poste que estaba en el centro de la sala,
Temblando de ansiedad y con una gran excitación me pare delante del poste, Zintia hábilmente me sujeto las muñecas a unas esposas que pendían de la parte superior, luego fijo mis tobillos en los extremos de una barra separadora que estaba fija en la parte inferior del poste; luego coloco una almohada entre mis caderas y el poste para que mis genitales se proyectaran hacia delante y quedaran bien expuestos; finalmente paso una cuerda por mi cintura para fijarme bien al madero, comprobó si la tensión de todo era la adecuada y satisfecha se lo comunico a su compañera.
Tendremos que darle un poco de calor a la zona, dijo Luvna, vos contá los golpes y decí después “quiero mas” y sin mas descargo su zapatilla sobre mi pene comenzando la tarea; los golpes eran espaciados y pronto advertí que eran de dos clases: plenos en donde toda la suela impactaba de lleno y “restallantes” en donde solamente la puntera de cuero tocaba la piel. Los golpes se sucedían, mi excitación aumentaba y el débil escozor que producía el fugaz contacto del cuero con mi piel me resultaba muy placentero; yo llevaba la cuenta lentamente; treinta, quiero más; y de pronto en forma inconsciente dije treinta y uno quiero mas fuerte; treinta y dos quiero más rápido. Las jóvenes rieron y acataron mi solicitud con diligencia; continuaron azotando hasta que termino de salir el ultimo chorrito de semen que broto de mi pene. Zintia me acerco las zapatillas para que las aseara; gustosamente las lamí hasta que quedaron limpias, la tarea me produjo una gran erección.
Luvna tomo dos anillos ajustables de caucho y aseguro fuertemente uno en la base de mi pene y otro alrededor del escroto; Zintia apunto que debían calentar la cara posterior del pene y los testículos pues no habían recibido castigo, tomo un largo cordel, anudo firmemente un extremo al glande y paso el cordel por la cuerda de mi cintura, de forma que el pene quedara levantado y apoyado sobre mi estomago, presentando su cara posterior y los testículos. Luvna aprobó lo realizado y me ordeno que llevara la cuenta de los azotes. Estos fueron muy fuertes, todos golpes de lleno, es decir de suela que pronto me hicieron sentir un gran ardor en la zona visitada; las zapatillas continuaron azotando hasta que mi voz dijo cincuenta, quiero más. Luvna expreso satisfacción pues dijo que los testículos y la parte del pene tenían una coloración rojiza interesante.
Zintia soltó el cordel y el pene quedo erguido en su posición natural conservando el cordel en el glande. Luvna me indico que comenzarían con la tarea que incendiaria mi pene para luego apagarlo con sangre y que no llevara la cuenta pues me preocuparía demasiado; empezaron a castigarme sin piedad con una fuerza y ritmo demencial; las jóvenes descalzas separaban sus piernas y se afirmaban en los talones, revoleaban el brazo y asestaban sus golpes tratando de hacer el mayor daño posible. Yo podía reconocer sin mirar el golpe de cada una; Zintia lo hacia con mas fuerza y Luvna con una precisión asombrosa. Cada azote me producía una insoportable y dolorosísima sensación de quemadura, eran tan seguidas que mi respiración se convirtió en un jadeo mezclado con gruñidos de dolor; pronto sentí a mi miembro como un leño ardiendo. No sé cuantos golpes fueron ni cuanto duro el suplicio, para mí fue eterno, hasta que Luvna lo detuvo; las chicas se encontraban cansadas y sus cuerpos cubiertos de transpiración. Luvna se acerco a evaluar el resultado; el cuadro era impresionante, el pene presentaba un aspecto amorcillado, un tamaño descomunal debido a la inflamación producida por el anillado y los golpes de zapatilla, la piel tirante y brillante parecía a punto de abrirse; las venas se trasparentaban a traves de ella; se observaban varios moretones grandes y algunos puntos negros del tamaño de una lenteja. Luvna lo toco comprobó su dureza y dijo que estaba “maduro” y que la sangre estaba próxima a brotar en cualquier momento.
Lo que ocurre es que el pene esta muy movedizo y gran parte de la fuerza de nuestros golpes se diluye, dijo Zintia, deberíamos inmovilizarlo; me parece buena idea respondió Luvna. Zintia acerco un caballete de madera de altura regulable, acomodo mi pene sobre el madero y amarro el cordel que pendía del glande al extremo del caballete; el pene quedo estirado sobre la madera.y firmemente asegurado. Zintia decidió cambiar sus zapatillas, según dijo eran demasiado flexibles y le quitaban efecto a su golpe; eligió unas idénticas de cuero color rosa con menor uso. Me hizo el ritual de acercarla para que las besara, lo hice y me llego el olor a cuero nuevo; luego la refregó contra mi pene y pude sentir una suela más áspera que las anteriores.
Comenzaron a azotarme con renovada fiereza, recibía los golpes con mucha mas fuerza; el pene al estar recostado firmemente sobre la madera absorbía toda la fuerza de los azotes. El cambio de zapatillas de Zintia pronto se sintió en mi carne, esta aplicaba todos sus golpes de lleno; se situaba frente a mí, retrocedía dos pasos, tomaba envión y hacia una felinesca pirueta revoleando el brazo y descargando su golpe sobre todo el largo de mi pene. Luvna en cambio siempre hacia restallar la puntera de cuero de la zapatilla sobre mi piel, donde aun perduraba el dolor provocado por la suela en su viaje anterior.
Los golpes eran espaciados, yo llevaba la cuenta lentamente; esto hacia que las chicas trabajaran con tranquilidad, sus brazos estuvieran descansados y sus golpes ganaran en fuerza y precisión.
A medida que se acumulaban los azotes el dolor se tornaba insoportable, no podía reponerme de un golpe a otro; por mi cabeza pasaban velozmente alguna de estos pensamientos
-Luvna dijo que era muy difícil hacer saltar sangre con golpes de zapatilla.
-También dijo que era posible y que el pene estaba maduro como para logralo pronto
-Cuantos golpes aguantaría antes de pedir clemencia?
La escena vista desde afuera era: Ventiocho, quiero mas, se oía mi voz trémula; la joven se ubicaba, realizaba su paso de danza y un sordo chasquido resonaba en la sala; mi cuerpo se retorcía en sus ligaduras y un gemido salía de mi garganta, quizá alguna exclamación de las chicas; algunos segundos después se oía mi voz veintinueve, quiero mas, y la secuencia se repetía.
En mi interior era muy diferente; Veintiocho, quiero mas, rápidamente inspiraba reteniendo el aire, apretaba los dientes y los puños. Mi cerebro se iluminaba con un relámpago y resonaba el chasquido, la insoportable quemadura era como una descarga eléctrica, Un quejido me hacia soltar el aire, mi cuerpo se convulsionaba, esperaba en vano la aparición de sangre; automáticamente decía veintinueve quiero más.
El castigo continuaba treinta y cuatro, quiero más; el chasquido, la descarga eléctrica , tengo la sensación de que mi pene se desmenuza pero la sangre no brota, su aspecto es ,impresionante, cerrare los ojos y seguiré hasta cuarenta golpes, treinta y cinco quiero más.
El hilo de mi voz dijo treinta y siete quiero mas, yo sabia que golpearía Luvna pues en el anterior la suela de la zapatilla de Zintia había mordido mi piel. Se oyó el chasquido de la zapatilla de Luvna y casi inmediatamente esta grito SANGRE.; pude ver que la piel del glande se había roto y una gran gota de sangre oscura aparecía en la superficie.
Luvna con gran alegría dijo; Yo sola terminare la faena con un premio especial, me azoto con brutalidad, la zapatilla se alzaba y descendía con la velocidad de un rayo, yo me retorcía y berreaba; fueron chasquidos que recorrieron pacientemente todo el pene. Fueron suficientes menos de veinte golpes para que la piel se rasgara en varios lugares y la sangre que broto cubriera todo mi miembro; de pronro borbotones de blanca esperma asomaron entre el rojo oscuro de la sangre; la zapatilla acompaño hasta el final los movimientos espasmódicos de la eyaculación,
Zintia me libero las muñecas y me alcanzo la zapatilla de Luvna para que la limpiera; la tome en mis manos, la suela estaba humeda; emplee mi lengua a fondo y en rato no quedaban vestigios ni de sangre ni de semen. Fue realmente un placer limpiar ese cuero que instantes antes había desmenuzado mi carne.
Luvna me quito las anillas del pene y del escroto y con una paño embebido en alcohol limpio mis genitales, luego me termino de liberar y me fricciono pene y testículos con una pomada desinflamatoria y cicatrizante; finalmente me dijo; veras el poder regenerativo del pene, en menos de un mes quedara como nuevo, has conseguido lo que querias, zapatillas sangre y semen; puedes volver cuando quieras.
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