Zakura y Tomoyo -los inicios
Tomoyo siempre estuvo enamorada de Zakura desde que eran una niñas, al convertirse en adolescentes "se le hizo" con Zakura aquí la historia de su romance
Mi nombre es Sakura Kinomoto, y la chica que está dormida a mi lado en la cama, es mi novia, Tomoyo… Sí cómo escucharon, mi novia; aún se siente un poco raro decirlo, pero es la verdad. ¿Qué cómo pasó? La verdad no lo sé. En estos momentos, luego de haber pasado por tantas cosas, es tan extraño preguntarse cómo pasó; supongo que… Simplemente pasó.
Ella y yo fuimos amigas desde tercero de primaria, pero no sólo amigas, éramos GRANDES amigas. Ella siempre estaba ahí para lo que necesitara, y también para lo que no necesitara, como hacerme trajes de combate y grabarme con ellos (eso aún me perturba un poco al recordarlo). A pesar de los peligros y de no tener magia con la cual defenderse, siempre estuvo ahí para mí… Con su cámara en mano (enserio, de niña ni me importaba tanto, pero ahora cinco años después el recordarlo me provoca… Bueno, no importa). Personas en mi vida vinieron y se fueron, pero Tomoyo siempre se quedó conmigo, en los buenos y malos momentos. Pasaron los años, y cada vez nos volvimos más y más unidas, pasamos más tiempo juntas, nos fuimos conociendo incluso más de lo que ya nos conocíamos, compartimos muchas cosas, muchas experiencias en la secundaria y luego al entrar a la preparatoria. Y de pronto, puff… Ya éramos una pareja. Sé que suena raro, pero así fue, o así lo recuerdo al menos
Lo más cercano a un novio que había tenido antes de eso fue Syaoran y no fue precisamente una experiencia muy reveladora, sino más bien un romance de la infancia. Era un lindo recuerdo, pero no me preparaba en lo absoluto para tener un novio real, menos una… novia. Las cosas de pareja fueron un poco problemáticas desde el inicio. Los asuntos como salir juntas, platicar, compartir problemas, secretos, ayudarnos mutuamente, hacer nuestras tareas y demás, no eran problema, pues era lo que habíamos hecho desde que nos conocíamos; el problema fueron los… contactos más… físicos. Cuando nos hicimos una pareja, incluso el tomarnos de la mano se convirtió en algo extremadamente penoso para mí, pese a que lo hacíamos a cada momento cuando éramos solo amigas. No era que no quisiera o que me desagradara, era que… No lo sé, simplemente todo era demasiado nuevo para mí y no sabía qué hacer o cómo lidiar con ello; como dije, no tenía nada de experiencia en el tema. Lo de las manos fue fácil de superar, pero eso no había sido nada comparada con la primera gran prueba que se presentó algunas semanas después: el primer beso.
Mi primer beso me lo dio Syaoran, pero de eso hacía ya cuatro o cinco años, y luego de eso no había besado a nadie más. Los días en torno a ese momento fueron los más difíciles, y acepto que no fui una buena novia en esos momentos; me siento un poco mal al recordarlo. Tomoyo siempre buscaba situaciones, momentos, lugares en donde pudiera ser. Siempre se me acercaba, me miraba a los ojos… Yo sabía que ella lo deseaba, y yo también, pero simplemente me fue difícil acceder en un inicio, y sin querer le sacaba la vuelta. Era difícil, yo veía a Tomoyo casi como una hermana en ese entonces, y dar ese beso significaba que dejaría de serlo, para ser algo más, y tal vez eso me asustaba un poco. Me disculpaba y ella decía que estaba bien, me veía y me sonreía con toda esa ternura que siempre radiaba, pero yo sabía muy bien que la lastimaba mucho cada vez que la rechazaba. Hasta que un día pasó.
Cómo dije, no fue mi primer beso, ese lo había tenido cuando era niña, pero… Recuerdo éste más vívidamente que el primero. Fue aquí mismo en mi cuarto, una tarde que estábamos solas en casa, luego de terminar los deberes. Empezamos a ver un programa en la televisión de mi cuarto, sentadas en el suelo una junto a la otra; lo curioso es que recuerdo todo, excepto que programa veíamos. Recargue mi cabeza en su hombro, ella recargó su cabeza en la mía, nos tomamos de la mano con cuidado, y nos quedamos así por largo rato mientras veíamos a la tele. Tomoyo traía puesto un perfume que olía muy rico, olor a fresas o uva, alguna fruta, pero olía muy bien. Siempre se preocupaba por estar bien arreglada cuando estaba conmigo, incluso hasta ahora. En algún momento, no sé por qué, alcé mi mirada hacia ella, y la miré fijamente. Ella también volteó, y nuestros ojos se encontraron. Nos quedamos así por unos segundos, sin decir nada, simplemente mirándonos fijamente. Yo fui quien tomó la iniciativa en esa ocasión. ¿Por qué? No lo sé, simplemente admiré su rostro, su hermoso rostro, sus ojos, su nariz, sus mejillas, sus labios delicados, y simplemente mi cuerpo se inclinó solo hacia ella, y nuestros labios se unieron. Fue un momento tan dulce. Los labios de Tomoyo eran tan diferentes a los de Syaoran. Eran delicados, suaves, dulces, y su respiración era cálida, agradable…
El tan sólo recordarlo me hace sonrojarme, y fue justo como había pensado. Tomoyo dejó en ese momento de ser mi mejor amiga, de ser casi mi hermana, para convertirse en mi novia. Los besos siguieron siendo un poco problemáticos, pero con el tiempo me fui acostumbrando, y los fui disfrutando también. Lo que continuó luego de aquello fueron los momentos más felices de mi extraña relación (en ese entonces sí la consideraba un poco extraña, ahora sólo es un poco singular) hasta entones. No teníamos ningún problema, nos llevábamos muy bien, y no había nada de complicaciones. Pero claro, todo siempre se complica de un día para otro.
Luego de acostumbrarme a tomarla de la mano, y de comenzar a disfrutar el besarla, los siguientes pasos fueron mucho más problemáticos de lo que jamás pensé. Sabía que las parejas hacían más cosas que tomarse de la mano y besarse, cosas más… atrevidas, pero nunca caí en cuenta de que ese también tendría que ser mi caso, hasta el día en que en medio de un beso algo apasionado y profundo que nos estábamos dando detrás de del edificio de la escuela, Tomoyo bajó y llegó a besarme el cuello de la nada... Sin siquiera avisarme. Me quedé petrificada; realmente me tomó por sorpresa. Sentía sus labios rozando de esa forma mi piel, su respiración cálida, y el aroma de su cabello cerca de mi rostro. Se sentía extraño, recuerdo que sentí como mi piel se puso chinita, y un pequeño suspiro surgió de mis labios. No recuerdo si ella se separó o si yo la aparté (me gusta pensar que ella tomó la iniciativa), sólo recuerdo que luego de eso me miró a los ojos, me sonrió mientras me acariciaba la mejilla y me preguntó con ese tono dulce y delicado que casi me hizo derretirme: "¿Te gustó?"
Mi rostro estaba totalmente rojo de seguro, y mi respiración estaba tan agitada que ni siquiera pude hablar; simplemente asentí con mi cabeza diciéndole que "sí" . ¿Dije que sí? ¿Por qué lo hice? Ya a estas alturas no puedo negar que me encantan los besos (e incluso las… bueno ya sabes, lamidas y… ¿cómo se llaman?, ¿chupetones?) en el cuello, pero en esos momentos de seguro estaba un poco asustada. El asunto no pasó a mayores, pero lo volvió a hacer un par de veces luego de eso, y el resultado para mí no fue muy diferente. Y luego, un día indirectamente me dijo que era mi turno de hacerlo. ¿Se preguntan cómo se puede decir algo como eso indirectamente? Bueno, luego de besarnos como siempre, y luego de volver a besarme en el cuello, me miró fijamente a los ojos inclinó su cabeza hacia un lado e hizo su cabello hacia un lado, dejando descubierta la suave y blanca piel de su cuello… Creo que es lo suficientemente directo, ¿no creen? Me quedé hecha estatua un largo rato antes de animarme a hacerlo. Acerqué mi rostro lentamente a su cuello, y pegué mis labios a su piel. El primero fue un beso pequeño y rápido, que revelaba de inmediato la timidez que tenía en mis actos. Aun así, Tomoyo suspiró un poco en mi oído en cuanto se lo di, y su cuerpo tembló ligeramente, pegándose contra el mío.
¿Eso le había gustado? Mientras me acercaba, sentí como su respiración se agitaba un poco. Tal vez era un poco la expectativa. Volví a pegar mis labios a su cuello, e intenté besarla con la misma naturalidad con la que lo haría en su mejilla o en sus labios. Primero uno, luego otro, y luego otro. Luego me comencé a mover hacia arriba, y luego hacia abajo, todo con extrema suavidad. En verdad no sabía ni que estaba haciendo, sólo sabía que quería hacerla sentir bien. La piel de su cuello era blanca como leche, y extremadamente suave y delicada. De nuevo podía percibir su aroma tan dulce, de nuevo a fresa o uva. Después de un tiempo, ese aroma se volvió casi un estimulante para mí. Tomoyo seguía suspirando muy cerca de mi oído mientras la besaba. Sentí como pegaba más nuestros cuerpos, y me abrazaba, empujándome contra ella. ¿Le gustaba lo que hacía? Cuando ella me besaba en el cuello, ¿a mí me gustaba? Era una sensación extraña, no sabría decir si me gustaba o no. Lo que sí puedo decir que ese momento, con el aroma de Tomoyo llenándome, sentir su cuerpo contra el mío de esa forma, sus grandes pechos presionándose contra los míos de tamaño mediano, sentir su aliento y suspiros sobre mi oído, y como su piel se calentaba un poco… Fue… Ustedes saben, wow. Era realmente placentero sentir como ella parecía disfrutar tan gratamente algo que yo le estaba haciendo. Fue entonces cuando comprendí el verdadero significado de ser una pareja, y también cuando vi con mejores ojos los besos en el cuello.
¿Qué fue lo que siguió a los besos de cuello? Creo que los besos de lengua, pero esos no tienen ninguna historia interesante detrás de ellos. De hecho, ni siquiera recuerdo cómo fue la primera vez, sólo recuerdo que fue muy extraño en un inicio. Pero al igual que lo anterior, me acostumbré con el tiempo. Entonces de acercamientos físicos, ya nos tomábamos de la mano, nos besábamos normal y de lengua, nos dábamos besos en el cuello, sumado a todos los acercamientos sentimentales. Yo ya estaba en ese momento totalmente segura que era novia de Tomoyo, y que me encantaba serlo, y que en verdad la amaba, como ella a mí. Sin embargo, inocentemente yo desconocía que todo esto que habíamos vivido hasta ese momento, era sólo la punta del iceberg de nuestra exploración de la vida en pareja… Oh por Kami, de haber sabido lo que seguiría…
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