Zaida: El nacimiento de una sumisa (introducción)

La lucha de una mujer entre su naturaleza y sus instintos ¿Podrá mas la razon y el orgullo o la excitación y la lujuria?

"Ante todo agradecer que dediquéis unos minutos a este relato. Es el primero que escribo y espero que tenga buena acogida e ir añadiendo capítulos, por lo que agradeceré cualquier tipo de comentario, mas aun si son críticas constructivas (El que cree saberlo todo, nada tiene que hacer en este mundo) En principio son relatos ambientados en la dominación, pero incluiré la tónica predominante de cada capítulo en la introducción. Disfrutad de la lectura…. "

Estaba delante del televisor en la discoteca del hotel, pero no veía nada, no oía la música, ni siquiera saboreaba la cerveza que tenia entre las manos. Mi mente volvía una y otra vez al día que terminaba, recordando esos ojos en mí, hacía menos de una hora en la habitación del hotel….

Mi novia Zaida y yo (mi nombre es ángel) estábamos a punto de tomarnos unas bien merecidas vacaciones después de un intenso año laboral. Ella es una avezada agente inmobiliaria, 1´65 de mujer que cuando se enfunda en su traje de falda y chaqueta se convierte en un cazador insaciable que no descansa hasta conseguir su objetivo (os puedo asegurar que han sido muchos los polvos de estreno en salones, cocinas y baños que han tenido lugar gracias a ella). No es el prototipo de modelo: dentro de su poco más de metro y medio se encuentran unas piernas bien torneadas con unos muslos tan generosos como jugosos, unas apetecibles caderas que sin llegar a ser grandes si ofrecen material para agarrar, un culo de infarto en el que un par de manos sabias nunca se cansaría de pasear ni le faltaría sitio para ello y unos pechos normales, pero firmes, con una aureola marcada de un tono marrón, todo ello coronado con unos pezones que parecen querer ir siempre un paso por delante de ella. Y su cara es de las que decimos "no sé, tiene algo…." Porque, siendo lo que todo el mundo conocemos como "normal", posee una mirada que le da ese algo que la hace tan absolutamente irresistible cuando se enfunda su ropa de trabajo. Como antes dije, ojos de cazador.

Estoy locamente enamorado de ella por esa atracción animal que sabe ejercer sobre las personas, esa mirada que puede hacerte sentir que tu sitio está a sus pies cumpliendo cualquier deseo que ella tenga, o bien hacerte sentir el destinatario del mayor de los regalos que se ha entregado nunca a un hombre… Y es esa mirada la que está empezando a hacer que este desubicado en mi hasta ahora perfecto mundo

Como decía, acabábamos de empezar nuestras vacaciones estivales en un hotel de 4 estrellas en la playa. Llegamos justo a la hora de la comida, que realizamos en el restaurante del hotel previo paso por la habitación para dejar el equipaje. Ya en la comida pude sentir algo raro en ella: Mirada perdida, ausente, dubitativa, como si tuviera los pensamientos en otra parte a millones de quilómetros de allí (cuán equivocado estaba, ya que como mas tarde pude comprobar que estaban a una cuarta de su ombligo..) No le di más importancia mientras íbamos a por el bañador para estrenar nuestras vacaciones, atribuyéndolo al cansancio del viaje. Una vez en la playa, decidimos darnos nuestro primer chapuzón, pero su actitud era la misma, esos ojos sin brillo me asustaban más que si en ese momento hubiera aparecido el kraken ante nuestros ojos. Después de tantos años, la conozco lo suficiente como para saber que no vale de nada preguntar, sino que ella es la que decide si hacerme participe de sus pensamientos o no. Así pues, intente traerla de nuevo a este mundo por medio de caricias y toqueteos que camuflaba al resto de bañistas como juegos de agua, ya que aun no conozco a la mujer que no reaccione al tacto bien usado, y en este caso la experiencia previa jugaba a mi favor. Y puedo asegurar que conseguí esa reacción con mis intencionados movimientos, notando como poco a poco esos pezones que parecían esculpidos por el mismísimo miguel ángel pugnaban por romper el bikini clamando libertad, viendo como entreabría la boca buscando oxigeno dejando unos finos hilos de saliva entre ellos y, sobre todo, como movía su culo buscando acomodo entre mi ingle, en la que ya empezaba a aparecer un considerable bulto. Pero aun así, esos ojos seguían vacios, perdidos, llevándome a una impotencia desconocida, la cual aumento de forma exponencial al comprobar su reacción al decirme:

-Estoy hasta las narices, vámonos al hotel!!

Tras lo cual salió del agua, enrollándose la toalla alrededor de su mojado cuerpo, dándose la vuelta para decirme.

-Vamos, que no tengo todo el día, sal de una puta vez y vámonos.

Y echo a andar en dirección al hotel para cubrir los poco más de 200 metros que lo separaba de la playa. Y yo allí parado, en medio del agua como un imbécil, sin creerme a que se debía esa reacción de la persona que creía conocer, pero aun mas incrédulo por lo que acababa de ver ¿Un destello de imperiosidad, ansia, deseo en sus ojos? ¿Qué había ocurrido para que pasaran del mayor de los absentismos a una determinación que sería imposible rechazar? ¿Qué le estaba ocurriendo a mi novia, a Zaida? Habiendo cumplido ya el tiempo de cortesía que se le da a los rezagados, eche a correr en pos de ella, llegando al vestíbulo del hotel justo cuando se cerraban las puertas del ascensor con Zaida dentro. Desconcertado por el curso de los acontecimientos, subí por las escaleras los 4 pisos que me separaban de nuestra habitación, cuando al entrar en el pasillo, pude ver vagamente a Zaida entrando en la misma :¿ me había traicionado mi vista o estaba terminándose de quitar la parte de arriba del bikini? Aun mas desconcertado si cabe, termine de recorrer los metros que me quedaban sudoroso por el esfuerzo realizado, cuando al entrar en la habitación y cerrar la puerta, la totalidad de mis esquemas preconcebidos se derrumbaron. Mi novia y yo siempre habíamos tenido sexo de forma satisfactoria, con la dosis apropiada de imaginación y, una veces lento y amoroso, otras duro y salvaje, dependiendo de las apetencias. Pero la persona que vi allí tras cerrar la puerta, esa mujer que estaba terminándose de sacar la parte inferior del bikini mostrado su bien cuidado sexo, no era mi novia. Como descubrí inmediatamente era una tigresa en busca de una presa:

Se dirigió hacia mí sujetándose fuertemente las tetas como si tuviera miedo de perderlas mientras decía:

- Ahora me las vas a pagar cabrón – mientras me agarraba el paquete que estaba tan estupefacto como yo- te pienso dejar la polla destrozada por lo que has hecho pasar.

¿Cómo? ¿En que momento me había perdido el primer capítulo? Acto seguido, y quitándome el bañador con la delicadeza de 100 bisontes en estampida, agarro mi perplejo pene entre sus manos como queriendo exprimirlo mientras me decía mirándome

-Vaya vaya, no pareces tan valiente ahora que tengo tu pequeñín entre mis manos. Te juro que me las voy a cobrar todas de golpe – dijo antes de meterse mi aun fláccido miembro en la boca, porque hay que decir que, lejos de estar excitado, estaba alucinando con todo lo que estaba ocurriendo. Pero los hombres somos hombres, y no importa lo que tengamos en la cabeza que siempre nos derrotan por el mismo sitio si saben atacar.

Y a fe que Zaida sabia como atacar mi ya morcillona polla que estaba ajena a mis preocupaciones, a la perplejidad de ver a toda una hembra en celo entre mis piernas a la que vagamente reconocía. Os juro que tal era mi estado de shock, que no era consciente de las atenciones que le daba a mi ya independiente polla, pero ya sabéis, ellas piensan por libre. Parecía que era su último propósito, el único fin con el que había sido concebida y se movía como si no tuviera miedo a gastar hasta el último gramo de sus reservas de energía. Al principio pajeaba mi ya despierto miembro mientras se frotaba a un ritmo frenético el clítoris. Este, hinchado en todo su esplendor recibía estas caricias mostrándose aun más insolente que sus erectos pezones, corroborado por los jadeos que emitía al tratar de respirar sin perder el ritmo de la mamada. Con una velocidad endiablada recorría toda la longitud de mi ya erecta polla acompañando el movimiento con la boca, La muy cabrona parecía que la daba la abertura justa para que sus dientes rozaran mi capullo en cada embestida. Dios! Eso estaba más cerca de una tortura que de una felación: sentía las presión de su mano recorriendo el tronco, las venas de mi polla palpitando ante la presión, todo ello junto a su lengua frotándome el frenillo y los dientes "arañando" mi glande en cada empuje. Como suele ocurrir en estos casos, el dolor pronto es sustituido por placer, y yo estaba a punto de claudicar en mi determinación de encontrar una explicación a esta conducta: "qué coño, está poniendo todo lo que tiene en esta mamada así que vamos allá" por lo que pronto mi cara empezó a tomar ese rictus un tanto estúpido que ponemos cuando nos están llevando al orgasmo.

Zaida debió darse cuenta de este cambio y decidió que no tenía derecho a disfrutar de esa forma, así que abandono su encharcado coño para dedicar las dos manos para asegurarse que no podría dejarme al placer al 100% . Con su mano izquierda recorrió toda mi polla hasta dejarme el capullo totalmente al descubierto, cosa que su mano derecha aprovecho para pasarme las uñas por mi glande más que lubricado. Este movimiento me pillo por sorpresa haciéndome sentir espasmos desde los huevos y a partir de toda la espalda, creía que me iba a partir en dos, cada vez que pasaba sus dedos por mi ya morado capullo sentía el cuerpo como se me doblaba por mi zona noble. Me miraba a la cara, jadeando, como si un millón de lenguas se estuvieran peleando por lamerle el coño, con los labios abiertos, la comisura con restos de mi líquido pre-seminal y los pezones tan duros como para picar hielo. Estaba disfrutando la muy cabrona, parecía que sería capaz de tener un orgasmo viendo solamente como me hacia sufrir. Sus manos seguían dándole el mismo tratamiento a mi sufrida polla, dándole mordiscos de vez en cuando. Toda vez que ya me acostumbre a estos movimientos, empezaba a encontrarle la gracia a los espasmos que me daba. Esto se debió de reflejar en mi cara cuando Zaida dijo.

* Y una mierda va a ser tan fácil. Pienso sacarte hasta la última gota de tus jodidos huevos, pero lo vas a sufrir como nunca cabrón.

Hay estaba otra vez la extraña, al borde de un orgasmo sin tan siquiera tocarse y tratándome como la mayor basura del mundo. Cogió mis hinchados huevos, tirando de ellos hacia atrás dejando la piel de mi polla totalmente estirada, mientras que con la otra mano se dedico a masajearme el frenillo. Otra vuelta más, sentía un cosquilleo en todo mi glande mientras tensaba y acariciaba, con unas ganas locas de rascarme, o pajearme o lo que fuera con tal de acabar con este suplicio. La muy zorra me tenia al borde del orgasmo y deliberadamente me retenía ahí, haciéndome sufrir, haciendo que la mirara con ojos de suplica, mientras se relamía triunfante de mi agonía. No sé cuánto tiempo estuve así, mi polla era imposible que pudiera estar más hinchada, sentía como el semen se agolpaba en la base de mi miembro esperando la señal de salida, y si seguía estirando de mis huevos temía que al final llegara a introducírmelos en el culo. No merecía esa tortura, no la merece nadie, pero al final de los 15 minutos más largos de mi vida sentí llegar el orgasmo como un oasis a alguien que está perdido en el desierto. Me recorren calambres por la espalda, cierro los ojos y me pierdo en el delirio de la inminente eyaculación, me preparo para desatar toda la tensión que llevo acumulada, se tensa mi polla, una vez, otra más, la siguiente es la definitiva…… HIJA DE LA GRAN PUTAAA!! Solo podía pensar en eso cuando en el último momento dejo de acariciarme para agarrarme las manos y sujetarlas a mi cadera, mientras tenía el orgasmo en soledad, sin nada que lo acompañara en esos escasos momentos de placer. Tres chorros de semen salieron desfrutando de su nueva libertad impactando en sus pechos, acompañados por espasmos de mi desatendida polla. Sabéis que, si bien tiene su gracia dejar fluir el orgasmo cuando llegas a el de manera lenta, pausada y cariñosa, cuando acumulas tanta tensión lo que te pide el cuerpo es machacártela como un poseso en cada una de las palpitaciones. Así que imaginaros media hora de tortura para tener el orgasmo más frustrante de mi vida. Miles de pensamientos se me agolpaban en mi aturdida mente: frustración, odio, ira, ansiedad…. Pero todas ellas dejaron paso al más absoluto de los desconciertos al ver la mirada de Zaida: La más profunda de las decepcione se mostraban en ellos, no sé lo que esperaba de mi con ese comportamiento tan extraño, pero desde luego no le había dado lo que ella esperaba cuando me dijo:

-No eres la clase de hombre que creía…. Pensaba que tu actitud sería muy distinta- y quitándose los restos de semen que bordeaban sus todavía hinchados pechos con la más absoluta de las indiferencias, se levanto, se dio la vuelta y se dirigió hasta la cama con la misma expresión de quien se queda sin pan porque la señora de delante se ha llevado la última barra. Y yo allí, con cara de estúpido, si explicarme que había pasado, con mi polla tan perpleja como yo colgándome de la manera más ridícula posible esforzándome por ser capaz de juntar dos pensamientos coherentes seguidos

Le di otro trago a mi cerveza mientras seguía divagando en lo ocurrido. Ese comportamiento de mi novia no era normal, esa mirada que tantas veces me había desarmado, pasaba en pocos segundos de la indiferencia a la imposición, pasando por la esperanza y la súplica. Aquella mirada que me había hecho creer firmemente que había encontrado a la mujer de mi vida me tenía ahora en el más absoluto de los desconciertos, estado que aumentó sobremanera con lo que ocurrió a continuación…..

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