Zachary VS El Móvil

Una conversación agradable tras el gimnasio y... otra no tanto.

Antes de nada... Muchas gracias por vuestra paciencia, no he podido estar pendiente del relato por asuntos personales, pero prometo que intentaré acaba la saga. Me encantaría compensaros de alguna manera asi que ya se me ocurrirá algo, espero jeje. Como siempre cualquier critica o comentario de apoyo es bienvenido, me encanta leer que os esta gustando y tambien lo que puedo mejorar. Dicho esto, os dejo con este nuevo fragmento de la historia. Ah, en la anterior tuve un error que no me fije hasta después de postear la historia y es que cuando Zac esta soñando no ve a Juan, si no a Carlos. En cualquier caso, el principio es el trozo corregido de la historia anterior. ¡Espero que la disfruteis tanto como yo escribiendola!

Nos quedamos por un buen rato los dos apoyados en la pared, con una mano en el paquete y la otra apoyada en el asiento del banco casi tocándose. Mirando al frente, perdidos en nuestros pensamientos, mientras que cada uno se daba suaves caricias en su falo por encima de la toalla. Me sentía mucho mejor ahora que había podido contarle todo aquello a alguien, y me alegraba que ese alguien fuera Juan y estaba tan a gusto que simplemente conseguí no pensar en nada. Y fue esa calma la que me llevo a la incertidumbre, ¿Que estaría pensando él? ¿Estaría pensando en lo que le he contado? ¿Le habría hecho recordar a su ex? Su semblante era serio, cargado de misterio pero a la vez relajado y su miembro parecía no querer remitir en su cese por mantenerse erecto.

Volví a mirar al frente, cerrando los ojos, pero entonces vi a Carlos. Como aquella primera vez que estuve arrodillando delante de él, lo veía mirándome desde las alturas con una sonrisa maliciosa y con los ojos vacíos de ningún sentimiento. Su miembro goteaba, una a una iban cayendo las gotas transparentes en mi lengua pero no podía apartarla aunque quería hacerlo, lo deseaba. Me invadió un sentimiento de impotencia, de querer salir de allí, pero mi cuerpo no reaccionaba, mi respiración se agitaba, notaba el corazón a mil. Tenia la boca llena de ese liquido espeso y viscoso, no lo podía tragar ni escupir, solo dejar que se acumulara. Se caía por las comisuras de los labios en dos largos ríos transparentes que desembocaban en mi barbilla, desde allí recorrían mi cuerpo hasta manchar mi pecho. Era caliente, no... Quemaba, me hacia arder la piel por donde pasaba, quería gritar, lo juro, quería que me liberara, pero solo se oía el eco del silencio.

Entonces sentí el roce de una mano que se ponía encima de la mía. Y una voz familiar.

- Zac, zac, Zachary -

- ¡Zacarías! - Finalmente gritó.

Abrí los ojos, lo veía todo borroso. Parpadee varias veces y me encontré con el rostro de Juan. Se le veía preocupado. Yo me noté mojado, estaba lleno de pequeñas perlas de sudor frio.

-Te has quedado dormido chaval -Me anunció más aliviado y con una sonrisa divertida. Ya no se marcaba su erección, sin embargo yo seguía igual y demás me notaba húmedo. - Y parece que te lo estabas pasando bien en el sueño... - Dijo bajando la mirada hasta mi falo. Yo me tapé avergonzado y le conteste.

- Seguro que es tarde – Cambié de tema.

- Sí, sí, mejor nos vestimos y nos vamos, que si entra cualquiera y nos ve así va a pensar lo que no es . - Y se rió mientras se rascaba el pecho peludo. Yo le seguí la risa, porque en realidad, tenia razón.

Zachary VS El Móvil

Por fin nos vestimos con la ropa de calle, aunque Juan optó por ir sin calzoncillos debajo del pantalón. Me preguntó si vivía lejos y se ofreció a llevarme. Yo le dije que no, pero él insistió, así que al final me encontré subiendo en su Land Rover Discovery. Que por supuesto no esperaba otro coche de Juan que no fuese un todo terreno. Parecía bastante nuevo, puede que un capricho que no había podido tener en sus años de casado y que ahora soltero, sin nadie que se lo impida, se lo había comprado. Olía a ambientador de brisa marina y tenia colgado en el retrovisor interior unas setas de Super Mario en vez de los típicos dados rojos. Tuvo que mover del asiento una pila de papeles, que seguramente serian exámenes y los echó al asiento de atrás.

- Pasa, pasa, chaval - Me dijo con una sonrisa-

- Tienes un coche impresionante - Le dije mientras miraba sorprendido el interior del coche- Y además se nota que es nuevo eh- Soltó una risa mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.

- Que yo soy muy limpio, eh - Me contestó bromista, entretanto yo me colocaba también el cinturón.

- Nadie lo duda, nadie lo duda, sobretodo tienes limpia la ropa interior que no llevas – Le respondí con una sonrisa, el solo soltó una risa y se llevo instintivamente una mano a su abultado paquete arrascandolo. Esperé que arrancara el coche, una vez lo puso en marcha, no pude evitar mirarle de reojo. Estaba siendo muy amable conmigo, hasta después de escucharme hablar sobre todo el asunto de Carlos, sin mencionar su nombre claro. Incluso habiéndole dado detalles escabrosos que seguro que luego en casa al recordarlo me iba a morir de vergüenza. Pero para Juan, todo eso no parecía importarle, se estaba comportando, no solo como mi tutor, si no también como un buen amigo y eso es algo que en estos momentos agradecía. ¡Hasta le había confesado que era gay! ¡La primera vez que salgo del armario y es delante de él!.

- ¿Otra vez pensando en el chico ese? - Me preguntó sin dejar de estar pendiente de la carretera. Ya llevábamos unos minutos de recorrido y apenas faltaban unas calles para llegar a mi casa.

- No, no – Me mordí el labio contestándole pudoroso.

- ¿Entonces? -Giró una calle y me miró torciendo el gesto – Nos acabamos de ver desnudos, me has visto el rabo empalmado, te lo he visto yo a ti ¿Y ahora me vienes con vergüenza? - Dijo jocoso.

- No es eso... Estaba pensando en que me alegro de estés en mi vida... Eres... - Y empezó a aparcar delante de mi casa. - Eres un buen amigo y por eso quiero darte las gracias – Le dije casi apunto de ponerme a llorar de la emoción, pero me contuve, no quería que me viera llorando otra vez. Pude ver como en su cara de dibujaba una sonrisa tierna y a lo mejor mis ojos me jugaban una mala pasada, pero me dio la sensación que tenia cierto rubor en sus mejillas, cosa que me pareció muy dulce.

- No tienes nada que agradecer, aunque seas mi alumno, también te considero un buen amigo, anda ven... -Me dijo mientras abría sus brazos y se estiraba hacia mi. Me quede dubitativo por unos instantes y al momento le correspondí el abrazo. Se sentía sincero, noté como me daba unas palmadas en la espalda, mientras yo me refugiaba en sus brazos, apoyando mi nariz en su cuello. Noté el ligero olor de avellana de su gel de ducha junto con su limpio aroma corporal. Apenas duro más de 20 segundos, pero fueron suficientes para reconfortarme. Al separarnos nos quedamos mirándonos a los ojos sin decir nada, hasta que el rompió el silencio momentáneo.

- ¿Mejor? - Yo asentí con la cabeza y le contesté.

Mucho mejor.

-Así me gusta – Y perfiló una sonrisa que coincidió con la mía.

- Hum... -Desvió la mirada hacia su ventana y tamborileo sus dedos en el volante del coche, se le veía dudoso hasta que al final volvió su atención hacia mi que estaba con gestó expectante.

- Este finde he quedado unos amigos para ir a una cabaña que tiene uno de ellos en el lago... - Me empezó a comentar, a lo que yo giré la cabeza curioso- ¿Te vendrías ? Allí entrenamos un poco, nos damos un chapuzón si hace buen tiempo... Creo... Creo que te vendría bien despejarte. - Parecía nervioso y tímido mientras me proponía el plan, se froto la nariz con al mano como si le diera reparo y terminó mirándome con unos ojos tiernos. No quise comentar su actitud, estaba claro que dar el paso de quedar fuera de clase le daba cierto miedo y no creo que estuviera acostumbrado a ir más allá de una relación profesor-alumno con ninguno de sus estudiantes. Pero se había atrevido a dar el paso y no me podía sentir más feliz por ello, a mi también me preocupaba que nuestra situación pudiera perjudicar la amistad. Pero no teníamos culpa de llevarnos bien y no creía que eso fuera a influir con el instituto.

- La verdad es que si. Pues tengo el finde libre, así que por mi genial, avisaré a mis padres. - Le contesté lo más calmado posible para tranquilizarle a lo que el dijo.

- Pero... - Y yo le interrumpí imaginando lo que iba a decir.

- Sí, sí, no les diré que me voy con el profesor de matemáticas, tranquilo. Les diré que voy con unos amigos, que ante todo es lo que eres. - Él asintió despacio, parece que la respuesta le calmó y le hizo sonreír.

- En ese caso, apunta mi numero y hablamos los detalles por mensajes -

Tras la invitación nos despedimos con una apretón de manos y quedamos en hablar por el móvil. No recordaba ya la ultima vez que había estado tan contento de volver al gimnasio. Había podido desahogarme y había estrechado mi relación con Juan.

Estaba ya en la cama cuando me vino el recuerdo del sueño que había tenido en los vestuarios, pensando en la impotencia que sentí y que sin embargo disfruté del momento. Vibró el móvil y me sacó de ese desagradable pensamiento, lo cogí de la mesita de noche adivinando que sería Juan y vi que no era así.

C: Esta mañana estabas muy raro. ¿Te pasa algo?

No sabia que decirle, realmente era la ultima persona con la que me apetecía hablar en ese momento pero a la vez se me dibujo una sonrisa boba en la cara. Así que decidí mentirle.

Z: No me pasa nada, estoy bien, solo me dolía la barriga

C: No me tomes por tonto, desde que te dije que tengo novia estas más soso.

Z: Te digo que estoy bien, no me pasa nada

Le insistí, parece que se empezaba a oler algo, imagino que mi actitud por la mañana no había sido nada discreta.

C: Mira, no sé que coño te pasa conmigo, pero ahora mismo estoy muy cachondo.

Y tras decir eso, me envió una foto de su miembro erecto el cual mostraba un glande amoratado y brillante por su propio precum. Aquel falo moreno y peludo que me lo conocía ya bastante bien. La foto, por el angulo de la misma, parecía tomada mientras el estaba tumbado en el sofá con los vaqueros y los calzoncillos bajados. Tuve una erección instantánea, pero me cabreó que me enviara la foto. No quería ser borde con él, pero no estaba de humor para aguantar esa actitud.

C: ¿Ya no te gusta, mamoncete?

Z: No es eso, es que estoy con sueño ya.

C: ¿No me dijiste que querías quedar fuera de clase? “Emoticono del mono tapándose la boca”

C: Venga, quedamos ahora y te dejo que me comas bien el rabo, seguro que te quita el sueño.

Eran ya más de las diez de la noche, yo estaba en la planta de arriba, en mi habitación con el móvil en la mano, mirándolo sin mirar, con la cabeza en mis pensamientos. Estaba pidiéndome quedar, pero no podía quedar con él ahora mismo, mis padres estaban abajo viendo la televisión y un lunes no me dejarían salir tan tarde. Apagué la pantalla del móvil y lo dejé en la mesita sin saber que responder. Me lleve las manos a la cabeza echándome el pelo hacia atrás, mirando al techo. Volví a sentir el móvil vibrar. Lo cogí con miedo y leí la notificación, eran otros mensajes de Carlos.

C: Te has quedado mudo y eso que no tienes mi polla en tu boca jajaja

C: Oye, perdoname si te ofendido con mi forma de hablar, pensaba que te ponía cachondo. “Emoticono de cara con una lagrima”

Ese ultimo mensaje me sorprendió, lo tuve que leer dos veces para créeme que Carlos me había escrito algo así. La verdad es que me encontraba en shock, si el mismo leyera lo que me ha estado diciendo todos estos días y como me esta hablando ahora, diría que el que esta actuando raro es él.

Z: Hey, no te preocupes, me ha gustado la foto, ahora te haré un homenaje antes de dormir. "Carita de cara sonriente"

Z: Lo que pasa que estoy cansado, así que me iré ya a dormir, mañana hablamos, guapo.

Le terminé por escribir aquello para viese que yo no estaba actuando raro, aunque la verdad es que me doliese que me tratara así y solo me buscará cuando quería sexo.

C: Vale, Zacky, yo me haré una paja también y a dormir. Buenas noches.

¿Zacky? Enarqué una ceja al leer aquella manera de llamarle tan cursi y finalmente apagué la pantalla del móvil. Me quedé con una sensación extraña, tenia el pulso acelerado y ardor en el estomago. Estaba pensando en que habría pasado si hubiera podido quedar. Estando con Carlos a solas en su casa a lo mejor él daría un paso más allá, no había manera de que pudiera saberlo, no esa noche al menos. Sacudí la cabeza para borrar esos pensamientos egoístas, ni si quiera me había parado a pensar en aquella mujer que estaba con él. Ella que no sabia nada de lo que el hacia. Esa inocente que se creía que su novio le estaba siendo fiel. Solté un suspiro y cerré los ojos.