Zachary VS El Examen
(Sexo explícito) Zac aprenderá la lección.
Ya había empezado el otoño y aun así hacia un calor abrumador. Era molesto pues algunas clases se convertían en hornos. Pero en el exterior se estaba bien que es donde me encontraba, caminando a paso ligero para llegar a tiempo a clase ya que iba tarde.
Encontré la clase que me tocaba por fin y abrí la puerta pidiendo perdón. Por un momento el mundo se detuvo, vi las mesas de mis compañeros separadas individualmente y todos con un papel en la mesa. Había examen de química y me acababa de enterar.
Por la cara que puse, imagino que el profesor , que estaba sentado en su mesa, se dio cuenta. Este profesor, Carlos, era de los más jóvenes, teniendo unos 28 años. Llevaba el pelo corto despeinado y una barba de bastantes días que le daba un aspecto descuidado pero varonil. Sus ojos eran de un color miel y la verdad es que eran bonitos, aunque muchos de los días, sobretodo los lunes, tenían ojeras. Su voz era grave y masculina, no le había visto fumar, pero imaginaba que algo fumaba. Era de constitución ni muy gordo ni muy delgado, se mantenía en esa estrecha linea a lo que algunos llaman normal. Vestía una sudadera con la cremallera abierta y debajo una camiseta que por el cuello de la misma se dejaban ver unos cuantos pelos de su pecho. Tenia las mangas remangadas mostrando unos brazos con abundante vello que disminuía en las manos. Su actitud hasta entonces había sido desganada como si le pesara estar dando clases allí. No le culpo, no eramos los mejores alumnos precisamente.
- Pasa Zac, pasa - Soltó con ese tono escéptico de no creerse mis excusas o de estar cansado y con resaca, seguramente lo segundo. A lo que yo pasé sentándome en la primera fila que es donde había hueco.
Este se acercó a mi con el examen en la mano y se puso de pie detrás de mi mientras dejaba la hoja en la mesa. Me puso una mano en el hombro y dijo:
- Lee las preguntas y si no entiendes alguna me lo dices ¿Vale? -Y me dio unas palmaditas en el hombro volviendo a dejar la mano allí mientras yo empezaba a leer.
Reconozco que casi todas las preguntas me sonaban por encima de algo, porque ir a clase si que iba, pero cuando estaba empezando por la primera, noté el calor que desprendía el profesor que estaba detrás de mi y que inclinado hacia delante sentía parte de su pecho pegado a mi espalda. Hasta entonces no le había dado importancia al profesor, reconozco que me parecía atractivo, pero no me fijaba apenas en él. Fue entonces cuando sentí su olor que me rodeaba, no lo había tenido antes tan cerca y ese olor a hombre que desprendía me estaba empezando a nublar los sentidos. No era un olor fuerte ni mucho menos, era un olor ligero que en la perfecta medida estaba haciendo estragos en mi cabeza, haciendo que me ruborizara y empezara a tener una erección.
Tragué saliva y lo miré de reojo. Sentía su respiración calmada y sus ojos se concentraban en la hoja, como mirando el mismo que todo estuviera correcto. Yo sin embargo hacia tiempo que había dejado de leer.
- ¿Alguna duda, Zac? - Me dijo cuando el mismo terminó de leer sacándome de mis pensamientos.
- N-No... - Le dije nervioso, con un evidente enrojecimiento en la cara.
- Bien, si necesitas hojas en blanco me lo dices o las coges tu mismo ¿Vale? - Me dijo con un tono de satisfacción a la vez que me volvía a acariciar el hombro para darme ánimos.
Yo solo asentí y lo seguí con la mirada hasta que se sentó en su mesa y comenzaba a leer unos papeles que tenía encima.
Era obvio que iba a suspender, así que tampoco le presenté demasiada atención al papel, lo que me dejo tiempo de seguir disfrutando de ese olor que había dejado allí y que poco a poco se iba desvaneciendo.
Me fije en él de nuevo, seguía leyendo los papeles con una mano apoyada en la cabeza. Desde mi perspectiva me di cuenta podía ver sus piernas por debajo del escritorio, ya que este solo tenia una placa de madera por delante y desde los lados se veía como estaba sentado con las piernas separadas. Fue entonces cuando hizo el gesto que terminó de hacer crecer mi erección. Llevo su mano libre a su entrepierna y se la tocó por encima del pantalón, supongo que para rascarse. Volví a tragar saliva sin poder despegar mis ojos de aquel bulto, que me estaba hipnotizando y me hacia morir de ganas por saber que ocultaba. Y en eso estaba cuando le oí aclararse la garganta lo que hizo que enseguida apartara la mirada de allí para darme cuenta que el estaba mirando a la clase, aunque debo decir que me dio la sensación de que solo me miraba a mi. Para disimular hice como que seguía haciendo el examen repasando por encima lo que ya había escrito. Pero en seguida volví a mirarle y Carlos seguía leyendo los papeles que tenia encima de la mesa a lo que aproveche para observar de nuevo el objeto de mis deseos. No pasó mucho tiempo cuando el volvía a la carga con su mano, pero esta vez, lo que yo creía que solo iba a ser otra rascada por encima del pantalón, fue algo más, dio un paso más allá y metió la mano por debajo del pantalón y seguramente de su ropa interior, rascándose con ahínco. Me quede anonadado ante aquella visión, pero lo que por poco me hace caer de la silla fue ver como tras sacar su mano del pantalón la llevo directa a su nariz, oliéndola. El olor a sus testículos sudados en aquella clase que era un horno y otros olores que desprendía su miembro que por seguro le recordaban lo macho y viril que era. Su cara al olfatearlo era la expresión pura del placer con aquellos ojos entrecerrados.
Debí de ser muy evidente, pues cuando abrió los ojos todavía le estaba mirando y él que se dio cuenta me dedicó una sonrisa picara. Apartando la mano de su cara hizo un movimiento con la barbilla hacia mi como preguntándome “¿Que pasa?” pero sin borrar aquella sonrisa. Yo en mi infinita vergüenza solo supe que taparme la boca para disimular una sonrisa nerviosa y agachar la cabeza. Carlos ante mi actitud negó para si mismo varias veces, a la vez que se estiraba hacia atrás colocando sus manos tras la nuca, abría más las piernas y me guiñaba un ojo. Por mi parte, estaba seguro que estaba de broma, como otros compañeros de clase, entre chicos muchas veces nos hacíamos ese tipo de bromas sexuales, cosa que a mi me dejaba estupefacto, pero que por lo visto era lo común. Ante la suya, me quede mirándolo un rato a la cara y es obvió que miré su entrepierna por un momento, pero en seguida negué varias veces para mi mismo como él mientras soltaba aire riéndome en silencio y esbozando una sonrisa tímida. Él siguió en esa pose en silencio, pero yo volví a centrarme en el examen, aunque se notaba a la legua que fingía escribir.
Pasaron los minutos y los compañeros iban entregando los exámenes,Carlos, en un rápido vistazo, los corregía y les iba dando la nota, lo que hacia que me diera vergüenza entregárselo así que fui esperando y esperando a que llegara la hora.
Se escuchó la sirena y me quedé quieto viendo como los últimos rezagados iban haciendo cola para entregar el examen, yo me levanté y me quedé el ultimo de la fila. Cuando al fin era mi turno lo único que hice fue dejar mi examen y darme la vuelta.
- Espera Zac – Dijo cogiéndome del antebrazo para que mi diera la vuelta.
- ¿S-Si...? - Le dije escueto, que aunque estaba más calmado, me empezaba a poner nervioso por lo que me iba a decir del examen.
- Te lo voy a corregir como a todos antes de irte ¿No? ¿Tan mal te trato que ya te quieres ir? - Me dijo con una sonrisa socarrona.
- Me ha ido muy mal... -Le termine confesando con la voz temblorosa.
- Hey, hey, calmate, que solo es un examen, dejame ver - Se estuvo un rato mirando el examen de arriba abajo, en realidad no había mucho que leer así que enseguida se giró hacia mi.
- A ver, se nota que no has estudiado – Me soltó con un tono serio –
- Ya... - Le dije sin saber que decir, muriéndome de vergüenza.
- Aunque hay cosas que están bien, no sé, ¿Acaso te estaba distrayendo algo durante el examen? - Pum, lo dejó caer sin ningún tipo de vaselina esbozando esa sonrisa picara de antes.
- N-No, bueno... Yo... -
Y sin dejar de mirarme puso su mano encima de su entrepierna y la empezó a acariciar
- ¿Estás seguro... ? - No podía decir nada que la expresión de mi cara y el bulto que empezaba a crecer en mi pantalón no estuvieran gritando ya.
- En ese caso... - Se levantó de la silla y fue hacia la puerta cerrándola con llave. Se giró hacia mi, que seguía al lado de la mesa del profesor como un pelele, y fue de nuevo hasta mi.
- Así que tienes curiosidad por saber a que olía mi mano eh – Dejo caer en un tono de vacile.
Era obvio que no sabia que decir, nunca había estado con un hombre y aquella situación me superaba por momentos - Bueno... - Logré decir.
- Zachary -Dijo en un tono más serio mientras metía su mano por debajo del pantalón- No vamos a hacer nada que tu no quieras - Acercándose a mi se sacó la mano del pantalón diciéndome cerca del oído bajando la voz - ¿Vale? -Y me tapó la nariz con su mano, dando pequeños círculos, dejándome oler. Un olor que me penetraba, era su esencia allí concentrada en su mano, olor a huevos, sudor, esperma, un olor a testosterona pura que ahora podía disfrutar tanto como él lo había hecho antes.
Mis mejillas se tornaron rojas, mis ojos se cerraron y no pude evitar soltar un gemido de placer.
- ¿Te gusta...? - Soltó de nuevo en voz tenue y tímida a mi oído, aunque no esperó respuesta para hacer su siguiente movimiento. Restregó solo su dedo pulgar por mi nariz, tenía un olor más intenso, lo había metido por debajo del prepucio, recogiendo el potingue que allí se concentraba. No era desagradable, pero si intenso y parecía estar mojado de liquido preseminal pues me mojó un poco la punta de la nariz sin quererlo.
Abrí los ojos buscando los suyos, esa mirada picara que se notaba disfrutando del momento, de hacerme experimentar todas esas sensaciones nuevas con él. Fue bajando el dedo hasta mi boca y yo entendí sin decir una palabra lo que quería, y así lo hice, abrí mi boca a lo que el aprovecho para meter su dedo pulgar, pasándolo por mi lengua. La rica oportunidad de poder saborear aquello, un sabor agridulce que no podía comparar con nada.
Apartó el dedo y acerco su boca a la mía, primero con un beso tímido, secundado por un beso más largo y apasionado. Era la primera vez que me besaba con un hombre así que intentaba seguir su ritmo y cuando me pidió con su lengua espacio para entrar en mi boca se lo permití, moviendo la mía la vez, convirtiéndolo en una pequeña pelea donde la saliva de uno y de otro se entremezclaba. Se separó de mi dejándome los labios húmedos y continuó besándome esta vez el cuello, primero dando un suave mordisco que me hizo estremecer, para luego seguir con un aluvión de pequeños besos. Se tuvo que deshacer de mi camiseta de manga corta, para seguir bajando por mi pecho, buscando mis pezones. Para estar mas cómodos me cogió de la cadera y me llevo hasta su escritorio subiéndome en él. Allí tenia la altura perfecta para poder morder, lamer, besar mis tetillas, dándome un placer que me daba escalofríos y me hacia soltar leves suspiros mientras le acariciaba la cabeza apretándolo contra mi.
Me volvió a besar los labios y entre mis piernas dijo – Mira como me tienes cabroncete. - Y su mirada fue a parar a ese paquete que había sido el culpable de todo y que ahora parecía haber pasado aun segundo plano, pero que pronto iba a ser el protagonista de la obra. Me bajé del escritorio acariciándole por debajo de la camiseta, sintiendo sus pelos entre mis dedos, esa mata de vello que apretaba con suavidad y que me encantaba. Su respuesta a ello fue quitarse tanto la sudadera como la camiseta, dejando al descubierto su torso. El cual lo tenia recubierto de pelo que se concentraba sobretodo en la parte del medio y bajaba en un hilo condensado que, acompañado de otros pelos alrededor, se terminaba perdiendo en sus vaqueros. Ese gesto también avivó su olor corporal de hombre, que ahora que no estaba cubierto por las telas, era mas evidente y embriagador. Sin poder evitarlo me abracé a su torso, inspirando y disfrutando de aquel momento, mientras el aprovechó para colocar sus manos en mis nalgas y apretarlas con disimulo. Nos volvimos a besar, y mientras lo hacíamos el cogió mi mano y la colocó encima de su bulto a lo que yo apreté sintiendo su dureza, cuando nos separamos del beso con su mano en el hombro me apretó sin obligarme.
Me encontraba de rodillas delante de Carlos, desde esa perspectiva le miré, lo veía poderoso, como un Dios que esta apunto de obrar un milagro, me sentía que no podía estar en otro lugar en el mundo ahora mismo y que debía hacerlo feliz. Con los nervios se me resistió el botón del pantalón más de lo que hubiera deseado provocando una risa.
- No estés nervioso – Me dijo acariciándome con el pulgar la mejilla, yo solo asentí y me concentre en liberar su miembro de aquella prisión de tela.
Después del botón bajé la bragueta que hizo el ruido característico y pude ver sus calzoncillos blancos de algodón que alguna vez fueron blancos. No estaban sucios, pero no eran los más nuevos que tenía. Dudo que Carlos tuviera planeado acabar así con un alumno hoy.
Le acaricie con la mano por encima del calzoncillo, subiendo y bajando, apretando, lo que le provocaba suspiros de placer – No sabes lo cachondo que me tienes ahora mismo... - Me dijo con esa mirada lujuriosa desde las alturas. Y colocando una mano detrás de mi cabeza me invitó a acercar mi boca. Inspiré el aroma, mordí sin fuerza su miembro y con la lengua lo recorrí por encima de aquella vieja prenda de ropa. Sin que el me lo dijera y tomando la iniciativa se los bajé haciendo que su falo diera un respingo. Una bofetada de ese perfume masculino que tanto juego había dado inundó mis fosas nasales, me dio hambre, gula por devorar aquel miembro viril que tenía delante todo para mi.
Tenía la piel de un tono moreno en comparación con el resto de su cuerpo y el prepucio medio bajado dejando solo ver una parte de su amoratado glande. Coronado por una espesa mata de pelos que se ensortijaban entre ellos y acompañado por un par de grandes testículos peludos y colgantes debido al calor. Era el primer pene que veía en persona aparte del mío y me pareció lo más hermoso y fascinante que había visto en mi vida. No tarde en regalarle una acaricia húmeda con mi lengua, que recorrió desde la base hasta la punta de su glande encontrándome unas gotas de precum. Carlos solo había dejado su mano detrás de mi cabeza, acompañando mis movimientos, pero sin forzarme a nada. Coloqué mi mano en la base y bajé poco a poco la piel, haciendo que soltara un leve quejido , pero que compensé besando la punta de su falo. El primer contacto me supo a gloría, un toque agrió y salado. En seguida me apresuré a pasar mi lengua por el resto del glande sin llegar a meterla dentro de la boca, solo lo lamía como si de un helado se tratara. De vez en cuando mantenía mi mirada en su cara, buscando sus reacciones y por la expresión que tenía, se notaba que estaba disfrutando como el que más.
No sabía si ni siquiera me cabría el glande y mucho menos su miembro entero en mi boca, pues me parecía enorme, pero lo intenté, abrí mi boca lo mas que pude y empece a meterme la cabeza caliente poco a poco sin dejar de mirarle. El soltó un gemido de placer y me apretó el pelo sin hacerme daño a lo que yo respondí tragando más de aquel falo palpitante. Llegué a lo que pude y rodeé mis labios al rededor del tronco empezando con el vaivén. Metía y sacaba con un ritmo lento, pero que tenía a Carlos disfrutando.
- Lo haces muy bien... hmmf... ¿No quieres un poco más eh? - Y dicho esto con la mano me empezaba acompañar a meterme más en la boca – Venga así, que se que te cabe más... -Decía entre gemidos volviéndose cada vez más dominante en la mamada que estaba recibiendo, hasta tal punto que movía las caderas.
- Oh si, uf, no veas que bien lo hace el chaval - Y seguía dándome cada vez más caña haciendo que hubiera un momento que empezaba a sentir que me ahogaba y tuve que poner las manos en la cadera para que parara.
- Lo siento, lo siento -Dijo sacándola de mi boca, dejando un hilo de saliva y otros fluidos entre mi boca y su rabo. Aproveche para coger aire antes de contestar.
- No, no, no pasa nada, me gusta que lleves el ritmo – La verdad es que me encantaba , pero eso si, si paraba como había hecho.
- ¿Quieres más entonces... ? -Lo soltó en un tono de malicia a la vez que cogiéndose el falo me daba en la mejilla y en la lengua. Yo solo tuve que asentir para que con la otra mano y con movimiento suyo de cadera tuviera su miembro otra vez perforando mi garganta.
Llevábamos un buen ritmo, yo me había sacado mi miembro y empezaba a masturbarme poco a poco, porque sino sabia que iba a correr en seguida. La clase tenía los cristales empañados, el calor era abrumador y se podía reflejar en nuestros cuerpos, como Carlos, en su torso, piernas, brazos tenía el vello apelmazado y en las zonas que no tenia pelo, pequeñas perlas de sudor las recorrían. Seguramente si entrara alguien sentiría el puro aroma a sexo, a testosterona, a hombre sudado, el olor que estábamos formando los dos mientras disfrutábamos de aquella sesión. Sentí que empezaba a acelerar el ritmo, que su miembro se hinchaba y como casi sin aliento decía.
- Hmmf Zac, me voy a correr, uf, no puedo más – Y dejó de hacer presión con la mano, dándome la opción a sacarme su miembro de la boca, pero estaba demasiado excitado, necesitaba probar todo de él y sabia que si no lo hacia me iba a arrepentir. Notando que seguía, parece que le excitó todavía más pues soltó un gemido más alto.
- ¿Quieres leche eh? ¿Quieres la merienda eh, guarrete? - La metió lo más adentro que pudo y empezó a soltar trallazos de esperma, que acompañados de unos gritos guturales, como si quisiera gritar al mundo lo que había hecho. Leche caliente que caía en mi garganta y que no podía evitar tragar. La fue sacando y los últimos chorros de ese espeso néctar cayeron en mi lengua dándome la oportunidad de saborearlo. Mientras tanto yo me había estado masturbando aun ritmo frenético soltando mi esperma por el suelo.
Ambos estábamos recuperando el aliento, Carlos la sacó del todo, no estaba como una piedra pero todavía se mantenía firme, él la apretó recorriendo todo el tronco para sacar las ultimas gota de leche que me ofreció, a lo que yo gratamente abrí la boca terminando de limpiar aquello.
- ¿Te ha gustado eh? - Dijo entre jadeos secándose con el brazo el sudor de la frente. Yo me levanté y le dije lo único que se me ocurrió en ese instante.
- Buah - Y volví a seguir cogiendo aire.
- ¿Buah? - Me dijo con un tono divertido.
- Si, ha sido buah, me ha encantado - Y dicho esto me rodeo con sus brazos y me dio un beso apasionado donde terminamos de acariciarnos donde no lo habíamos hecho aun.
Se empezó a vestir o al menos a colocarse los pantalones de nuevo mientras me miraba notándome pensativo.
- Zachary, esto que ha pasado entre nosotros me a gustado pero sabes que no esta bien -
- Lo sé, lo sé, no pensaba en eso, es solo que es mi primera vez en una situación así que me quedado con la mente en blanco – Realmente lo que no pude expresar es que me sentía tan a gusto en aquel momento, que nunca más que me tendría que separar de él. Pero no podía ser, no podía estar tan loco de enamorarme, estaría confundiendo sentimientos. El deseo con el amor, no lo sé.
Carlos se acercó a mi con una sonrisa, se le notaba en el rostro la felicidad y tranquilidad de ese momento. Me acarició la mejilla con el pulgar con suavidad y me beso en la frente haciéndome sonrojar.
- Me alegro que lo entiendas, esto no lo puede saber nadie, es un secreto entre tú y yo – Se quedó mirándome pensativo como buscando las palabras exactas antes de hablar.
- También es mi primera vez en una situación así, nunca antes he... -Se puso nervioso y carraspeo, parecía que esa palabra se le quedaba atascada en la garganta – Nunca antes he estado con un alumno... Lo veía una locura, me veía incapaz de hacer algo así, pero tú... - Le miré con los ojos brillantes, emocionado por lo que me estaba contando.
- Tú eres la excepción... - Y dicho esto apoyo en silencio su frente contra la mía cerrando los ojos, en mi cabeza solo podía pensar que en la suya estaban pasando sentimientos de culpa, de arrepentimiento y estaba empezando a ponerme triste. Triste y a la vez agradecido por esa lección extra por parte de Carlos.
El sonido de la sirena a lo lejos fue lo que rompió el momento de silencio. Era el momento de separarse, se había acabado el patio, las clases tenían que continuar. Nos terminamos de vestir, abrimos las ventanas de par en par, y cuando ya estábamos listos me acerqué a él.
- Carlos... - Dije sin poder terminar la frase, cuando el colocó su dedo indice en mis labios pidiendo siléncio y al apartarlo me besó.
Espero vuestras críticas, comentarios y todo el feedback que me querais dar. Soy nuevo en todo esto y cualquier cosita constructiva se agradece :P