Z, esa transexual que me ha cambiado.

Relato real de mis vivencias con Z.

Mi vida siempre ha transcurrido como heterosexual, si bien he tenido algunas experiencias homosexuales que me han bastado para saber que soy bisexual pero que los hombres me ponen entre poco y nada en la inmensa mayoría de los casos. No obstante toda mi vida, desde pequeño, me ha picado la curiosidad por los travestis y transexuales.

A lo largo de mi vida he tenido varias novias, mujeres muy guapas con las que mi vida sexual ha sido estupenda y que han ido desde la fidelidad má sabsoluta en unos casos hasta el intercambio de parejas, sexo grupal, etc. en otras. He tenído una gran cantidad de parejas más o menos ocasionales y de sexo femenino, con las que no creo que me falte nada por experimentar, desde la experiencia GFE hasta el BDSM.

Sin embargo mi curiosidad por el llamado tercer sexo nunca había pasado de ahí hasta hace relativamente poco tiempo. He tenido en los últimos años varias experiencias con transexuales profesionales, todas ellas bastante decepcionantes, casi siempre han sido tirar el dinero y más estafa que otra cosa, con excepción de una ocasión en que conocí a una chica brasileña, menudita, muy guapa, con una herramienta considerable y que sabía usar a la perfección. Hasta ese momento mi culo era completamente virgen, esta chica me desvirgó la puerta trasera y lo hizo con maestría y sin ningún dolor pese al tamaño que calzaba, a pesar de todo fueron un par de encuentros muy mecánicos, siguiendo un guión que ella tiene esterotipado para todos, sin que en ningún caso se puede decir que hubiera un mínimo de química o cercanía, ni tampoco experimentar un placer por mi parte.

Todo lo dicho hasta el momento cambió cuando conocí a Z. Tuve noticia de ella a través de un foro y desde luego era sumamente atractiva. Z es una chica cubana en la treintena, con un bonito cuerpo fibrado y tonificado, con una suave piel de color canela, no es mulata propiamente dicha, es un precioso color caribeño. Posee una bella mirada de unos ojos intensos y negros muy expresivos y su boca de labios grandes y carnosos es una verdadera maravilla. Yo que soy muy de fijarme en las manos hasta el fetichismo, aunque las suyas son grandes, son muy bonitas, muy cuidadas, con uñas pintadas y a veces decoradas según el gusto típicamente latino.

Besa mucho, besa bien, le gusta besar y lo hace con intensidad y pasión, a veces me come la boca como si no hubiese un mañana y a mi me encanta, soy muy besucón y sus besos me saben a gloria, me enervan, me excitan, me privan...

Igual que coincidimos en el tema de los besos también lo hacemos en el de los pezones, le gusta que se los besen, que se los coman, que se los muerdan... exactamente igual que a mí, ambos nos ponemos literalmente como motos.

No tiene ni un gramo de grasa, incluso cuando ella insiste que ha engordado sigue sin tener ni un gramo de grasa y ni un gramo de más, seguramente sigue una dieta estricta y hace mucho deporte, desde luego por mucho pasado de baile profesional que tenga sería imposible mantener el excelente tipo del que goza sin una disciplina férrea y muchos cuidados.

Su culo es de antología y le encanta que se lo coman, bien a fondo, lo que se dice un beso negro en toda regla, le gusta tanto que enseguida empieza a mojarse y destilar líquido preseminal. Ella siempre insiste en que es más pasiva, en que lo que más disfruta es como pasiva.

Su polla es preciosa, sin torceduras, sin una base grande para terminar en un glande fino, ni tampoco es cabezona, es reguklar desde la base hasta la punta, es más bien grandecita y gruesa, no la he medido ni se lo he preguntado, pero calculo que entre 16-18 centímetros y con un diámetro de unos cinco centímetros. Es de un color moreno más oscuro que el resto de su piel, está completamente rasurada y sus testículos se antojan pequeños, fruto del tratamiento hormonal supongo, aunque dicho tratamiento no le merma un ápice de funcionalidad, se le pone dura como una roca, tiesa como un mástil y, llegado el caso, es lechera.

Insisto en que insiste que es más pasiva, pero como activa es un verdadero placer y lo digo yo que nunca he disfrutado de ello ni he sentido placer alguno... hasta que conocí a Z, porque claro con ella todo ha sido diferente. He de decir que lo único de masculinidad que conserva Z es sus genitales, que si no es porque uno los vea jamás se supondría que los tiene. He decubierto que Z es una mujer completa y al decir completa es que a las biológicas les falta eso: los estupendos genitales de Z.

Yo trato de verla lo menos posible, de espaciar los encuentros, a esto me ayuda bastante el tener muchas ocupaciones y mucho trabajo, pero es que tengo miedo de verla, me aterroriza estar con ella. Desde que la conocí no hay mujer biológica que me satisfaga por completo, haga lo que haga siempre me queda un cierto regusto de insatisfacción. Si los hombres me ponían poco ya es absolutamente nada. Me da miedo ver lo que dependo de ella y de su placer, de las ganas que siempre tengo de encontrarnos, de la satisfacción que me causa.

Estar con Z y besarnos con esa pasión que ella sabe ponerle, notar como hierve mi excitación y cómo ella me coge la polla para notar como se me endurece con sus besos. Me la chupa es verdad, me vuelve loco de placer, le retiro la cabeza, quiero que el placer se extienda en el tiempo y en la intensidad, tenerme como ella sabe tenerme siempre a punto de correrme pero sin dejar que llegue al final. Comerle su preciosa polla es un acto de adoración, es pensar en su placer en su goce, es mirar su cara y excitarme aún más.

Jamás había notado hambre en mi culo, ella ha conseguido que me palpite, que sienta vacío, que desee tenerla dentro y ella que lo sabe, con dulce maestría me la clava, me da gusto, me hace que le grite que quiero más, que me de más fuerte, me agarro a ella, la atraigo hacia mí no queriendo que me la vaya a sacar, noto y oígo como golpea en mis nalgas, siento sus testículos pegados a mi. No puedo más, quiero más, estoy lleno, pero no quiero que me deje vacío. Ella me toca la polla, me la coge, me masturba un poco pero no quiero, me excito tanto que noto que me voy a correr y no quiero que tanto placer acabe.

Tengo muchas cosas pendientes con ella, todo llegará. A veces se corre en mis genitales y sólo con restregarme su líquido me corro sin solución de continuidad, a veces me agarra la polla fuerte, apretando pero me la menea con suavidad, me hace volver a gritar que no quiero correrme, que quiero seguir, pero ella no me hace caso. me come literalmente la boca y continúa, provocándome un orgasmo intenso que me deja extenuado.

Tardo varios días en reponerme pero cuando me vuelve el deseo sexual, cada mañana, pienso en ella, revivo las escenas vividas y me mastuerbo pensando en Z... me enfado conmigo, no quiero volver, busco otros placeres que nada me dicen y que cada vez me satisfacen menos y al final, al final siempre me escudo pensando que será la última vez y regreso a los brazos de Z.