Yumina, ahora en su coche. 1.

Seguimos con el matrimonio que practica el arte Cuckold, en donde Yumina cumple una fantasía suya desde hace años, tener a su cornudo marido cerca de ella pero sin poder ver lo que haces, solo escuchar. Las mujeres casadas siempre tienen fantasías que no han cumplido, y no es bueno dejarlas así.

Por si no conoces a Yumina, a su cornudo marido y como empieza realmente la historia, os recomiendo que os leáis los primeros relatos de esta hotwife en:

Probador caliente. Yumina. Primera parte. https://www.todorelatos.com/relato/155023/

Probador caliente. Yumina. Segunda parte. https://www.todorelatos.com/relato/155046/

Probador caliente. Yumina. Tercera parte. Fin. https://www.todorelatos.com/relato/155138/

Comencemos:

Volví a tener noticias de Yumina, ya que si habéis leído el primer encuentro que lo titulé “Probador caliente. Yumina” sabréis de que conocí a esta mujer casada y su marido cornudo. Si no lo habéis leído aún os hago un pequeño resumen.

Yumina es una mujer casada, felizmente pero que como a muchas mujeres casadas (no todas, claro, no se puede generalizar) pues le faltaba algo en su vida sexual, y fue cuando me contacto y tuvimos nuestro primer encuentro en el probador de ropa de dos tiendas de un centro comercial cerca de donde yo vivo.

Pero como siempre pasa, cuando una mujer se queda bien follada, pues quiere repetir o al menos conmigo quiso repetir, por eso, a la semana de haber tenido el primer encuentro, recibí un mensaje de ella, directamente, sin que el marido cornudo consentido supiera nada. En dicho mensaje digamos que deseaba volver a tener otro encuentro, pero esta vez ella quería que fuera algo más morboso y parecido a cuando estuvimos follándola en el parking del centro comercial, oculta por las puertas de nuestros dos vehículos.

Yo la verdad es que estaba algo apurado por compromisos, pero quien es capaz de no buscar tiempo para gozar con una mujer como es Yumina o, mejor dicho, ¿quién se puede negar a follar con una mujer madura, casada y además que te busca para repetir más sexo? Pues yo no soy el que dijo que no, por eso, en cuanto le respondí que tenía ganas de volver a tener sexo con ella, me llamo y me dijo:

— Hola guapo. ¿Qué te parece si aumentamos un poco más el morbo de nuestros encuentros, pero esta vez quiero que me sorprendas y que mi marido solo nos oiga? — me lo dijo con una voz sensual y a la par excitada.

Estaba claro que Yumina quería que aparte de calentarla más, la pusiera incluso más excitada de lo que ya estaba, por eso le dije simplemente:

— Hola guapa zorra casada, pues te voy a sorprender de una manera que ni te imaginas. Te voy a follar dentro de tu coche, pero a tu marido lo ponemos en el maletero, bien cómodo pero que no pueda vernos, solo oírnos, y que te parece si lo hacemos para el dentro de tres días, ya que hoy es lunes. Dile a tu cornudo que se prepare y quite todo lo que le pueda molestar o no tener en el maletero, porque pienso hacerte de todo. Y tú vienes sin ropa interior, así no la manchamos y no le dejamos al cornudo que te huela a sexo nuestro. — Colgué el teléfono y ya sabía más o menos lo que iba a pasar a continuación, que fue que me mandaría un mensaje Yumina en donde solo decía que era su cabrón maduro especial.

Transcurrió los siguientes días recibiendo mensajes del marido cornudo de Yumina, pero yo no les hice caso, aunque me pedía saber si íbamos a tener otro encuentro, o si había hablado con su zorra esposa, porque la veía muy cachonda y muy excitada, pero sin dejar que tuviera sexo con su marido. Lógicamente yo quería responder al marido diciéndole que le íbamos a dar una sorpresa, así se callaría un poco y dejaría de estar molestando, pero claro, era mejor no darle detalles ni pistas, en estos casos el que se vuelva loco o el que intente sacar información a su esposa preguntándola pues hace que el marido se interese más por su amada, que esté incluso más atento a ella para saber si le dirá algo, pero Yumina era casi como yo, le esquivaba todas sus preguntas, aunque se comportaba como una autentica puta, porque calentaba aún más si cabe a su cornudo.

Llego el día de quedar, en donde el cornudo estaba completamente desorientado, incluso acosando más de lo normal a su esposa, e incluso molestando mucho más, porque ese día vio a su esposa como se masturbaba en la cama, pero no le dejo que la chupara ni la tocara. Digamos que el cornudo se subía por las paredes del deseo, de no saber que ocurría y de una excitación sin saber por qué, pero la tenía, ya que Yumina le decía que iba a tener una grata sorpresa y que tendría que aguantar.

Me llamo Yumina delante de su marido a la hora de la comida, dejando la opción de manos libres de su movil abierto, porque yo le oía de fondo, preguntando a su esposa que me preguntara cosas, como en donde quedaríamos, a qué hora y yo mientras lo escuchaba, pero no le hacía caso, me puse a hablar con ella, en donde note que ella estaba casi como su marido, ya sea porque se contagió los días anteriores del estado de excitación o porque ya sabía que íbamos a tener el encuentro.

Entonces le dije con una voz seria, pero agradable:

— El encuentro de hoy va a ser a la par emocionante y morboso. Quedaremos cerca de vuestra casa, pero sin yo llegar a entrar. Yumina tiene que ir sin ropa interior, y me da igual lo que se ponga, pero que sea ropa cómoda porque no quiero que vaya como la furcia que está pensando el cornudo. Discreta, pero sin ir de elegante, vamos, como cuando vas a trabajar a diario. Saldréis con vuestro coche ese SUV con el que fuiste el otro día al centro comercial, que veo que es amplio, y nos dirigiremos (yo detrás de vosotros) hacia el parking de algún supermercado grande que tengáis por la zona que, aunque os conozcan, no sabrán nada de que estáis ahí. El cornudo aparcará entre varios coches, y yo lo haré en donde pueda. Y me esperáis dentro. Espero que lo hayáis entendido, porque no pienso repetirlo más veces y, por último, quedamos para las seis de la tarde, hora en la que mucha gente va a comprar a los supermercados.

Digamos que yo había planeado que el morbo de Yumina aumentará porque su cornudo me dijo un día que a ella le pone la idea de follar en un sitio público, pero lo que no sabía ella era en uno de los supermercados grandes en donde suelen ir a comprar, y puede incluso que les reconocieran, pero a veces hay que ser algo morboso sin llegar a ser vulgar, por eso, les hice que estuvieran pensando a cual ir, que estuviera cerca de su casa pero no al que siempre van, vamos, sé que estuvieron comiéndose la cabeza todo el resto de la poca tarde que les quedaba.

Llego el momento de vernos, y yo, al llegar a su calle, me quede a unos cuantos metros detrás de su casa, tampoco era cuestión de aumentar el posible cotilleo de sus vecinos, porque estas prácticas cuckold digamos que no están expuestas en las reuniones de la comunidad, o al menos eso se piensa. Por tanto, cuando vi salir de su cochera el coche de ellos, arranqué el mío y me fui detrás lentamente. Seguí un rato detrás como si me hubiera perdido, mirando de un lado para otro, pero sin perderlos de vista, hasta que nos fuimos casi a las afueras de su zona de viviendas, y llegamos a un supermercado que si lo llego a saber, no lo hubiera propuesto, porque ese día estaba el parking lleno, creo que nos costó algo de tiempo buscar un sitio para aparcar, vamos, la media hora no nos la quito nadie, con lo cual Yumina incluso estaba más nerviosa que la primera vez que follamos, y el cornudo casi desesperado porque no encontraba un sitio libre que estuviera oculto por ambos lados de otros coches, pero al final, siempre se encuentra. Yo tardé un poco más, porque no era fácil, hasta que vi uno en el último sitio de aquella explanada. Por tanto, me salí y ande un rato hasta llegar a su coche, y cuando Yumina me abrió la puerta, la vi que iba con una minifalda, algo cortita, pero era discreta. Le hice un gesto con mi mano para que abriera las piernas y metí mi mano para comprobar lo húmeda que estaba, creo que chorreando es poca definición, porque si es cierto que la humedad era hasta abundante.

Entonces le dije a Yumina que se bajara y al cornudo que fuera al maletero. Le indiqué que abriera el portón trasero de su vehículo, y al comprobar que había unas cuantas cosas, le dije:

— Quita todo lo que te estorbe, porque te vas a meter en el maletero y le das las llaves a tu zorra esposa, que nosotros nos vamos a meter en la parte de atrás, y ahora sí que vas a sentirte un verdadero cornudo.

La cara de asombro de los dos era para casi hacer una fotografía. Por un lado, el cornudo sorprendido por lo que le había dicho, y luego porque iba a escuchar todo lo que hiciéramos nosotros, tras el espaldero del asiento de atrás, que da normalmente al maletero, pero es que la cara de felicidad de Yumina junto con la sorpresa de que no se lo esperaba pero lo deseaba desde años, fue casi que estuvo a punto de darme un beso allí mismo, pero tuve que controlar sus impulsos y separarla, porque estábamos en un sitio en donde iban y venían personas con bolsas de compra de alimentos a sus respectivos vehículos, y a mí me da igual que me besen en la calle, pero yo no sé quién puede conocer a ellos, y ver a Yumina besando a otro hombre, mientras su marido se mete en el maletero, pues la verdad es que no es muy normal y lógico.

En cuanto estuvo el cornudo metido y acomodado en su maletero, cerré el portón y entonces ella y yo nos metimos en la parte de atrás de su coche, cerrando las puertas y como tienen los cristales de atrás tintados, pues digamos que poco podrían ver lo que hacíamos. Supe elegir el coche, la verdad, jejeje. La cuestión es que nada más estar sentados, me baje la cremallera y ella sola se agacho para meterse mi herramienta en toda su garganta, para hacerme una rica mamada, tan rica que ella gemía y jadeaba, estaba claro que tenía algo de mono de mi polla, porque estuvo un buen rato chupando y lamiendo, y claro, yo levantando su mini falda, para meterle los dedos por su raja, aunque vuelvo a indicar que su humedad por el morbo que les estaba haciendo pasar la tenía llena de sus fluidos vaginales. Mientras el cornudo preguntado que hacíamos, porque no podía vernos, pero la puta de su esposa no podía contestarle por lo que tenía en su boca, y yo tuve que decirle que se callará, que como siguiera preguntando, pondría la radio y entonces no escucharía nada, pero al notar que estábamos a escasos centímetros de distancia, tuvo que imaginar que íbamos a hacer lo que realmente le había confesado Yumina muchas veces.

Cuando creí que ya la tenía tan dura como la palanca de cambios, entonces le dije que se subiera encima mía, de espaldas a mí y que se tragará por donde quisiera, mi mástil, y Yumina, sin aguantar más, se subió la mini falda a su estómago, abrió sus piernas y se clavó dentro de su coño, que lógicamente entro perfectamente, hasta que se sentó encima mía. Jadeo varias veces, e incluso le dijo a su cornudo, que me estaba montando ella a mí, de espaldas, por su coño y que estaba gozando como una autentica puta.

La situación era la siguiente, por si os habéis perdido.

El cornudo metido en el maletero de su vehículo, uno llamado Suv, que realmente es como si fuera un todo terreno, pero de ciudad, con un gran maletero, creo que caben unos 400 litros, según especificaciones de los fabricantes, pero que realmente para hacerse una idea caben dos personas sentadas y sin hacerse mucho daño.

Por otro lado, estaba la zorra de su esposa, sentada de espaldas a mí, cabalgándome por su coño, primero lentamente y luego aumentando porque pronto tendría un orgasmo.

Hasta aquí, una situación normal, si no fuera porque estábamos en mitad de un parking al aire libre de un supermercado grande que no daremos publicidad porque no nos subvencionan nada, un jueves por la tarde, a eso de las seis o casi siete de la tarde, cuando casi todo está trabajando y no tiene tiempo de ir a comprar, ¿pero es que hoy era festivo y que hacen las tiendas grandes y cadenas de alimentación grandes en los días festivos? Pues abrir para que el mundo vaya a comprar en sus supermercados, y para subir la temperatura, empezaba a moverse un poco el vehículo, aunque estaba parado, pero los movimientos de Yumina mientras me cabalgaba, hacían que la amortiguación empezará a trabajar.

Bueno, pues pronto Yumina tuvo un orgasmo, bueno creo que fueron varios, porque estaba muy caliente, ardiendo y al final tragándose mi rabo por su coño, por tanto, tanta excitación hizo que tuviera algo encadenado nacido de sus entrañas, así que, mientras ella temblaba y apenas me cabalgaba por sus espasmos de su corrida, yo le azotaba un poco el culo, para que siguiera montándome, y el cornudo oyendo todo, vamos, que podríamos haber parado, pero yo aún no me había corrido, así que, ahora le dije que se cambiara de posición, y así me comería sus pezones mientras ella seguía follándome. Lo hizo sin sacarse mi polla de su coño hinchado y tragón, por lo que casi tuvimos que hacer malabares con sus piernas, pero es ágil, por tanto, no hubo mucho problema en ponerse en la posición típica de “te cabalgo mientras estás sentado, cabrón” y así le quite la parte de arriba que llevaba puesta, tirándola a un lado del asiento. Vi como tenía las tetas, súper hinchadas, con los pezones totalmente duros, por lo que mi boca se fue a por uno de ellos mientras mi mano empezó a estrujar y pellizcar el otro seno. Yumina no podía aguantar mucho ese calvario que le daba mi boca, y aunque estaba recién corrida de un fuerte y encadenado orgasmo, como se movía rápido de cadera pues entre que mi boca hizo un buen trabajo y su coño no paraba de follar mi polla, pues tuvo otro fuerte orgasmo, esté sí que la dejo algo agotada, pero no se sacó nada, se quedó casi desmayada encima de mí, eso sí, gritaba en cada orgasmo, que menos mal que estos coches de hoy en día son bastante insonoros, sino parecía que la estuvieran matando, aunque si la estaba matando, pero dentro de su coño.

Yumina me pidió que me corriera dentro de ella, necesitaba la leche de su macho, pero yo todavía no tenía ganas, por lo que la cabrona, porque no tiene otra denominación, se sacó mi polla y con un leve movimiento se la metió en su culo, que estaba dilatado, pero no tanto como para la penetración que se metió ella sola, tanto que incluso me hizo daño a mí, pero como estaba ella muy salida, y digamos que era la que llevaba el control de la follada en ese momento, pues la deje hacer. Ahora sí que fue lento, porque llevaba sin meterse nada desde mi última vez, cuando le desvirgue su precioso ano, por lo que como le molestaba el ir lento, acelero el sube y baja por su culo, hasta que me pidió de nuevo que la regará por dentro. Y digo cabrona, porque sabía que su esfínter me contraria mi polla para así casi estrangular u ordeñar y claro, uno puede aguantar ciertas cosas, pero esto me pillo fuera de juego o no me lo esperaba, y entonces solté varios chorros de leche dentro de ella. Cuando noto mi líquido, como estaba subiendo y bajando rápidamente, se sentó encima mía y note que su cuerpo temblaba por completo. Le dijo a su cornudo que le había preñado su culo, mientras ella me montaba. Yo no hacía caso a lo que decía el cornudo, pero la llamaba de todo, desde puta y zorra hasta cariño y eres el amor de mi vida, pero con voz dando pena, porque él no veía nada, solo lo oía.

Cuando empezó mi rabo a desinflarse, cayeron algunas gotas de mi leche al asiento en donde estaba yo, y claro, esas manchas no son fáciles de quitar, pero así sabría ella quien se la produjo y de donde había salido, de su culo. Entonces ella me descabalgo y se sentó a mi lado, tocando con su mano mi polla, suavemente, mientras nos besábamos, porque estaba claro que quería follar más, por lo que creí que ya era hora de irnos a otro lado.

Normalmente todos los vehículos tienes una palanca para abrir el portón trasero desde adentro, y cuando le dije a Yumina que dejará salir a su cornudo del maletero, acciono dicha palanca y entonces se abrió un poco la puerta trasera. Le dijo que saliera del maletero y se sentará en el puesto del conductor, porque quería contarle todo lo que habíamos hecho. Y lo hizo, con detalles, tantos que el cornudo no pudo aguantarse, o creo que ya estaba deseando hacerse una paja en el maletero, porque enseguida, mientras su zorra esposa le contaba todo, empezó a hacerse la paja y enseguida soltó un chorro de su leche contra el volante, que lógicamente tuvo que limpiar, pero ella le dijo que lo hiciera con su lengua, por marrano y porque eso no tenía que mancharlo, que solo su macho dejaría huellas dentro del coche. Así que, el cornudo tuvo que lamer por donde habían caído sus gotas, lamerlas y tragárselas. Eso le puso creo que más caliente a ella, porque enseguida se metió en su boca mi polla, ya que dicha escena de ver a su marido tragarse su propia corrida porque ella se lo había ordenado, es como encender la lujuria concentrada que tenía ella, y claro, necesitaba más de su macho, que yo estaba realmente en la gloria, porque ella si sabe hacer una rica mamada para ponértela dura tras haberte corrido.

Como teníamos al cornudo recién corrido, pero seguía viendo a su zorra esposa como se tragaba mi polla por la boca, pues quise aumentar más el morbo de esta pareja, ¿y que hice? Pues nada, le dije al cornudo que arrancará el motor del coche, y que pusiera la calefacción, que aunque no hacía falta, digamos que deseaba que sudáramos más e incluso se le empañaran los cristales del vaho producido por nuestros cuerpos, pero yo seguía queriendo hacer que ellos disfrutaran, por eso se me ocurrió la gran idea de que nos llevará a otro lugar, como si él fuera el chofer y nosotros una pareja normal, por fuera del vehículo pero dentro, éramos lo que estábamos siendo, es decir, el macho que deja que la hotwife se trague su polla mientras el cornudo conduce, así que, le indique que pensará en ir a otro sitio, en donde hubiera algo más de gente, y que se parará pero sin salir del coche, siempre que se portará bien, sino le volveríamos a meter en el maletero como castigo, por lo que le indique que solo podría estar atento a la carretera, aunque oyera a su guarra esposa gemir o jadear, ya que pensaba volver a follarla por el trayecto.

Esto ya lo contaré en la segunda parte, que con esta pareja tenemos muchas cosas que contaros.

®Todos los derechos reservados al autor de la historia.

Nota de autor:

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