Ysabel, esposa caliente 10

Siguen las aventuras de Ysabel, en su nuevo empleo

Ysabel esposa caliente 10

Durante varias semanas pasamos ricos momentos de placer con Rogelio, su fogosa juventud le permitían darme unos buenas cogidas, las cuales yo disfrutaba mucho, pero en el trabajo me daba la impresión que alguien nos observaba o solo era la preocupación de que nos descubrieran, pero en fin nosotros seguíamos iguales.

Un día me llamó Don Melciades, el gerente general de la tienda, a su oficina, un señor de unos 48 años, un poco mas bajo que yo trigueño y un poco grueso, yo me presenté a la oficina a la hora de almuerzo y me dijo que quería conversar de negocios mientras almorzábamos. Acepté y salimos a un restaurante cercano, yo había intercambiado palabra con él pocas veces y lo necesario siempre con la cortesía y mesura del caso, pero uno se da cuenta cuando te miran de arriba abajo, y don Melciades no era la excepción, durante el almuerzo me dijo:

-       Ysabel, te necesito para cerrar un trato con los accionistas extranjeros.

-       Pero, como,,,, balbucee,    no entendía.

-       Si, me dijo, tu eres la persona indicada, toma el proyecto y léelo todo, entérate de todo , que tu serás el puntillazo final en la reunión, yo se que tu lo puedes hacer.

-       Bueno, cuanto tiempo tengo para leer el proyecto..

-       Cinco días, contestó. Y lo mas importante estamos hablando de mucho dinero, una gran inyección de capital para nuestra empresa y todo dependerá de ti, osea en tus manos esta el futuro de tus compañeros de trabajo de tus empleados y obviamente el tuyo.

-       Pero usted cree que yo pueda?

-       Sii, replicó él, ahora termina tu almuerzo y nos vamos para que puedas empezar con esto.

Terminamos el almuerzo, regresamos a la tienda y empezó el trabajo, tuve que explicarle la magnitud de la situación a mi esposito el cual me dijo que se sentía orgulloso de mi por tal responsabilidad, no se si me lo decía en tono de burla, pero bueno lo importante es que aceptó que yo viajara.

Para el día del viaje y los dos días que estaríamos en Brasil, preparé una maleta muy ligera y ropa adecuada para la ocasión, Don Melciades y yo nos encontramos en el aeropuerto, subimos al avión y partimos rumbo a Brasil,  durante el vuelo Don Melciades me explicaba que debería utilizar todas mis armas para lograr el objetivo y a cada momento me recordaba las consecuencias de no resultar positivo el esfuerzo.

Yo bastante nerviosa decía si a todo lo que me instruía, llegamos a tierras calientes, desde el momento de bajar se siente una excitación tremenda estar en Brasil tierra de carnavales, playas, vida nocturna y mucho mas ustedes ya se imaginaran la excitación que sentía.

Nos hospedamos en un hotel frente a una playa exclusiva, por la noche cenaríamos con los accionistas europeos así que nos preparamos y descansamos hasta la hora de la cena, la cena era de gala, ya que a los europeos les gusta la formalidad, me puse un vestido largo escotado sin brazier, y con una tanguita negra.

Don Melciades y yo nos encontramos en el vestíbulo, íbamos a cenar en el restaurante del mismo hotel que por cierto era muy lujoso,

-       Estas encantadora, así me gusta, que seas determinada, dijo

-       Gracias, contesté no sin sentirme adulada.

No dejaba de mirarme de arriba hacia abajo y tomándome la mano me hizo girar para observarme toda, me sentí alagada y deseada, lo cual me gustó mucho. A los 30 minutos de espera llegaron los cuatro accionistas altos y blancos todos ellos y un poco canosos, nos presentamos y ellos también, Arthur Mc Keena, Jan Pierre Pascal, Julian Renua, y por ultimo Edward Johnson, me saludaron al estilo europeo con un beso en cada mejilla, algo que me ruborizó un poco, dos de ellos me tomaron de los brazos y me dirigieron al  a la mesa reservada, pidieron aperitivos para todos, unos tragos exóticos y propios del lugar, menos mal que hablaban un poco de español, lo cual hizo mas fácil mi trabajo, les comencé a hablar del tema pero ellos nos dijeron que primero preferían disfrutar de la cena y observar el espectáculo, lo cual me dio un respiro.

Salían mujeres exuberantes con diminutas tangas y sin la parte de arriba bailando desenfrenadamente moviendo las caderas, lo cual les gustó mucho a los accionistas tanto que aplaudían a cada momento, cenamos algo ligero y seguimos bebiendo, luego del espectáculo todos salían a bailar y ni cortos ni perezosos los accionistas salieron a bailar con las chicas al final todos nos vimos obligados a salir a bailar ya que teníamos que hacer sentir bien a los europeos, entre baile y baile en grupo todos se agarraban de cualquier parte del cuerpo y don Melciades no desaprovechaba la oportunidad para darme mis toquecitos por donde él quería al final con los tragos que habíamos bebido perdimos algo de vergüenza y seguimos en la parranda yo pasaba de pareja en pareja con cada uno de los accionistas, de aquí allá, todo era jolgorio luego de un buen rato de baile, risas y manoseo en grupo, cansados sudados y alegres, los accionistas nos invitaron a su suite para seguir bebiendo, yo ya no podía mas pero don Melciades insistió que fuéramos con tal de que estén contentos, así lo hicimos subimos al veinteavo piso entramos en la habitación abrazados y riéndonos, yo ya había perdido el poco pudor que me quedaba y dejaba que me agarren por donde ellos quisieran con tal de ver a Don Melciades contento.

Al entrar la habitación parecía un mini palacio y antes del balcón había un gran jacuzzi en forma de luna, lo cual me daba muchas ideas, pidieron servicio a la habitación,  yo me fui al baño a arreglarme un poco después de unos minutos salí y todos ellos estaban metidos en el jacuzzi, me sorprendí al ver a don Melciades cuando se me acercó desnudo osea en pelotas para decirme:

-       Esta es tu oportunidad de lograrlo, están extasiados contigo y quieren hacer un jueguito,

-       Qué clase de juego’ respondí

-       Solo acepta,

-       Esto le costará algo extra, le dije

-       Está bien lo que quieras,

Me agarró de la mano y como si fuera una adolescente me llevó hasta el jacuzzi, Jan Pierre el mas joven salió del agua mostrándome la verga erecta y las bolas grandes y redondas yo me quedé mirándolo de pies a cabeza extasiada por aquella belleza de hombre vino por detrás me desato la tira del vestido dejándolo caer hasta mis pies se agachó y me quitó las sandalias y luego me quito la tanga dejándome a merced de las miradas de los demás me cogió por la cintura me beso profundamente metiéndome la lengua a mi boca todos en silencio mirándonos, luego saló del agua Julian y me cogió por la espalda besándola toda hasta mis nalgas, los tres nos echamos al suelo de mármol Jean Pierre sentado yo agachada en cuatro chupándole la deliciosa verga y sus ricas bolas, y Julián metiéndome su lengua a mi ano, yo disfrutaba del momento luego de unos minutos ellos dijeron “change” yo los miré mientras se levantaban y Arthur y Edward al instante ocupaban sus lugares, yo entendí que era su turno y seguí haciendo lo mismo con la verga de Arthur y Edward se apoderó de mi ano, así seguimos por largos minutos luego me hicieron sentar encima, cabalgué por unos instantes y luego vino otro por detrás y me montó por mi ano, mi placer era indescriptible las dos vergas me hacían gozar tremendamente luego otro me puso la verga en la boca mientras que el ultimo esperaba su turno para gozar mi culo, en todo ese laberinto de cuerpos logré ver a don Melciades que observaba meneándose la verga y relamiéndose, así estuvimos cambiando de posición una y otra vez hasta que todos hayan probado todos mis agujeros, yo gemia de placer y no me cansaba de recibir embestida tras embestida, hasta que uno a uno me fueron dejando su leche en mi ano , en mi vagina en mi boca en mis tetas y nalgas, en fin en la parte de mi cuerpo donde se encontrasen.

Agotada, bañada en leche y transpirada vi como Don Melciades se me acercó meneándose la verga más rápido me apiadé de él y se la chupe derramándose en mi boca, cosa que lo hizo gemir de placer, me tragué toda su leche limpiándole la verga con mi lengua, nos metimos al jacuzzi para poder relajarnos un buen rato, luego de una hora de disfrutar de la relajante agua salimos nos secamos y nos fuimos a descansar con el compromiso que al día siguiente nos encontraríamos para ir a disfrutar de la hermosa playa.

Al día siguiente ya en el hall del hotel, todos los asistentes en ropas de baño diminuta, yo con un mini bikini, cubierta por una toalla en la cintura, un poco resaqueada no sabía cómo iban a reaccionar ellos o yo al vernos, bajaron los accionistas y don Melciades con sobreros y ropas de baño, me saludaron normalmente como si no hubiera pasado nada,

Nos dirigimos a la playa, caminando por las arenas blancas apreciando un cielo celeste y soleado, nos sentamos en una mesa con sombrilla, callada por la vergüenza que sentía del bacanal de la noche anterior, pidieron refrescos, y me dijeron.

-       Ysabel, estuviste estupenda ayer,… si,    asintieron los demás,

-       Estuviste fenomenal, creo que nos vamos a entender en la mesa de negociación

-       Me parece muy bien, contesté, comiéndome mi vergüenza y pensando en la comisión que recibiría por mi esforzado trabajo.

Voltee a ver a don Melciades y creo que quería llorar de la emoción, ya que la noticia le cayó muy bien. Durante la conversación llegaban los demás turistas a la playa pero me fui dando cuenta que los que llegaban se quitaban la ropa y se bañaban desnudos, hombres y mujeres por igual, sobreentendida la situación nos quitamos la ropa quedándonos todos desnudos, era gracioso y excitante a la vez, por primera vez en público y desnuda, ya desinhibida compartí con aquellos europeos una mañana divertida y liberal, se tomaron fotos conmigo de todas las formas, en grupo, de  a dos, tres etc, siempre agarrándome todo el cuerpo, ya los notaba un poco cachondos, se les iba poniendo dura la verga.

Arthur tomó la iniciativa esta vez, me sentó en sus piernas de tal manera que sentí su verga en mi conchita, miré a mi alrededor y nadie se preocupaba de lo que pasase con los demás, eso era lo bueno que la gente es muy liberal, me comencé a mover de adelante hacia atrás como si jugara sobre el, eso le gustó, los demás accionistas observaban desde su posición, Arthur me cogió de las caderas me levantó un poquito solo para apuntar su verga a mi conchita y volverme a sentar sobre el, me clavé en Arthur y tomando un refresco empecé a moverme hasta que le saqué la lechita la cual chorreó de mi vagina al levantarme, Arthur se levantó y se fue a la playa, me quedé parada bebiendo mi refresco y se acerco Jean Pierre, que me hizo tender boca abajo sobre una toalla, el se me echó encima clavándome mi lubricado agujero, ahora el se movía yo solo trataba de levantar mi colita para que sea más fácil la penetración, durante varios minutos se movió sobre mi para luego dejarme su leche dentro de mí,  Edward se hecho también se echó sobre mí pero apunto a mi anito que ya estaba remojado con la leche de Jean Pierre, recibí su enrome vergota dejando que Edward se mueva como quiera sobre mi, me arrancó muchos gemidos hasta que me llenó el culo con leche. Luego Julián mas atrevido que los otros tres que lo antecedieron, me volteó me abrió las piernas echándose sobre mi y me penetró por adelante ya bastante excitado por las cogidas de su amigos, duró unos minutos y también descargo su semen dentro de mi conchita, quedándose una momento sobre mi, nos fuimos a la playa a enjuagarnos con el agua del mar , luego nos retiramos a nuestras habitaciones.

Al subir mi buen amigo observador don Melciades me acompaño y me dijo que estaba tan excitado con las cogidas que me habían dado en la playa que quería cogerme, tuve que atender a mi jefecito también, nos metimos en la habitación nos tumbamos en la cama y empezó a lamerme todo el cuerpo como un perro callejero, absorbiendo los restos de semen que me habían dejado, luego me puse en cuatro para que me penetrara así lo hizo el buen Melciades, se movía lentamente, seguro quería disfrutarme y alargar el momento pero yo hice unos movimientos de cadera que lo hice venir más pronto de lo que pensó, aferrándose mas fuerte a mis caderas me dejó su semen dentro de mí, luego lo invite a que se fuera y me dejara descansar, tomando un duchazo me eché en la cama quedándome profundamente dormida.

Despertándome y con mucha hambre pedí servicio a la habitación, transcurrido un tiempo prudencial tocaron a la puerta me levanté me puse una pequeña bata de seda y sin mas reparos Salí a ver y era, el camarero con mi almuerzo, lo hice pasar, era un joven morocho de ojos claros alto y sonriente, me dijo que me sentara que me serviría yo le hice caso y me senté en la mesa aún con mi bata de seda, él no paraba de sonreir, y aún mas

Me preguntó:

-       Y que tal anoche,,

Yo enmudecí, y luego de un instante reaccioné y le respondí:

-       Porqué lo preguntas?

-       Porque ayer estuve atendiendo a los caballeros europeos y usted la estaba pasando bien pero muy bien.

-       Ahh sii pues, le respondí sonrojándome,…..me vistes?

-       Si, y se le veía muy contenta con los caballeros

-       Vaya con razón me parecías cara conocida.

-       Cierto, pero no se preocupe esto es normal aquí,

Aquella conversación me hizo recordar la cogida de la noche anterior poniéndome calentona, comiendo una tostada no dejaba de mirar al camarero, que por cierto estaba muy bueno, me dije pensando si ya probé a unos europeos porque no probar un Brasilero.

Mi pensamiento era muy atrevido, pero mi calentura iba en aumento, el parado a mi lado su cintura quedaba a la altura de mi cara, sin más ni más le toqué con mi hombro a la altura de la bragueta de su pantalón y él seguía parado sonriendo,  sentí un paquete bastante abultado que iba en aumento deje mi tostada le bajé la bragueta y liberé aquella verga que empezaba a despertar, grande gruesa larga y oscura, me la metí apenas en la boca y la empecé a chupar muy despacio para disfrutarla, se la mamé largo rato, luego lo llevé a la cama tumbándolo sobre ella, me quité la bata le baje los pantalones y me senté sobre aquella hermosa verga, sentí que me llegó hasta muy adentro pero eso no impidió que lo cabalgara frenéticamente, me vine varias veces, mojándolo a él y a la cama, le hice unos movimientos de cadera que lo hice venir dentro de mí, estaba satisfecha me bajé de él le dije que se lavara y que me dejara sola que iba a almorzar.

Después de semejante banquete me preparaba para la última noche, en la cual los accionistas firmarían el contrato de inversión,  nos reunimos en la habitación de ellos, concluimos la firma de los papeles y todos nos felicitamos por el éxito de las negociaciones …

Y que negociaciones, sacaron botellas de champagne para brindar el buen Don Melciades no sabía cómo agradecerme, pero bueno eso es lo de menos, a un mismo tiempo todos los accionistas se desnudaron y me cogieron por donde pudieron, aun sin quitarme las ropas me empezaron a chupar toda y a ponerme uno a uno sus vergotas en la boca, las cuales iba chupando una por una, luego de unas buenas embestidas y ya desnuda me metí al jacuzzi a donde me siguieron como perros sabuesos me siguieron cogiendo en todas las poses dentro del agua, Salí del jacuzzi para beber mas champagne y ellos detrás de mi como siempre, mi concha enrojecida y caliente y jugosa había recibido no se cuantas embestidas, así como mi ano que se encontraba bastante dilatado, recibía la leche de todos ellos y de uno en uno piernas al hombro, en cuatro como perrita, con doble penetración y así en innumerables poses, me comporté como una verdadera profesional, ya teniendo mi doble comisión asegurada, hacía de todo para complacerlos, luego de haberles vaciado todo el semen de sus testículos más de una vez y con la cabeza que me daba vueltas les dije que se pusieran alrededor mío y me dieran su lluvia dorada que era algo que extrañaba, asi lo hicieron, me bañaron toda con sus orines dejándome bien mojadita y satisfecha, luego todos al jacuzzi y luego a dormir placenteramente hasta el dia siguiente en que nos despedimos no sin antes dejarme una invitación para ir a Francia en cualquier época del año, lo cual yo recibí con gran emoción.

Al día siguiente tome un baño y con don Melciades abordamos nuestro avión,   llegando a mi casita y contarle a mi esposito las ocurrencias del viaje, claro como ustedes comprenderán no todo.