Yo,Violeta, esclava sexual. Parte 8
Continúo, guiada por mi cruel Amo, en el camino de la perversión. Me introduce en el incesto. Y me propina un castigo demasiado cruel y perverso. Me rompe.
Yo, esclava sexual. Parte 8
Les cuento que, en el sexo y bajo las órdenes del Amo, han pasado muchas cosas entre mi madre y yo.
Somos amantes apasionadas y obedientes. Cogemos entre nosotras y hacemos tríos con el Amo.
Él penetra más a mi madre que a mi (es injusto, pero no me quejo), la penetra por el culo y la hace gemir y gritar, mientras yo debo hundir mi lengua en su boca, chupar sus pezones y, por supuesto, chupar y lamer su clítoris inflamado, arrastrando la lengua hasta meterla en su vagina, tragando sus jugos de placer. Hago todo eso y me caliento, mientras mamá experimenta los orgasmos más fuertes de su vida,según me lo ha dicho varias veces.
Cuando mamá le hace una mamada, el Amo me ordena lamerle y chuparle a ella el culo, y cogerlo con mi lengua.
- Chupa con más fuerza su culo, PUTA! Haz que goce, dale placer!
Y mi madre, caliente, lo mama a él con más fuerza hasta atragantarse con su leche.
A veces, le ordena retener su semen en la boca y luego pasarlo a la mía, para que yo lo saboree y lo trague.
Tengo celos de mamá. Él está como loco con ella. Y ella brilla de felicidad. Yo la quiero y me gusta verla así, pero también me molesta.
Una tarde, le ató los brazos hacia arriba, la colocó parada en la punta de sus pies y le azotó las tetas hasta que sangró y yo tuve un orgasmo de sólo mirar y envidiar. Quería ser yo la azotada,ser quien sangrara para complacerlo.
Después succionó sus pezones y la penetró duro.
Cuando terminó,la dejó un rato abandonada, atada, estirada y con las gotas de sangre escurriendo de sus tetas por su abdomen.
Después vino y me ordenó limpiar todo con la lengua; la sangre y el coño.
Mi madre gemía suavemente y otro orgasmo la recorrió con mis lamidas, aunque estaba exhausta.
A mi, ahora es frecuente que me dejen sin atender, así que después, a solas, me masturbo, aunque no es lo mismo.
Mamá duerme con él y yo en otra habitación. Eso me molesta.
Es su preferida. Hasta la llevó a un club de sexo privado. A mi me ordenó ayudarla a prepararse. Un ajustado corsé levantó sus tetas, dejando sus pezones a la vista. Los chupé para inflamarlos y puse pinzas apretadas en ambos.
Él le cambió su collar de sumisa por otro más ancho y bastante apretado. Mamá respiraba con dificultad, entre lo ajustado del corsé y lo apretado del collar. Jodete, pensé, pero en realidad quería ser yo quien estuviera ahí.
Nos ordenó arrodillarnos y darle una buena mamada. Lo lamimos, chupamos, comimos sus huevos hasta que penetró la boca de mamá y descargó su leche.
Me ordenó limpiarlo con una toalla húmeda y a mamá le prohibió limpiarse la boca. Te quiero llevar con mi olor, le dijo.
- Violeta, tu a tu cama!
Y se fueron. Para mi, nada. Pareciera que Min ha perdido interés en mí,y sólo me usa para aumentar el placer de mi madre.
Hoy quiero contar a quienes leen mi historia un episodio muy fuerte con el Amo. Fue un castigo por no tratar bien a mamá la primera vez, especialmente a sus pezones. Tampoco fue tan grave, pienso yo. Pero si el Amo dice que si, es si y a obedecer y disfrutar del castigo.
Me llevó a una habitación bastante aislada de la casa. Desnuda. Y me ordenó limpiar bien mis intestinos con dos enemas y un líquido blanco, que a los pocos minutos de ponerlo en mi culo me hizo expulsar hasta el alma.
Y después un enema de agua limpia.
Solucionado esto de la higiene interna y después de una ducha ( parece que hoy le había atacado por la higiene) me hizo sentar.
Me ató en un aparato donde quedé con las piernas muy abiertas y mis genitales y culo bien expuestos y abiertos, mis brazos extendidos e inmovilizados. Me gustó la posición.
Casi enseguida entré en calor y comencé a mojarme.
- Perra caliente, ya estás mojada; hoy vas a experimentar nuevas sensaciones.
No te voy a amordazar, no abras la boca. No tengas miedo y confía en mí, como siempre. Serás castigada, pero quiero que aprendas a disfrutarlo.
Puso varias cámaras en funcionamiento.
( siempre graba todo y después lo vemos)
Salió y casi enseguida regresó con una caja bastante grande.
La abrió lentamente y yo sentía que iba a estallar de curiosidad y calentura.
Todo se transformó en horror, cuando veo que con delicadeza extrae una serpiente bastante grande, larga, gruesa, amarilla creo.
- No la asustes. Quédate quieta y en silencio.
La dejó en el piso y de un recipiente que tenía cerca, sacó lo necesario, metió una cánula en mi culo y después me inyectó leche caliente, según me dijo. Sentí su olor dulzón y cómo entraba en mis intestinos.
- El olor de la leche va a atraer a estas bellezas hacia tu culo. Tu quieta.
Yo, paralizada por el pánico, estuve a punto de gritar, pero dejé mi boca cerrada. Todo el miedo que sentía salía por mis ojos, que abría y cerraba sin saber qué sería lo más conveniente.
El Amo tomó la serpiente con sus manos y lentamente la puso sobre mi cuello.
Nunca podré olvidar el terror.
La sentía moverse y despacio bajar hacia mis tetas.
Él tomó otra más pequeña de la caja y la puso sobre una de mis piernas. Horrible. Indescriptible. Asqueroso.
La más grande bajó por mi vientre hacia mi coño y la otra iba directo hacia ahí también.
Rogaba y suplicaba piedad con la mirada, sin animarme a moverme. Que castigo espantoso.
Tortura era eso. Nunca me sentí peor ni tan asustada.
Las sentía en mi coño y también en mi culo, del cual se me escurría la leche tibia.
- No trates de apretar el culo, me dijo con suavidad, aunque sonaba excitado. Ver esto es maravilloso y muy excitante. Quiero que una te penetre el culo en busca de la leche y aprendas a experimentar el placer de sentirla recorriendo tus entrañas. Cuando llegues a tener un orgasmo estarás en la cima del placer de la perversión. Hoy es un castigo, y el comienzo de amarlas.
Mientras él hablaba, la más chica reptaba por mi vientre directo hacia mi cara, mientras sentía la otra en mi culo, me parece que empujando y hasta creo que, en medio del terror, la sentí abrirme.
Cuando vi y sentí que la serpiente asquerosa subía por mi cara con una parte de su cuerpo en mis tetas y sus ojos a la altura de mi boca, con esa lengua amenazante, todo terminó para mi.
Me había desmayado.
Cuando desperté, estaba en el suelo. Intenté ponerme de pie rápido, por si había serpientes ahí. No pude y me caí.
Estaba sola. Nada ni nadie conmigo. En una pantalla en la pared un mensaje:
“Aprende a no lastimar a tu madre”
“Escríbelo 100 veces en la pantalla AHORA PERRA”.
Temblaba tanto que no pude escribir casi nada. Al ratito otro mensaje:
“ Serás castigada por desobedecer mi orden y ya imaginas lo que te espera”.
Desnuda, sin poder controlar mis temblores y llorando, quedé allí, abandonada, mientras en la pantalla se repetía el vídeo de mi castigo. Frío,miedo, ardor en el culo, eran mis únicos acompañantes. Ni siquiera miré el video. No quise saber qué pasó durante mi desmayo. Me oriné y ni siquiera me moví para salir del charco.
La puerta se abrió y entró mi madre, la pantalla se apagó.
Me ayudó a ponerme de pie y me abrazó un rato sin hablar. Me ofreció agua.
Y después me acompañó a mi habitación.
No preguntó cuál había sido mi castigo, ni dijo ninguna palabra. Yo tampoco.
En mi habitación, fui al baño y me duché largo rato con mucho jabón. Tenía molestias intestinales. Ya había expulsado en la habitación de castigo toda la leche.
Me dirigí a mi cama, la revisé bien, porque me parecía oír la voz de mi cruel Amo diciendo que me acostumbraría a dormir con una serpiente en mi cama.
Lloré hasta quedarme semidormida, siempre con miedo y asco.
Mucho después, cuando pude, me puse una bata que sacudí primero, y fui hacia otras habitaciones. No había nadie. Silencio y soledad. Fui a la cocina, tomé un jugo de la heladera y me ovillé en un sillón, muerta de miedo, no sin antes comprobar que no había ninguna presencia extraña.
Cuando me sentí un poco mejor, me vestí, tomé mi cartera con mis documentos, el celular y mi laptop.
Llamé un taxi y me fui al aeropuerto. Allí compré un pasaje en el primer vuelo a Londres y tuve que esperar 4 hs para abordar.
Cuando ya estaba sentada en el avión, llamé a Min.
- Me voy. Renuncio. Esto fue demasiado cruel.
- Ok.perrita, y cortó.
Más tarde, recibí un mensaje:
- Creí que eras más fuerte Perra. Te vas a acostumbrar y las tendrás en tu cama. Ya lo verás.
No contesté.
Renuncié a mi situación como esclava sexual. No quiero saber más nada de sexo. Ni de hombres dominantes. Ni de ningún hombre. Nunca más.
Tengo miedo. Mucho miedo.
Se que me vigila y si quiere me secuestra.