Your Law

Continuación ;)

Ellen se había detenido a beber un poco de agua, medir su presión y descansar un poco, se recostó a una barda del parque mientras se ataba su cabellera en una coleta cuando de pronto vio como en cámara lenta a su vecina, la chica de arriba trotar frente a ella, parecía distante… llevaba unos auriculares, sus brazos torneados y cubiertos por una leve capa de sudor, su cabello que se movía al compás de sus movimientos, no pudo evitar dejar a su mirada perderse en esas piernas, en esos glúteos perfectamente formados, inconscientemente comenzó a trotar detrás de ella, la siguió por todo el parque, una vuelta completa, un rato después la chica se detuvo a hacer unos cuantos estiramientos, Ellen siguió unos cuantos pasos más y se detuvo dando la espalda, cuando se armó de valor para hablarle se giró bruscamente sin darse cuenta de que estaba detrás de si y tropezó haciendo que la otra también cayera, y ella misma cayendo sobre la pelinegra, se quedó inmóvil

-oye…

-¡lo siento! – dijo levantándose cuanto antes, la otra la imitó – de verdad lo siento, no te vi – la pelinegra se quitó los auriculares – esto es vergonzoso, lo lamento de verdad

-está bien – dijo sacudiendo su espalda – no pasó nada, ¿te lastimaste o algo?

-no… estoy bien – dijo sonrojándose sin querer, la pelinegra sonrió

-te raspaste la rodilla…

-¿si? – miró su rodilla y efectivamente estaba raspada, sangraba un poco

-ven, vamos a que te limpies – caminaron hasta unos bancos de madera, Ellen se sentó y esperó unos minutos a que la pelinegra regresara con unas banditas y un poco de agua, sacó un pañuelo de su bolsillo y se arrodilló frente a la rubia – espero no arda mucho – dijo antes de empapar el pañuelo y pasarlo delicadamente sobre la herida, Ellen trató de ahogar un quejido, la pelinegra secó el exceso de agua y colocó dos banditas para luego sentarse junto a la rubia, le extendió su mano – Nate

-Ellen – contestó ésta estrechándola – se tu nombre – sonrió – somos vecinas

-¿ah si?

-si, tu vives en el penthouse… yo vivo en el piso de abajo

-ah – Nate sonrió – ya, es que… no socializo demasiado

-lo se, solo te he visto un par de veces…

-y aún así me recuerdas

-eres difícil de olvidar – dijo Ellen riendo, luego se contuvo y desvió la mirada, Nate soltó una leve carcajada

-vaya, eso no me lo habían dicho jamás

-lo siento, no pretendía incomodarte

  • no no, descuida… está bien

-bueno, debo irme… así no podré trotar más – sonrió

-¿tienes auto?

-lo dejé en casa, planeaba regresar caminando

-en ese caso déjame llevarte, de aquí iría directo al trabajo pero puedo darte un aventón

-¿no es molestia?

-en lo absoluto – Nate se levantó y ayudó a Ellen a hacerlo también – apóyate en mi si quieres

-estaré bien – sonrió la rubia quien apenas podía afincar el pie, parecía solo un raspón pero ahora comenzaba a dolerle bastante, al llegar al auto Nate abrió la puerta del copiloto y ayudó a Ellen a subir, luego subió ella – me gusta… una Dodge…

-nitro – contestó Nate colocándose el cinturón de seguridad

-excelente modelo, muy buen diseño

-¿te gustan los autos?

-se puede decir, mi padre tenía una gran colección

-¿de autos?

-a pequeña escala – rieron

-creo que eso tiene más sentido para mi

Al llegar Nate acompañó a la rubia hasta la puerta de su departamento, ésta sacó la llave de su bolsillo y abrió, miró a Nate

-ehm… se que dijiste que irías a trabajar pero creo que lo menos que puedo hacer es invitarte un café por ayudarme, después de todo yo provoqué la caída – la pelinegra lo pensó unos segundos – aunque si estás muy atrasada lo entenderé

-quizás luego… de verdad tengo que ir a trabajar hoy – la joven bajó la mirada - ¡pero! Si gustas, podría invitarte a cenar

-ah… eso estaría bien – contestó Ellen sonrojada

-vale, te veo a eso de las siete entonces… - dijo Nate alejándose un poco de la puerta y despidiéndose con la mano, luego de que se fuera Ellen cerró la puerta y recostó su espalda a la misma para luego dejarse caer poco a poco en el suelo mientras sonreía

Nate subió a su auto y se quedó en silencio un momento, sacó el celular de su bolsillo y entró a su bandeja de correos, aún no había recibido respuesta de Alice desde aquel correo que le había enviado, lo bloqueó y lo volvió a guardar, encendió el auto y condujo a la oficina, luego de arreglarse se sentó frente a su ordenador a revisar viejos casos, formas y formatos que ya no se usaban… les daba una última mirada antes de eliminarlos

-ah, señorita Porter – dijo Hellen abriendo la puerta

-Hellen… olvidaste tocar de nuevo, sal, cierra la puerta, toca y te diré si puedes entrar

-pero..

-hazlo… por favor – Hellen resopló e hizo lo que se le ordenó – adelante – dijo Nate al escuchar la puerta, Hellen entró

-la señorita Andrade está aquí

-¿Carmen? – dijo Nate poniéndose de pie - ¿por qué no lo dijiste antes? Hellen ya te he dicho que cuando sea alguien importante entres sin tocar – dijo pasando al lado de su asistente y apresurado el paso para ver a Carmen

-¡Nate! – dijo la morena abrazando a su amiga quien correspondió

-cielos mírate… estás… te ves…

-estoy gorda

-si, iba a decir eso – rieron – ven, pasa a mi oficina – una vez sentadas conversaron amenamente, tomaron algo de chocolate ordenado por Nate - ¿entonces? Espero disfrutes mi departamento – Carmen se había mudado al departamento de Nate, y ésta para darle privacidad se había mudado al que Alice y ella tenían en común

-está bien, lo prometo…

-bien, ¿a qué debo el honor de tu visita?

-quería saber si estabas ocupada, tengo algunas cosas que comprar para el bebé y no quería ir sola

-nunca lo estoy – rieron, salieron de la oficina y Nate miró a Hellen

-¿migraña o algo más grave?

-sorpréndeme – dijo Nate guiñando un ojo

-diarrea crónica – susuróHellen

-te escuché – contestó Nate presionando el botón del ascensor

Ellen se duchaba con los ojos cerrados, pensaba en la sonrisa de Nate y en su… ¿cita? De esa noche, no sabía si debía llamarla así, pero lo haría de todas formas, salió de la ducha en su bata de baño y con una toalla secaba su cabello, volvió a sonreír pensando en lo inesperado que había sido todo

-Ellen, espero no hayas dejado nuevamente la ducha en el modo de agua caliente, ya sabes cuanto detesto bañarme con… - Claudia, su compañera de piso caminaba hacia ella cuando la vio sonriendo como una tonta - ¿a ti qué te pasó?

-no me lo vas a creer

-entonces no me lo digas

-¡Claudia!

-bueno ya, ¿qué pasó?

-¿conoces a la vecina de arriba? La del penthouse

-nadie la conoce…

-yo si, se llama Nate

-¿y cómo la conociste?

-hoy en el parque, trotaba cuando la vi y la seguí

-eso es extraño…

-me invitó a cenar

-eso es aún más extraño

-te dije que no me lo creerías – dijo Ellen caminando a su habitación seguida por Claudia, se sentó en su cama y su amiga se recostó a la puerta cruzada de brazos

-pero… ¿esa mujer no es mayor que tu?

-no lo se… no se ve mayor

-yo le calculo unos 30

-no exageres – rió Ellen

-¿te siguió por el parque? – preguntó Carmen, ella y Nate compartían una copa de helado un poco exagerada en una reconocida heladería del centro comercial, habían comprado ya la carreola y estaba cargada con un par de bolsas con ropa

-sip – dijo Nate comiendo un poco de helado – luego me detuve a ver que haría ella, y también se detuvo, fue entonces cuando le iba a preguntar que demonios quería y pues, nos caímos al suelo – Carmen rió

-deberías hacer algo, tienes una acosadora

-no… es una niña – sonrió Nate

-mmm… es extraño eso viniendo de ti

-la invité a cenar – Carmen rió

-ya me lo parecía

-no es lo que crees, en verdad no planeo nada con ella… no me inspira, es una niña…

-¿y Alice? ¿has hablado con ella?  - preguntó Carmen comiendo helado también

-no… le envié un correo pero no lo ha contestado

-ánimo, ve y diviértete con tu niña

-no es mi niña – rió Nate – es solo… una niña

-bueno bueno... solo diviértete

-por cierto ¿qué nombre le pondrás al bebé?

-no lo se…

-me gusta Mathew – dijo Nate terminando de comer lo que restó del helado, Carmen sonrió

-a mi también

Nate llevó a Carmen hasta el departamento y le ayudó con las cosas pesadas, luego de un rato tomó su chaqueta y caminó con ella hasta la puerta

-gracias por acompañarme

-no fue nada

-Nate… - dijo Carmen en voz baja – deberías llamarla

-no lo haré… ella se fue sin avisar, sin decirme por qué, ya hice demasiado con enviarle correos – Carmen bajó la mirada, Nate respiró y se acercó para besar su frente – te llamaré mañana, cuídate – dijo antes de tomar el ascensor

Una vez dentro metió sus manos en los bolsillos y pensó… Debía llamarla, debía saber algo de ella… Pero ¿qué si no le contestaba? Podía estar en lo cierto, una vez en el auto se sentó y tomó su teléfono, marcó el número y aguardó pacientemente mientras escuchaba el tono de espera

-diga – escuchó la voz de su amada pelirroja, se le hizo un nudo en la garganta - ¿hola?

-si… eh, hola – dijo tratando de ahogar ese nudo – soy Nate

-Nate… hola, ¿qué sucede?

-nada… no tiene… no tiene que suceder algo para que te llame ¿o si? Solo quería saber como estás… saber de ti

-ya… sucede que estoy ocupada, tengo un montón de papeleo por hacer, si quieres te llamo cuando termine, o cuando salga… si te parece bien – Nate dudó, pero accedió aún sabiendo que eso no pasaría

-claro… lamento haberte molestado, cuídate

-si, adiós – Alice colgó la llamada, Nate permaneció unos segundos con el teléfono recostado a su mejilla, lo dejó en la silla del copiloto y recostó su frente al volante, por primera vez se sintió frágil, de pronto se enderezó al sentir algo correr por su mejilla, se vio en el retrovisor… sus ojos estaban rojos y las lágrimas caían incesantemente, rió bajo y se secó con la manga de la camisa, encendió el auto y condujo hasta su edificio

Ellen había vaciado su guardarropa en la cama, Claudia la observaba recostada a la pared

-¿es una cena tan importante que no sabes que ponerte?

-pues… no lo se, quiero causarle una buena impresión

-es una mujer que está vestida siempre de camisa y pantalón… no entiendo que impresión puedas causarle a alguien que no procura darla – Ellen la miró con una ceja levantada – está bien está bien, no diré nada más

-no es eso… quiero verme bien… quiero… de ser posible quiero que se fije en mi

-¿era muy difícil de admitir? – Ellen se sonrojó y se giró, Claudia caminó hasta ella y la abrazó por la cintura – ten calma, seguro se fija en ti… eres muy linda

-gracias Clau – dijo Ellen sonriente, se separó del abrazo de su amiga y caminó al baño – ¡dejaré que tu elijas algo por mi! – gritó desde allá, Claudia respiró hondo y se dio la vuelta, eligió un bonito vestido marrón con motas blancas, tenía un lazo atado a la cintura, recogió el resto de la ropa y la guardó, escuchó la ducha… se acercó sigilosamente y observó a Ellen a través del vidrio

-ah… te dejé un bonito vestido sobre la cama, el resto lo guardé

-genial, gracias… sabía que podía contar contigo – Ellen estaba de espaldas a Claudia, lavaba cuidadosamente su cabello, Claudia la observó unos segundos más y salió rápidamente a encerrarse en su habitación, al cabo de unos minutos Ellen salió y se envolvió en una toalla mientras que con otra frotaba su cabello, miró el vestido y sonrió, sabía ya que zapatillas ponerse, en una hora estaba lista, con su rizadora había creado algunas ondas en su cabello y se maquilló un poco, tomó un bolso de mano y guardó sus llaves, su teléfono y un pañuelo, usó un poco de perfume y salió a la sala donde estaba Claudia sentada, ésta se quedó boquiabierta al verla – ¿qué? ¿tan mal luzco?

-no… te ves… hermosa – sonrió

-¿no ha llegado Nate?

-no, aún no… creo que te alistaste antes

-bueno… ¿qué se supone que haga?

-tomemos una copa – sonrió Claudia

Nate mientras tanto estaba recostada en su cama con el pantalón desabotonado y la camisa a medio poner, miraba al techo tratando de olvidar lo sucedido en la tarde, miró el reloj de cabecera y se sentó, abotonó el pantalón y se arregló la camisa de seda azul, dobló las mangas hasta los codos y peinó su cabello, luego de alistarse tomó las llaves de su auto y su billetera para luego salir y tomar el ascensor

-dijiste una copa – protestó Ellen

-vamos vamos, no creo que te embriagues con un poco de vino

-lo dijiste… solo una y ya la tomamos

-oh vamos, si ella te invita a beber lo harías solo por tratarse de ella – antes de que Ellen pudiera contestar el timbre sonó, Claudia dio el último sorbo a su copa y fue a abrir la puerta – vaya… ya está aquí

-¿disculpa? – dijo Nate confundida

-no es nada – dijo Ellen caminando hasta la puerta – ¿nos vamos?

-seguro – dijo Nate sonriendo y tendiéndole su brazo, la rubia lo tomó y a continuación se despidió de su amiga

-¿Qué fue eso? – preguntó Nate una vez estaban en el ascensor

-ah… a ella le encanta hacer bromas, comentarios pesados y cosas así

-ya veo – sonrió – te ves preciosa

-gracias… tu no luces nada mal

-gracias – dijo Nate en tono diplomático

-y… ¿A dónde iremos?

-no lo se – contestó Nate antes de meter sus manos en los bolsillo

-¿no lo sabes?

-nop… conduciré y cuando el momento llegue lo sabremos

-está bien – sonrió Ellen un poco nerviosa

Nate le abrió la puerta a Ellen y luego subió ella, en segundos comenzó a conducir por la ciudad, conversaban, sonreían… Ellen le contó a Nate que estaba terminando sus estudios de medicina y que había comenzado su residencia en el hospital central

-eso es excelente… ¿eres buena doctora? Si me pasa algo querría que me llevaran hasta allá – Ellen rió

-pues dudo que te pase algo, se ve que estás en excelente forma física – Nate la miró y la rubia se sonrojó

-para saber eso deberás revisarme, hace mucho no voy al doctor – la rubia se sonrojó aún más, si es que eso fuera posible

-ah… con gusto

Nate condujo un poco más y se detuvo fuera de un restaurante italiano, de nuevo le abrió la puerta a Ellen quien bajó sonriente, una vez dentro conversaron mientras esperaban a que les trajeran el menú

-y tu ¿a qué te dedicas?

-soy abogada… a veces

-¿por qué a veces?

-no me gusta trabajar – Ellen rió – tomo casos que sean importantes, y casos con los que pueda ayudar a la gente de escasos recursos

-eso es… eso es algo lindo – reconoció Ellen, Nate sonrió

-bien doctora… ¿ordenamos?

La cena transcurrió divertida para ambas, conversaron, coincidieron en un par de gustos y difirieron en otros, bromearon, rieron… la pasaron bastante bien

-lamento haberte derribado esta mañana, de verdad no fue mi intención

-descuida, todos hemos seguido a alguien alguna vez – Ellen rió, Nate firmó la factura de la cuenta y se levantó extendiendo la mano a la rubia - ¿postre?

-me encantaría pero creo que he comido demasiado – dijo ésta aceptando la mano de la pelinegra

-¿y eso que? Vamos por un helado

-a esta hora… dudo que haya heladerías abiertas

-pero podemos pasar por una de esas tiendas de 24 horas… seguro algo hallaremos ahí - así lo hicieron, Nate tomó un helado grande, dos bolsas de gomitas y dos de patatas onduladas, una vez en el edificio Nate oprimió el botón de llamada al ascensor, miró a Ellen – ¿qué?

-es que… será la primera vez que pase directamente hasta el penthouse – Nate sonrió de lado y observó a Ellen, la interrumpió el sonido de su celular

-diga – el rostro de Nate se tornó serio - ¿está bien? De acuerdo… saldré inmediatamente para allá – colgó la llamada y le entregó la bolsa a Ellen – lo siento, tengo que irme, surgió algo importante

-¿es grave?

-no lo se, lamento que acabe así… te llamaré mañana – dio un beso a la mejilla de la rubia, se dio la vuelta y corrió al estacionamiento, Ellen subió al ascensor segundos después y marcó el botón de su piso, al entrar a su departamento guardó las golosinas y fue a recostarse al sofá

-¿y cómo te fue? – preguntó Claudia quien pasaba de la habitación a la cocina y vio a su amiga recostada

-bien… fue divertido

-¿qué haces aquí entonces?

-se presentó algo y tuvo que irse

-que conveniente

Nate caminó apresurada por el pasillo del hospital a la vez en que remangaba su camisa hasta sus antebrazos, llegó hasta donde estaba una enfermera

-Carmen Andrade

-habitación 214 ¿es familiar?

-si – dijo Nate, se dio la vuelta y comenzó a buscar la habitación, al encontrar la puerta correspondiente entró y vio a Carmen recostada, ésta la miró y sonrió

-cálmate

-¿estás bien?

-estoy bien, ven aquí

Nate cerró la puerta tras de si y entró, Carmen se arrimó un poco para que Nate se sentara junto a ella, al hacerlo Carmen se recostó y Nate la abrazó

-¿qué pasó?

-tuve unos dolores espantosos

-¿y?

-solo eran cólicos – rió – no fue nada

-¿el bebé está bien?

-está perfectamente, tranquila

-me alegra saberlo – Nate suspiró

-¿Dónde estabas?

-tuve una cita con Ellen

-oh… lo siento, no debí hacerte venir

-¿bromeas? Está bien… me gusta que sepas contar conmigo

-entonces… cuéntame ¿qué tal estuvo?

-no funcionará – rió Nate

-¿por qué?

-es… una niña

-¿la llevaste a tu departamento?

-no…

-pero ibas a hacerlo

-no lo se, solo compré golosinas, nada fuera de lo común

-dale una oportunidad – dijo Carmen mirando a Nate

-ya veremos

Nate despertó poco más allá de las seis de la mañana, se vio acostada en el incómodo sofá de la habitación de Carmen, ésta dormía plácidamente en su cama, se sentó y sintió su espalda dolorida, abrigó bien a Carmen antes de salir de la habitación, caminó hacia la caseta de información

-buen día… ¿a qué hora será el alta de la paciente Andrade?

-a eso de las doce

-está bien – dijo Nate, volvió a la habitación y tocó suavemente el hombro de Carmen – tu alta es a las doce

-¿doce? – dijo ésta con pereza

-si, iré a ducharme y a cambiarme y volveré para llevarte a casa – Carmen asintió en medio de su sueño, Nate sonrió y salió de la habitación, fue hasta el ascensor y esperándolo había una doctora que le resultaba conocida – ¿Ellen? – la rubia miró a Nate y se sonrojó, vestía un uniforme azul con una bata blanca

-Nate… ¿qué haces aquí, estás bien?

-si, vine a ver a una amiga… por eso tuve que irme así anoche– lo siento, debí llamarte

-tranquila – sonrió Ellen – ¿está bien tu amiga?

-si… está embarazada, por eso cualquier ingreso antes de lo previsto asusta

-oh ¿se quedará por mucho?

-no… a las doce le darán de alta

-me alegro – sonrió Ellen, Nate la miró y metió sus manos en sus bolsillos

-ah… anoche no pudimos comer todas esas golosinas… ¿te parece que las comamos hoy viendo alguna película?

-lo siento esta noche tengo guardia aquí en el hospital pero… mañana podría ser

-de acuerdo – sonrió Nate quien comenzó a caminar hasta el ascensor que había llegado ya seguida por Ellen – ah… te ves muy bien… doctora – Ellen sonrió y miró a Nate

-pues, estando incluso en ese estado te ves sexy – Nate recordó que había pasado la noche fuera, su camisa estaba arrugada y su pantalón era un desastre, su cabello estaba disparatado, se sonrojó y Ellen bajó la mirada, se acercó un poco a ella para peinar su cabello y se miraron a los ojos – me divertí mucho – Nate sonrió y se acercó un poco a Ellen, besó su mejilla, Ellen sonrió y miró a Nate

-también yo – dijo la morena – el ascensor se detuvo y Ellen se vio obligada a alejarse

-me quedo en este piso, hablamos luego si te parece bien

-de acuerdo, yo iré a mi departamento a arreglarme y volveré… ah ¿de verdad no tienes tiempo libre hoy?

-media hora de almuerzo

-con eso basta – sonrió Nate, Ellen bajó del elevador no sin antes guiñarle un ojo a la morena quien prosiguió hasta llegar al estacionamiento

Carmen arreglaba sus cosas en un bolso cuando Nate llegó con un ramo de flores y una caja de chocolates, Carmen levantó una ceja y rió

-¿vas al baile de graduación?

-para esas cosas se llevan ramilletes no chocolates – dejó la caja y las flores en una de las mesitas – las flores son tuyas y los chocolates de Mathew

-¿crees que es niño?

-estoy casi segura – sonrió

-buenas… - escucharon y voltearon, Ellen estaba entrando en la habitación – entonces ella es tu amiga – sonrió mirando a Carmen, Nate metió sus manos en los bolsillos

-si, y el que está dentro de su barriga es Mathew… mi futuro sobrino

-es un placer – dijo la rubia entrando, le extendió su mano a Carmen – Ellen

-así que tu eres Ellen… Nate no para de hablar de ti – Nate enmudeció y miró a la rubia quien solo sonrió – soy Carmen

-oh… bueno, mucho gusto Carmen y mucho gusto Mathew – dijo inclinando la vista hacia el vientre de la morena, las tres rieron un poco

-llevaré a Carmen a casa… creí que podríamos almorzar juntas pero será mañana entonces

-oh no te preocupes, puedo correr mi almuerzo hasta… ¿las dos?

-perfecto – sonrió Nate

-si quieres puedes quedarte – dijo Carmen

-no no, está bien ya lo arreglamos – sonrió Nate y tomó el bolso – nos vemos en un rato – dijo la pelinegra mirando a Ellen, besó su mejilla y salió de la habitación junto con Carmen

-oh… besos en las mejillas – dijo ésta una vez en el auto

-no

-¿no qué?

-no sacarás conclusiones adelantadas – Nate se puso en marcha al departamento

-vamos es obvio que se gustan, las miradas las delatan

-¿Cuáles miradas? Apenas la viste hoy, reúnete con nosotras luego y me lo comentarás – Carmen rió, más tarde ese día Nate llegó al hospital y esperó a Ellen en el cafetín

-aquí no – sonrió la rubia al llegar – sígueme – llevaba un bolso en su mano y un termo en la otra, subieron al ascensor y Ellen marcó el botón del último piso seguido de aquel que no permite paradas – te ves mejor así – sonrió, luego de unos minutos bajaron, esa parte del hospital estaba desolada, había escritorios abandonados cubiertos por sábanas, estantes y archiveros por todos lados, Nate siguió a la rubia hasta unas escaleras, las subieron con calma y Ellen abrió una puertecilla detrás de la cual se encontraba la azotea del hospital – espero te gusten los picnics – la brisa era abundante y movía el cabello de Ellen, Nate sonrió y asintió – de acuerdo, sígueme y cierra la puerta

-este lugar… ¿podemos estar aquí?

-si – sonrió la rubia y dejó el bolso en el suelo, lo abrió y sacó una sábana azul la cual extendió en el suelo también, se sentó invitando a Nate quien la imitó

-¿qué traes en ese termo?

-vino… y dentro del bolso – lo tomó – hay un rico estofado de cordero, vegetales salteados y rodajas de pan especiado

-¿de donde sacaste eso? O… ¿es lo que traes para almorzar usualmente?

-no – rió la rubia – debo confesar que una amiga lo preparó para mi, tiene un restaurante cerca de aquí así que… - Nate sacó dos vasos de plástico que estaban dentro del bolso y sirvió un poco de vino en ambos, le extendió uno a Ellen – no traje platos, solo cubiertos así que… si no te importa, comeremos directamente del envase – Nate sonrió

-no hay problema créeme – la azotea tenía dos pequeñas hileras con plantas, más al fondo había dos enormes tanques de agua, el edificio prestaba una sombra refrescante y ambas habían empezado a comer – está delicioso

-¿verdad que si? – Ellen tomó un poco de vino y miró a Nate - ¿Carmen está bien?

-si, la dejé descansando – Nate miró a Ellen – lamento haberte dejado anoche, el viernes… ¿tienes algo que hacer? – Ellen lo pensó por un momento

-no, de hecho tengo un par de días libres… tenía pensado ir a un viaje grupal con algunas amistades

-ah, bueno… entonces cuando regreses

-¿te gustaría ir conmigo? Todos irán en pares… excepto yo – Nate bebió el vino de un sorbo

-¿A dónde?

-es una especie de casa de campo o algo así, será el fin de semana… - Ellen miró a Nate con entusiasmo y ésta sonrió

-de acuerdo, iré contigo – al cabo de un rato ambas recogieron las cosas, Nate se acercó a unos barandales y metió sus manos en sus bolsillos

-¿te gusta la vista?

-si, disfruto ver la ciudad desde lo alto – Ellen se acercó a ella y miró al frente, Nate la miró a ella, observó su cuello, sus labios y carraspeó lo que hizo que la rubia volteara – creo que… ya deberías volver al trabajo, no quiero distraerte – Ellen sonrió y se acercó a Nate

-descuida, tengo quien me cubra – Nate sonrió y atrajo a Ellen con delicadeza por su cintura, Ellen rodeó el cuello de Nate – es un buen lugar para un primer beso – Nate rió un poco, se acercó a la rubia y la besó con suavidad, continuaron el beso por unos segundos antes de mirarse, Nate sujetó la mejilla de Ellen antes de volver a besarla esta vez con más intensidad, Ellen rodeó la cintura de la pelinegra, en eso el teléfono de Ellen empezó a sonar y se vieron obligadas a separarse – Hawk – contestó – de acuerdo voy para allá – miró a Nate y sonrió – el deber llama – ambas corrieron a bajar las escaleras y luego subieron al ascensor

-entonces ¿mañana partimos?

-si, a eso de las once o doce

-de acuerdo, pasaré por ti si gustas

-eso estaría bien, no tengo auto – en uno de los pisos dos enfermeras subieron, Nate y Ellen permanecieron al fondo del ascensor – por cierto me gustó besarte – susurró

-a mi también – contestó Nate en otro susurro – creo que debemos repetirlo pero esta vez sin la interrupción del deber – Ellen rió, tres pisos más abajo las enfermeras abandonaron el ascensor

-el siguiente es mi piso – dijo Ellen, se acercó a Nate y le dio un suave beso de despedida que duró hasta que el ascensor abrió sus puertas de nuevo, Nate le extendió una tarjeta

-ahí está mi número

-nos vemos – Ellen sonrió y abandonó el ascensor, Nate rió y continuó hasta el estacionamiento

Entrada la noche Ellen salió del hospital, fuera la esperaba Claudia

-¿qué tal te fue?

-bastante bien – sonrió – a que no adivinas quien vino

-¿el presidente?

-no… Nate, la vecina del penthouse

-¿Cómo cadáver?

-¡Claudia!

-bueno bueno ya… ¿a qué vino?

-acompañaba a una amiga, luego almorzamos en la azotea… fue maravilloso

-por favor… no necesito saber sobre esa cursilería – Ellen la miró molesta

-bien… solo vámonos entonces, tengo que terminar de empacar

-¿irás siempre a la reunión con los chicos? Creí que no querrías porque irías sola

-Nate me acompañará – Claudia se detuvo y la miró

-entonces yo también voy

-¿tu por qué? Dijiste que no te agradaban

-pues resulta que ahora si, rápido que necesito empacar

Nate estaba dentro de la bañera, estaba dormida… Soñaba, veía a Alice caminando hacia ella sonriente, la miraba bailar y la escuchaba reír, abrió sus ojos al escuchar su teléfono sonar, salió de la tina y secó sus manos, tomó el teléfono y notó que era un número extraño

-¿diga?

-hola abogada – escuchó a Ellen del otro lado

-doctora Hawk, es un placer escucharla ¿cómo van los preparativos para el viaje?

-van muy bien, de hecho… mi amiga Claudia irá con nosotras... a no ser que tengas algún problema con eso

-ninguno – sonrió Nate

-de acuerdo… ehm, entonces nos vemos

-descansa – Ellen colgó la llamada y se recostó sobre su cama con una sonrisa enorme

-eres tan infantil – dijo Claudia quien la observaba desde el marco de la puerta

-nadie te pidió que me espiaras – Ellen se levantó y se quitó el uniforme quedando así en ropa interior, caminó hasta el baño, Claudia la siguió con la mirada y cuando Ellen cerró la puerta ésta entró a la habitación, tomó el uniforme y lo llevó hasta la cesta de la ropa sucia, iba a dejarla caer pero antes la olisqueó un poco y se la llevó hasta su pecho – Claudia – dijo Ellen del otro lado de la puerta, la castaña dejó caer rápidamente la ropa en la cesta – quiero que la conozcas, se que se llevarán bien – se escuchó el ruido de la ducha

-ah… si, lo que digas… estaré en mi habitación – dijo Claudia antes de salir, entró a su habitación y se recostó boca abajo

Ellen salió de la ducha y se colocó un pantalón hasta los tobillos y un suéter, se colocó sus sandalias y salió a la cocina buscando a Claudia pero no la vio, pasó hasta su habitación y empujó la puerta con cuidado

-hey… ¿estás bien?

-solo me duele un poco la cabeza – contestó Claudia sin voltear, Ellen se sentó junto a ella en la cama

-déjame revisarte – dijo invitando a Claudia a que se volteara, ésta sonrió y Ellen comenzó a masajear sus sienes – dime si mejora –Claudia la observó en silencio y se sentó con lentitud - ¿ves? Ya estás mejor – dijo Ellen sonriente, Claudia se acercó a ella y la besó, la rubia se quedó inmóvil, Claudia empujó a Ellen con cuidado a la cama mientras la besaba, la aprisionó con su cuerpo y comenzó a masajear uno de sus senos mientras con su otra mano sujetaba su cintura, luego metió su mano dentro del pantalón de Ellen y la dejó sobre su pelvis, se detuvo cuando escuchó un sollozo

-Ellen – dijo estupefacta, se levantó con rapidez y dio la espalda a su amiga quien lloraba, se levantó y salió a toda prisa de la habitación y del departamento – lo siento – susurró

Nate caminaba con un vaso de agua desde la cocina hasta la sala, se sentó en el sofá solo con su bóxer y una camiseta, una toalla alrededor de su cuello y nada más, terminó de beber el agua cuando escuchó el timbre, miró la hora y se extrañó, fue a abrir la puerta y le sorprendió ver a Ellen

-¿Ellen, qué…? – la rubia la abrazó y comenzó a llorar, Nate aún sin comprender que sucedía la abrazó también, con cuidado cerró la puerta y la guió hasta la sala, buscó un vaso de agua y un pañuelo, se agachó frente a la rubia y la miró - ¿qué pasó?

-tuve… un problema con mi compañera – Nate se sentó junto a Ellen, levantó su rostro con cuidado por su mentón y limpió un poco sus lágrimas

-si quieres puedes quedarte aquí esta noche…

-¿de verdad? – Nate asintió

-hey… estás en el penthouse – Ellen rió un poco y abrazó a la pelinegra quien acarició su espalda y su cabello - ¿quieres dormir ya? – Ellen asintió – sígueme – Nate guió a Ellen hasta la habitación y retiró el edredón, la rubia se quitó sus sandalias y se recostó – espero puedas dormir bien

-está fría –rió Ellen, ya no lloraba casi

-bien eh… - Nate se metió a la cama por el otro extremo – ven aquí – Ellen miró a Nate por unos segundos antes de recostarse a su pecho, Nate la rodeó con su brazo y miró al techo

-¿te incomoda?

-no… ¿a ti?

-estoy bien – sonrió y cerró los ojos – gracias

-no hay de qué – Nate miró a Ellen dormir, era hermosa… acarició su cabello y sonrió antes de recostar su cabeza a la de la rubia y cerrar los ojos también

Alice abrió la puerta de su departamento, era algo pequeño comparado con el anterior pero sin embargo no necesitaba tanto espacio para sentirse cómoda, dejó los tacones en la entrada y se quitó el abrigo para dejarlo en el perchero, caminó hasta su estudio donde dejó el maletín y encendió la computadora, caminó a la cocina y buscó una barra de granola la cual comió mientras caminaba a su habitación, se quitó su falda y la blusa, se colocó una camiseta y caminó descalza hasta el estudio donde se sentó, abrió el maletín y sacó unos papeles para revisarlos, se vio interrumpida por una video llamada de Skype

-hola hermosa – vio a un chico de cabello corto y dorado, peinado con la pollina hacia adelante… Sonreía, llevaba un suéter gris y azul – ¿mucho trabajo?

-bastante – dijo Alice dando un mordisco a la barra

-¿esa es tu cena?

-si, no tengo mucho apetito de todas formas

-deberías comer algo más… saludable

-es granola – dijo Alice de mala gana

-solo me preocupo por ti – dijo el joven rascando su frente con impaciencia

-no es tu trabajo preocuparte por mi James… te lo agradezco pero mejor enfócate en los casos que debemos ganar antes de irnos a Los Ángeles

-así que eso es lo que te tiene tensa

-adiós James – dijo Alice colgando la llamada, un par de minutos luego llegó una llamada que la hizo sonreír - ¡Carmen!

-hola Alice – sonrió la morena - ¿cómo estás?

-bien… pero tu te ves radiante, el embarazo está haciendo maravillas contigo

-si obviamos los mareos, las náuseas y demás… digamos que si –rieron - ¿cuándo vendrás?

-mmm no lo se… tengo mucho trabajo pendiente

-¿te quedarás en la ciudad que nunca duerme para toda la eternidad? Eso es dañino

-tienes razón, bueno… tenía pensado volver para el otoño

-espero verte entonces

-también yo – sonrió la pelirroja

-y Alice

-¿si?

-deberías contestar sus llamadas – Alice enmudeció y desvió la mirada

-eh… tengo… tengo trabajo que hacer, te llamaré mañana – sonrió

-como siempre… cuídate por favor – dijo Carmen antes de colgar, Alice dejó la barra en el escritorio y entró a su bandeja de correo electrónico, había muchos de Nate, todos y cada uno leído y sin contestar, no quería hacerlo… se sentía traicionada aún, había decidido dejarlo todo y confiar en ella y aún así… sacudió suavemente su cabeza y se enfocó nuevamente en su trabajo

Ellen soñaba con la primera vez que vio a Nate, ella regresaba de la universidad, había tomado el ascensor, fue entonces que Nate, acompañada por una pelirroja hermosa, con pecas que decoraban su cuerpo, ambas tomadas de la mano corrieron hasta el mismo

-espera, detenlo – dijo la morena riendo, ella y la pelirroja entraron y marcaron el botón del penthouse, prácticamente estaban una sobre la otra, Nate recostó suavemente a la pelirroja de la pared mientras la besaba, esta correspondía pero a su vez miraba a Ellen quien estaba sonrojada y mantenía la vista fija en el suelo, una vez llegado su piso se movió con dificultad, Nate se separó un poco de la pelirroja

-lo siento – dijo riendo – ya sabes como es esto – Ellen solo fingió una sonrisa modesta

-Nate eso fue grosero – rió la otra

-shhh pago un condominio alto aquí los ascensores me pertenecen… y tu también

-perdona – dijo la pelirroja con una sonrisa de disculpa, en eso las puertas se cerraron, Ellen miró al ascensor por unos segundos antes de dar la vuelta y caminar hasta la puerta de su departamento, abrió los ojos y sintió la suavidad de la frazada de aquella lujosa cama, volteó hacia su izquierda y vio mejor la habitación, el papel de pared era gris con unos pequeños detalles en blanco y líneas en el cabezal y el pie de pared, a un lado de la cama había una mesita de noche con un reloj moderno, frente a la cama un ropero negro con pernos plateados y sobre este, en la pared una pantalla lcd de… quien sabe cuantas pulgadas, volteó a su derecha y miró a Nate profundamente dormida con el cabello desbaratado, acarició su cabello retirándolo un poco de sus ojos y sin hacer ruido se sentó en la cama, miró a su alrededor y sonrió

-“aquí debió ser…” – pensó para sus adentros, se levantó y caminó descalza por el suelo alfombrado hasta un pasillo, a los lados de este había unas puertas… abrió una y vio un baño muy delicado, cerámica azul que cubría dos cuartos de la pared y el resto tapizado en color crema, la baldosa del suelo era azul también pero en un tono más opaco, cerró la puerta y siguió caminando, abrió las otras… se topó con una habitación de invitados y un walk-in-closet, al final del pasillo había una combinación de sala de estar con comedor, a su izquierda vio una isla de cocina y rodeándola había encimeras y electrodomésticos nuevos, aparentemente jamás habían sido usados, rió para sus adentros y comenzó a rebuscar en el enorme refrigerador plateado

Nate se estiró con un quejido y un bostezo, se sentó en la cama y lo pensó unos segundos antes de levantarse, cuando por fin lo hizo caminó hasta el baño, luego de asearse salió a por un vaso de agua, se sorprendió al ver a Ellen de espaldas a ella, cortaba fruta y la colocaba en un plato hondo

-buen día dormilona – sonrió al voltear, Nate se acercó a la isla donde se encontraba un plato con tocinos recién cocidos sobre un papel absorbente, tomó uno y lo mordió, miró hacia una de las encimeras donde la cafetera anunciaba que el café estaba listo, Ellen secó sus manos en un delantal y tomó dos tazas, sirvió café en ambas y un poco de leche en una de ellas, extendió una a Nate quien la miró con curiosidad – tenía hambre y tu no despertabas – dijo encogiéndose de hombros, la pelinegra dio un sorbo a su café y miró hacia la cocina – ah si, hice panqueques y huevos, es lo que mejor se me da ya que es sencillo y no requiere mucha práctica en la cocina

-el tocino sabe bien – dijo Nate con voz gruesa aún… cuando recién despertaba su voz era así, Ellen rió

-pues gracias – dijo imitándola, se sentaron a comer con entusiasmo, Ellen leía el periódico mientras daba un sorbo a su café, Nate comió con rapidez, luego contempló su plato

-¿hay más?

-¿tan bueno está?

-es que… hacía mucho no… desayunaba en casa

-bien, déjame servirte – Ellen sonrió y fue a servirle de nuevo a Nate, cuando regresó lo colocó frente a ella quien comenzó a comer otra vez

-¿la cocina funciona?

-¿no la habías usado?

-pues… solo el horno de microondas para hacer palomitas o calentar alguna comida de fuera, eso y la cafetera

-que curioso – sonrió Ellen terminando de comer – bien, tu lavas los platos

-creo que tenemos lavavajillas

-eres lista… o tramposa

-soy abogada – rió Nate, luego de lavar los platos ambas se sentaron en la sala, Ellen mantenía la mirada en el piso – bien… debes decirme que pasó anoche – Ellen bajó la mirada

-solo… diré que tuve un problema con Claudia - Nate miró a la rubia y acarició su mejilla llevando su mano al mentón para levantarlo con suavidad

-cuando quieras, puedes decírmelo – Ellen sonrió y asintió

-bien, debo irme… tengo que arreglar las cosas para el viaje de mañana

-yo igual – ambas se levantaron y Nate acompañó a Ellen hasta la puerta, la rubia rodeó el cuello de Nate y la abrazó delicadamente hacia si, ésta correspondió al abrazo, luego se besaron con suavidad, Nate se quedó en la puerta hasta que el ascensor cerró, luego entró y fue a ducharse, recostó su cabeza a la pared de la ducha, se arregló con su ropa habitual y comenzó a guardar ropa cómoda en una maleta, no lo pensó mucho y solo las guardó, al cabo rato guardó la maleta en la cajuela de su auto y se dispuso ir al trabajo

Ellen entró al departamento con cierta cautela, las luces estaban apagadas, caminó por el recibidor hasta la sala y luego a la cocina donde había un plato sobre la barra con una bolsa de papel y una nota con un “lo siento”, dentro había un par de donas, sonrió y pasó hasta su habitación, se recostó en su cama y sonrió con los ojos cerrados, algo bueno había salido de su problema con Claudia… cierto, aquello sucedido con Claudia, ahora no lo veía como algo tan grave, ya conversarían al respecto, se sentó y comenzó a revisar sus cosas para empacarlas

Nate estaba consultando unos papeles y asignando algunos casos cuando se vio interrumpida por Hellen

-hey, tienes una invitación para esta noche

-¿invitación de qué?

-inauguración de bar, llegaron dos… pero, creo que no sabían que la señorita Collins no sigue aquí – Nate levantó la mirada

-¿a que hora?

-iniciará temprano, la recepción será a las 7 – Nate se recostó a su asiento y miró a Hellen

-¿quieres ir? – Hellen sonrió de lado

-¿por qué no? - Respondió

Claudia recogía las cosas de su escritorio y las guardaba en su portafolios, las clases ese día habían acabado más tarde de lo acostumbrado, se había extendido un poco esta vez, cuando cerró el portafolios y levantó la vista a la puerta se sorprendió al ver a Ellen entrar

-hola profesora… - dijo la rubia, caminó despacio hasta el escritorio de la pelinegra quien la miró en silencio – te traje un vaso de café – lo dejó sobre la mesa – creí que… luego de tus clases te gustaría

-si… gracias – dijo Claudia recogiendo su chaqueta del espaldar de la silla y doblándola para colgarla de su brazo

-creo que debemos hablar

-no quiero hablar Ellen… ya me siento bastante mal como para que… no importa, solo olvidémoslo ¿si?

-no puedo simplemente olvidarlo, vivimos juntas… debemos solucionar esto – Claudia miró a Ellen con sequedad y respiró hondo

-de acuerdo… ven, vayamos a la cafetería, a esta hora nadie nos molestará – una vez allí se sentaron en una mesa retirada, Claudia miraba el vaso de café entre sus manos, Ellen respiró y habló por fin

-¿por qué lo hiciste? – Claudia resopló

-creo que es bastante obvio ¿no?

-pues… no, porque siempre he sido tu amiga y que de pronto actúes así…

-mira, lo siento… si es lo que quieres escuchar, lo siento ¿si? Actué sin pensar… haré lo posible para que no se repita

-de acuerdo – Ellen bajó la mirada – y eh… ¿irás al viaje? – Claudia miró a la rubia y sonrió

-no me lo perdería por nada – levantó el mentón de Ellen – ya, no estés así… prometo que no se repetirá, anda... vamos a casa

Mientras tanto, Nate bajó de su auto y le entregó las llaves al botones, caminó a abrirle la puerta a Hellen quien bajó sonriente

-vaya… se ve bastante bien este lugar – era un edificio de dos pisos, moderno con acabados en negro y plateado metalizado, tenía dos ventanales a los lados de la puerta, a la derecha de esta una enorme fila de personas aspirando entrar, Nate extendió el brazo a Hellen quien lo tomó y avanzó seguida de Nate, ésta se acercó al guardia y sacó las invitaciones

-adelante señorita Porter, señorita Collins – hizo una reverencia con la cabeza, Nate miró a Hellen con una sonrisa y volvió a guardarlas, entraron al bar… la atmósfera era genial había muchas personas dentro, al entrar se toparon con dos barras de lado y lado con varios asientos y en medio un pequeño pasillo que llevaba a una pista de baile, al fondo había sillones de cuero negro con detalles en plateado, caminaron hasta una de las barras y Hellen ordenó un cosmopolitan

-¿qué tomarás tú? ¿whisky?

-martini mejor… para comenzar – Hellen sonrió, luego de acabar sus bebidas Hellen haló a Nate hasta la pista y comenzó a bailar lento, dio la espalda y se acercó a ella, movía sus caderas acercando sus glúteos a la pelvis de Nate quien solo rió bajo y rodeó su cintura, la atrajo un poco hacia si - ¿qué haces?

-nada que no te guste – rió Hellen, giró y rozó su nariz a la de Nate – ¿tienes idea de cuanto tiempo llevo esperando esto? No debería decirlo pero… me alegra que Alice se haya ido – el rostro de Nate se endureció, Hellen sonrió de lado y besó a Nate con deseo, ésta correspondió sin cerrar los ojos - ¿un par de tragos y nos vamos? – Nate seguía seria

-si… de acuerdo– sonrió al fin

Una vez en el hotel Nate se acercó por detrás a Hellen y acarició su espalda con sus dedos y luego rodeó su cintura para traerla hacia si sin voltearla, besó su cuello y fue desabotonando su camisa, Hellen intentó voltear pero Nate la retuvo

-así… por ahora – imprimió un par de besos más detrás de sus orejas, mordisqueó su cuello y masajeó sus pechos una vez al descubierto, metió una mano debajo de su falda y deslizó un dedo entre sus labios mayores, Hellen liberó un gemido alto y dejó caer su cabeza en el hombro de Nate quien se detuvo, la chica giró y comenzó a besarla, intentó desabotonar la camisa de Nate y ésta lo impidió sujetando delicadamente sus manos

-¿qué sucede? – preguntó Hellen, miraba a Nate con los labios entre abiertos, ésta pestañeó un par de veces y vio a Ellen, retrocedió un poco y volvió a pestañear, de nuevo estaba su secretaria

-debo irme – dijo rodeando a la chica y caminando hacia la puerta

-¿así nada más?

-si, lo siento… la factura está pagada hasta mañana… y por cierto… estás despedida – dijo sonriente antes de salir de la habitación

Nate bajó en el elevador hasta el estacionamiento, entró a su auto y se quedó sentada en silencio unos minutos, tomó su celular y marcó el número de Alice, tardó un poco en contestar

-¿hola? – dijo amodorrada

-hola – dijo Nate entusiasta – soy yo eh… ¿cómo estás?

-Nate… son las… tres de la mañana, lo que sea que quieras hablar se que podía esperar

-si pero…

-bien, hasta mañana – colgó la llamada, Nate se quedó de nuevo con el teléfono junto a su mejilla… respiró hondo y lo guardó en su bolsillo, condujo en círculos hasta que el cielo comenzó a aclarar

Ellen despertó a eso de las ocho y media, se sentó en su cama y miró hacia el reloj despertador en la mesita a su derecha, sonrió y se levantó de un salto, corrió a la ducha enseguida, Claudia caminaba con una taza de café hasta la puerta a recoger el periódico cuando la vio salir con un conjunto de short beige con una blusa sin mangas color champagne, unas sandalias beige también y su cabello recogido en una coleta, la morena la contempló y sonrió

-¿qué? – preguntó Ellen

-nada… se me hará difícil cumplir mi promesa si te ves tan hermosa – Ellen rió y abrazó a Claudia quien alejó la mano con el café

-te veo allá ¿si? – Claudia respiró y se separó del abrazo

-llegaré más tarde, adelántense ustedes – dijo acariciando el mentón de la rubia quien sonrió y caminó hasta su maleta

-vale, hasta más tarde entonces – agitó su mano para despedirse

Nate estaba fuera de su auto esperando a Ellen, miró su reloj un par de veces antes de que la rubia saliera

-hola señorita – dijo cuando la vio caminar hasta el auto

-hola abogada – dijo sonriente - ¿irás así? – Nate rió

-si, es que… me distraje con algunas cosas en el trabajo… ¿y tu maleta?

-ah… creo que la olvidé

-hey, matasanos – escuchó detrás de si, Claudia caminaba con la maleta de Ellen, una vez frente a ambas la dejó en el suelo – Nate

-Claudia – contestó la pelinegra antes de tomar la maleta y subirla al auto, Ellen dio un abrazo a Claudia

-iba a buscarla justo ahora

-está bien – contestó ésta – cuídate – se separó del abrazo y regresó al edificio, Nate le abrió la puerta a la rubia y ésta subió al auto, una vez Nate estuvo dentro se pusieron en marcha

-parece… agradable – dijo Nate conduciendo con una sola mano

-lo es… ehm, deberías tomar el volante con ambas manos ¿no crees?

-no, estoy bien – sonrió Nate quien remangó su camisa cuando se detuvo en un semáforo

-¿te molesta si coloco algo de música? Será un viaje un tanto largo

-no, está bien… aunque no creo que encuentres algo que te guste – Ellen sonrió y encendió el reproductor, abrió la guantera y rebuscó en esta, sacó un cd en particular

-thecardigans – dijo mirando a Nate quien arrugó la frente

-¿yo tengo eso? – ambas rieron

-al parecer si – la rubia introdujo el cd en el reproductor, miró la caja y adelantó hasta una canción en particular: kiss me, sonrió y canturreó un poco mirando de reojo a Nate quien mantenía la vista fija hacia el frente… de pronto un recuerdo llegó a su mente:

-compré este cd… se que no es tu estilo pero aún así, será perfecto para el auto – dijo Alice mostrando el cd a Nate quien arrugó la frente

-¿yo escuchar eso? No… no me gusta, es demasiado rosa para mi gusto

-pero… dale una oportunidad – dijo inclinándose hacia la pelinegra – si no te gusta cuando lo escuches simplemente lo guardaré en mi auto – Nate lo pensó

-no… sigue siendo demasiado rosa

-¿Qué tan rosa? – Alice se sentó sobre Nate y dio besos pausados en su cuello, Nate sonrió y abrió la blusa de Alice, besó su pecho y subió su brassiere, miró sus pezones y sonrió con malicia

-así de rosa

-Nate… ¿Nate?

-¿si? – dijo la morena volviendo a la realidad

-la luz del semáforo cambió ya…

-oh si, lo siento – aceleró con cautela

-¿Dónde estabas? – dijo la rubia sonriente

-ah… aquí – sonrió y condujo mientras que la música seguía sonando, Ellen apagó el aire acondicionado y bajó su ventanilla – entonces… Lancaster

-si, será divertido, los chicos alquilaron unas cabañas y el lago… y la pesca y…

-¿estás emocionada?

-si – sonrió Ellen – muero porque te conozcan – Nate sonrió y continuó conduciendo

Al llegar a Castaic Lake Nate frenó en la entrada, había tres cabañas en una fila arqueada, muchos árboles alrededor y a la derecha un aparcamiento con otros dos autos, Nate estacionó en el tercer puesto, apagó el motor y retiró la llave

-henos aquí – Ellen sonrió emocionada y miró a la pelinegra - ¿qué?

-puedo… ¿puedo besarte? – Nate rió un poco, se acercó a Ellen y la besó con suavidad

-no debes preguntarlo, si quieres besarme lo haces y ya

-de acuerdo – Ellen volvió a besar a Nate, ésta correspondió y poco  apoco el beso fue intensificándose, al punto en que Nate se quitó su cinturón de seguridad, la rubia hizo lo propio con el suyo y se vio sentada a horcajadas sobre la pelinegra, ésta acariciaba la espalda de Ellen quien había rodeado el cuello de Nate, se detuvieron al escuchar que alguien golpeaba el cristal

-¿hay alguien allí? – Nate y Ellen rieron

-es por esto que agradezco tener vidrios ahumados – Ellen rió y se pasó nuevamente a su asiento, bajó del auto y corrió a abrazar al chico responsable de la interrupción, era un joven fornido de cabello castaño y ojos grises, vestía una camiseta azul y unos shorts de tela gruesa

-¡Phil! – dijo la rubia

-hola mocosa – dijo el joven alzando a Ellen y dando algunas vueltas con ella – vaya creímos que no vendrían – la colocó de nuevo en el suelo – hicimos una apuesta, creo que gané yo

-bueno… la verdad…

-bonito auto, ¿es de Claudia? – se acercó de nuevo a la puerta del piloto – heyClau, bonita chatarra te conseguiste

-Phil no – el joven abrió la puerta y sorprendió a Nate encendiendo un cigarrillo, ésta lo miró y luego a Ellen

-ah… mucho gusto, soy Nate

-¿dónde está Claudia? – dijo el joven ignorando a Nate y volviendo a ver a Ellen

-vendrá más tarde o quizás mañana… - Phil miró de nuevo a Nate y le quitó el cigarrillo, lo arrojó al suelo y lo pisó

-no se fuma en el lago – se dio la vuelta y caminó hasta el maletero del auto - ¿lo abres por favor? – Nate tiró de la pequeña palanca y Phil abrió el maletero, tomó las maletas de ambas y caminó hasta Ellen – quiero que hablemos dentro – Nate bajó del auto y cerró la puerta, metió sus manos en los bolsillos – su cabaña es la última – dijo con desdén – llévalas y acomódate mientras hablo con Ellen – le entregó las maletas a Nate quien rió de mala gana, las tomó y caminó hasta la cabaña

-fuiste grosero – dijo Ellen con los brazos cruzados

-se supone que vendrías con Claudia ¿qué les diremos a los chicos?

-que vendrá más tarde o mañana…

-¿por qué viniste con ella?

-porque si… porque puede que… sea algo más

-no me agrada

-lo se… pero a mi si… Phil, sabes cuanto tiempo ha pasado… ella me gusta de verdad

-solo quiero que estés bien – dijo abrazándola - ¿te gusta? – Ellen asintió – bien… creo que… podremos intentarlo, ve adentro, los muchachos estarán emocionados por verte, iré a disculparme

Nate había colocado las maletas dentro del clóset y se había recostado en la cama, miraba al techo… no parecía un fin de semana prometedor

Alice revisaba unos documentos en su oficina cuando James entró sin avisar, traía una caja de bombones y un osito de peluche, Alice lo miró y levantó una ceja

-es que… cumples hoy otro mes en el bufet…

-¿y será así hasta que cumpla un año o dos o cien?

-pues… no

-me alegro – dijo ignorándolo y continuando con sus documentos

-si no los quieres solo tienes que decirlo

-no los quiero… ahora, por favor solo sal de mi oficina – James rió y salió azotando la puerta al salir, Alice miró hacia la puerta y se enfocó de nuevo en lo que hacía

Nate estaba recostada en la cama y observaba su celular, buscó el número de Alice y lo pensó por unos instantes para finalmente marcar el de Carmen

-hola señorita desaparecida

-hola barrigona – rió Nate - ¿qué haces?

-nada… intento matar un antojo

-ugh… esos antojos de embarazada ¿qué es ahora?

-no sería ético decirte – ambas rieron

-rayos ¿interrumpo algo?

-no… hey ¿estás cerca? Si lo estás ¿serías tan amable de traerme unas hojas de menta? Quiero preparar una sopa – Nate lo pensó por un momento… obviamente no encajaba en ese lugar, no había conocido al resto de los chicos pero… no sería necesario - ¿no puedes?

-si, llegaré en un rato… ¿quieres algo más?

-lo que quieras – dijo Carmen

-te veo luego – Nate colgó, se levantó y tomó su maleta, al abrir la puerta se topó con Ellen quien tenía la intención de entrar a la habitación

-¿A dónde vas? ¿pasó algo malo?

-no… es que Carmen, me necesita

-¿está bien?

-si, solo unos antojos pero… ya sabes, debo ir – Ellen bajó la mirada

-está bien, eh… le diré a los chicos

-no – Nate dejó la maleta y atrajo a Ellen a la habitación cerró la puerta y la aseguró, se acercó a Ellen y rodeó su cintura atrayéndola hacia si – estabas muy emocionada por venir, tu quédate

-pero… no era la idea

-lo se, tu tienes a tus amigos y yo tengo a Carmen, no hay quien vea por ella aquí excepto yo – Ellen la miró – tengo que cuidarla – la rubia lo meditó y sonrió, rodeó el cuello de Nate y la besó con dulzura

-está bien, llámame cuando llegues – Nate sonrió y besó a Ellen

-de acuerdo – se separaron y Ellen acompañó a Nate hasta su auto, Phil y los demás observaban desde la puerta de otra cabaña

-¿te vas Nathan?

-Nate – dijo Ellen

-si Phillip, lamento no haber podido compartir más – dijo subiendo su maleta al asiento trasero

-ya… que lástima – contestó éste con sarcasmo, Nate abrió la puerta del auto y Ellen la abrazó por detrás

-cuidado al conducir – Nate la giró y la besó de nuevo

-lo tendré – Nate subió a su auto y se puso en marcha a la ciudad, por un lado le incomodaba el haber dejado a Ellen, por el otro… le alegraba haberse alejado de aquellos niñatos, mientras conducía llamó a Carmen

-¿si?

-entregas a domicilio… ¿hojas de menta?

-si por favor

-¿Qué clase de sopa lleva hojas de menta?

-solo tráelas – rió Carmen, Nate sonrió y colgó la llamada, al llegar a la ciudad se dirigió a una tienda de abarrotes donde con ayuda de uno de los encargados tomó un paquetito de hojas de menta, además de eso compró unas flores y una canasta con frutas y chocolates, una botella de vino y una de jugo de uva, al llegar al edificio subió en el ascensor como siempre…. Ya en su piso se dirigió a la puerta de su departamento y rebuscó en su bolsillo pero había dejado las llaves en el auto, no le dio importancia y tocó el timbre, se sorprendió al ver a Carmen tan radiante y hermosa – vaya, veo que trajiste cosas extra – dijo sonriente y dejando paso a la morena

-si, postre… bien ¿dónde está esa sopa de menta?

-ven conmigo a la cocina y ayúdame a terminarla – dijo sonriente

Ellen estaba sentada en las escaleras de la cabaña, sus amigos jugaban con un balón de futbol americano, corrían de un lado a otro… extrañaba a Nate, Phil se acercó a ella y la miró

-relájate, la verás el lunes

-si – sonrió Ellen de lado, Phil dio una palmada suave a su hombro y volvió al juego, al cabo de un rato un auto se detuvo unos pasos más allá y Claudia bajó de el, la rubia corrió a abrazarla

-heyheyhey… si tu novia nos ve se enfadará – Ellen arrugó la nariz y sonrió

-no es mi novia… y tuvo que irse

-¿por qué?

-Carmen, su amiga… se sentía un poco mal

-¿y solo te dejó? – Ellen asintió – vaya… ¿tu qué harás?

-no lo se… distraerme, supongo

-bien mejor sube al auto, no quiero tener que aguantar ese rostro dramático todo el fin de semana

-¿A dónde vamos?

-a buscar a tu novia – Ellen rió

-pero no sedonde vive Carmen

-¿para qué existen los teléfonos celulares? – Claudia subió al auto seguida de Ellen

-¿y este auto? Se que no es tuyo

-prestado – rió – mi papá lo trajo – encendió el auto y enseguida arrancó, Ellen marcó el número de Nate

-hola hermosa… lamento  no haberte llamado cuando llegué

-descuida… heyehm, me preguntaba si tu y Carmen tenían un asiento extra a la mesa

-claro… ¿vendrás? – dijo Nate sonriente, Carmen la miraba

-si, envía la dirección y estaré allí pronto

-de acuerdo, besos – Nate colgó y seguido a eso envió la dirección, Carmen sonrió ampliamente

-¿vendrá?

-si… está de camino

Más tarde ese día Nate abría la puerta haciendo una reverencia a la rubia quien sonrió y pasó, había traído consigo un gran envase de helado de chocolate, Nate buscó unas cucharillas y las tres se sentaron en la alfombra de la sala a comerlo

-¿cómo llegaste tan rápido? – preguntó Nate recostando su espalda al sofá

-Claudia me trajo – contestó Ellen tomando una cucharada de helado

-¿y se regresó al campamento?

-dijo que eso haría… Carmen ¿cómo has estado?

-bien, sobreprotegida – dijo guiñando un ojo a Ellen quien rió, Nate se encogió de hombros

-es mi deber… es mi sobrino el que está en tu panza – compartieron el helado entre bromas y risas, Carmen les habló un poco sobre su familia y cuanto les extrañaba, Ellen dio unas cuantas palabras de aliento y luego solo conversaron sobre cosas de bebés…

-si, bueno… como me corresponde la medicina general me ha tocado asistir varios partos en casos de emergencia

-me da mucho miedo ese momento – dijo Carmen

-descuida, nada malo te pasará – sonrió, Nate quien se había quedado en silencio y había observado a aquel par estiró su espalda, miró su reloj de muñeca y se levantó

-de acuerdo… es hora de irnos, Carmen debe dormir sus horas completas

-ayúdame – dijo Carmen extendiendo sus brazos, Nate la ayudó a levantarse

-permíteme ayudarte con eso – dijo señalando los platos, remangó su camisa y ella y Carmen lavaron los platos y utensilios

-es agradable

-lo se…

-¿te gusta? – Nate rió

-no… no estoy segura

-pero ya la has besado

-si – volvió a reír – es que… bueno… ella me besó

-imagino tu ira desencadenada – rieron, Carmen secó sus manos y pasó una toalla a Nate – gracias por venir

-no agradezcas… de hecho me disculpo por no venir tan seguido – tras decir esto abrazó a Carmen quien correspondió al abrazo, luego caminaron hasta la sala, Ellen dio un leve abrazo a Carmen y sonrió

-me divertí

-también yo… a ver si Nate te trae más seguido

-vendremos el fin de semana – aseguró la morena ya desde la puerta, Ellen salió y Carmen las acompañó

-cuídense – sonrió, una vez en el ascensor Nate tomó la mano de Ellen y la besó

-¿de verdad te divertiste?

-si… muchísimo

-¿no preferirías estar en el campamento? Puedo llevarte

-¿bromeas? No quisiera estar en ningún otro lugar – Nate sonrió, al cabo de un rato la morena había acompañado a Ellen hasta la puerta de su departamento, metió las manos en sus bolsillos y la miró nerviosa

-eh… bueno, espero que tengas una buena noche

-si… igual tu – dijo Ellen bajando la mirada, Nate besó su frente y se dio la vuelta - ¡Nate!

-¿si?

-yo… eh… ¿quieres café?

-¿café?

-si… compré un café importado y me gustaría que lo probaras – Nate sonrió y asintió, ambas entraron al departamento y Ellen caminó hasta la cocina, comenzó a rebuscar en una de las alacenas, Nate se detuvo detrás de ella y besó su cuello, la rubia cerró los ojos

-¿te importa? – la rubia negó con la cabeza, Nate acarició desde abajo los muslos de Ellen, su cadera y su cintura, la abrazó hacia si, besó su cuello y susurró a su oído - ¿cuál es tu habitación? – Ellen guió a Nate a través del departamento, abrió la puerta de su habitación y volteó a verla, Nate se acercó a ella y la besó, la rubia correspondió al beso y lo intensificó un poco, Nate retiró con cuidado su camisa y acarició su espalda, la cargó y con cuidado la llevó hasta la cama donde la miró - ¿puedo? – Ellen sonrió y besó a Nate

-es un poco tarde para preguntar eso – llevó sus manos a su camisa y la desabotonó, Nate volvió a besarla y a masajear sus senos por sobre el brassiere, se quitó su camisa y sus zapatos, Ellen se deshizo de los suyos y Nate se colocó entre sus piernas, de desvistieron mutuamente y la pelinegra comenzó una estimulación, introdujo un dedo mientras mordisqueaba un pezón, Ellen comenzaba a gemir y a atraer a Nate hacia si quien comenzó a impulsarse con su cuerpo y a ejercer un poco de presión, Ellen seguía los movimientos y atrajo a Nate para besarla, la miró

-eres hermosa – dijo Nate sonriente, Ellen jadeaba… la pelinegra inició sus movimientos nuevamente ésta vez un poco más rápido hasta que la rubia alcanzó el orgasmo, se había abrazado a Nate y acariciaba su pecho, ésta la miraba

-¿puedo…? – Nate dio un suave beso a Ellen y asintió, ésta se colocó sobre la pelinegra y se sentó sobre su pelvis, la observó y deslizó suavemente un dedo desde su cuello, por entre sus pechos hasta su abdomen, Nate sujetó su mano y su rostro se tornó serio – me detendré si es lo que quieres

-no… está bien – la rubia besó el cuello de Nate, masajeó sus pechos e imprimió unos cuantos besos en ellos, Nate la miraba impasible

-¿te incomoda? – Nate no respondió, se sentó y se recostó al respaldar de la cama, atrajo a Ellen hacia si por sus glúteos y la besó deseosa

-arrodíllate y sujétate a mi – Ellen obedeció y Nate a continuación empezó a penetrarla de nuevo ésta vez con uno y luego dos dedos, Ellen sonrió en medio de un gemido y comenzó a ascender y descender, Nate movía su mano despacio y mordisqueaba su cuello a la vez que Ellen gemía cada vez más fuerte y aumentaba la velocidad en sus movimientos, Nate sacó sus dedos y abrió un poco sus piernas, Ellen se acomodó entre ellas acercando su vagina a la de la pelinegra, comenzó a moverse… Nate suspiró, la rubia se movió rápido mientras gemía alto, los gemidos de Nate comenzaron a escucharse también a medida que trataban de acercarse más y de moverse más rápido, Ellen fue la primera en alcanzar el orgasmo, Nate se movió un poco más hasta que por fin logró llegar también, la rubia se recostó sobre Nate, jadeaban y volvieron a mirarse…

-estuvo… bastante bien ¿no crees?

-si… muy bien – dijo Nate cediendo lentamente al sueño, Ellen rió y se abrazó a ella, pasó una cobija sobre ambas, en la habitación contigua, Claudia estaba acostada de lado en su cama, miraba a la pared, colocó una almohada sobre su cabeza e intentó dormir

En la mañana Ellen se levantó con cuidado, se colocó sus pantys y la camisa de Nate, caminó por el pasillo hasta la cocina y se paralizó al ver a Claudia colocando café en la cafetera, ésta volteó y la miró, luego volvió su vista al frente

-Claudia… pensé que… habías vuelto al campamento

-debí hacerlo

-lo siento, yo… de haber sabido no…

-descuida, tarde o temprano iba a suceder, por cierto… nunca estuve aquí – dijo guiñando su ojo y acariciando el cabello de la rubia, caminó hasta su habitación y cerró la puerta con cuidado, Nate se había levantado ya y había comenzado a vestirse, llevaba ya su pantalón y miraba por la ventana, decidió tomar su celular y pensó en marcar el número de Alice pero, esta vez no lo marcó, guardó el teléfono en su bolsillo

-buen día – escuchó, volteó y miró a Ellen con su camisa… sus senos se dibujaban a través de la tela, sonrió

-excelente día hermosa – caminó hasta ella y la atrajo por su cintura, levantó su mentón con su otra mano y la miró a los ojos – mi camisa te sienta bien

-lo se – contestó la rubia antes de besar a Nate, ésta sujetó su mejilla en medio del beso – me encantó pasar la noche contigo – dijo al ras de sus labios

-a mi también, lástima que ya deba irme

-¿en serio? Yo quería que desayunáramos

-tengo una junta importante hoy… pero podemos vernos a la hora de la cena – Ellen sonrió de lado

-está bien – Nate dio un suave beso a sus labios y se colocó su chaqueta - ¿te irás sin tu camisa?

-consérvala – dijo guiñando su ojo

Los últimos tres meses las visitas de Nate al departamento de Ellen habían sido frecuentes, al igual que las visitas a Carmen quien ahora tenía ocho meses de embarazo, la relación entre Ellen y Nate era relajada y divertida, salían a caminar, al cine… Nate se sentía en calma por fin, aquella tarde de octubre había ido a buscar a Ellen al hospital

-¡Nate! – dijo esta corriendo a abrazarla

-hola hermosa – dijo sonriente, dio un suave beso a sus labios y le abrió la puerta del auto - ¿qué tal tu día?

-pues… algo movido – dijo entrando – hoy estuve encargada de la emergencia general, estoy exhausta

-si quieres puedo llevarte a casa

-¿y dejar a Carmen esperando? Ni hablar… vamos – Nate sonrió y se puso en marcha al departamento de Carmen

Alice por su parte desempacaba su maleta, revisó su teléfono y releyó la conversación con Carmen por enésima vez… ya faltaba poco para el nacimiento de su bebé, deseaba que estuviera de vuelta en Los Ángeles, suspiró y se recostó en la cama, últimamente no había recibido llamadas o mensajes de Nate, debería sentirse aliviada pero…

-Alice, disculpa que moleste de nuevo pero… ¿me prestas una toalla? – James, su compañero de trabajo había venido con ella

-están en el estante bajo el lavamanos en el baño James – contestó de mala gana

-de acuerdo… gracias, y gracias por alojarme

-¿podrías solo ir y ducharte? Por ahora quiero descansar

-bien bien… lo siento, por cierto me tomé la libertad de recoger tu correspondencia, está en el mesón de la cocina – tras decir esto se marchó, Alice colocó un brazo sobre sus ojos e intentó dormir

Nate, Ellen y Carmen reían, hablaban de como sería el día del parto… Nate admitió no ser muy buena en presencia de la sangre

-¿entonces acabarías desmayándote?

-probablemente – rieron

-no quiero estar sola… deberás ser valiente

-no estarás sola Carmen – aseguró Ellen – si no está Nate, estaré yo – Carmen sonrió agradecida

-de acuerdo… a lavar los platos – se levantó Nate y Ellen la siguió

-dejen las ayudo

-ni hablar – dijo la rubia – debes estar descansando

-pero…

-hazle caso a la doctora – dijo Nate caminando a la cocina con algunos platos, Ellen la siguió y comenzaron a lavarlos

-me da gusto ver que Carmen esté tan saludable… sin embargo debe guardar reposo

-si, ya falta poco –sonrió emocionada

-Nate – dijo Carmen desde la sala – esta mañana llegó una carta para ti

-¿si? A ver – dijo Nate revisándola – es una invitación a una fiesta de Halloween… suena interesante

-deberías ir – sonrió Carmen

-si… hey Ellen ¿quieres ir conmigo a una fiesta de Halloween?

-me encantaría – dijo uniéndose a las otras dos

-de acuerdo… no se diga más

Alice también había visto la invitación pero no había prestado mucha atención, fue James quien se emocionó por ella

-¿vas a ir? Deberíamos ir – ésta lo miró

-¿deberíamos?

-si… bueno… solo si quieres…

-James, no seque idea te has metido en la cabeza pero será mejor que la saques de allí

-oh vamos… el hecho de que vayamos a una fiesta no quiere decir que… - Alice levantó una ceja – bien. No querrá decir nada más, lo prometo

-lo pensaré

-se donde es… habrá personas que conozca, si no quieres ir… déjame tu entrada – rió, Alice miró al rubio… era simpático, quizás demasiado… sabía que el tenía fijación por ella pero aún así era obvio que no tenía interés en el

-de acuerdo… será esta semana – dijo Nate – el viernes, ¿segura que podrás ir? – iban en el ascensor tomadas de la mano

-pues… ahora que lo pienso… creo que estaré de guardia ese día

-¿en serio? ¿no podrás?

-no lo se… veré que puedo hacer ¿si?

-quiero verte disfrazada – dijo atrayendo a Ellen por la cintura y comenzando a besar su cuello mientras posaba sus manos en sus glúteos

-ya me has visto como doctora… ¿de qué querrías verme disfrazada?

-pues… siempre he fantaseado con una… - se interrumpió

-¿una que?

-nada – rió

-vamos… dime

-una enfermera… que… bueno…

-¿quieres rebajarme a enfermera? Ni hablar – rió, Nate sonrió y al llegar al piso ambas bajaron - ¿te quedarás?

-no lo se… quisiera dormir hoy

-puedes dormir… siempre te duermes

-si… pero, hablaba de dormir en mi cama hoy

-se puede arreglar, estamos a un par de pisos de allí…

-dormiré yo sola esta noche Ellen – dijo Nate seriamente

-¿por qué nunca me dejas subir?

-es que… no… no es el momento

-nunca lo es, nunca me dejas entrar a tu departamento

-¿bromeas? Has entrado a mi departamento muchas veces

-no a este

-no es mío…  - Ellen la miró

-bien… da igual – dijo girando y entrando a su departamento, cerró la puerta y Nate permaneció allí unos minutos antes de volver a subir al ascensor

-¿no vendrá tu novia hoy? – dijo Claudia desde la barra de la cocina, comía un tazón de cereal

-no… y no es mi novia

-oh… ¿qué es?

-no lo se – dijo sentándose a la barra también, Claudia le pasó su tazón

-cereal de chocolate…

-gracias – sonrió

En toda la semana Ellen y Nate no se habían vuelto a hablar, Nate se sentía molesta aunque no estaba segura del por qué, no sabía si era el hecho de que la rubia no fuera a la fiesta o el que quisiera ir al departamento… era impensable el que la dejara pasar, ese sitio era solo suyo y de Alice, nadie más debía entrar en el, la pelinegra salió directo al trabajo, una vez en el auto decidió marcar el número de Ellen

-hola

-hey… ehm… me preguntaba si tendrías libre esta noche

-la fiesta de disfraces ¿no?

-efectivamente

-no, lo siento… me toca trabajar

-de acuerdo, te veré entonces

-Nate espera

-dime

-lo lamento… no debí molestarme, es obvio que tienes tu privacidad y… no me corresponde invadirla – Nate sonrió

-también me disculpo por no llamarte en toda la semana, creo que… necesitaba pensar

-¿en qué?

-ya lo sabrás, te veré esta noche

-pero no podré ir…

-nadie dijo que irías a la fiesta… yo iré al hospital – la rubia rió

-bien, espero verte con tu disfraz

-Carmen eligió uno… aunque no estoy muy segura

-úsalo… debo irme amor, te veo más tarde

-ahí estaré

Nate colgó la llamada y sonrió, esa chica… comenzaba a gustarle más de lo debido

-¿lista para el baile de disfraces? – dijo James a Alice en cuanto ésta abrió la puerta, llevaba un hermoso vestido negro satinado y ajustado en los lugares correctos, en el pecho llevaba un bordado que semejaba una telaraña roja, su cabello estaba recogido dejando una pollina leve, sus ojos debidamente maquillados y sus labios de un rojo carmesí

-lista – sonrió la pelirroja, el joven le acercó una caja negra - ¿qué es?

-una máscara – sonrió, Alice abrió la caja y se consiguió con una máscara hasta la nariz, era hermosa… y combinaba con el vestido de Alice

-me la colocaré al llegar – sonrió, James extendió su brazo a modo de que la pelirroja lo tomara

-¿segura que quieres que vaya? No quiero dejarte sola – dijo Nate agachada frente a Carmen

-si… ve a divertirte, los meses que vendrán no serán nada sencillos

-ven conmigo

-no puedo, sabes que no debo permanecer mucho tiempo de pie

-pero… ¿y si necesitas buscar agua o algo? Si te da hambre…

-es diferente, si quiero comer solo iré a la cocina un momento, no tardaré tanto como si estuviera en la fiesta, además si sucede cualquier eventualidad no dudaré en llamarte – Nate la miró en silencio – ve… pásala bien y procura obtener el número de alguna chica – Nate rió

-justo ahora eres como mi esposa… y estamos a punto de tener un bebé

-bueno… como tu esposa te ordeno que vayas a esa fiesta llena de mujeres, te diviertas… te relajes… y vuelvas con la camisa llena de lápiz labial – Nate volvió a reír

-está bien – se levantó y Carmen la imitó

-entonces… usarás el disfraz que compramos

-¿tengo que usarlo?

-claro… es una fiesta de disfraces - Nate suspiró resignada, y en minutos estaba dando los últimos toques con ayuda de Carmen, el disfraz consistía en un tuxedo negro con una capa… y una máscara hasta la nariz – te ves bastante bien… muy elegante – Nate sonrió

-está bien… ya me voy – dijo sujetando la capa como un vampiro, Carmen rió y se sentó, Nate se arrodilló y besó la barriguita de Carmen – nos vemos pequeño balón – se levantó y besó la frente de Carmen – llámame si algo sucede… incluso si solo tienes un antojo

-lo haré – sonrió, Nate comenzó a caminar hasta la puerta – y Nate…

-¿si?

-espero que… te guste la fiesta

-también yo – sonrió y salió

James bajó del auto para abrirle la puerta a Alice quien bajó con cuidado y apoyándose en la mano de este, el chico le entregó las llaves al encargado del estacionamiento y caminó con Alice hasta el enorme salón de fiesta… dentro parecía sacado de un palacio victoriano, su decoración era exquisita… las columnas debidamente adornadas, las paredes de un color crema vintage… los mesones colocados en los horizontales estaban repletos de comida y en las esquinas había varias barras donde se servían las bebidas, hacia el fondo se encontraban las mesas dejando así la pista de baile libre, era inmenso… en el lateral izquierdo se encontraba un balcón con vista al jardín, y hacia el lateral derecho había unas escaleras dobles… en medio de estas otro pequeño balcón donde había personas conversando, Alice estaba encantada con el lugar

-eh, señorita… debe colocarse una máscara ya que no trae disfraz – le dijo a Alice un mozo, vestía como un sirviente de la época, incluso llevaba peluca blanca

-aquí está – dijo James pasando la cajita a Alice quien la abrió y tomó la máscara – permíteme – Alice se dio la vuelta y la sostuvo y James ató las cintas lo suficientemente ajustado para que la máscara no se cayera

-¿vamos? – dijo Alice

-si, adelante – sonrió James – por allá están Madeleine y Clark ¿quieres que vayamos a saludarles?

-está bien – se escuchaba una música instrumental, ambos fueron hasta el fondo del salón a encontrarse con sus compañeros de trabajo

Nate bajó con dificultad a causa de la capa que llevaba, miró al chico que aparcaba los autos y en tono severo le dijo:

-sin un solo rasguño, dudo que ganes lo suficiente como para pagarlo – el muchacho un poco tímido solo pudo asentir, Nate le entregó las llaves y caminó hasta el salón pero ella prefirió ir de una vez por la parte de arriba… caminó entre la multitud y llegó hasta una barra – whisky por favor – el encargado le sirvió el trago y ella lo bebió despacio, caminó luego con el vaso hasta un balcón en medio de las escaleras, resopló antes de dar otro sorbo a su whisky… cuando de pronto una figura llamó su atención, rodeada de personas había una pelirroja en un hermoso vestido negro, la vio caminar con un chico rubio al centro de la pista y los vio bailar divertidos, en eso pasó detrás de ella un camarero, dejó el vaso y tomó una copa de champán y mientras la bebía siguió contemplando la escena

-bailas bien – dijo James, Alice solo sonrió de lado – se que prometí que no habría nada de trabajo esta noche pero en un momento deberé ausentarme….

-no quiero quedarme sola… además de ti no conozco a nadie

-¿qué hay de Clark y Madeleine?

-no los conozco tan bien

-vale, tranquila ¿si? Volveré pronto – besó la mejilla de Alice y caminó con ella hacia uno de los extremos de la pista, Alice lo vio alejarse luego y tomó una copa de vino de una charola, Nate quien vio al muchacho alejarse terminó de un sorbo su champán y bajó las escaleras, caminó sigilosa entre quienes transitaban y los que veían los bailes, llegó hasta ella… la pelirroja estaba de espaldas

-¿can i have this dance? - Alice sintió como su respiración se entrecortó, como todo alrededor de pronto se detenía, solo por haber escuchado aquella voz, Nate se acercó un poco más a ella y tomó su mano, de la otra tomó la copa y la dejó de nuevo en la charola, haló delicadamente a Alice hasta el centro de la pista y una vez ahí se colocó frente a ella sin pronunciar palabra alguna, las notas de “Hello” comenzaban a sonar cuando Nate rodeó la cintura de Alice y la atrajo un poco hacia si y con su mano derecha tomó su izquierda para guiar ese baile, usaron la música como vals sin perderse de vista, cada una con la mirada fija en la de la otra, Nate dio una leve vuelta a Alice y la regresó frente a si y así otra, y otra.. bailaban aun compás casi perfecto, no importaba…

-¿Quién es esa tal Alice? – preguntó Madeline

-una de las mejores abogadas de Los Ángeles – contestó Clark, en eso James regresó, se colocó junto a sus amigos y observó la escena, ambas estaban rodeadas de personas… les habían cedido la pista

-¿y ese quien es? – preguntó algo molesto

-esa… es la otra mejor abogada de Los Ángeles – dijo Clark antes de soltar una risita

Nate alzó un poco a Alice por la cintura antes de dar una leve vuelta y volver a colocarla en el suelo, Alice colocó de nuevo su mano en el hombro de Nate y con la otra no perdió el que la guiara, ambas en silencio… solo con mirarse bastaba, el último sonido del piano indicó el fin de la canción, cesaron y se contemplaron, Nate tomó de nuevo la mano de Alice y la guió hasta el otro balcón, no hicieron caso a ovaciones y aplausos… solo caminaron, Nate cerró las puertas del balcón para aminorar el ruido que venía de dentro, Alice solo se recostó a la barandilla dando la espalda a Nate quien metió las manos en sus bolsillos y se acercó

-¿qué… qué haces aquí? – preguntó la pelirroja, Nate se encogió de hombros

-lo mismo que tu… creo – sacó una cajetilla de cigarros de su bolsillo y tomó uno, lo colocó en la comisura de sus labios y buscó su encendedor, luego de encenderlo dio una calada y retuvo el humo unos instantes – no te he seguido si eso piensas – Alice se sentó en un banco de cemento y Nate fue a recostarse al barandal

-supongo que… no estás sola aquí – Nate dio otra calada al cigarrillo y retuvo el humo antes de contestar

-supones bien – lo soltó, Alice apretó el vestido

-¿está aquí en el baile?

-nop – dijo Nate antes de dar una calada más larga al cigarrillo

-pobre… cree que hace bien al confiar en ti – Nate expulsó el humo y arrojó el cigarrillo hacia abajo, se dio la vuelta y miró a Alice, ésta bajó la mirada

-estás preciosa

-no hablamos de eso Nate – la pelinegra se acercó hasta Alice y se agachó frente a ella, la miró a los ojos

-¿importa de qué hablamos? Solo quiero contemplarte – Alice se levantó y caminó hacia el balcón, Nate la siguió acarició su espalda con dos dedos, Alice tembló un poco y se giró, Nate sostuvo su mejilla con delicadeza y se inclinó para besar su mentón con suavidad

-aléjate de mi… - dijo Alice casi sin voz, Nate se acercó hasta sus labios cuando de pronto el ruido de la fiesta y la luminosidad de la misma las interrumpió, alguien había abierto la puerta

-Alice los chicos se preguntaban donde… - James miró la escena y su rostro se tornó serio – podrías estar - Nate se enderezó y miró al chico por encima de su hombro

-la puerta  cerrada indicaba: no molestar

-es una fiesta… la privacidad no existe en este tipo de eventos

-me doy cuenta – dijo Nate separándose de Alice

-James… ¿qué sucede? – dijo Alice alejándose de Nate y caminando hacia el joven

-nada… solo nos preguntábamos dónde estabas, lamento haber interrumpido – dijo antes de retirarse, Alice estaba demasiado agitada para seguirlo, miró de reojo a Nate quien metió las manos en sus bolsillos

-al menos se ve mejor que George… ¿es tu novio?

-eso no te incumbe – el teléfono de Nate comenzó a sonar y ésta lo sacó, Alice pudo ver como su rostro se tensó - ¿qué?

-Carmen… va de camino al hospital

-¿Carmen? – Nate comenzó a caminar rápidamente, Alice la siguió - ¿es ella quien te espera?

-si… tengo que darme prisa – Nate caminó más rápido hasta la entrada y miró al botones – tráelo ya y tendrás una excelente propina – el chico corrió a buscar el auto, Alice se detuvo junto a Nate quien se quitó el antifaz, Alice la imitó

-Alice, ¿A dónde vas? – preguntó James quien al verlas correr las siguió

-tenemos una emergencia – contestó Nate sin voltear a verlo, el chico llegó con el auto, Nate miró a Alice – si vendrás conmigo sube ahora – Alice miró a Nate y luego a James

-te llamaré… todo está bien ¿si?

-pero… al menos déjame llevarte – Nate subió al auto y se colocó el cinturón

-Alice… decide rápido, no tengo tiempo para esto

-lo siento James, te llamaré si ocurre algo – besó la mejilla del rubio  y corrió al auto de Nate, en la carrera soltó su máscara sin querer, Nate arrancó a toda velocidad mientras que James se acercó al asfalto… tomó la máscara y frunció el ceño mientras volvía

-¿por qué no me dijiste que era Carmen con quien estabas? – preguntó Alice abrochando su cinturón

-no quise arruinar tu análisis detectivesco

-¿está bien? ¿qué te dijo?

-solo que iba al hospital… no debí dejarla sola

-cierto, no debiste – Nate miró de reojo a Alice y luego centró su mirada en la carretera

-ella insistió

-¿y qué?  No debiste irte

Nate permaneció en silencio, Alice la miró y optó por callarse también… en menos de quince minutos estaban en el estacionamiento del hospital, Nate se apresuró a entrar al ascensor y detuvo las puertas para Alice

-si algo le pasa…

-hey, estará bien…

Al llegar Nate se dirigió con rapidez a la caseta de información

-Carmen Andrade… ingresó hace media hora

-oh si, ingreso de emergencia por parto adelantado, la están atendiendo ahora… está en trabajo de parto ¿son familiares?

-si – contestó la pelinegra

-de acuerdo, por favor siéntense en la sala de espera… les avisaré si hay alguna noticia – Alice se sentó y miró a Nate quien cruzó los brazos

-¡Nate! – ambas miraron a una rubia en bata de médico que caminaba rápido hacia ellas, Nate la abrazó y aquella correspondió al abrazo – está bien, descuida… estará bien

-no debí ir

-shh… ya está, solo hay que esperar un poco – Nate soltó a Ellen y la rubia y y la pelirroja chocaron miradas

-ah… ella es Alice, una vieja amiga, Alice ella es Ellen… mi novia

-un placer - dijo Ellen, Alice solo asintió - ¿quieres que vea como está?

-por favor – dijo Nate

-de acuerdo – se acercó para besar a Nate y luego solo besó su mejilla – esperen aquí, volveré pronto – se alejó caminando por el pasillo, Nate la siguió con la mirada y luego se sentó junto a Alice

-¿novia?

-novia

-¿Cuánto tiempo?

-un par de meses

-es linda

-lo se – Nate remangó su camisa como de costumbre

-¿Qué edad tiene?

-25 – Alice rió

-carne fresca – Nate levantó la ceja y ambas rieron – es hermosa

-lo se

-¿Cómo se conocieron?

-en el parque… fue un pequeño accidente

-¿la has llevado a…?

-no – la interrumpió Nate – ese sitio sigue siendo solo nuestro

-¿a tu departamento entonces?

-¿con Carmen allí? No

-¿entonces? – Nate se encogió de hombros

-¿Qué tal Nueva York?

-congestionada – sonrió Alice, vieron a Ellen acercarse a ellas con una sonrisa, ambas se levantaron

-está excelentemente bien, aún está en labor de parto… puedo llevar a una a la vez – Nate colocó sus manos en su cintura y tomó una bocanada de aire

-yo…yo iré primero – dijo Alice

-de acuerdo – sonrió Ellen – ven conmigo  - caminaron por el blanco pasillo, llegaron hasta una habitación donde había mesones, Ellen sacó una bata de papel verde, un gorro y un tapabocas y se los pasó a la pelirroja quien se los colocó en el acto, pasaron al quirófano donde estaba Carmen sudando y con expresión de dolor, al ver a Alice intentó sonreír, Alice se acercó a ella y tomó su mano

-que gusto verte – sonrió Alice, Carmen respiraba agitadamente

-de acuerdo – dijo el doctor – puja una vez más

Ellen miró la escena, salió sigilosamente del quirófano y se quitó el tapabocas, regresó a la sala de espera donde estaba Nate, tomó su mano e hizo que la siguiera, entró a la habitación de internos y cerró la puerta tras de si

-¿qué hacemos aquí? – Ellen se acercó a Nate, rodeó su cuello y la besó con entusiasmo

-me gusta tu disfraz – sonrió la rubia, Nate rió y rodeó su cintura

-lo cumplí, vine a verte – Ellen se separó de ella y se sentó sobre una camilla, se recostó con sus manos hacia atrás y Nate se acercó a ella colocándose entre sus piernas, comenzó a besar su cuello y metió sus manos por debajo de su camisa, acarició su espalda y luego llevó sus manos hacia adelante para masajear y sentir los pechos de la rubia quien comenzó a suspirar

-puedes quitar mi camisa, nadie nos molestará aquí – dijo sonriente, Nate sonrió y obedeció en el acto, retiró también su sujetador y comenzó a besar sus pechos, Ellen apuñó el cabello de Nate atrayéndola más hacia si

-de acuerdo Carmen – dijo el doctor – solo una más… ya viene – Alice acariciaba la espalda de Carmen quien pujó una vez más con toda la fuerza que pudo, al cabo de unos segundos se escuchó un llanto bastante fuerte – y… tenemos un hombrecito – dijo el doctor alzando al bebé y mostrándolo a ambas – felicidades Carmen – dijo antes de entregarlo a las enfermeras para que lo asearan – iniciaré la sutura

-¿tienes nombre para el? – dijo Alice sonriendo, Carmen jadeaba… estaba exhausta y casi inconsciente

-Mathew – dijo antes de desmayarse

-¡doctor! – gritó Alice

-lo siento señorita debe salir – dijo una enfermera tomándola por su brazo y sacándola del quirófano, una vez estuvo fuera Alice caminó a buscar a Nate pero tanto ella como la rubia no estaban allí

-¡ah! – Ellen había dejado caer su cabeza hacia atrás y apuñaba la sábana de la camilla, gemía y movía sus caderas al ritmo en que Nate exploraba su vagina con su lengua

-¿te gusta así? – dijo Nate sonriendo e introduciendo un dedo con cuidado – está muy mojada doctora Hawk – la rubia solo contestó un gemido alto, Nate rió y prosiguió a alzarse un poco para succionar su clítoris a la vez que movía su dedo

Alice veía gente entrar y salir de donde se encontraba Carmen, vio como una enfermera traía la incubadora con el bebé

-¿puedo verlo?

-si, el está excelentemente bien… es sano, es fuerte – sonrió la joven, Alice se acercó a la incubadora y vio al pequeño con la piel un poco más clara que la de Carmen y el cabello negro, lloraba

-hola – sonrió Alice, levantó la vista y miró a la enfermera - ¿su mamá?

-estará bien, la llevarán a su habitación en unos minutos, solo fue la conmoción – Alice se levantó y se quitó la bata

-gracias – la enfermera siguió su camino con la incubadora, Alice se sentó en la sala de espera y sacó su teléfono para marcar el número de Nate

-es mi celular – dijo Nate jadeando y dando besos al cuello de Ellen quien acariciaba la espalda de la morena a la vez que seguía los movimientos de su cadera con la propia

-¿Quién es? – dijo en medio de un jadeo, Nate rebuscó a ciegas en la pequeña mesilla donde lo había dejado

-Alice – paró de moverse – algo pasó

-probablemente ya nació el bebé de Carmen

-¿qué pasó? – dijo Nate contestando

-el bebé está bien, ella aún está dentro – Nate se levantó con cuidado y comenzó a vestirse

-voy para allá

-¿dónde están? – Ellen tomó el teléfono y colgó la llamada, Nate arqueó una ceja

-no querrás que se moleste por esto ¿o si? – Nate respiró hondo, se acercó a Ellen y la besó atrayéndola por su nuca

-hablaremos de esto luego

Caminaron rápidamente por los pasillos hasta la sala de espera donde Alice las esperaba sentada y con los brazos cruzados, miró a Nate, luego a Ellen y frunció el ceño

-¿dónde está el bebé?

-debe estar en el cuidado neonatal – contestó Ellen – iré hasta allá y te avisaré cuando puedan verlos – sonrió mirando a Alice

-de acuerdo – contestó Nate, se acercó a ella y la besó con suavidad – nos vemos – susurró

-un placer – dijo la rubia a Alice quien solo asintió, Nate se sentó junto a Alice y respiró hondo

-eres increíble – Nate la miró impasible – irte… a… coger con esa mujer mientras que Carmen estaba teniendo a su bebé – Nate continuó en silencio – eres la peor basura que pueda existir, Carmen hace mal en confiar en ti, cuando más te necesite no estarás por encontrarte entre las piernas de quien sabe que mujerzuela

-no la llames así

-¿ah no? ¿cómo quieres que la llame? Debería ser profesional, tener sexo dentro de un hospital… ¿a quien quiero engañar? Ninguna de las dos tiene escrúpulos, no se por qué espero tanto – Nate rió bajo

-si estás celosa solo tienes que decirlo – se levantó y metió sus manos en sus bolsilos – no es cualquier mujerzuela, es mi novia y planeo grandes cosas con ella, los tiempos han cambiado Al… y si hice eso, aquí, fue porque no puedo estar sin sentir su piel, sin besarla… la amo – Alice la miró con algo parecido a la ira, se levantó – para ti ese sentimiento debe ser familiar, tu y yo pasamos por eso, no podíamos estar sin vernos, sin sentirnos, sin hacernos el amor la una a la otra donde fuera, donde nos encontráramos… así que no debes extrañarte tanto, porque en ese caso tu también serías una mujerzuela – Alice abofeteó a Nate quien se quedó inmóvil

-no te diré todo lo que te mereces solamente por el sitio en el que estamos, pero ten por seguro que lo haré en su debido momento – Nate no contestó – volveré en un rato con las cosas de Carmen – la pelirroja salió caminando rápido hasta los ascensores, Nate la miró de reojo

-¿estás bien? – dijo Ellen acercándose, miró la mejilla de la pelinegra la cual tenía un rasguño pequeño el cual ya estaba dejando salir un poco de sangre – no quise interrumpirlas

-solo un malentendido

-ven – le extendió su mano a Nate – vamos a curarte ese rasguño e iremos a ver a Mathew – ¿por qué discutían?

-niñerías – dijo Nate sentada en una camilla, Ellen aplicaba un poco de alcohol en la mejilla de Nate quien se quejó

–lo siento, tenía que desinfectarlo antes – colocó una bandita especial sobre ella - lista, pronto cerrará y estarás como nueva – dio un beso a sus labios – entonces, ¿niñerías? Parecía algo más grave

-solo está celosa – dijo Nate mirando a Ellen – de lo que tenemos tu y yo

-¿y qué tenemos? – Nate se encogió de hombros

-no lo se pero me gusta

-antes me presentaste como tu novia ¿es lo que quieres que sea? – Nate miró a Ellen y bajó de la camilla, se acercó a ella y la besó

-quiero ver que nos depara el futuro doctora Hawk

-¿el futuro? – Ellen rió un poco y rodeó el cuello de Nate – una casa grande con una verja blanca… un perro y un gato y trillizos corriendo en un enorme jardín – Nate rió y acarició la mejilla de Ellen

-¿trillizos?

-siempre he querido tres niños…

-ya tenemos a Mathew

-no es nuestro

-¿quieres tener niños “nuestros”? – dijo haciendo énfasis en esa palabra

-si… cinco estarían bien

-dijiste tres

-cierto – rió Ellen, besó a Nate y tomó su mano luego – vamos a ver a Mathew y luego iremos por Carmen, debe estar en recuperación ahora así que no podremos verla sino hasta pasado un rato – caminaron tomadas de la mano hasta la parte de los cuidados neonatales, ayudó a Nate a ponerse una bata de papel y un gorro, ella se colocó los mismos implementos y pasaron a la habitación donde se encontraban varias cunitas con bebés, algunos llorando y otros dormidos, otros simplemente mirando a todas partes

-¿cuál es Mathew? – preguntó Nate mirando a su alrededor, en eso volteó y miró a Ellen sosteniendo un pequeño bebé envuelto en una manta azul con un gorrito blanco, se acercó sonriente

-¿quieres cargarlo?

-¿estás loca? Podría caerse…

-anda, con cuidado – rió Ellen, colocó a Mathew con cuidado en los brazos de Nate quien lo miraba asombrada y sonriente

-es pequeñito… - dijo la morena, Ellen se acercó y recostó su cabeza al hombro de Nate mientras miraba a Mathew quien dormía

-se porta muy bien – dijo una enfermera entrando y contemplando la escena – es muy tranquilo

-acaba de nacer – protestó Nate – es obvio que sea tranquilo

-algunos bebés no paran de llorar – dijo Ellen para tranquilizar a Nate – el es un caballerito que sabe comportarse

Nate sonrió y miró al pequeño, era hermoso sin duda… tenía la nariz de Carmen, se movió un poco en los brazos de Nate y se durmió

-¿cuándo podremos ver a Carmen?

-en un rato… cuando despierte, si quieres ve a casa, cámbiate y te llamaré

-de acuerdo – sonrió la pelinegra, entregó al bebé y ambas salieron, Nate tomó la mano de Ellen y la miró – quiero uno para mi – Ellen rió

-podrías decirle a Carmen que quieres adoptar a Mathew

-Mathew – sonrió – eligió Mathew – Ellen abrazó a Nate y la besó con suavidad

-deberías hablar con tu amiga… no quiero que… se aleje de Carmen, se ve que ella es muy importante para ustedes

-si… ya la llamaré – sonrió – te veo al rato preciosa – Nate salió del hospital y subió a su auto, se recostó al asiento y miró al asiento del copiloto y sonrió al ver el bolso de la pelirroja, encendió el auto y se puso en marcha

Alice llegó a su departamento, azotó la puerta y entró hecha una furia a su habitación, se sentó en la cama y se quitó sus tacones arrojándolos contra la pared, se recostó en la cama y se tapó el rostro con una almohada, James que había escuchado el escándalo, caminó hasta la habitación de Alice y se asomó por la puerta

-¿vienes de la guerra y la perdiste?

-ahora no James

-creí que… ibas directo a un incendio, digo… saliste así, dijiste que era una emergencia

-dije que ahora no

-¿entonces cuando? – Alice retiró la almohada y miró al rubio quien enmudeció y salió de la habitación, la pelirroja se había quitado el vestido y se había quedado en ropa interior, se puso una camiseta blanca y comenzaba a quedarse dormida cuando el sonido del timbre la interrumpió, caminó descalza hasta la puerta y la abrió, se sorprendió de ver a Nate

-¿qué quieres?

-dejaste tu bolso en mi auto

-bien – lo tomó – ahora vete

-te ves hermosa – dijo la pelinegra mirándola a los ojos, ésta se sonrojó pero no cambió su actitud

-ve a decirle babosadas a tu novia

-Al… - dijo Nate dando un paso - ¿podría pasar?

-no – contestó la pelirroja cortante

-de acuerdo – Nate metió sus manos en los bolsillos - le organizaré una pequeña fiesta a Carmen el domingo… creo que deberías pasarte un rato

-lo pensaré

-no digas eso… debes ir

-lo siento pero no quiero toparme con personas indeseables

-oh vamos… ¿lo harás por Carmen y Mathew o por mi? – Alice abrió la boca para contestar pero prefirió no decir nada – eso pensé – Nate se acercó y dio un fugaz beso a Alice tomándola desprevenida, ésta se sonrojó aún más y se alejó – nos vemos – la pelinegra se dio la vuelta y subió al ascensor, Alice se quedó allí de pie mirando hasta este por unos minutos, luego cerró la puerta y caminó hasta su habitación

Nate fue a su casa a cambiarse, luego fue a la de Carmen a buscarle ropa y unas cosas, también algo de ropa y pañales para Mathew, regresó al hospital y Ellen la recibió en la caseta de información la guió hasta la habitación de la morena quien había despertado y sostenía al pequeño en sus brazos

-hola – saludó Nate a Carmen, se acercó a ella y besó su frente, ésta la miró con los ojos rojos

-es perfecto

-lo se… - sonrió, Ellen las miró desde la puerta – te traje ropa… y a el también

-¿Cuándo podré irme? – ambas miraron a Ellen

-ah… pues, mañana creo que ya podrías volver a casa

-excelente – sonrió Carmen y volvió a mirar a Mathew, Nate se acercó a Ellen y la tomó de la mano

-ya regresamos – dijo guiñando un ojo a Carmen, ambas salieron de la habitación – oye ehm… tengo una idea

-¿Cuál?

-ya que Carmen no tuvo un babyshower… quería prepararle una pequeña fiesta de bienvenida a Mathew el domingo y quería que me ayudaras… claro, si te parece bien – Ellen desvió la mirada

-ehm… bueno… es que…

-ya se, no puedes ir

-lo lamento, un amigo me cedió su guardia, vendrán unos doctores desde Seattle… y quiero aprender todo lo que pueda de ellos – Nate asintió

-de acuerdo… está bien – sonrió y le dio la espalda para volver a la habitación, se sentó junto a Carmen en la camilla y la rodeó con un brazo, Carmen recostó su cabeza a su pecho y Nate miró a Mathew

-¿pasó algo entre ustedes?

-no… solo dijo que está ocupada, tiene mucho que hacer en el hospital

-no me refería a Ellen – Nate la miró y respiró hondo

-pues… no, creo que no – sonrió, Carmen parecía desilusionada – descuida – susurró en su oído – no me rendiré – ambas rieron bajo

En la mañana, Nate empujaba la silla de ruedas en la cual iba Carmen con el pequeño Mathew en sus brazos, Ellen llevaba sus cosas, Carmen subió cuidadosamente al auto de Nate

-¿quieres que te lleve? – preguntó a Ellen

-no, quiero ir en autobús… necesito despejar la mente

-bien… te veo luego – dijo la pelinegra caminando hasta la puerta del piloto, luego de encender el auto se puso en marcha al departamento de Carmen

-¿estás molesta con Ellen?

-no tiene tiempo para nada… no fue conmigo al baile, no quiso venir con nosotras…

-ten paciencia, apenas comienza su residencia

-¿paciencia? No… no me gusta tener paciencia, o estás… o no estás – Carmen rió – ¿qué es tan gracioso?

-afortunadamente no fue a la fiesta… y tu te quejas – Nate se sonrojó

-vamos… no se de que hablas

-viste a Alice, y por tu mirada… algo pasó

-ya te dije que no fue nada

-¿la viste y no hiciste nada? – Nate se encogió de hombros

-bailé con ella – Carmen carraspeó y levantó una ceja, Nate rió – y bueno… la besé

-lo sabía

-no es lo que crees

-¿te rechazó? – el rostro de Nate se tornó serio

-no lo se… es que… fue todo muy extraño, la besé y pensó en retirarse pero solo me miró

-la extrañas – Nate se detuvo en un semáforo y miró a Carmen, volvió su vista a la carretera, Carmen acarició el rostro de Nate limpiando una lágrima que bajaba lentamente – vamos a casa – Nate asintió y en cuanto la luz se tornó verde, arrancó de nuevo

Alice estaba sentada a la mesa leyendo el periódico, James caminaba hasta ella con dos tazas de café y colocó una frente a la pelirroja quien lo tomó y dio un sorbo

-de nada – dijo este

-si quieres agradecimiento por servir café retírate de la abogacía y vístete de mesonero

-no estamos de humor hoy ¿eh?

-¿te quedarás para siempre aquí?

-no… recuerda que volveremos el martes – Alice lo miró - ¿qué? ¿Olvidaste que solo vinimos por la fiesta y a recoger unos documentos?

-es que… quería pasar más tiempo con Carmen y Mathew…

-¿Quiénes? Oh si… tu amiga la ex embarazada, bueno… aprovecha estos días, el martes volvemos a Nueva York – Alice observó la taza y dio otro sorbo a su café

Ellen se había encontrado con Claudia en un bonito bistro, pidieron una mesa y conversaron mientras decidían que ordenar

-¿qué sucede?

-no lo se… Nate está extraña… se molesta con facilidad

-¿por qué? – dijo la pelinegra observando la carta de bebidas

-bueno… es que… en parte tiene razón, no tengo tiempo

-ella si

-ella no es doctora – rió, Claudia la miró

-¿y? ella trabaja también, hace lo que puede para dedicarte tiempo

-Nate apenas y va a la oficina

-es igual… podrías esforzarte más por ella – hizo una seña al mesero quien se acercó al instante – una jarra de mojitos por favor – éste asintió y caminó hasta la barra

-¿mojitos?

-mojitos – dijo Claudia encogiéndose de hombros

Nate movió la cuna de Mathew hasta la habitación de Carmen, lo más cerca de su cama que pudo

-no estoy inválida Nate – rió ésta

-pero no quiero que te esfuerces demasiado

-hey… no siempre estarás aquí, así que debo valerme por mi misma

-de acuerdo… iré a comprar comida – Carmen rió, Nate dio un beso a su mejilla y salió del departamento

Esa noche Nate se quedó con Carmen, la ayudó en cuanto pudo, hasta insistió en llevarla cargada al baño cosa que Carmen rechazó, en la mañana Nate ordenó la casa lo mejor que pudo y fue a su departamento a arreglarse para la “fiesta” de bienvenida a Mathew, ese día hacía un clima terrible, parecía que iba a llover

Alice se miró al espejo, aún dudaba si ir o no pero en su mente se repetían las palabras de James“aprovecha estos días, el martes volvemos a Nueva York” salió del baño y fue a vestirse, debía ir… quería compartir con Carmen, no importa que Nate estuviera allí, tras arreglarse salió a la sala, James la miró

-diviértete

-lo intentaré – salió del departamento y bajó, tomó un taxi y se puso en marcha

Nate inflaba un globo con su boca, hizo un nudo y lo pegó al techo con un poco de cinta adhesiva, Carmen amamantaba a Mathew

-¿te gusta?

-está genial – sonrió esta – no tenías que molestarte

-no es molestia, estaba ansiosa por conocer al pequeño balón… y míralo… de hecho merece más pero… bueno, nuestra familia es pequeña – Carmen rió

-no se necesitan muchas personas para ser feliz, te tiene a ti

-y a ti – dijo acercándose y arrodillándose frente a Carmen, en eso escucharon el timbre, Nate se levantó y al abrir la puerta vio a Alice – hola – sonrió

-hola – dijo Alice - ¿puedo pasar? – Nate se hizo a un lado

-adelante – ésta hizo caso, un escalofrío le recorrió la espalda dado que hacía tiempo no estaba allí, la última vez había sido aquel día en que Nate había decidido engañarla, entró y fue rápido hasta donde estaba Carmen

¿puedo cargarlo?

-por supuesto – sonrió ésta y pasó con cuidado el bebé a la pelirroja quien lo miró y sonrió, dio un delicado beso a su cabecita

Ellen había sido asignada a trabajar con uno de los doctores visitantes, seguía sus movimientos y lo ayudaba con las historias médicas, no había tenido tiempo ni para desayunar

-necesito las historias de los pacientes del piso tres… y que por favor me traigas un café cuanto antes

-de acuerdo – dijo alzando las cejas y obedeciendo en el acto, mientras esperaba por las historias decidió llamar a Nate

-si

-hola… ¿cómo va la fiesta?

-de maravilla – dijo la pelinegra quien observaba a Alice conversar con Carmen - ¿qué tal el hospital?

-pues… - en eso el doctor que le había encargado las historias y el café le hizo señas apuntando con su dedo su reloj – tengo que irme… intentaré pasar luego – colgó la llamada, Nate guardó su teléfono en el bolsillo y volvió con las otras dos

-¿de qué me perdí? – dijo sentándose junto a Carmen y de frente a Alice

-pues, le contaba a Carmen como te ausentaste durante su parto – Carmen dio un leve codazo a Nate

-oh si… ya sabes que no me gusta la sangre – Alice resopló

-tu novia es una doctora… deberás acostumbrarte

-no quiere decir que esté con ella en el quirófano

-bien eh… creo que llevaré a Mathew a su cuna – dijo Carmen levantándose y tomando al niño de los brazos de Alice, caminó hacia la habitación

-¿por qué te molesta?

-no me molesta

-es obvio que si… solo mírate – Alice rió

-decir que la amas… no sabes lo que es eso

-si lo se

-¿cómo estás tan segura?

-lo estoy porque te amo – dijo sin más, Alice se quedó petrificada

-¿me amas? – Nate asintió - ¡¿me amas?!

-baja la voz

-¡¿cómo puedes decir que me amas cuando no hace ni veinticuatro horas me dijiste que amabas a alguien más?!

-Alice… calma

-eres increíble

-lo se – dijo Nate encogiéndose de hombros, Alice se levantó y salió del departamento, Nate respiró hondo y miró al sofá donde se encontraba el bolso de la pelirroja, rió para sus adentros

Alice caminó bajo la lluvia, lloraba y estaba empapada, ésta última discusión con Nate la había dejado muy mal, caminó unos segundos y se detuvo cuando recordó que había dejado su bolso en el departamento de Carmen, volteó un par de veces a los lados sin saber que hacer

-¡Alice! – escuchó tras de si, Nate la miraba desde unos pasos más allá, estaba empapada también y tenía el bolso de la pelirroja en la mano, se acercó con cautela – dejaste tu bolso – dijo extendiéndolo

-no tenías que traerlo – dijo Alice frotando sus brazos producto del frío

-si… si debía hacerlo, yo… quise venir

-¿por qué? Por qué hacer esto…

-porque no quise dejarte ir otra vez, porque… no volveré a quedarme de brazos cruzados mientras te vas – Alice rió un poco

-¿es amor? Como dijiste en la fiesta… según tú, sientes amor por mi

-así es yo… yo te amo

-no sabes el significado de esa palabra Nate, no te mientas a ti misma, no reconocerías el amor aunque lo tropezaras o lo tuvieras frente a ti – Nate caminó hasta Alice, dejó caer el bolso en el suelo y sujetó su mejilla con una mano, la pelirroja se quedó inmóvil

-ya basta de discutir… ya no quiero, estoy harta de pelear… yo te amo Al, y se que me amas tu también – Alice miró a Nate y luego bajó la mirada, la pelinegra sujetó su otra mejilla y se acercó para besarla, en medio del parque, con la lluvia cayendo a cántaros, ambas empapadas… por fin Alice cedió y correspondió al beso abrazando a Nate, ésta a su vez chocó su frente a la de la pelirroja con los ojos cerrados – por favor… solo volvamos al penthouse

-Ellen podría estar ahí – Nate volvió a besar a Alice

-entonces vayamos a otro sitio – Nate recogió el bolso de Alice y la sujetó por su muñeca y empezó a caminar halándola un poco, llegaron hasta una parada de autobuses donde pudieron guarecerse hasta que Nate detuvo un taxi, una vez dentro la pelinegra dio una dirección al taxista y ambas se mantuvieron en silencio, el cabello de Alice estaba chorreante y su vestido destilaba agua también, su maquillaje se había corrido y había perdido un tacón, Nate por su parte había intentado peinar su cabello hacia atrás pero había sido en vano, solo logró despeinarse más, el silencio reinaba en el auto

-vaya – dijo el conductor – parece que diluvia allá afuera – ninguna contestó y el conductor tampoco dijo nada más

Ellen caminaba con un par de historias médicas en las manos, caminó hasta la caseta de información donde las entregó antes de dirigirse a los vestidores, se sentó en el banco frente a los casilleros y sacó su teléfono para marcarle a Nate… un tono, dos tonos, tres tonos…

-¿no vas a contestar? – dijo Alice, Nate observaba la pantalla del teléfono  en el lobby del hotel

-no es importante – dijo apagándolo y guardándolo en su bolsillo, firmó la factura y tomó la llave de la suite, Ellen por su parte miró el teléfono y volvió a marcar pero la única respuesta fue la contestadora, sonrió y se dispuso a seguir trabajando

Nate y Alice subieron al elevador y Nate presionó el botón con una S, seguido de aquel que impedía paradas entre pisos, luego de que cerraran las puertas la pelinegra miró hasta el marcador led y tomó la mano de Alice quien se sorprendió pero luego entrelazó sus dedos a los de la morena, al llegar a la suite Nate abrió la puerta con la llave electrónica y ambas entraron, Alice caminó dentro de la habitación y miró a su alrededor, pisos de caoba oscura, a los lados de la puerta un par de mesillas de madera con un jarrón sobre cada una, había una mesa de forma vertical en medio del recibidor sobre una alfombra blanca, sobre esta mesa había una hielera con una botella de champaña y dos copas, a su lado una bandeja con chocolates, a la izquierda una puerta, al abrirla descubrió un armario con batas y toallas blancas, Nate caminó un poco más allá, de lado derecho había otra puerta detrás de la cual había un amplio baño de tonos negro y blanco, al fondo, en la esquina derecha estaba ubicado un jacuzzi, a la izquierda una ducha bastante amplia en un cubículo transparente, el resto del baño era bastante normal, Nate sonrió y miró a Alice quien sonrió también

-quiero ducharme, me siento… incómoda así – dijo la pelirroja

-de acuerdo, yo seguiré explorando – dijo Nate, Alice tomó una toalla y una bata y entró al baño, Nate por su parte caminó más allá, vio una cama enorme al fondo, detrás de esta había un espejo que abarcaba el ancho de la cama en la pared cubriéndola a lo largo también, arrugó las cejas y levantó la vista al techo, rió al ver que ahí también había un espejo, miró a su izquierda, había una cortina que cubría una gran parte de la pared de la habitación, caminó hasta esta y la levantó un poco, se sorprendió al ver la ciudad desde lo alto

-¿cuántos pisos? – dijo Alice caminando con la bata puesta y secando su cabello

-40 – dijo Nate sonriente – iré a ducharme yo también – Alice asintió y caminó hasta una de las mesitas a los lados de la cama, miró hacia el espejo y vio a Nate alejarse, su camisa estaba pegada a su cuerpo debido a la lluvia, sonrió y tomó el teléfono

Luego de ducharse Nate salió del baño con una bata también, caminó hasta donde se encontraba la cama y miró un carrito de hotel frente a esta, Alice estaba de espaldas a ella revisando lo que sea que estuviera en el carrito, Nate se acercó sigilosa y colocó su mentón sobre el hombro de la pelirroja quien tembló un poco

-¿qué es?

-fresas con chocolate… mini cupcakes… y un plato de frutas – Nate rodeó la cintura de Alice quien giró y acercó una fresa con cubierta de chocolate blanco a la boca de Nate, ésta sonrió y dio un pequeño mordisco, Alice acercó la fresa y la mordió también, sonrieron y se miraron en silencio

-ya no podrás salir de aquí

-lo se

-estás en problemas…

-ya lo se – Nate haló a Alice hacia si por la bata de baño, desató el nudo y se la quitó, la arrojó al suelo y la alzó para comenzar a besarla mientras apretaba sus glúteos y la atraía más hacia si, Alice por su parte rodeó el cuello de Nate y rodeó su cintura con sus piernas, siguió el juego de labios que la morena había iniciado, se separaron por un momento para recuperar la respiración, Nate sonrió y volvió al ataque con un poco más de fiereza, Caminó hasta la cama donde tendió a Alice, se arrodilló sobre ella y se quitó su bata para luego volver a besar a su pelirroja mientras sus manos paseaban libres por su cuerpo

-te extrañé – dijo Nate rozando los labios de Alice, esta sonrió y volvió a besarla, Nate abrió delicadamente las piernas de Alice y se colocó entre ellas chocando su pelvis a los labios de la pelirroja quien dejó de besar, bajó la mirada y sonrió

-¿de verdad me extrañaste? – Nate asintió – pruébalo entonces – Nate rió bajo, levantó un poco las piernas de Alice y se acercó un poco más, comenzó a moverse despacio primero presionando su pelvis contra la humedad de la pelirroja quien comenzaba a liberar gemidos bajos, Nate besaba su cuello a la vez que comenzaba a acelerar sus movimientos aferrada a la sábana, Alice dejó caer su cabeza hacia atrás mientras elevaba sus caderas y seguía los movimientos de su compañera acompañados de gemidos cada vez más altos, justo cuando empezó a sentir unas pequeñas contracciones Nate se detuvo y sonrió - ¿qué?

-nada – dijo la pelinegra, besó a Alice con deseo e introdujo dos dedos lenta y tortuosamente dentro de su pelirroja, ésta dejó el beso para liberar un gemido mucho más alto mientras que sus manos apretaban los hombros de Nate, quien besaba su cuello y lo mordisqueaba con suavidad, comenzó a moverse despacio, una vez, dos veces… bajó hasta los senos de la pelirroja y comenzó a besarlos mientras que su mano no frenaba sus movimientos, Alice elevó su cadera una vez más mientras que regresaba aquel mar de sensaciones, Nate aceleró un poco los movimientos de su mano y Alice se aferró ésta vez a la sábana cerrando los ojos y liberando un potente gemido, Nate besaba sus pechos, lamía y succionaba sus pezones mientras que sus dedos entraban y salían de la pelirroja y mientras que su pulgar presionaba en su clítoris, Nate subió de nuevo para besar con suavidad a Alice quien sostuvo el rostro de la morena entre sus manos, un par de movimientos más y se dejó ir… un potente orgasmo la invadió sacudiendo cada parte de su ser, Nate retiró sus dedos cuidadosamente y acunó a la pelirroja en su pecho mientras que acariciaba su espalda y besaba su cabello, ésta respiraba agitadamente, mantenía aún los ojos cerrados - ¿suficiente prueba?

-pues… - dijo la pelirroja sonriente – puede que te crea – Nate rió y se levantó

-esta habitación está paga hasta el mediodía de mañana… no dormiré aún y tu tampoco – dijo con una ceja alzada, Alice arrugó la nariz y sonrió

-necesito un break… mis piernas no responden aún – Nate sonrió satisfecha, levantó su bata y se la colocó

-de acuerdo – dijo abrigando a la pelirroja y besando su frente – duerme una media hora… luego volverás a este estado – Alice sonrió embobada y cedió al sueño, Nate contempló a su amada pelirroja y acarició su cabello, luego de esto caminó hasta el carrito y sirvió un poco de champaña en una copa, tomó una fresa y caminó hasta el enorme ventanal donde observó la ciudad desde lo alto, iluminada por la luz de los postes y los edificios, los autos que iban y venían, dio un mordisco a la fresa y suspiró… sería una noche prometedora

Ellen estaba en la sala de descanso de los residentes, observaba su teléfono celular… Nate no había contestado sus llamadas ni sus mensajes, debía seguir molesta, lo intentó una vez más y de nuevo  la contestadora, lo pensó un poco antes de llamar a Claudia

-¿si?

-eh… por casualidad, solo por mera casualidad… ¿no has visto a Nate en el edificio?

-¿aún no la encuentras?

-no… debe seguir enojada conmigo

-no es excusa para desaparecer – dijo Claudia de mala gana, Ellen no contestó – te diré si se algo de ella, cuídate blondie – colgó la llamada, Ellen miró el teléfono una vez más y decidió guardarlo, levantarse y volver a su guardia

Alice despertó una media hora después, se sentía algo entumecida, se sentó con cuidado en la cama y buscó a Nate, se levantó y se acercó a ella, estaba mirando por el ventanal con una copa en su mano, la abrazó por su espalda, Nate sonrió y la miró de reojo

-hola hermosa – Alice sonrió e hizo que Nate volteara, tomó la copa y dio un sorbo

-tengo sed  - Nate tomó la copa y Alice abrió la boca para que Nate vertiera la champaña

-¿mejor?

-si – sonrió la pelirroja, Nate la miró

-estás… te ves hermosa – Alice se acercó a Nate y acarició su rostro, la besó despacio y la empujó hasta recostarla al ventanal, abrió la bata y acarició su abdomen de abajo hacia arriba, Nate sonrió entre el beso y giró para dejar a la pelirroja contra el vidrio, besó su cuello y acarició sus piernas

-así no – dijo Alice quien se dio la vuelta dando la espalda a Nate, la miró por sobre su hombro – así – Nate rió nerviosa, besó la nuca de Alice y recorrió  con sus dedos desde su espalda hasta sus glúteos, dejó la copa en el suelo y volvió a aquel espectáculo, acarició sus muslos ahora con ambas manos y los apretó un poco, Alice se recostó al ventanal y se sostuvo con sus antebrazos, Nate besó el cuello de la pelirroja y con dos dedos presionó desde atrás sus labios mayores – justo así – dijo la pelirroja en un gemido, Nate se recostó parcialmente sobre la espalda de Alice y mordisqueó su lóbulo a la vez que la penetraba delicadamente con dos dedos, Alice gimió alto y recostó su frente al ventanal, Nate movió sus dedos dentro y fuera, se levantó un poco y besó su espalda, besó sus hombros y mordió uno suavemente, Alice gemía y movía su cadera, Nate se irguió y la atrajo hacia si sacando sus dedos, rodeó su cintura con un brazo para alzarla y con su otra mano de nuevo comenzó a explorar su vagina, Alice cerró los ojos y mordió su labio inferior, Nate besó su cuello y siguió moviendo sus dedos esta vez con más rapidez, Alice comenzó a gemir más alto y a respirar agitadamente cuando Nate se detuvo y la miró con malicia - ¿por qué… por qué te detienes? – Nate rió bajo y giró a Alice, hizo que recostara su espalda al ventanal y la alzó

-rodéame con tus piernas – la pelirroja obedeció y Nate reanudó la penetración ésta vez con mucha más fiereza, con su pulgar presionó y movió el endurecido clítoris hacia los lados con delicadeza, Alice se aferró a Nate y tiró un poco de su cabello

-gosh… - dijo mientras gemía y jadeaba, su cuerpo se tensó y arqueó su espalda – no… me sueltes… - gritó un poco mientras sentía contracciones dentro de si y una vez más se dejó llevar, jadeó y se sujetó como pudo a Nate quien la llevó hasta la cama donde la depositó y comenzó a besarla con deseo mientras masajeaba sus pechos, Alice jadeaba y sujetó el rostro de Nate entre sus manos y la miró a los ojos

-¿estás bien? – dijo la pelinegra al ver que Alice tenía sus ojos rojos, un par de lágrimas brotaron – Alice ¿qué sucede?

-nada – dijo sonriendo – solo… te extrañé – Nate sonrió y se recostó junto a Alice quien se acostó parcialmente sobre la morena, la abrazó y acarició su piel con su pulgar, Nate colocó su brazo sobre la espalda de la pelirroja y la miró

-también te extrañé… no tienes idea de cuanto – Alice cerró los ojos y suspiró

-¿qué hora es? – Nate miró alrededor de la habitación y vio un reloj en la pared

-las cuatro treinta

-se que… no quieres dormir

-no, está bien – sonrió Nate – confío en que tendremos mucho tiempo a nuestro favor

Alice cedió al sueño una vez más y Nate la contempló durante un rato, ya a las seis los rayos del sol se colaban por el ventanal, Alice se había movido hasta adaptar su cuerpo a una posición fetal, estaba acostada sobre su lado derecho, abrió los ojos con pereza y se descubrió siendo observada por Nate

-despertaste temprano

-no dormí – contestó la pelinegra, estaba acostada boca arriba pero su cabeza estaba girada hacia Alice

-¿por qué no?

-temía que… de nuevo te fueras – Alice se recostó a Nate y la abrazó, ésta correspondió al abrazo

-no me iré…

-¿de verdad? – Alice asintió – no me dejes, no de nuevo – imploró con los ojos enrojecidos

Ellen estaba sentada frente a los lockers, marcó una vez más el número de Nate sin obtener respuesta más que de la contestadora, se cambió de ropas y caminó hasta la salida del hospital, fuera estaba estacionado el auto de Claudia quien la esperaba recostada con un par de vasos de café

-quise venir por ti – Ellen sonrió de lado

-gracias – dijo tomándolo

-¿estás bien?

-si… solo que… no se donde pueda estar – se recostó al auto también

-yo tengo una vaga idea de donde podría ser

-¿en el penthouse? No creo…

-vamos, no perdemos nada… son solo un par de pisos – Claudia se separó del auto y abrió la puerta del copiloto para Ellen quien sonrió y subió

Alice estaba sentada sobre la pelvis de Nate y la observaba, ésta sonreía y acariciaba la cintura de la pelirroja

-te ves muy bien ahí – dijo Alice – te queda el estar abajo – Nate rió

-dudo que tengas una mejor vista que yo – dijo llevando dos dedos hasta los senos de la pelirroja quien suspiró y se sonrojó

-has estado ejercitándote más – Alice pasó sus manos por el abdomen de Nate, lo acarició de dentro hacia afuera – quiero poseerte también – dijo en un susurro, Nate se sentó y besó a Alice despacio, acarició su espalda de abajo hacia arriba hasta su nuca

-¿es lo que quieres? – Alice la miró a los ojos

-si… pero no esta vez

-¿no?

-no… serás mía a la siguiente – sonrió arrugando la nariz

-habrá una siguiente – dijo Nate sonriendo ampliamente

-si – Alice se recostó sobre Nate y se abrazó a ella

Nate sonrió y besó el cabello de su pelirroja

-ya te pertenezco de todas formas

Ya a mediodía nuestras abogadas esperaban el elevador fuera de la suite, Nate acariciaba el rostro de Alice y ésta la miraba rodeando su cintura, ambas se encontraban sonrientes

-¿qué harás hoy?

-ehm… tengo un boleto que cancelar… y luego… nada ¿tú? – Nate miró al suelo

-tengo que hablar con Ellen

-¿qué le dirás?

-no lo se… ¿qué debería decirle? – Alice besó a Nate

-podemos volver a lo de antes… - Nate sostuvo la mejilla de la pelirroja

-no, quiero estar contigo… de verdad

-de acuerdo – Alice tomó la mano de Nate y la guió hacia el elevador que ya había llegado – pero no creo que resulte bien para ella

Nate y Alice tomaron un taxi, primero hasta el edificio donde vivía Alice y luego al edificio donde se encontraba el penthouse, Nate subió en el ascensor y al llegar a su piso se topó con Claudia y Ellen

-hey… eh… ¿qué hacen aquí?

-vinimos a buscarte – dijo Claudia – Ellen estaba preocupada – la rubia miró a Nate

-¿puedes dejarnos solas un momento?

-si… avísame cualquier cosa – Claudia tomó el elevador y bajó a su piso, Nate metió sus manos en sus bolsillos

-eh… ¿qué tal tu guardia?

-estuvo bien ¿qué tal la fiesta de Mathew?

-linda – Ellen la miró

-hizo un terrible clima ayer

-lo se

-también lo se

-¿qué sabes?

-lo se todo Nate

-¿qué… es exactamente lo que sabes? – preguntó la pelinegra, Ellen rompió en llanto, Nate trató de acercarse pero ésta se alejó

-¿Qué se? Se que… estuviste con ella anoche, se por qué no me dejas entrar a este departamento… se que la amas y que no importa cuanto tiempo pase seguirá siendo así – Nate la miró en silencio – se que… te importo pero no lo suficiente Nate, y está bien… no tienes que forzarte a estar conmigo… no ahora que ella volvió

-Ellen… lo siento – dijo Nate volviendo a acercarse, ésta vez Ellen no lo impidió, la pelinegra la abrazó – no pensé que las cosas resultarían así… de verdad lo lamento, mereces a alguien que… te ame, que esté ahí para apoyarte y que… se mueva a tu ritmo, lamento no ser esa persona

-también yo – dijo separándose del abrazo – fue… un placer NatePorter – la pelinegra la observó

-igualmente doctora Hawk

Claudia había estado nerviosa en el sofá, en eso Ellen abrió la puerta, la pelinegra se incorporó llegando hasta ella

-¿cómo te fue? – ésta se encogió de hombros – lo siento

-está bien – sonrió – no iba a durar

Luego de cambiarse Nate llamó a Alice y le pidió reunirse con ella en un bonito restaurante de la sexta avenida, ambas fueron elegantes… se sentaron en una mesa retirada del bullicio y el resto de las personas

-hablé con Ellen – dijo Nate

-¿cómo lo tomó?

-pues… sorprendentemente bien

-¿esperabas a una Amanda?

-honestamente si – rió

-cancelé mi boleto a Nueva York… mi compañero, James… abordó hace una hora

-gracias por quedarte esta vez

-no pienso irme de nuevo – sonrió

-me alegra que digas eso, tengo tu palabra de que no escaparás – Nate sacó una cajita color azul rey del bolsillo de su chaqueta y la colocó frente a Alice, ésta miró la cajita incrédula, luego miró a Nate con una sonrisa – no más enredos… ni malos entendidos, no más peleas… te amo pecosa… ¿te casas conmigo? – Alice rió bajo y sonrojada hasta sus orejas miró a Nate con una ceja levantada

-si

Continuará ;)