Yolanda y la infancia.
De como empece a follarme y a someter a una amiga de la infancia y como fuimos sorprendidos en medio de un polvo en su casa.
Estaba realmente jodido, me acababa de dejar mi ultima novia después de años de relación. A través de una antigua amante se había enterado que llevaba años follandome todo lo que se movía a mi alrededor. Era una de esas ocasiones en las que quieras cambiar de vida y ese cambio de vida se lo querías contar a alguien y no sabias a quien.
La llamada de Yolanda me vino de fabula, ella que había sido mi amiga desde los 14 años y que aunque llevábamos más de 25 años viéndonos esporádicamente pensaba que ella iba a saber comprenderme.
Como digo a Yolanda la conocía desde muy críos, yo había sido su amor platónico de juventud, luego la universidad no separo, novios y novias e incluso fui testigo de su boda con un chico algo mayor que nosotros. En aquella boda me folle a su mejor amiga de la cual pase una semana después de darle por todos los agujeros dejándola amargamente enamorada. No se que le pareció peor a Yolanda que me follase a su amiga o que dejase de follarmela.
Yolanda me había llamado para saber que era de mi vida, para entonces llevaba cuatro años separada, tenia dos críos, uno de 10 años y otra de 7 y vivía en un chalet de su ex en Boadilla del Monte. Quedamos en un centro comercial a comer.
- Estoy jodido Yolanda, la verdad es que no se como Amaya se pudo enterar de todo pero cuando me sentó en el salón de su casa a hablar, se sabia todas mis andanzas de los últimos años. Con pelos y señales.
- ¿No lo sabes?
- Bueno, si lo se. Mi puta manía de contar mis polvos mientras me follo a otras, y mi puta manía de follarme tias y darles esparanzas que la cosa puede funcionar y ni mucho menos esto es solo un polvo de una noche.
- Joder, ¿pero que les cuentas?
- Pues en general pregunto más que cuento, les pregunto como se las han follado, que si se la han chupado a alguien en un lugar publico, que sin han hecho un trio, que si les han atado, que si les han dado por el culo, que si cuando fue la ultima vez que follaron, esas cosas.
- ¿Entonces?
- Pues, nada con una que repetí más de la cuenta, una vez me contó todas sus batallas, quiso saber las mías y mientras me la follaba o la tenia atada le conté todos mis polvos con todo lujo de detalles, y como no me sé callar al final acabé dando datos de más.
- Bueno, no te preocupes por Amaya, son muchos años y seguro que te echa de menos y acaba llamando.
- No, creo, ya sabes como son las aragonesas.
- Ya veras como si.
- En fin, mil gracias por tu comprensión, tengo que salir a la carrera por que tengo que ver un cliente en Madrid y no voy a llegar.
- Vale bombón, a ver si nos vemos más por que no nos vemos nada. Y ahora no tienes la escusa de Amaya.
- LLamame tu, cuando quieras soy todo tuyo.
- Ya llevas años diciéndome eso.
Salí escopetado por la puerta rumbo a mi oficina. Aquella noche para consolarme de haber sido abandonado, me folle a Sonia, una vecina con la que he follado durante años. Sonia pasó de no haber follado nunca fuera de una pareja a chupármela en el cine o ser sodomizada sin contemplaciones. Una gran amiga y un gran pañuelo de lagrimas. Como siempre Sonia se fue de madrugada y como siempre me dejo una nota para que no viésemos el fin de semana, cosa que nunca ocurría.
Era verano en Madrid y el calor era insoportable. Aunque no me quitaba a Amaya de mi cabeza tampoco me quitaba a otras de encima. Esas semanas folle bastante, ya no tenia que poner escusas a Amaya de que si tenia una cena o unas copas de la oficina, simplemente tiraba de agenda y me iba follando de manera “legal” a las que hasta hacia poco me había follado de manera “ilegal”. Pijas, macarras, paletas, estiradas, del montón, culturetas, insulsas de todo. Poco a poco fui dándole una vuelta a mi agenda y haciendo mías las mujeres que durante tanto tiempo lo habían sido. Por follar, hasta le acabe dando el por el culo una noche de alcohol a la que había largado todo a Amaya, ciertamente hay que ser practico, el mal ya estaba hecho y un culo es un culo.
Yolanda me llamo un jueves por la noche.
- Hola Bombón.
- Hola cielo.
- ¿Qué tal estas semanas?
- Pues ya saber, pensando en ti
- Menudo morro que tienes
- J aja ja
- ¿Qué haces mañana?
- Pues lo que tu quieras.
- Tengo una presentación de un libro y después te invito a cenar, estoy sin niños y quiero aprovechar.
Yolanda me recogió en mi casa a eso de las siete. Como pudimo,s aparcamos cerca de Callao, en Gran Via y en el Fnac asistimos a una insufrible presentación de un insufrible libro escrito por un insufrible profesor universitario por lo visto compañero de Yolanda. Después de un coñazo de coctel rodeador de intelectuales de salón que no paraban de hablar de temas teóricos y que nunca habían llevado ellos a la practica salimos de allí.
- Cenamos en Boadilla, aquí hace demasiado calor. Luego te bajo - me dijo de sopetón como si Madrid y morir fuesen sinónimos.
Cogimos el coche y conducimos los 30 km. Cenamos en una terraza muy agradable. Nos tomamos unas copas de sobremesa y después pasamos al un pub próximo donde bebimos como cosacos pero no hablamos de nada interesante.
- Vamos a mi casa. Nos bañamos en la piscina, con este calor no me puedes decir que no. Luego te bajo - me volvió a jurar.
En su casa me dejó un bañador de su ex. Aunque me quedaba grande era mejor que bañarse en boxers. Yolanda se puso un bikini. Yolanda es muy guapa, alta, delgada, poca teta y un poco clásica vistiendo. En lo relacionado a bikinis era como era vistiendo, nada que dejase con la boca abierta, a pesar de su trabajado cuerpo era muy recatada y el bikini cubría lo máximo que un bikini puede cubrir.
Con dos copas en el borde la piscina nadamos en la zona profunda de manera que ella o yo nos agarrábamos al otro y entre risa nos íbamos abrazando.
- me dejaste el otro día muy intrigada.
- ¿con que?
- Con lo de atar a tus amantes.
- ¿si?
- Si
- ¿y eso?
- Pues nuca lo he hecho.
- No me jodas, pero Yolanda, yo llevo atando a tías desde los 20 y no me jodas que tu con 40 nunca te han esposado.
- No
- ¿Atado al cabecero?
- No
- ¿Nada de nada?
- Nada.
- Pues me dejas acojonado
- Pues ya ves. Sinceramente a ninguno de mis relaciones largas se le ocurrió y si uno esporádico lo hace me hubiese dejado de piedra.
- Bueno, supongo que alguna se quedaría cortada, pero en general todas han actuado como si las atasen a diario. Además ninguna se ha podido quejar.
- ¿Y las atas mucho?
- Bueno pues a veces solo las manos a la espalda con el cinturón del albornoz. A veces las dejo como sobrasadas con cuerdas. Desde luego eso nunca la primera vez.
- Mojo las bragas solo de pensarlo.
- ¡!Yolanda!!!
- ¿Qué?
- ¿qué vocabulario es ese?
- Es que es verdad me pone a cien pensarlo – me dijo mientras me besaba por primera vez en más de 20 años, me quede sorprendido pero respondía a beso metiéndole la lengua hasta la campanilla. Yolanda metió la mano en mi paquete y empezó a sobarme la polla.
- Cristinita, quien te ha visto y quien te ve.
- Calla y bésame tonto.
Y la bese, claro que la bese. Estuvimos besándonos más de una hora dentro y fuera de la piscina. Nos tomamos una copa y ella de la mano me guio hasta su cuarto. Nos desnudamos poco a poco. Yolanda tenia menos tetas que lo que imaginaba, un tipazo, un coño con bastante pelo y una gran cicatriz sobre su barriga fruto de una cesárea. Esa noche follamos despacio, sin prisas, con pasión pero sin glotonería. Me corrí sobre sus pecho ya siendo de día y los vecinos de su chalet haciendo footing y saludándose bajo su ventana.
Como era de esperar no tuve ningún remordimiento ese sábado, si Yolanda era amiga de toda la vida, pero yo y ella estábamos solteros y sobre todo ella empezó el tema.
Ese sábado aunque Yolanda propuso algo, yo se lo dedique a darle por el culo toda la noche a Angela, una vieja amante con la que he alcanzado cotas de depravación muy altas en lo que a sexo se refiere a lo largo de los años. Angela y yo nos hemos dado caña mutua desde hace más de 10 años y creo que de alguna manera o de otra nos la daremos siempre.
- Me quede con ganas de que el viernes me atases.
- ¿Por que no lo pediste?.
- Esas cosas no se piden, ¿no?
- ¿Por qué no “doctora Ochoa”?
- Pues me imagino que surgen.
- Que coño van a surgir, Uno lo pide o el otro decide pero no es algo tipo uy mira que esposas me acabo de encontrar…
- Me matas de risa, eres bobo..
Pase el domingo entre libros y futbol. Había logrado abandonar la casa de Ángela pues a dios gracias los domingo cenaba con sus padres y no era de esas que había que huir a la carrera de ellas. Una joya.
El lunes en medio de una reunión de trabajo de estas de Agosto la mar de relajadas, me entró un sms.
- Ven y átame hoy – leí asombrado.
- Ok. ¿A que hora?
- A las 23.
- ¿A las 23?????!!!!!
- Si, así para cuando llegues tengo a los niños dormidos.
- ¿qué tienes a los niños?
- Si, hoy me los ha dejado su padre por no se que polladas.
- ¿Y hasta cuando?
- Hasta septiembre.
- ¿Y no será mejor que esperemos a que puedas venir a casa?
- Hasta septiembre no voy a poder, por lo que es mejor que me adapte a las circunstancias. A estos les cuesta ir a la cama, pero cuando van, duermen como lirones. No hay problema.
Llegue a las 11:15 con mi mochila a Boadilla. Yolanda me abrió y me beso. No me corte un pelo, la cogí por la nuca, solté la mochila, le di la vuelta y la empuje contra la pared del hall. Abrí sus piernas, metí la mano libre por sus pantalones y toque su ya encharcado coño. Tiré de su pelo hacia atrás y la beso en plan salvaje.
No habían pasado ni 30 segundo cuando en silencio subíamos por las escaleras de casa. Entramos en su muy cursi habitación. La desnude y la hice ponerse de rodillas en medio de la cama. Ella miraba contra el armario del lateral de la habitación que era un espejo. Até sus muñecas con una larga cuerda a su espalda, esa cuerda la hice voltearse por su barriga, la pasé por sus sobacos, de ahí cruzada sobre sus pechos y de ahí atadas a su cuello. Con otra cuerda le até los tobillos los cuales enganché al nudo en sus muñecas y como guinda del pastel le puse un antifaz. Apague la luz y encendí una lámpara. Yolanda tenia las respiración agitada después de haber contemplado en el espejo como había sido atada en la misma cama que hasta hacia dos años había practicado el misionero con su exmarido. Me desnude poco a poco mientras pasaba la palma de mi mano despacio por su encharcado coño. Yolanda no podía ni moverse. Metí un dedo en su culo, Yolanda no se quejó. Metí un segundo, Yolanda gimió. Metí un tercero, Yolanda suspiró. Metí un vibrador. Yolanda chilló ahogadamente.
Al principio despacio y con el tiempo rápidamente, follé con el vibrador a Yolanda hasta que se corrió con grandes gemidos, ni me lo pensé. Mi polla ocupó el culo de mi amiga y empecé a darle duro por su puerta trasera. Era más que obvio que de virgen tenia por el culo lo que yo de conservador, aun así dar por el culo a Yolanda me estaba dando muchísimo morbo. Hace un mes no me hubiera podido imaginar follarme a mi amiga de toda la vida, pero lo que no se me hubiese pasado por la cabeza es estar dándole por el culo, atada y encima por petición de ella. Nos corrimos a la vez, desde luego no fue el orgasmo de mi vida, pero estaba más que encantado de llenarle el culo de lefa a una de las chicas más cursis que conocía.
Me eche a un lado para descansar cuando Yolanda ronroneo pidiendo más. Alucinaba con la chica, o estaba salidisima o era simplemente salidisima, por que acaba de recibir dos tremendo orgasmos de no dar crédito y aún quería más. Cogí el vibrador y abriéndole las piernas y de un solo estoque se lo metí entre las piernas. Yolanda recibía látex como loca y abría las piernas lo máximo que las cuerdas le permitían, yo animado por el “ambiente” metí mi polla en su coño que a esas alturas volvía a estar dura como un ariete. Yolanda chupaba como podía, yo a pesar del gusto no dejaba de mover aquel bicho vibrador.
- mama, tengo miedo – una voz rompió la armonía de los gemidos y el zumbido del vibrador.
Yolanda dejo de chupar, yo de mover mi muñeca y ambos nos quedamos mirando a la puerta abiertade la habitación, donde se encontraba su hija de 7 años con cara de dormida. Mi polla descendió a la mínima expresión a un dentro de la boca de Yolanda, yo creo que hasta el vibrador perdió su dureza. No sabía que hacer, no se me ocurrió nada mejor que taparme con un edredón mientras Yolanda como podía se quitaba el antifaz rozándolo contra la colcha y empezaba a decirle.
- un segundo mi amor que ahora voy a tu cuarto – tardó más o menos un minuto en desatarse, yo no me atreví a a moverme. Yolanda daba una y otra excusa a su hija por su tardanza. Estaba bien atada, pero aquello era desatable.
Una vez liberada salió hacia le cuarto de su hija donde estuvo 10 minutos. Cuando volvió al cuarto yo estaba vestido y acojonado por lo que podía pasar.
- ¿Dónde vas?
- Joder a casa.
- ¿A casa?
- Si.
- No será eso hasta que te corras en mi boca y yo me vuelva a correr.
- Pero, ¿estas loca?.
- No te preocupes, Fátima no se ha enterado de nada, estaba dormida y ha pensado que lo que vio era parte del sueño. En serió no se ha enterado de nada.
Yolanda se arrodillo, sacó mi polla del pantalón y se la volvió a meter en su boca mientras abría su bata y se masturbaba con ganas. Nos corrimos a la vez.
Me seguí follando a Yolanda durante unos meses más. Se reia de la situación pasada mientras atada me la follaba duro
Un día volviendo de Valencia de una feria y con ganas de follar le llame para quedar esa noche. Me contestó con un “esta noche he quedado con un chico, a buen entendedor pocas palabras bastan”. No la volví a ver más que en su boda con un segundo chico, pocos años después.
LA HISTORIA ES REAL.