Yolanda y Carlos
Es la historia de cómo mi mujer empezó a ser exhibicionista
Hola
Lo primero es avisar de que esto no es un relato de sexo, no hay pollas enormes ni grandes penetraciones, es un relato muy suave. Pensé escribir grandes folladas con una chica espectacular, pero mi intención era ser fiel a una historia. Si me vais a criticar el relato al menos no digáis que no os he avisado.
Lo segundo es presentarme, diré que me llamo Carlos, tengo actualmente 39 años (es mi edad verdadera) y estoy casado con digamos Yolanda, que tiene 35 años.
El relato trata principalmente sobre mi mujer, así que describiré como es mi mujer. Mide 1.70, 60 kgs, suele ser de las que coge y pierde peso con facilidad. es morena con el pelo largo y liso, normalmente se tiñe también de pelirroja, pero en este periodo de tiempo que os relato era morena. Cara redondita con ojos marrones y labios pequeños. Usa una 95b de pecho y tiene un culo redondo bastante bonito, es un culo blandito pero no excesivamente grande. Siendo sinceros, es una chica normalita del montón, que esta muy bien dotada, no os dejéis llevar por la 95b y su pelo largo, es una mujer que suele pasar desapercibida.
Quiero antes de que empecéis con el relato situaros un poco para que no os extrañe ciertos comportamientos. Siempre hemos sido muy activos sexualmente, a pesar de que llevamos juntos unos 11 años entre novios y casados. Ella es una mujer curiosa, solemos ver porno juntos de vez en cuando, le gusta, nos reímos y luego tratamos de hacer algo que nos haya llamado la atención. Hemos visitado playas nudistas, eso si, siempre durante nuestras vacaciones, digamos que somos una pareja normal y corriente todo el año viviendo en nuestro pueblo y cuando salimos de vacaciones nos soltamos, lo que se dice guardar las apariencias. Nos consideremos liberales pero entre nosotros dos, jamás hemos incluido a nadie en nuestros juegos, se planteó la opción de hacer alguna vez algún trío ya sea HMH o MHM pero lo descartamos. En definitiva tenemos algunos tabus como todo el mundo pero menos que ciertas parejas.
Si hay algo con lo que he fantaseado estos dos últimos años ha sido que mi mujer tuviese sexo con un desconocido y que me dejase presenciarlo. Se lo planteé de formas distintas y siempre tuve una respuesta negativa por su parte. Meter a una tercera persona en nuestros juegos era quizás llevar el juego muy lejos, pero yo no me cansé de disfrazar mi propuesta de formas distintas para que ella dijese que si.
Esta historia empieza durante nuestras vacaciones de verano de hace dos años en Mallorca. Mas o menos ya conocíamos la zona, no somos muy cambiantes a la hora de elegir el lugar de nuestras vacaciones o bien Mallorca o bien Tenerife. Hace ya tiempo habíamos reservado por internet un apartamento en una zona muy tranquila, era un bloque de tres apartamentos y las cuatro veces que habíamos estado siempre estábamos solos, así que entre la dueña del apartamento nos lo “reservaba” para esas fechas.
Tampoco somos muy ociosos con ganas de conocer en profundidad las islas, mas bien solemos ir del hotel a la playa pasando por el restaurante, poco más. En las anteriores vacaciones nos quedamos con las ganas de visitar un spa y en estas decidimos ir. Probamos distintos tipos de terapias termales y lo bueno llego cuando decidimos probar un masaje, era un masaje normal, sin mas, pero era la primera vez que nos iban a dar un masaje. Así que estábamos los dos sentados con nuestras batas esperando a que nos tocase. Hacíamos bromas infantiles del tipo “pues espero que me toque una oriental cachonda” “ah, pues yo me pido un Jason Statham”
En el fondo tenia unas ganas enormes que a ella le tocase un hombre, me daba igual como fuese, pero deseaba que alguien la tocase. Al poco tiempo una pareja bastante joven vino a recibirnos y nos hizo pasar, la chica se vino conmigo y el chico con ella. Temí por un momento que ella pusiera alguna pega, pero afortunadamente no lo hizo.
Entramos en una sala con dos camas y un visillo en medio, la verdad es que mi gozo en un pozo, se iba a correr el visillo y no vería nada. Nos quitamos la bata, ella se quedo con el bikini y yo con mi bañador y nos tumbamos encima de las camas, nos sonreíamos mutuamente. La chica corrió el visillo y yo le pregunte que si lo podía dejar abierto, que era mi mujer y era la primera vez que nos daban un masaje y queríamos vernos, lo dije por mi. El caso es que la mujer accedió y descorrió el visillo.
Se me presentaba un problema serio ya que iba a tener una erección de caballo y no podía tenerla. Así que trate de concentrarme y pensar en otras cosas mientras lanzaba miradas furtivas a mi mujer. El chico le puso una toalla tapando el culo a mi mujer y le desabrocho la parte superior del bikini. La imagen de las tetas de mi mujer contra la cama era algo que me ponía burraco. El chico masajeaba piernas y espalda, ni tan siquiera se acercó a su culo. Luego le dio una toalla a mi mujer para que se diese la vuelta y tapo sus tetas con la toalla. No pude disfrutarlo nada, porque luchaba contra mis instintos, si se me hubiese puesto dura me hubiese muerto de vergüenza. El caso es que cuando acabamos, fui al baño y me hice una paja de campeonato reviviendo las escenas.
Por la noche decidí pasar al ataque y volví con mi pesada cantinela otra vez de que quería verla follar con otro hombre. Le dije que durante el masaje jamás había experimentado una excitación tal, que me tuve que contener porque no quería que la chica que me daba el masaje se diese cuenta y que después tuve que meneármela en los baños. Ella no paraba de reírse y yo no paraba de decir lo burraco que estaba, que la veía y que me excitaba. Le pregunté a ella si en algún momento se había excitado y me dijo que no. En tono de broma intentaba corregirla y decirle que estaba seguro que en algún momento habría notado algo. Después de un ratillo me reconoció que si, que hubo un momento que había tenido un escalofrío y que se puso cachonda por instantes. No quise decirle nuevamente mi fantasía porque notaba que me hacia muy pesado y lo dejamos ahí.
A la mañana siguiente despertó con su carita cachonda y me dejo caer de ir otra vez a una playa nudista, yo le dije que claro. Cogimos el coche y nos fuimos a la playa de Es Trenc y allí pasamos el día, La veía y no paraba de pensar en el día anterior y nuevamente me puse burraco y de tan burraco que estaba le volví a decir lo de tener sexo con un extraño. Supongo que todos tenemos un limite y el de Yolanda llegó ese día. Se enfadó conmigo y me dijo que no volviese a insistir y que jamás tendría sexo consentido con un extraño. Yo me vine un poco abajo, me dio un poco el bajón y me pase el resto del día con la cabeza baja y contestando con monosílabos a todas sus preguntas.
Pasamos la noche como dos desconocidos, cada uno en su rincón de la cama. Al despertar ella ya estaba en la cocina y yo fui para allá, le di un beso y me senté a la mesa. Y fue cuando ella me dijo:
Y- Cariño, entiéndeme, me gusta nuestra vida sexual, a nuestra vida sexual no le pasa nada para que tengamos que llegar a esto, no voy a tener sexo con un extraño.
C- Si, te entiendo, no pasa nada, de verdad.
Cinco minutos en silencio mientras desayunábamos y volvió a decirme:
Y- Se que te excita y te pone que un desconocido tenga sexo conmigo, pero es llevar las cosas muy lejos.
C- que si, que te entiendo, vamos a cerrar el tema.
Nos sentamos en el sofá y me dijo:
Y- Cuando me dieron el masaje te excitaste, no es verdad?
C- Que si cariño, deja el tema quieres
Y- Y tenerte que aguantar así toda la semana, en ese plan infantil?
C- Ya se me paso, no pasa nada
Y- Hacemos una cosa si quieres
C- No seas pesada, vamos a olvidar esto.
Y- Como sino te conociese, calla y escucha
C- Dime
Y- Bien, no voy a tener sexo con un extraño pero si quieres me dejare tocar.
C- Que no, que no tienes que hacer nada.
Y- Calla por dios, piénsatelo y mañana me contestas, vale?
C- Valee
Volví a ser yo mismo y pasamos un buen día. A la mañana siguiente al despertar ella me dijo:
Y- Y bien?
C- Y bien que?
Y- No te hagas el tonto, quieres o no quieres?
C- No quiero que hagas algo obligada
Y- No lo hago obligada, te excita eso y quiero verte excitado, me encnato ver el brillo de tus ojos cuando me contabas lo del masaje. Pero no lo tomes como una costumbre.
C- No lo haré, lo haremos una vez y te juro que no volveré con estas historias.
Estuvimos hablando y aclarando lo que se podía hacer. Dado que ella sólo iba aceptar ser rozada y tocada por encima de la ropa las opciones no eran muchas. Ella no quería montar un número en publico así que descartamos ir a discotecas o coger algún bus. Así que me estuve pensando que se podía hacer.
Faltaban cinco días para volver y mi mujer me preguntaba “aun no?” a lo que yo le respondía que no, que no se me ocurría nada.
Entonces se me ocurrió una idea, empezó siendo un poco de ciencia ficción pero luego la fui puliendo. Podía hacerme pasar por ciego con una mujer con una cogorza de campeonato, pedir un taxi y luego pedirle el taxista que si me podía ayudar con mi mujer para subirla al apartamento. Me excitaba la idea y confiaba en la mala fe del taxista. Se lo comenté a mi mujer y se echo a reír, me dijo:
Y- No sé, es un poco rebuscado, no encuentras?
C- Es que no se me ocurre nada
Y- Y si el taxista intenta forzarme?
C- Si el taxista cruza la línea, pues te despiertas y gritas algo, seguro que se asusta y se va.
Y- Y si no se asusta?
C- Joder, pues le atizó con lo primero que encuentre, no sé, no sé me ocurre nada cariño.
Estuvo pensándoselo mentalmente todo el día, yo trataba de quitar hierro al asunto. A las ocho de la tarde dijo que si, yo le pregunte tres veces si estaba segura, si estaba excitada con esto, porque no quería hacerla pasar un mal rato. Ella me dijo que no me preocupase, que quería hacerlo. Acordamos que lo haríamos al día siguiente, que tenia que comprar un bastoncito de ciego.
A la mañana siguiente me recorrí varios sitios buscando un bastón, no encontré uno de ciego propiamente dicho, pero si uno se asemejaba. De paso me fui a un pueblo cercano a localizar una parada de taxis, la encontré y era una parada pequeñita donde había dos taxis parados, pensé que ese seria un gran sitio.
La idea era coger el coche e irnos al pueblo de al lado, acercarnos a la parada de taxi para saber como era el taxista, por si teníamos la mala suerte de que fuese una mujer o fuese alguien jovencito, buscábamos a alguien ya maduro, sobre los 50 años, entonces yo llamaría al número de radio taxi.
La verdad es que durante la tarde estábamos los dos bastante excitados, haciendo bromas, era algo increíble, se la notaba suelta y con ganas, todas mis dudas sobre ella desaparecieron.
Elegimos un vestido de tirantes que le llegaba hasta las rodillas aproximadamente, tuvimos que cambiar de planes varias veces porque yo quería que fuese sin sujetador, pero las prendas de verano que tenia eran demasiado finas para ir sin sujetador, porque o bien se le transparentaban las tetas o bien las atravesaba con su pezón. No queríamos hacerlo demasiado evidente, finalmente ese vestido fue el elegido, la parte de las tetas era un poco rígido por lo que no transparentaba nada, por el contrario al ser un poco rígido si te ponías por detrás tenias una visión del canalillo espectacular. Se puso un tanguita sencillo y un zapato con un poco de tacón. La idea era que habíamos estado bebiendo, que ella no sabia beber y que no estaba en condiciones de conducir.
A la una de la mañana decidimos salir, de camino se nos notaba a los dos súper excitados, ella tenia la cara roja y yo tenia el corazón como si hubiese acabado de correr los cien metros lisos. Conducía yo, ella había estado haciendo gárgaras con una cerveza para que así oliese alcohol.
Paramos cerca de la parada de taxis, en una calle sin transito, no había apenas nadie por la calle y me acerque a la parada para ver quien estaba. El primero de la fila era un señor que se ajustaba a nuestro perfil así que no me lo pensé mas veces, me aleje y volví al coche, desde allí llame.
Me lo cogió un hombre, supuse que seria el hombre que acaba de ver y le explique la situación, le dije que estábamos en la calle tal, que mi mujer había bebido demasiado y que no estaba en condiciones de conducir, le di la matricula y el color del coche y también le dije que era invidente. Temí que pensara que la situación fuese un marrón y fuese otro, pero no.
Como estábamos prácticamente al lado el taxi llegó enseguida. Paro delante de nosotros y salí yo del coche con unas gafas de sol y el bastoncito y le explique que acabamos de salir de una fiesta y que mi mujer había bebido demasiado, que tenia que ayudarme a meterla al taxi, el taxista no puso pegas alguna.
Mi mujer estaba en la parte de atrás y se hacia la dormida. Yo no paraba de quejarme de ella, que si era una inconsciente, que no era la primera vez que me hacia esto. El taxista me dijo que me apartase, que ya la sacaba el.
Se asomó y le dio unos golpecitos en la cara, mi mujer emitía sonidos extraños, pensé en lo bien que estaba actuando. La balanceo un poco y me dijo:
T- Y no seria mejor llevarla al PAC? parece estar inconsciente, a ver si le va a pasar algo?
C- Que va, no es ni la primera ni la segunda vez que me hace esto, bebe como una cosaca y cae como un saco de patatas, mañana se levantará con un dolor de cabeza espectacular.
T- Es le digo que no reacciona.
C- Tranquilo, sáquela si puede.
El taxista tiró de ella y como pudo la acerco al asiento de al lado de la puerta y la dejo sentada, tomo un poco de aire y volvió. Le paso las manos por detrás de la cintura para levantarla, pero las subió tanto que lo que realmente hacia con su brazo era subirle las tetas a mi mujer. Yo esbozaba una sonrisa a la vez que sentía una excitación tremenda. La saco del coche y la apoyo contra el coche.
Mi mujer estaba con la cabeza baja y clavando el papel de una borracha a punto de tener un coma etílico. Tenia los tirantes del vestido bajados, era cuestión de segundos que se le viesen las tetas. Vi como le daba un pellizco en el culo que me dolió incluso a mi, imagino que para que despertase. Mi mujer emitió un ruidito y poco más.
T- Buff, deje que tome un poco el aire, su mujer es un peso muerto.
C- Si, tranquilo tómese su tiempo, siento muchísimo todo esto.
T- No se preocupe, estas cosas pasan. La gente no sabe beber.
En realidad le había costado sacarla, pero estaba siendo un poco exagerado.
T- 10 segundos y vamos para el taxi.
C- Si, tranquilo el tiempo que haga falta
El taxista viendo que tenia los tirantes medio bajados contribuyo bajando el escote del vestido y dejando sus dos tetas al aire. Allí estaba mi mujer con las tetas al aire, sus dos potentes pechos, con sus grandes areolas y sus pezones duros como piedras de lo excitada que debía estar. El taxista sopeso el pecho izquierdo de mi mujer y lo metido dentro del vestido subiéndole el tirante, después hizo lo mismo con su pecho derecho pero acerco su boca y le succionó rápidamente el pezon, para después volver a meterle la teta dentro del vestido y subirle el tirante.
Era la primera vez que alguien le había tocado las tetas a mi mujer, el tipo ese le había succionado el pezon a mi mujer delante de mi y yo estaba cachondo perdido.
El taxista cerro la puerta de mi coche y lo cerré con el mando. Cargo con mi mujer como si fuese un saco sujetándola por el culo, bien sujetado que estaba el culo de mi mujer, por cierto. Habría como unos diez metros hasta el taxi, llegamos y el taxista me dijo que me sentase delante. El taxista abrió la puerta trasera y metió a mi mujer en el coche, la tiro como si fuese un saquito de patatas y mi mujer quedo boca arriba pero aun con las piernas fuera. Se las levantó para meterlas dentro del taxi y el vestido se le bajo. Mi pulso enloqueció, mi mujer estaba tumbada con las rodillas flexionadas y con el vestido subido, el taxista trataba de acomodarla dentro del taxi, pero tenia la cabeza prácticamente a un palmo del tanguita de mi mujer, pudo oler el olor del coño de mi mujer. Imagino que paso sus dedos por encima del tanguita de Yolanda, era lo único que le faltaba por tocar, consiguió sentarla y cerro la puerta.
Le dije la dirección donde tenia que llevarnos y le dije también que sino le importaba luego ayudarme a meterla en casa, que le daría dinero. El taxista me dijo que no me preocupase por nada y volvió a preguntar sobre la conveniencia de llevar a mi mujer al PAC. Mi mujer estuvo lista porque al minuto prácticamente te puso a roncar, entonces yo le dije: “al PAC? Mírala como ronca” El taxista empezó a reírse, cosa que aprovechó mi mujer para dejarse caer en el taxi.
Llegamos al apartamento y le indique que era el primero.
Bajamos del coche y yo me quede de pie pero mirando por la ventana, el taxista abrió la misma puerta por donde la había metido para sacar a mi mujer. Yo mientras llamaba a mi mujer para que despertase pero ella no reaccionaba. Al tumbarse, mi mujer estaba bocabajo en el taxi. El taxista trato de cogerla por la cintura y sacarla para afuera, en el primer esfuerzo no pudo, él ya no se cortaba un pelo, usaba las tetas de mi mujer como agarraderas para sacarla. La saco y la apoyo contra el taxi, mientras cerraba la puerta apoyo su polla en el culo de mi mujer, hizo un movimiento de cadera como si se la estuviese follando y se restregó bien en ella.
Cogió a mi mujer en brazos y me dijo que ya estaba, en el camino del taxi a la puerta del apartamento no paraba de darle las gracias, mientras el trataba de hacerle las ultimas sobadas a mi mujer. Llegamos a la puerta, la abrí y le dije que por favor la dejase en la cama del dormitorio, le abrí la puerta y le dije, que la dejase ahí que ya me ocupaba yo. El la dejo suavemente encima de la cama. Entonces le dije que quería tomar algo y el me dijo que si, que si tenia una coca cola. Yo le dije que si, que estaba en la cocina y que se sirviese que iba yo enseguida, se fue y le pregunte a mi mujer:
C- Que tal?
Y- Dios, de puta madre, que subidón
C- De verdad?
Y- Si cariño, lo estoy disfrutando
C- Que hacemos? Lo dejamos aquí?
Y- No sé, por un lado estoy cachonda pero por otro no se que mas podemos hacer
C- Lo dejamos aquí, yo voy con él, tu desnúdate por si viene, enciende la lamparita por si acaso.
Preferí no rizar mucho el rizo, estaba cachondísimo, pero el guión ya no daba mas de si, así que era mejor no aventurarse más. Fui a la cocina y le pagué gustoso la carrera y le di 10 euros extra por las molestias, los 10 euros mejor pagados de mi vida. Se tomó el refresco y me dijo si podía ir al baño, yo le dije que por supuesto y le indique la puerta. La puerta del baño estaba en frente de la del dormitorio. Antes de entrar al baño se asomó cuidadosamente a la habitación, había cerrado la puerta pero no del todo. Yo estaba sentado en el salón y lo veía como metía la cabeza y miraba, imagino que no se atrevió a entrar, posteriormente cerro la puerta y entró al baño, al acabar vino al salón, me dio la mano y se fue. Yo fui para la habitación y quise hacer lo mismo que hizo él, asomé la cabeza y vi a mi mujer completamente desnuda encima de la sábana, con las piernas abiertas, con el brazo izquierdo bajo su cabeza y el otro en paralelo a su cuerpo. Me miró, se levantó y vino abrazarme, nos besamos y follamos, estábamos tan excitados que fue el polvo mas rápido de nuestras vidas.
Sabia que le había gustado, pero no me atreví a preguntarle si quería volver hacerlo, porque habíamos quedado que sólo sería una vez, así que decidí no decir nada.
A la mañana siguiente ella irradiaba un brillo increíble, estaba chisposa, alegre, feliz. Como nos quedaban tres días decidimos salir a bailar un poco, iríamos a un pequeño disco pub a un pueblo cercano, Manacor, el cual ya habíamos visitado y nos había gustado.
Yolanda se puso unos leggins negros con una camiseta de tirantes que le tapaba medio culo, llevaba tanguita y sujetador, también llevaba una rebequita por si refrescaba. Es una discoteca bastante informal en cuanto a la vestimenta, así que la cuestión era ir cómoda. Cogimos un taxi, ya que los dos queríamos beber. Llegamos sobre las doce, pero apenas había ambiente, vaya decepción pensamos y decidimos dar una vuelta por los alrededores. Estuvimos paseando, nos sentamos en un banco y charlamos, hacia una noche calurosa.
Hablamos y hablamos y volvimos a sacar el tema de la noche anterior, nos reímos, la piqué un poco y ella respondió. Decidimos que volveríamos a la discoteca, le daría espacio para que la gente pensara que no venia conmigo y a ver que pasaba. Le dije que porque no se quitaba el sujetador, se negó pero luego supongo que por la excitación accedió a quitárselo, lo guardo en el bolso y pregunto que tal se veía sin sujetador, yo le dije que bien, que al ser la manga un poco elástica no habría problemas, que no creía que se les saliesen y que si era muy exagerado, pues al baño a ponerse el sujetador.
Volvimos mi mujer y yo a la discoteca, sin sujetador y con la rebequita puesta.
Es un local pequeñito, que tiene una terraza trasera. Entramos y nos fuimos para la terraza, estábamos sentados y bebiendo y la discoteca iba cogiendo color a medida que pasaba el tiempo. Serian las dos y media y decidimos entrar, acordamos que no nos hablaríamos, pero que si pasaba algo actuaría haciendo ver que Yolanda iba conmigo. Mi mujer se quito la rebequita y entramos, busco una mesa de pie para apoyar el vaso y el bolso y se hizo un poquito de sitio para bailar. Había muchos chicos jóvenes de entre 20 a 25 años, incluso había mas jóvenes rozando los 18. Yo estaba a dos metros escasos de ella, siempre buscando la mejor posición para tenerla controlada. Estaba bailando, cuando un chico se acercó y le dijo algo, ella asintió con la cabeza, el chico se acercó más para hablarle al oído ya que con la música era complicado oírse. Quiero imaginar que le estaría preguntando si había venido sola o cualquier otra cosa para romper el hielo, la verdad es que yo volvía a estar súper excitado. Bailaban, si había algún roce era involuntario. Mi mujer no es que fuese la mas guapa del local, ni mucho menos, tampoco es una súper belleza llamativa, pero era la única que parecía que no tenia pareja, entonces eso hizo que más chicos se posicionasen cerca de ella. Yo temía que me cerrasen la visión y me metí yo también haciéndome algo de espacio, como si fuese otro buitre más, pero siempre manteniendo una distancia prudente. En total había tres chicos pendientes de ella, los de alrededor bailaban pero no prestaban atención. Con el calor que hacia no tardaron en aparecer los pezones de mi mujer. Se le marcaban através de la camiseta y se le apreciaba también el contorno de sus pechos, al moverse se distinguía perfectamente que no llevaba sujetador, si algo tiene mi mujer son pechos, pero lo que resultaba muy excitante era su imagen. Mi mujer tiene los pezones largos y jamás la había visto así con sus pezones queriendo atravesar la tela de esa manera.
Mi mujer estaba entregada a la música, lo pasaba bien y le importaba tres narices quien la mirase, los leggins le marcaba perfectamente la redondez de su culo, la veías y se te iba la polla, imagino las ganas de follarla que tendrían esos chicos. El dj tenia fijación con el reguetón y es lo que se oía a esa hora. Uno de los chicos, el que estaba mas cercano a ella, imagino que ya sin paciencia decidió atacar. Aprovechando un cambio de canción le puso su mano en la cadera ami mujer, ella no se molesto, simplemente se dedico a seguir el baile, se giraban, se hacían unos gestos al ritmo de la música y seguían con su baile, que mejor pie para meterle la cebolleta, y es lo que hizo, aprovechaba la mas minima ocasión para meter su polla contra el culo de Yolanda, al principio de una forma muy sutil, al notar que a mi mujer no le molestaba sentir de vez en cuando su polla, pues se creció. Daba la impresión que mi mujer había venido con ese chico, lo que hizo que los buitres que merodeaban se esparcieran. Os puedo asegurar que ese chico tan siquiera me presto atención, estaba con todos los sentidos que le quedaban puestos en mi mujer.
Mi excitación paso a convertirse en miedo, ya que temía que se nos fuese todo de las manos. Mi mujer iba a lo suyo, en ningún momento me busco con la mirada para que lo detuviese todo. Yolanda se había dejado ir de una manera muy peligrosa. Estaban pegados, el chico le pasaba la mano por la cintura a mi mujer y estaba más pegado que nunca a su culo, cuando la soltaba deslizaba la mano más arriba y le rozaba las tetas, aprovechaba cualquier situación para volver a rodearla con su brazo. En uno de esos deslizamientos de mano le agarró claramente la teta izquierda de mi mujer. Mi mujer se separó bruscamente y decidí que era el momento de cortar. Me desplace un poco y me acerqué a ella, Yolanda cuando me vio vino y me beso en la boca y le pregunte si nos íbamos, ella me dijo que sí. Tenía miedo a la reacción del chico, pero gracias a dios al ver que esa mujer había venido conmigo se apartó de ella.
Ya en casa le pregunte si había pasado miedo, me dijo que al principio no, que lo estaba pasando realmente bien, pero que el chico se puso un tanto violento. Que prácticamente notaba su polla dentro de ella, que le había empezado a sobar las tetas y que con la otra mano había empezado a tocarle el coño. Que si no hubiese sido por eso lo hubiese pasado en grande.
Desde aquel día mi mujer se volvió exhibicionista o calienta pollas como queráis. En las vacaciones del año pasado ya no le tenia que pedir nada, voluntariamente lo hacia, me reconoció que le daba mucho morbo sentir esas sensaciones. Pero nos volvimos más seguros, sólo lo hacíamos cuando eran situaciones súper controladas y con gente. Ha sido como llevar nuestra relación un escalón mas arriba. Empezamos a usar más el bus, había veces en que yo no podía estar mirando, ella después me contaba si la habían rozado, cuanto tiempo y como.
Estamos empezando y posiblemente sean juegos de niños, pero estamos sentando las bases para que un día ella acceda a tener sexo consentido.
Y nada más imagino que si habéis llegado a esta ultima línea es porque os ha interesado el relato. He tratado de ser lo más fiel posible a lo que paso durante aquellas vacaciones, está claro que los diálogos no son exactos pero si muy parecidos.
Y ahora si, un abrazo o un beso a todos, pasadlo bien.