Yo,la perra de káiser
No pensé escribir esta historia mía, pero me lo han pedido,creo que ya llegué al límite en mi cachondez.
YO, LA PERRA DE KÁISER
Quizá este relato sea el último que escriba en estas páginas, todo depende de lo que opinen quienes lean mis historias, si creen que esto es aberrante, lo puedo entender, y es que así lo considero y sé que llegué a los límites, pero las circunstancias, mi temperamento y falta de un hombre me hicieron cometer esta aberrante acción, pero sé que jamás lo volveré a hacer, primera y última vez, que tengo sexo con un perro.
Todo sucedió hace unos meses en que tenía como pareja a Zach, un negro americano, como les dije anteriormente, es una persona muy ocupada pues es dueño de una agencia de viajes. Resulta que me invitó a un rancho que tiene, me llevó y ese mismo día, tuvo que regresar, pensó que los encargados del rancho se quedarían pero era día de su descanso y se fueron después de él, así que me quedé sola, pensando que Zach pronto volvería, pero no sucedió, no contamos con las consecuencias de una tormenta que anunciaban. La primera noche fue horrible, llovió a cántaros y se fue la electricidad. Me sentía muy sola, los ranchos cercanos estaban solos, aunque al día siguiente salió el sol, no llegaba nadie, estaba incomunicada ya que no entraban ni salían llamadas de mi celular. No pasé hambres ni nada por el estilo, porque estaba surtida la despensa. Me la pasaba super aburrida, no sabía que los accesos al lugar estaban destruidos por la tormenta y que mi amante estaba en esos momentos fuera del país, luego me dijo que me creía acompañada y no se preocupó, y como solo él sabía que estaba en el rancho, nadie hizo por buscarme pensando que estaba con él.
Como les dije, después de la tormenta el sol brillaba con toda su intensidad, y como solo "káiser", un perro que luego investigué y supe es de raza gran danés, me acompañaba, andaba completamente desnuda, en la alberca, en los alrededores, y "káiser" me seguía a veces, ya que su interés estaba en una pastor alemán que estaba encerrada porque no querían que se "cruzaran", y cuando le llevaba de comer a la perra era un alboroto, ya que los dos animales estaban en celo.
Me sentía segura con ese perro gigante a mi lado, cuando corría conmigo me gustaba ver sus movimientos, su tamaño le hacía parecer que corría en cámara lenta, le gustaba que lo acariciara y mimara.
Pero yo me sentía sola, y mi temperamento exigía al menos masturbarme, busqué y encontré una película para adultos, mientras la veía me excitaba más, y ni siquiera había llevado un consolador, buscaba algo que se pareciera pero nada, me conformé con satisfacerme yo misma, pero no es lo mismo, necesitaba un macho.
El tercer día en el rancho, estaba acostada a la orilla de la alberca, completamente desnuda, fantaseaba con tener sexo, recordando encuentros con amantes mientras movía mi trasero, el sol me daba en la espalda, y de pronto sentí una enorme sombra, era "káiser" que observaba atento hacia la perra pastor alemán, empezaron a ladrarse, "káiser" se movía de un lado a otro y regresaba a donde mismo, como yo estaba acostada boca abajo, observaba su miembro que salía, nunca había visto una verga de perro de esa manera, y menos tan cerca, la sensación me causó un ligero mareo, algo me pasó que sentí deseos de tocar su verga, para no asustarlo, empecé acariciando sus testículos, como si supiera, abrió un poco sus patas traseras, me dio confianza y lo masturbé logrando sacar un miembro rojo, grueso y palpitante. De repente se quitó y corrió hacia la perra, dejándome con los malos pensamientos. Ya no regresó hasta que la tarde caía. Ya no pude quitarme de la mente la fantasía de desear tocar el miembro viril de "káiser". Cuando estaba conmigo, trataba de acariciar su parte, pero apenas se le paraba y corría con la pastor alemán. No sabía que hacer para sentir mas cercanía con el perro, tendí una gruesa colcha y lo acosté a mi lado acariciándolo, como le gusta lo dulce, unté en mis nalgas y vagina algo de betún, que lamió goloso llevándome al máximo placer al sentir su lengua rasposa en mi culo y mi raja, casi me hacía tener un orgasmo, y pensé que si lo lograba me tranquilizaría y ya, pero no pasó eso, y terminó de lamer antes de venirme. Hice hasta lo imposible por lograr su atención, me empinaba, lo ponía detrás de mí y nada, pero su desesperación por la otra perra crecía.
Me di por vencida, y esa noche dormí soñando que un caballo me cogía, amaneciendo con más ganas y deseos de tener una buena verga para gozarla. Pero no había nada ni nadie, y el único macho presente estaba interesado en "otra", una pastor alemán. Cuando le llevaba alimento a la perra, noté que la olía a través de las rejas y una idea se me vino a la mente; encerré a "kaiser" en la casa, regresé con la perra para darle alimento, la amarré bien y la acariciaba frotándome en ella, la puse sobre mí, y cachonda cono andaba yo, frotaba mis nalgas y vagina con su parte, observé una manta que servía para que se acostara, la tomé y me envolví en ella, estaba segura que olía a ella, excitada regresé a la casa, "kaiser" me recibió muy alborotado, casi me tumba en el camino. Me acosté en la gruesa colcha aún envuelta en la manta, noté que el perro estaba excitado sin que le tocara, parecía desesperado, estaba confundido. Ya con su pene bien excitado, me puse en cuatro patas y me coloqué casi debajo del perro, que me olía extrañado, se quitaba y regresaba, fue difícil, pero de repente puso sus patas delanteras en mi espalda, hasta ese momento sabía que no iba permitir que me cogiera, eso pensaba, pero el animal sin perder tiempo introdujo su miembro en mi vagina, sentí una sensación de ardor, y al contacto perdí toda conciencia y dejé excitada que el perro me cogiera, mi mente estaba nublada, lo único que deseaba era que ese animal siguiera cogiéndome, estaba perdida en mi cachondez que no medí las consecuencias, había momentos en que pensaba que estaba loca y condenada por esa aberración, pero mentiría si dijera que no estaba gozando, la verdad es que me sentía como una real perra, y nada me importaba.
El peso del animal impedía que me moviera, pero estaba gustosa recibiendo verga de mi macho animal. La baba del perro caía en mi espalda mientras sentía en mi interior una verga caliente, el vidrio de una puerta reflejaba nuestras imágenes, ahí estaba yo, Marlen siendo cogida por un enorme perro. Mi cara expresaba lujuria, estaba enloquecida por semejante cogida, hasta que un placentero orgasmo invadía mis entrañas, mi mente estaba en blanco, caí rendida, pero el perro seguía pistoneando mi raja, me imaginé una muñeca de trapo ensartada con ese enorme perro. Después de ese orgasmo, mi mente se aclaró un poco y reaccioné, quise quitarme pero el peso del perro me impedía moverme, hasta que logré sacar su miembro de mi vagina, pero el perro me volvió a tumbar y metió su verga en mi culo, el dolor me hizo gritar, pero el animal seguía cogiéndose a su perrita humana, sabía que iba a ser imposible quitármelo de encima, sus movimientos volvieron a excitarme y dejé que me cogiera por el culo. Las patas del animal se aferraban a mi espalda, en ese momento no sentía nada, pero me dejó unas marcas, sin llegar a ser heridas. El perro aceleró sus movimientos, sentí que mi recto se inflamaba, eso nunca lo había sentido, y "káiser" vació sus testículos en mi ano. Su peso aumentó y caí con mis nalgas arriba, su verga quedó atorada por unos momentos, cuando logró sacarla, mi culo hizo un ruido como cuando destapan una botella, se quitó de encima y salió de la casa, yo caí rendida y satisfecha, pensando solo que no quería que se viniera dentro de mí, pero fue imposible quitarme antes, no deseaba pensar en nada, al fin y al cabo, nadie iba a saberlo. Me di un buen baño, para sacarme el semen del perro, mientras pensaba lo loca que estaba con un dejo de arrepentimiento, luego me acosté y quedé profundamente dormida.
Al día siguiente me despertaron los ladridos del perro, parecía ansioso, pensé que tenía hambre pero no, le abrí la puerta y entró bruscamente casi tumbándome mientras se paraba sobre mí y movía sus caderas, quería cogerme otra vez. Lo regañaba y le gritaba para apaciguarlo, pero no entendía, fue imposible controlarlo y pensé que me lo había buscado, entonces me agaché y me puse en cuatro, el perro sin más ni más, se puso detrás de mí y arremetió en mi vagina que de inmediato se humedeció, decidí disfrutar la cogida olvidándome de todo, otra vez yo estaba caliente deseosa de verga, y el perro me daba lo que necesitaba. La cogida era intensa, sus movimientos rápidos me llevaban al cielo del placer, no sabía cuanto iba a durar esa travesura pero esos momentos esta trastornada y feliz de ser cogida en forma animal, por un perro, un enorme perro que ansiaba solo descargar su leche, nada más saciarse y vaciarse en su perrita MARLEN. Mientras "káiser" me cogía yo usaba mis manos acariciando mis tetas y mi clítoris, mi espalda ya tenía algunos rasguños, si alguien me hubiera visto en esos momentos, pensaría que estaba gozando como nunca, gritaba y le exigía a "káiser", que siguiera, como si me entendiera, todos mis sentidos estaban en mi vagina y clítoris, en la sensación de ser cogida, mi mente estaba llena de placer y mi clítoris explotó con un intenso orgasmo que casi me desmaya, sucedió lo mismo que la primera vez, reaccioné, pero la diferencia fue que me quedé ahí ensartada, disfrutando de la cogida animal.
Como "káiser", me cogía por la vagina, pensé que lo sacaría fácilmente cuando estuviera a punto de venirse, cuando mi espalda estaba llena de su saliva, su pelvis se estrellaba en mis nalgas más rápido, sabía que se iba a venir, intenté sacarlo pero el perro se aferró como si supiera que no deseaba que se viniera dentro de mí, fue inútil lo que intentara, y dejé que terminara, cuando estaba a punto yo sin pensarlo movía mi cintura como si tratara de hacerlo venir, pero era que estaba gozando el momento, el perro dio un ladrido lastimero y explotó al mismo tiempo en que mi clítoris otra vez explotaba con un miembro animal frotándolo. Dejé que se vaciara mientras gozaba mi clímax. Ya estando la calma, quise quitarme, pero Oh!, sorpresa, "káiser", me arrastraba, no podía salirse de mí, me parecía ilógico que no fue tan difícil cuando se vino en mi culo, que es menos amplio, y mi vagina que como todas es elástica, se quedara atorado y me arrastrara. Yo gritaba de risa y pena, si me hubiera visto alguien, seguro se burlaba, duramos así como cinco minutos, y cada vez que intentábamos despegarnos, aumentaba un dolor en mi vagina, tranquilicé al perro como pude, y de pronto su verga salió sin problema, investigué y supe que la verga del perro se inflama quedando atrapada en la vagina, para lograra preñar a la hembra, creo que si yo hubiera sido la perra, hubiera sido más tiempo el que estuviéramos pegados. Cuando logró salir, quise dormir de cansada y satisfecha, pero decidí bañarme y sacar la leche de "káiser".
Ese día llegaron los empleados del rancho, que suerte que llegaron ya en la tarde, si hubieran visto lo que hicimos "káiser" y yo, no sé que hubieran hecho o pensado de mí. Me vestí y notaron que el perro no se separaba de mí, y cuando me llevaron de regreso a casa, me despedí cariñosamente, agradeciéndole el placer que me había dado, y sepan que a sido de las mejores cogidas que me han dado. En estos momentos tengo sentimientos encontrados, porque aunque sé que esto es antinatural, gocé la experiencia, pero me arrepiento de repente. Aunque no volveré a hacerlo, primero porque ya terminamos Zach y yo, ya no iré a ese rancho, y segundo porque muy dentro de mí, hay remordimiento y no lo intentaré de nuevo.
Sé que han de pensar que soy una loca y sucia, dependiendo de los comentarios, seguiré escribiendo mis aventuras sexuales, pero quiero que san honestos, sobre todo las mujeres que puedan saber de éste relato mío, si hay al menos uno que repruebe mi actitud, entenderé, y no volverán a saber de mí, pero quiero que entiendan, fueron las circunstancias las que me hicieron cometer semejante aberración. Si mi hombre hubiera estado conmigo, nunca hubiera sucedido nada de esto.
MARLEN YADO URBINA