Yoga Sexual
Hoy voy a ser tu maestro de yoga.
Yoga Sexual
Hoy voy a ser tu maestro de yoga
Buscá un lugar tranquilo de la casa. Tu cuarto, un altillo, una habitación con vista al jardín, un lugar donde puedas estar a solas, lejos del ruido y sepas que nadie te va a molestar.
Sacate la ropa, pero dejate algo puesto, un detalle que sientas que me va atraer, algo que sepas que me va a excitar. Puede ser un par de medias, un pañuelo anudado al cuello, una pulsera en el tobillo.
Colocá una manta sobre el suelo y tendete encima, boca arriba; los brazos estirados y ligeramente separados del cuerpo; las piernas un poco separadas, los pies bien flojos, con la punta de los dedos hacia fuera.
Cerrá los ojos y dejá que tu respiración se vaya aquietando, que se haga más lenta, más pausada.
Ahora vas a escuchar solo el sonido de mi voz.
Acordate que soy tu Swami, tu maestro, tu guía, tu guru. Mi voz te tranquiza, te da confianza.
Conmigo no tenés que ocultar nada. Podés dejar caer todas las máscaras que llevás puestas durante el día: la de novia, la de amante, la de puta.
Dejalas caer; no las necesitás. No tenés que fingir conmigo, no tenés que actuar, no tenés que seducirme, no tenés que buscar mi mirada.
Dejalas que desaparezcan de tu mente.
Encendí un incienso, así que en unos instantes vas empezar a sentir un aroma suave y dulce.
Respiralo. Respiralo pausada y lentamente.
Puse música, con el volumen bien bajo. Vas a escuchar una melodía indú, entre sonidos de agua y de pájaros.
Dejate envolver por el sonido del agua que corre, por el susurro de las hojas que se mesen con la brisa, por los pájaros que se llaman unos a otros. Dejate envolver por la melodía.
Ya no hay habitación, ya no hay casa, ya no hay ciudad
Estás tendida, desnuda y divina, en el medio del paisaje, esperándome.
Ahora, sin abrir los ojos, te vas a incorporar lentamente. Sentate con las piernas cruzadas, en posición de loto. La espalda bien recta, el mentón relajado, la lengua floja dentro del paladar.
Mi voz se oye más cerca, porque estoy parado a tu lado, justo frente a tu cara.
Te voy a señalar con la punta de mi verga donde tenés exactamente el "tercer ojo".
Voy a poner mi verga en el punto justo, entre tus cejas, un poco más arriba, en el centro de tu cabeza Ahí.
Sentí como presiona mi glande en tu frente. Sentí el calor que emana de la punta. Sentí la suavidad de la piel.
Voy a comenzar a hacer círculos, bien lento, bien despacio. Así Sentí como se mueve
Se empezó a mojar. Por la raja de mi verga comenzó a salir ese el liquido incoloro y pegajoso, cuyo aroma y sabor te despiertan las ganas de sentir la verga erecta y palpitante en tu boca.
A medida que voy haciendo círculos, se va mojando cada vez más. Ahora se desliza mejor, mas suave.
Voy a abandonar tu "tercer ojo" y voy a recorrer toda tu cara con mi verga.
Salgo de ese punto, paso por sobre tu ceja, bajo por el costado y voy para tu boca.
Te abro los labios con la punta de mi verga y te los voy mojando. Voy y vuelvo. Voy y vuelvo. Te dejo mi jugo para que lo saborees, para que te relamas los labios y sientas el sabor en la punta de tu lengua.
Subo y te mojo la cara. Te acaricio con mi glande y te cruzo la mejilla con mi líquido.
Ahora, lentamente, vas a ir quedando apoyada en tus rodillas.
Te voy a poner la verga en la cara, para que la sientas bien, para que la sientas toda.
Así. Ahora la tenés toda sobre tu cara, recostada sobre tu nariz, el glande sobre tu párpado cerrado. Sentí como palpita, sentí el pulso, sentí como se mueve.
La tenés sobre tu nariz. Dejá que el aroma a verga te impregne, que te vaya recorriendo por dentro.
Ahora te voy a meter la verga en la boca. Bien Pero no quiero que la chupes; solo dejala descansar sobre tu lengua, sin mamarla, sin chuparla. Solo dejala en tu boca. Sentí lo gorda que esta, como pulsa, como vibra sola, aunque no la chupes. Tragá saliva, tranquila, sintiendo el sabor. Olor y sabor, concentrate en percibirlos.
Tenés el pedazo de carne que te da placer en tu boca. Disfrutalo. Es lo que más te gusta en la vida. Todo lo demás no tiene importancia. No hay nada que valga la pena, solo ese pedazo de carne erecta que te hace vibrar
Ahora, te la voy a sacar de la boca. Te dejo solo la punta sobre los labios, toda mojada de tu saliva. Y te acaricio nuevamente toda la cara.
Ahora está mucho más mojada que antes, se desliza mucho mejor. Subo por tu mejilla. Sentí como se desliza.
Paso por sobre tu ceja y recorro toda tu frente, bien suave, así. Voy y vengo, voy y vengo. Recorro toda tu frente con mi glánde.
Me voy a detener en el "el tercer ojo", en el punto justo, entre tus cejas, un poco más arriba, en el centro de tu cabeza Ahí.
Sentí como presiona mi glande en tu frente. Sentí lo mojada que está la punta. Te acabo de marcar con mi pija, te dejé mi marca en la frente.
El incienso se consumió y ya no se oye la música.
Recostate nuevamente sobre la manta, boca arriba; los brazos estirados y ligeramente separados del cuerpo; las piernas un poco separadas, los pies bien flojos, con la punta de los dedos hacia fuera.
Poco a poco, vas tomando conciencia de la ciudad, la casa, la habitación
Mi voz se aleja.
Quedate así, un rato, recordando el calor de mi verga en tu cara, el sabor de mi liquido en tu labios, en tu lengua, la humedad en la frente y en la mejillas, el aroma que todavía te queda en la nariz
Acordate que soy tu Swami, tu maestro, tu guía, tu guru.