Yo y mi hermana

Solo una historia de sexo con mi hermanita.

Solo hacia un par de meses que nos mudamos de ciudad, mi padre por su trabajo se ve obligado a ir de un lugar a otro y nosotros con mi madre y mi hermana los seguimos en su derrotero de nunca acabar.

Acomodados ya en esta nueva ciudad, comencé mis estudios sobre el inicio del año en la universidad y mi hermana sus actividades escolares ya que era su último año en la preparatoria.

Pamela, mi hermana, es la menor de la familia con 18 años luego sigo yo con 23. Pese a ser la más joven es muy sociable y rápidamente se hace de amigas y "amigos" se incorpora a grupos de gente y desarrolla una vida social muy activa.

Cristian, es mi nombre y soy mucho más retraído me cuesta hacerme de amigos o de conocidos, prefiero las actividades individuales, los deportes, las salidas al aire libre, pero con poca gente o solo. Disfruto más de una buena cerveza y un peli en el sillón del living que del ruido de una disco.

Pese a las diferencias con Pamela nos llevamos muy bien, somos muy compañeros y tratamos de compartir los momentos y las actividades que nos gustan hacer en conjunto. Por ejemplo practicar natación.

Así fue que luego de un tiempo Pamela me convenció para que fuera al club donde ella concurría con un grupo de amigas.

Comencé a ir a nadar un poco, cuando disponía de tiempo en mis ratos libres, eran raras las ocasiones en que me cruzaba con mi hermana y sus amigas, tal es así que un día sobre el mediodía cuando me retiraba del club me encuentro en la entrada con Pamela, que llegaba con sus grupo de amigas, todas muy bonitas y dado que hace mucho que estoy si una pareja, quede estupefacto al ver todas esas bellas mujeres juntas.

Por la noche después de cena, mientras miraba una peli por dvd, Pamela se me acerca y me cuenta que tenía problemas con un grupo de jóvenes que la molestaban y la perseguían a ella y a una amiga en el club y la situación se había vuelto complicada cuando una tarde a la salida del natatorio uno de los animales le toco la cola a su amiga y se armo un gran lio, tanto que al tipejo lo echaron de la institución, y ahora por esta situación las amenazan.

La idea que se le ocurrió consistía ,en que yo al ser más grande de edad, mi estructura física es imponente, mi talla es de 1,85 cuerpo atlético musculoso y cara de pocos amigos (según me dijo Pamela, tal vez para convencerme) la acompañara un par de veces al club, me hiciera pasar por su celoso novio y si teníamos algún inconveniente convencer de mala manera a los jóvenes que las dejaran en paz. La idea de meterme y pelearme con alguien más pequeño no me disgustaba para nada, a demás siempre practique deportes de contacto como box y judo.

Tal lo organizado, acomodé mis actividades para acompañar a Pamela al club y encontrarnos con sus amigas. Confieso que tuve que hacer grandes esfuerzos para no tener una erección al ver todas esas ricuras en diminutas bikinis.

Siendo que hacia como una hora que no aparecían los agresores me relaje un poco y me puse a nadar. Estuve nadando un rato cuando cansado me detengo en el borde de enfrente a donde estaba Pamela con sus amigas, y escucho tras de mí que un grupo de jóvenes alagaban los dotes que la naturaleza le había dado a la joven de bikini amarilla. Ese hermoso cabello ondulado color castaño. Sus luminosos ojos pardos. Esa piel luminosa, brillante, bronceada por el sol. Sus labios sugerentes, tentadores. Los pechos duros, grandes, turgentes. La pequeña cintura que terminaba es ese poderoso culo, perfecto, duro; parecía esculpido en mármol. Las piernas perfectas, casi talladas. Lo bonito que jadearía cuando la tuviese toda adentro. Mientras escuchaba este relato lleno de libido y candela sexual, no me pareció tan espantoso, hasta que me di cuenta, que la del bikini amarillo, era mi hermana. Entonces giré la cabeza y mire a los relatores; vi que eran cuatro jóvenes, de mal aspecto, pequeños de estatura, pero fibrosos de cuerpo, no tenían más de 17 o 18 años y supuse, sin equivocarme que eran los despreciables tipejos que acosaban a mi hermana. Salte fuera de la pileta, me pare junto a ellos e increpando al más que considere que llevaba la voz del grupo les dije: qué carajo les pasa con la chica? Y como no respondían ya que habían quedados mudos ante mis dichos; le reiteré: yo soy el novio de la chica de amarillo, si no la dejan de molestar les arranco la cabeza! Mientras se daban vuelta y se iban, me insultaban desde mi abuela hasta mi hermana pasando por mi madre. En realidad no me hizo ningún problema por lo que me decían esos tipejos ya que eran unos pigmeos repugnante que causaban más asco que miedo. Llega hasta donde estaba mi hermana que había visto y escuchado todo lo ocurrido, me abrazo y me dio las gracias.

Pasado un tiempito mas decidimos irnos juntos del club y por seguridad esperamos la amiga de mi hermana para acompañarla hasta que subiera al autobús.

Entrada la tarde, nos disponíamos volver a casa después de que su amiga tomara el autobús, y en una cortada desolada donde había un edificio en construcción abandonado, escuchamos unas voces y aterrados nos dimos cuenta que estábamos siendo interceptados por los tipejos con los que había tenido un encontronazo en el club. Ahora eran cinco y cuando intente reaccionar para defendernos, no tuve posibilidad de hacer nada, ya que dos de ellos llevaban armas de fuego y los otros tres cuchillos. En un primer momento pensé que se trataba de un robo, el que parecía el jefe de la pandilla, nos dijo quédense tranquilos, entren ahí, señalando una chapa corrida de la obra en construcción. Mi hermana temblaba de pánico pero yo le hablaba tratando de calmarla diciéndole que no se resistiera para que no pasara nada peor. Pensé que se trataba de un asalto, porque nos pidieron los relojes, la billetera los teléfonos móvil y las mp4. Pero todo cambio a un rumbo aterrador cuando uno de ellos apunto con su revólver a la cabeza de mi hermana, y otro con su arma apunto a mi cabeza; uno de los que tenía el cuchillos sin mediar palabra empezó a refregarlo por los pechos de Pamela al tiempo que decía: quiero verte en pelotas zorra!

Cuando entendí lo que pasaba quise reaccionar y me pegaron con la culata en la cabeza al tiempo que cargo el arma y me dijo: te quedas tranquilo porque primero la mato a ella y luego a ti!

Con un par de movimientos del cuchillo y unos manotones el tipo deja a Pamela solo con las bragas puesto mientras ella fruto del terror estaba inmóvil como un maniquí. El que la había desnudado invitó a los otros dos a que se acercaran y le lamieran los pechos cosa que sin dudar ni un segundo los truhanes hicieron. Le chupaban los pezones, le apretaban los pechos le lamian la cara, la besaban dejando saliva por todo su cuerpo. En un diestro movimiento la pusieron a gatas en el piso con su culo apuntando hacia donde esta yo y le corrieron la tanga blanca que llevaba y empezaron a lamerla por detrás. Desesperados clavaban acompasadamente sus caras y sus lenguas babosas en la vagina de mi hermanita, que para entonces, seguía sin hacer ruidos solo sollozaba un poco. La lamian sin piedad, el que estaba por delante le acariciaba los pechos, que al estar en esa posición les colgaban hacia el suelo.

En un segundo uno de ellos se bajo los pantalones y le dijo a mi hermana: chúpame el pene? Y ella con mucho valor le respondió: si me lo pones en la boca te lo corto hijo de puta!

Ni se te ocurra putita porque si me tocas la cabeza el otro que la pierde es tu noviecito!

Era una pesadilla. Mientras el tipo tenía los ojos cerrados y disfrutaba de las chupadas de mi hermana. Pamela que seguía a gatas estaba siendo atacada por detrás por el resto de la partida de malvivientes que lamian y manoseaban al tiempo que le metían mano por la vagina y el culo. Le cortaron las braguitas y aprovechando la posición, varios dedos fueron y vinieron dentro de sus orificios.

De repente, el demente que tenía su revólver apuntando a mi cabeza dijo: paren, basta, esperen un momento! Ahora la muy puta y el marica de su novio nos van dar un espectáculo!

Empujándome hacia donde estaba mi hermana me dijo: ahora no vas a mostrar como la follas tu para que nosotros veamos! Y luego te mostramos nosotros como lo hacen los hombres de verdad!

No podía dar crédito a lo que pasaba, los mal nacidos querían que me follara a mi hermana, aunque ellos no lo sabían!

Los que tenían las armas se me acercaron y me increparon haciéndome desnudar y cuando me vieron en pelotas exclamaron: pero miren al marica que tremendamente dotado esta! Que pedazo de tranca que tiene! Si que vas a gozar zorrita!

Me dieron un par de empujones y me dejaron en posición para follar a Pamela por detrás pero no tenía ninguna erección, era mi hermana la que estaba en el piso!

Como vieron que no se me eructaba el pene ordenaron a Pamela (la cual creían mi novia) que me chupara el miembro hasta que se me pare. Pamela giro, observo mi miembro con asombro, luego me miro dulcemente y ella muy despacio y pausadamente se metió mi pene en su boca y empezó a lamer y succionar. Cerré los ojos, apreté lo más que pude mis parpados para no ver a mi hermana chupando mi miembro. Solo me pude contener un instante, era realmente riquísimo lo que me estaba haciendo, era la mejor chupada que había recibido en mi vida. El mejor pete del mundo me lo estaba haciendo mi hermana! No pude más y deje que mi miembro se pare alcanzando su máximo tamaño que son como 22 centímetros, sin exagerar en nada. Al tiempo que ella lamia con devoción mientras acariciaba mis testículos. Cuando lo tuve bien parado y los animales que nos sometían lo vieron me dijeron: hazlo ahora, no tenemos todo el día! Luego vamos nosotros!

Pamela giro, quedo nuevamente a gatas, apunto su culo hacia mí y yo quedé inmóvil. No podía hacerlo!

Mi pene que estaba como un mástil quería poseerla, pero yo no podía, era mi hermana! Entonces sentí que desde abajo entre sus piernas una de las mano de Pamela, guiaba mi tronco hacia su vagina, hasta que mi glande se posó en su vulva y ella con un movimiento de cadera facilito la penetración.

Mi tranca entro muy despacio, tenía miedo de lastimarla, ella estaba estrecha! Pero a medida que mi pene la penetraba, ella acompañaba suavemente con sus caderas haciendo que el miembro se clave por completo en su interior.

Yo no lo podía ni quería aceptar, pero está gozando de su caverna, humada, tibia, acogedora. Inconscientemente, comencé a moverme en un vaivén de entrar y salir. Primero despacio, luego más rápido y acompasado. La estaba gozando mucho! Pero note que ella lloraba. Pamela lloraba y entonces me detuve. Entendía que la estaba lastimando y le pregunte en vos baja: estas bien? Ella contesto: si estoy bien, solo sigue para que esto termine!

Sentí culpa, mucha culpa, pero no tenia alternativa.

La seguí penetrando una y otra vez: más lento, más rápido, más profundo y con más cadencia. Sentía morirme de la vergüenza; pero gozaba horrores con Pamela, miraba como mi pene entraba por detrás abriendo camino por su vagina. Apreciaba la perfección de su espalda, lo estrecha de su cintura, la hermosura de su culo, lo bronceado de su piel. El cabello que se movía de un lado a otro al compas de mis embestidas. Y también escuche que entre sollozos Pamela jadeaba, muy despacio como un susurro, pero la escuchaba jadear.

La seguí penetrando un poco más en esa posición hasta que los criminales me obligaron a ponerme de espalda y que ella se subiera sobre mí. Pamela no dudo un segundo, al escuchar la orden trepo sobre mi cuerpo, tomó con su mano mi pene, lo guió hacia su vagina y cuando estuvo lista presiono para que se incrustara en su interior al tiempo que dejo escapar un tímido gemido. Se movió por unos minutos así hasta que note que clavó sus uñas en mi pechos, contrajo los músculos de su pelvis y dio un grito mezclado con llantos. Lloro agitadamente al tiempo que daba algunos gritos como de dolor. No quería creer que había tenido un orgasmo.

Pamela continúo moviéndose. Yo estaba súper excitado, y me di cuenta que ahora era yo quien estaba por tener un orgasmo y no podía, obviamente, hacerlo dentro de mi hermana.

Yo mire a los tipos para hablarlos y vi como todos se masturbaban como locos y les dije: Basta ya! Basta ya por favor!

Sigan o los mato contesto!

Tenía que ganar algún tiempo, mi orgasmo en esas condiciones era inminente. Le pedí a Pamela que se quitara de arriba mío. Entonces ella me dijo: estás loco! Sigue o nos van a matar!

Rápidamente le contesté: o te mueves o acabo dentro tuyo!

Noté que trago saliva, me miro fijamente entre sorprendida y muy sorprendida, tenía el rímel corrido.

Entendió la situación, se bajo de mí, se puso a gatas a mi lado y volvió a poner su culo ante mis ojos.

Me acomode detrás de ella y la penetré en esa posición un tiempo más, intentando pensar en otra cosa. Pero el hecho de ver como mi pene surcaba su vagina, como los labios de su vulva besaban mi pene a mediad que este entraba; la excitación se me hizo incontrolable y el orgasmo inminente.

Retire de un tirón mi pene de su interior y acercándome a su oído le dije: Pamela no puedo más!

Insistí demandando a los sátrapas que teníamos por espectadores, que cesaran con esta situación y me contestaron con una patada y una palabra ¡Sigue! Al tiempo que se masturbaban como locos.

Sin margen y sin saber que hacer solo actué por instinto, tome mi tronco y lo acerque al orificio del culo de Pamela. Cuando ella sintió esto, sacudió sus caderas como tratando de quitarme de su retaguardia, pero al segundo creo entendió la idea. Era mejor que llegara en su culo y no en su vagina.

Busque ubicar mi glande sobre su ano pero me di cuenta que era difícil que entrara entonces salive bien mi mano y puse mi lubricante contra su esfínter haciendo una delicada lubricación, usando mi dedo para que se metiera primero en su culo con la saliva, para luego meter mi tranca.

Pamela en un susurro me dijo: despacio por favor, nunca lo hice por ahí!

El hecho de meter mi dedo en su delicado esfínter surcando camino lubricando su cuevita y que me recordara que era virgen, me éxito al extremo.

Quieté el dedo, apunte mi pene sobre su agujerito y presione con fuerza. Pamela cuando sintió que el glande se le incrustaba en el culo grito de dolor y de impresión. Los tipejos exclamaron de emoción y yo cerré los ojos para gozar de cada centímetro de polla que clavaba en ese caliente, pegajoso y estrecho culito.

No me importo mucho escuchar los gritos de Pamela, solo necesitaba sentir como se deslizaba mi verga en el culo de mi hermana al tiempo que ella para poder recibirlo curvaba la espalda y acomodaba la cadera.

Solo dure unos minutos; la excitación hizo a que no pudiera contenerme y me corrí dentro de ella tan intensa, profunda y de irrespetuosa forma que se me escapo un profundo jadeo de placer al tiempo que apretaba su culo contra mi instrumento.

De repente, se escucho un ruido terrible, como una explosión, una de las chapas que hacían a modo de portón cayo, y nos dejo a la vista de la calle, nos dejo al descubierto para quien nos quisiera ver. Los tipejos de un salto se acomodaron la ropa e intentaban esconderse ellos y esconder sus armas, luego otro estampido más y otra chapa se desprendió y dio contra el suelo arrastrando un par de maderos que la sostenían.

Aprovechando el alboroto quite de un tirón mi pene que seguía incrustado en el culo de Pamela, la tome por un brazo, juntamos la ropa y nos pusimos a resguardo ocultándonos de los delincuentes que a todo esto se ya se había separado y dos de ellos, y por el susto habían huido.

Luego unas palabras y unos gritos se escucharon fuera de las tapias del edificio donde nos tenían cautivos y el segundo grupo se dio a la fuga. Entonces, a medio vestir pero cubiertos ya con algunas prendas, nos dispusimos a escapar del edificio en construcción al momento que salimos y nos intercepto la policía que ya había detenido a los otros cinco delincuentes.

Fuimos a declara a la dependencia, solo dijimos que los sujetos nos robaron a mano armada para no entrar en detalles escabrosos.

Volvimos a casa, contamos a nuestros padres solo a versión del robo.

Pasaron unos días hasta que tuve la entereza de dirigirme a mi hermana para hablar con ella y disculparme por lo sucedido.

Me senté junto a su cama en un sillón y me disculpe por hacerla llorar y lastimarla. Ella primero me miro fijamente y con atención, luego bajo la vista al suelo y me confesó que lloraba porque había tenido un orgasmo mientras la poseía y eso la avergonzaba. Que no la había lastimado, todo lo contrario, que había gozado como una perra en celo y que mañana me esperaba a la salida del club para volver a pasar por la obra en construcción y le de otra sección de sexo.