Yo, tú, él... Primera parte: La ensoñación.
Un relato breve sobre un trío que se ama.
Ellos lo idearon todo para tenerme, pero lo que ignoran es que poseo un sexto sentido prodigioso. Soy yo quien los deja jugar conmigo. Soy yo la que decido encapricharme de los dos al mismo tiempo. Presentí, me excité y casi puedo indicar las horas en las que, cuando se acuestan juntos, sueñan a la vez con mi cuerpo entre los suyos.
Uno de ellos es fuerte, de espaldas anchas y cuerpo robusto. Otro es más delgado, atlético, apasionado. La primera vez que me besó sentí que la sangre me hervía desde la boca hasta la vagina, como un torrente de lava. Pasión. Solo existe una manera de describirlo. La pasión loca y desorbitada de tres mentes con un coeficiente intelectual de la ostia. ¿Qué podrá salir de esto? A menudo me lo pregunto cuando cuelgo el teléfono a uno y recibo un mensaje en el móvil con un beso húmedo de otro.
No puede ser algo soez, no puede ser la escena repetitiva de una película porno. Serán labios en mi piel por caminos imposibles de recorrer con una boca. Labios en mis labios y en mi cuello al mismo tiempo, en mis pechos desnudos y en mi espalda, lenguas que se cruzan sobre mi hombro para encontrarse en mi cuello y comerse la una a la otra mientras yo siento la potencia de dos sexos envolviéndome... Yo, atrapada entre dos muros calientes y apasionados… dos muros que me aman como si un hubiera mañana, porque ese es el secreto: nos amamos. Aun cuando no seamos capaces de susurrarlo detrás de un quejido triple. Nos amamos, y por eso es todo diferente… Yo, perdiendo las manos en dos pechos masculinos, yo, buscando sus alientos, respirándoles a la vez, sintiendo que es imposible algo más perfecto que el número tres. Yo, tú, él.