Yo te hago feliz, el me hace feliz

Susana nunca se imagino que conocería el placer con su vecino nuevo, un joven realmente atractivo

Susana es una joven hermosa, 25 años, madre de un pequeño de 6 años, esposa de Esteban, enfermera de profesión, ama de casa por obligación, su vida es buena, su marido es trabajador, responsable y respetuoso, sin embargo es frio como el hielo; eran compañeros de la preparatoria, la noche de la graduación Susana había prometido entregar su virginidad a Esteban, en tal suerte que el destino los unió para siempre quedando ella embarazada, y con unos padres tan cerrados de la mente, la obligaron a casarse, dejando de lado todos sus sueños, el de estudiar medicina, dejándola solo cursar una carrera técnica de ayudante de enfermería, y solo porque la situación era precaria y debía de ayudar a su marido con los gastos de un bebe.

La situación había cambiado su suegro había entregado en las manos de su hijo una prominente empresa de telas, la tienda había crecido considerablemente, Susana no tenía que trabajar, se podía dedicar totalmente a su hijo y a aprender a vivir como la esposa de un hombre de negocios.

En la época escolar Susana había sido muy codiciada por los chicos, era alta, blanca con unos ojos oscuros muy profundos y muy bellos, siempre reflejaban una tristeza indescriptible, hacía falta algo en ellos para demostrar que tenía vida, aunque estaba llena de dudas jamás se atrevía a preguntar, era la menor de 10 hijos la mayoría varones, solo eran dos mujeres incluyéndola, su papá era de la idea que las mujeres servían solo para tener hijos, ya casada con Esteban había querido aprender a seducir a su marido, una tarde se fue de compras a buscar un traje de noche, ese día cumplían 2 años de casados, preparó una cena y busco en la red técnicas de seducción, cuando esteban llegó en lugar de aprovechar la ocasión para hacer feliz a su esposa, la humillo y de puta no la bajó, la castigo sin tocarla por un año completo.

Susana se consumía en deseo no sabía qué era lo que sentía, en completa ignorancia pensaba que ese ardor que sentía en la entrepierna era un castigo por querer seducir a su esposo, cual fue la sorpresa que se llevó cuando tres años más tarde llegaría a su vecindario un apuesto joven, era alto, de pelo casi rubio, ojos verdes, delgado y de cuerpo bien formado por el ejercicio, ya se había ella acostumbrado a las relaciones que tenía con Esteban, todo era cuestión de minutos, él llegaba cada jueves cenaba, subían a la recamara y Esteban se desnudaba, le quitaba a ella la ropa, la aventaba a la cama se subía en ella y en cuestión de unos minutos dejaba salir todo su semen dentro de su vagina, así sin una palabra, sin un piropo sin nada más, una voz gruesa regresó a Susana a la realidad, era su nuevo vecino, se había acercado a ella para preguntar algo que no había entendido, se sobresalto, cuando vio esos ojos verdes tan cerca de su cara.

Ese día Susana se enteró que el nuevo vecino se llamaba Noel, que tenía 20 años y que había llegado a Tuxtla a estudiar, que vivía solo en la casa de su papá, y que sería abogado, coincidían en la mañana cuando Susana llevaba a su hijo al colegio, ella entraba Noel salía, solo se sonreían y pasan sin decir nada más, los días siguieron pasando y no sucedía nada extraordinario en la vida de ella, cada vez era más el tedio que sentía, y la rutina se la iba comiendo poco a poco, nunca se imagino que esa mañana todo cambiaría en su vida, al llegar a la calle donde vivía, noto que había mucha gente afuera todos se notaban confusos, al acercarse se dio cuenta que en una casa cercana estaba una patrulla y mucha gente afuera se acerco lo más rápido que pudo, no alcanzaba a distinguir quién era, chocó con lo que parecía un roble cuando levanto la vista vio que era su vecino Noel, le dijo que era un pleito de pareja, y sin más la invitó a pasar a su casa a tomar un café.

Confundida y sorprendida Susana acepto, entraron dejando todo el escándalo fuera, la casa era cómoda, sencilla pero agradable a la vista, en perfecta armonía con el dueño, la plática se dio de una forma tan natural que parecía que se conocían desde mucho tiempo atrás, Noel después de un rato dijo la frase que cambiaria la vida tan monótona de Susana, "Sabe usted me gusta mucho, ¿yo le agrado aunque sea un poco?" Susana se quedó muda sin saber que decir, pero con el corazón palpitando a mil por hora, los brazos fuertes del muchacho se tornaron sobre su cintura, ella se resistió; si, pero solo un poco, se dejo besar por él, sus manos tocaban sus perfectos pectorales, y los labios de Noel recorrían su cuello dando pequeñas mordidas.

La tomó suavemente entre sus brazos y la subió rumbo a su recamara, la deposito con delicadeza sobre la cama, sus manos recorrían sus piernas que temblaban de una manera incontrolable, no sabía que un hombre pudiera hacer eso que Noel hacía, él parecía un experto en el arte de amar, puso sus labios en la punta de sus pies desnudos, besando despacio pero de forma ardiente subiendo poco a poco, llegando a las rodillas, mordiendo suavemente cada centímetro de su piel, levantó suavemente su falda quitando todo obstáculo que se interponía entre la boca de él y la piel de ella, bajo las bragas con los dientes, volviendo al lugar donde se había quedado, encontró un coño bien mojadito y calientito, separo suavemente las piernas de Susana y busco con su lengua ese rincón encontró un bultito que palpitaba y se enrojecía, eso lo animó más a aumentar sus movimientos con la lengua, entraba y salía por la vagina empapada de Susana, succionaba con avidez sus líquidos, y ella se retorcía en la cama, nunca lo había sentido y le estaba gustando, sentía como sus sentidos se perdían en la boca de ese casi desconocido, al cabo de un instante Susana sintió una sensación de que algo iba a ocurrir y por más que se resistió no pudo evitar bañar de líquidos a Noel, apenada se enderezo y pidió disculpas, por lo que él se rio con ganas y le dijo que no se preocupara que eso era lo más rico que había podido ocurrir, en un segundo la ropa que a ambos les quedaba encima salió volando, ella se sorprendió de aquel pene tan erecto que Noel tenía, no era nada comparado lo que siempre había conocido, casi por instinto sus manos se posaron sobre este, y Noel le enseño el movimiento mágico, que debía ejecutar, las manos de Susana se acostumbraron de forma rápida a ese miembro enorme, y sin pensarlo mucho sintió la necesidad de recompensar lo que le había sucedido, así que poco a poco bajo su boca por el torso bien marcado de Noel, su boca llego al abdomen perfectamente plano, y empezó a besar de forma incontrolable desde la base hasta la punta de esa gran polla, la saboreaba, sin saber que estaba haciendo Susana se dejó llevar por el impulso, a los pocos minutos un enorme chorro de líquido blanco salpico la cara de ella, y Noel soltó un suspiro enorme dejándose caer sobre la cama, ella pensó que eso sería todo, como sucedía con su marido, solo que estaba muy equivocada, después de unos cuantos minutos, cuando la respiración de ambos se tranquilizó las manos de Noel empezaron a acariciar nuevamente las piernas de Susana, subieron hasta su sexo húmedo nuevamente y penetraron en su intimidad, él se levantó agitado y quito la ropa que le estorbaba subió sobre ella y la penetro, una, dos, tres, muchas veces más, ella se retorcía bajo sus brazos, sintiendo un escalofrío en todo su cuerpo, eran sensaciones que jamás en su vida sexual había sentido, la mañana se escapaba del día como el aliento del pecho de Susana; cansada, adolorida pero feliz, Susana dejó a Noel agotado sobre la cama, profundamente dormido, se vistió y salió rumbo a su casa, cuando llegó se metió a bañar para tratar de borrar esas caricias que tan marcada le habían dejado la piel.

La tarde transcurrió normal, peleando con el pequeño para que hiciera la tarea, haciendo los quehaceres propios de su hogar, llamando a su mamá, en fin lo mismo que hacia todos los días, la noche llego y Esteban se apareció como de costumbre, la misma rutina de siempre, esa noche Susana se atrevió a preguntar si no le gustaría experimentar otra cosa y un tanto desconcertado su marido solo dijo "para qué??? Así me haces feliz" y dio por terminado el comentario le hizo el amor con la misma pasión de siempre. Es decir nada. A la mañana siguiente, Susana tenía miedo de encontrarse a Noel, ya había pasado el éxtasis y no sabía si eso iba a continuar, su sorpresa fue aún mayor cuando regresaba de dejar a su hijo en el colegio, estaba por entrar a su casa cuando un brazo fuerte la tomó de la muñeca volteó rápidamente y vio el rostro sonriente de Noel, que le hacia una seña con la cabeza, ella se dejó guiar, entraron a su casa y ahora ella tomó la iniciativa, se lanzo a sus brazos sin decir nada, sin pedir nada, sin pensar, era lo mejor que le había pasado no podía creer que un jovencito le estuviera enseñando lo que era el verdadero placer, sin poder contenerse lo despojo de su ropa ligera y mordió su cuello, él la tomó por la cintura levantándola y pegándola hacia él, sintiendo bajo sus piernas su miembro perfectamente erecto, Noel la sentó sobre él en el sillón y la penetro con fuerza, hasta que hizo que los líquidos contenidos por tantos años lo bañaron con fuerza.

Susana regresó a casa más exhausta y más satisfecha que el día anterior y cuando Esteban llegó le sonrió como nunca y solo a su mente llegó un pensamiento: "porque no, yo te hago feliz con tan poco; él me hace feliz por mucho".