Yo soy Linda
Me llamo linda y este relato es ilustrado... de como me fue con LUIS
Yo soy Linda
Yo soy Linda, una transvertida que solo se viste así cuando está en su casa.
No empecé como todas cuentan, lo mío fue de grande. Aunque tuve alguna vez que otra, me puse una bombacha o un corpiño, pero era esporádico. No me compraba ropa, ni soñaba con estar con un hombre y nadie, me vio vestida nunca como mujer. A veces recibía al repartidor de comida con algún detalle, un corpiño que si mirabas detalladamente se podía vislumbrar, o con tacos, pero con un pantalón, bien largo y ancho, para que no se vieran solo se escuchaba el taconeo, con el apuro y ruido de sus motos, pasaban casi desapercibidos.
Tenía gran cantidad de ropa para probarme y cambiar, así que en una noche podía lucir tres o cuatro conjuntos distintos, solo para mí.
Yo quería mostrarme, me saqué fotos que luego no se las mostraba a nadie, o a casi nadie (ya que algunos de mis lectores han visto unas pocas) Como ya les dije quería que algún hombre me viera, pero como no me animaba a salir a la calle, no conocía a otros hombres que compartiera mis hábitos, ni los lugares donde se reúnen, me era imposible ampliar mis conocimientos.
No estaba satisfecha y desde que volvía del trabajo, hasta que me iba al otro día, era una señora, calentona y masturbadota.
¿Cómo hacer para estar con un hombre? Busqué en Internet, busqué en mi barrio, busqué en el trabajo, pero nada, nadie llegaba a mi casa a mimarme y a hacerme sentir una dama.
Mis fantasías son cada vez, más calientes y cosas que hace un año no admitía, ahora me dan ganas de probar.
Pero antes de semana santa, y estando muy aburrida, empecé a leer los comentarios de mis relatos Y descubrí que en México y en Perú, le gustan mucho mis relatos, en Argentina y en España también tengo lectores que gozan de mis historias. A algunos les escribo y otros me escriben a mí Así fue que encontré a Luís, el que hizo muchos comentarios de mis escritos. Entonces me animé a escribirle:
"Gracias por los comentarios que hiciste de mi relato Mi vida cambia Un beso Six"
Picó enseguida y no tardó casi nada en contestarme:
"Hola Six: No tenés nada que agradecer, me gustan tus relatos, me ponés a mil y cuando paré me tuve que ir al baño a hacerme una paja, ya que contás tus experiencias, que quizás son las fantasías que yo tengo. ¡Sos valiente! Me encantaría conocer a alguien así, para poder charlar de eso."
La carta era mas larga pero ustedes entenderán
En ella me decía que vivía a cuarenta kilómetros de mi casa, que su situación era comprometida y que no sabía bien que hacer.
Luego de varios email, y mi confesión de que pese a todo lo que escribía, era virgen, con intercambio de fotos incluidas, llamadas telefónicas, re calientes, de ida y vuelta; lo invité a mi casa.
Pero él era casado y le costaba bastante tener varias horas libres para venir a visitarme. Tenía mucha calentura y él también y al final tuvimos esa oportunidad era viernes y habíamos quedado a eso de las veintiuna treinta.
Luis era mas bien grandote y bastante peludo, algo mayor que yo y era todo un desafío, ya que yo siempre fantaseaba con estar con un jovencito. Pero creo que lo que me conquistó fue su postura, su temple y con la seguridad con que me trataba desde un principio me trató como a una mujer y eso me excitaba mucho. No tuve que explicarle casi nada, él sabía como tratarme, aunque era la primera vez que estaría con otro hombre.
A cada minuto que pasaba yo estaba más nerviosa.
Pensé que lo mejor, era dilatarme un poco el ano para que cuando llegue Luis, no sea tan difícil, ni doloroso. Así que tomé un masajeador, de esos que tienen un mango y dos bolas de madera, para pasárselo por la espalda.
Le calcé un forro para que no me lastime y para que su lubricación, haga que me entre más fácil y me lo fui introduciendo despacio, hasta que llegué a mi tope, dejando apenas unos pocos centímetros, fuera de mí.
Lo dejé que se acomode y luego me lo fui sacando, para volverlo hacer entrar varias veces Luego me lo dejé puesto un largo rato, mientras miraba una película en la televisión.
El tiempo fue pasando eran las veinte y quince, entonces me lo saqué, por suerte estaba limpio, no había muestras de materia fecal y menos de sangre.
Me tenía que dar prisa. Empecé mi alistamiento. Primero un baño de inmersión, con aceites, para suavizar mi piel. Aunque soy bastante lampiño, me di una rasurada por el cuerpo y dibujé un triangulito en mi pubis. Rasuré los poquitos pelos que me nacen alrededor del ano y después me cebé y me rasuré los huevos y las piernas hasta quedar sin un solo pelo.
Me cambie la bombacha por una tanga negra y roja calada, con una tirita atrás que se pierde entre mis nalgas. Por la mañana me había comprado unas medias negras, cortas, me quedaron como pintadas, una minifalda negra y corsé negro, que me hacía una linda cintura y encima una blusa suelta. Aunque hacía frío, la casa y yo estábamos calentitas. Para terminar unas botitas negras, de unos ocho centímetros de alto.
Me puse una base color piel, para disimular los puntitos, que quedan después de rasurarme, delineé, mis ojos y pinté mis párpados, toso muy sutil. Arqueé, mis pestañas El rouge lo dejé para el momento en que suene el timbre. Dos gotitas de Red door, tras las orejas
Me pinté las uñas, de los pies y de las manos, Busque dos anillos con piedras y una cadenita de plata para mi cuellito.
Estaba lista y todavía faltaban quince minutos Puse música Sade y encendí un cigarrillo.
TIMBRE: Ring.
Fui hasta el portero eléctrico:
¿Quién es?
Luis
Asomate que te tiro las llaves.
OK.
Fui hasta el balcón y lo vi, estaba allí parado, muy elegante. Envolví las llaves en un repasador y las arrojé.
Escuche como subía por el elevador, entre abrí la puerta y se apareció frente de mí.
Era bastante mas grandote de lo que me imaginaba, ni con los tacos podía alcanzarlo, y eso que yo mido uno setenta y seis. Nos dimos un beso en la mejilla y lo invité a pasar.
Había imaginado esta situación mil veces y sin embargo ahora no sabía que hacer
Disculpá, es que estoy un poco nerviosa. le dije como si fuera una nena. sentate ¿Querés tomar algo?
Bueno, que me ofreces
¿Frío o caliente?
Café.
Fui hasta la cocina, donde tenía un termo, con café recién preparado. Mis manos, mis piernas, todo el cuerpo me temblaba, es que Luis me había gustado. No sé como hice para llevar la bandeja sin que se me volcara, nada.
Tomamos el café en silencio solo la voz de la nigeriana Sade, flotaba en el ambiente. Había que romper el hielo y no sabía que hacer hasta que fue él, el que habló
Sos más linda en directo, que por las fotos
Gracias, vos sos más grandote
¿No te gusta?
No supe que contestar solo lo miré y me sonreí.
Luis era mayor que yo, bastante mayor, pero se lo veía tan joven, tan bien conservado, que me atraía aún más de lo que creí que iba a hacerlo. Su pasado como jugador de rugby, lo hacía bien proporcionado y se nota que a pesar de todo, se cuida bien.
Iba a tomar las tasas para llevarlas a la cocina y darme un respiro, pero él me tomó la mano, antes. Nos miramos a los ojos, nuestras bocas se fueron acercando y nos dimos un tierno beso en los labios. Caí sentada a su lado y mi mirada quedó perdida en el piso Mi corazón latía fuerte y el shock eléctrico me hizo sentir escalofríos. Tuve que ponerme la mano en la mandíbula, para que mis dientes dejen de temblar.
Él también estaba turbado, pero no sé si fue el instinto o los deseos, nos volvimos a besar. Su lengua buscó la mía y yo se lo permití. Una mano me la puso en el cuello, apretándome con fuerza y la otra a mi espalda entonces yo lo abracé, a pena podía, de lo grandote que es. Nos morreamos un buen rato, ninguno de los dos sabíamos como seguir. Las botas me apretaban y mis pezones explotaban en mi pecho. No sabía si llevarlo al cuarto o encararlo en la sala. Puse mi mano sobre su bulto y lo empecé a tocar sobre el pantalón. Bajé la cremallera y metí, como pude, la mano sobre su calzoncillo. Luis me ayudó y se abrió el pantalón. Su verga estaba caliente y su tamaño era considerable. Tenía que tenerla en la mano, así que le bajé hasta las rodillas el pantalón y saqué su pija por encima del calzoncillo Que hermoso era tener esa verga en mi mano y el olor que tenía me encantó, como si fuera una serpiente de un faquir, hipnotizada. Era muy gorda y yo la masturbaba, lenta y paseándome por toda su extensión.
Que llegara a mi boca era cuestión de segundo, no me podía aguantar Era la segunda vez que tenía una verga a mi alcance y esta vez sería toda para mí. Primero me metí su cabeza, mi lengua jugaba por toda su superficie, metiéndose en su ojito. Luego quise sentir hasta donde podía tragarla Fue increíble cuando llegué a tragármela entera.
No quería que acabé así que después de unos instantes detuve mis movimientos y dándole algunos besitos y sin dejar de agarrarla con mi mano, me reincorporé. Él buscó mi boca u nos besamos Me saqué la blusa y de a poco me fui desprendiendo el corsé. Luis, me bajó la mini falda y quedé con mi tanga. Me masajeaba las nalgas y jugaba con la tirita que se perdía entre ellas, hasta que un dedo rozó mi ano. Un gemido salió de mi garganta y esto lo motivó. Yo estaba parada y el seguía sentado con los pantalones por la rodillas. Así que con una mano me seguía sobando y con la otra se fue desnudando. Luego me llevó hasta el, me inclino, dándole la espalda y me empezó a besar la cola, su lengua llegó a mi ano.
Abrí mis piernas lo más que pude, ya que mis pernas seguían temblorosas Me hizo chuparle un dedo y lo hice como antes lo había hecho con su pija. Lo llevó hasta mi ano y lo empezó a introducirlo.
¿Tenés frío?
No
¿Porqué temblás tanto?
Por que estoy algo incómoda. dije tartamudeando. Entonces lo llevé hasta mi cama y me puse en cuatro.
Menos mal que yo me había dilatado el culo, unas horas antes, ya que Luis estaba dispuesto a penetrarme sin tiempo de más. Llevó su cabezota hasta mi orificio y presionó. Su verga era más ancha que el mango del masajeador y no pudo del primer intento le alcamcé un poco de gel íntimo y se embadurnó la pija, el sobrante lo untó en mi ano y lo volvió a intentar. Mi culo se abría con facilidad, pero me dolía mucho. Sentía como resbalaba, por el lubricante y como mi esfínter cedía sin que yo pudiera impedirlo. Mis brazos se quebraron y me dejé caer, apoyado en mis rodillas y en mis hombros. Mordí la almohada, para no gritar. Me estaba perforando como si fuera un poso petrolero y no llegaba nunca al final, cuando por suerte sentí que mis nalgas chocaban con sus piernas.
Sin piedad, entró a bajar y subir. De mi pija entró a salir leche, con sus movimientos. Luis no tardó en acabarme dentro, sin avisarme ni nada Su néctar inundaba mis intestinos, mientras gritaba. Creí que los vecinos llamarían a la policía, pensando que me estaban matando. El que quedó muerto fue Luis, dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre mí. Estaba tan contenta y satisfecha que no me importó
Cuando pude me levanté mis piernas parecían las de un caballito, cuando nace, para colmo con esos tacos, Tuve que ir apoyándome contra la pared. Estaba toda chorreada, de mi culo seguía saliendo leche. Me lavé en el bidet; el agua fresca apagó la fiebre que me venía de adentro. Me saqué la tanga que estaba empapada. Me puse una bombacha, porque no me bancaba la tirita de la tanga en el orificio Luis estaba dormido en mi cama, era hermoso verlo allí tirado, como lo había dejado.
Lo desperté, no quería que tuviera problemas con su mujer Me vestí con un jeans y una remera, para acompañarlo abajo y abrirle la puerta. Allí, mirando para todos lados me dio un beso y se fue quedamos en repetirlo.