Yo soy la jefa 9

No terminé ni de abrir los ojos cuando me percaté de que Carlos me lo estaba mamando, mientras insertaba un dedo juguetón que recorría cada milímetro de mi vagina, estaba chorreando tanto que incluso podía notar la sábana empapada, tan sólo pude gemir de placer

Me desperté con la sensación de que el coño me iba a explotar de placer, no terminé ni de abrir los ojos cuando me percaté de que Carlos me lo estaba mamando, mientras insertaba un dedo juguetón que recorría cada milímetro de mi vagina, estaba chorreando tanto que incluso podía notar la sábana empapada, tan sólo pude gemir de placer y acompasar con un movimiento de mi pelvis los lametones que me propinaba Carlos avisándole así de que me había despertado, mi corazón se empezó a acelerar, mi cuerpo también y lo apretujé contra la lengua y la mano de Carlos buscando el orgasmo, él me lo concedió insertándome de golpe tres dedos y apretando su lengua con mi clítoris.

-¿Has desayunado bien?, le pregunté aún extasiada.

-Si, estaba tan rico que me lo he comido ya dos veces. Supe entonces que lo de la sábana empapada no había sido precisamente casualidad.

-Pues ahora me toca a mí, le dije y dicho esto me abalancé sobre su polla.

Me la esperaba medio dormida pero no, más tiesa que un poster de la luz, me lo metí en la boca aún sabía a la follada de anoche. Se lo estuve mamando un buen rato mientras que al que le entraba hambre era a mi coño, pero deseaba devolverle el favor y se la chupé frenéticamente, me aferraba a sus huevos y le subcionaba con tanta fuerza que casi deseaba arrancarle el glande. Cuando mi las protestas de mi coño me vencieron me recosté abriéndo mis piernas.

-Creo que me tomaré un batido.

-Si señora.

Carlos empezó a jugar con su polla alrededor de mi coño, de vez en cuando me lo apretaba con fuerza al clítoris y eso me estaba volviendo loca, la quería dentro de mi coño ya.

-Métemela ya cabrón

-Estoy calentando la leche

Poco a poco me la fue insertando, estaba tardando una eternidad y yo me estaba volviendo loca de placer e impaciencia, cuando llegó al fondo me la sacó un poco y me la volvió a meter, la dejó unos segundos dentro, me agarró de las nalgas, las levantó y de pronto y golpe empezó un mete y saca tan frenético que parecía que iba a explotar y explotó vertiendo su leche, parte fuera y parte dentro de mi coño. Cayó rendido sobre mi cuerpo, a mí aún me estaba palpitando el coño cogí con una mano su polla que empezaba a flaquear y la restregué por mi clítoris hasta que me corrí.

-Comprobado, eres la puta jefa…

-¿Qué?, ¿en mi cama me vas a llamar puta?, le espeté entre sorprendida y cabreada.

-No, no, perdona, sólo era una forma de hablar, no te estoy llamando nada, tan sólo me refería a que acabo de comprobar que eres multiorgásmica…

-Ah si?, ahora si que me había quedado sorprendida del todo. No sabía ni que decir… -¿Cómo lo sabes, acaso me lo vas contando?. Explícame de que estás hablando y más vale que merezca la pena o…

-Al principio no, pero normalmente cuando lo hago con otras mujeres, pues como que es diferente, hay algunas que por mucho que me esfuezo nada, otras se quedan kietas esperando que yo haga todo el trabajo, otras dejan que las bombee unos diez minutos y luego cuando se aburren sólo fingen. Luego, otras, la mayoría, sólo van a lo suyo y cuando han terminado… se acabó la sesión, aguantan una como mucho dos. Algunas aguantan más pero, como tú ninguna y menos con esa energía. Entre anoche y hoy te has corrido cuatro veces.

-¿Cuatro?, yo sólo he contado tres.

-Vale la primera de esta mañana estabas aún muy dormida…. ¿No lo has notado?

-Estaba cansada, no se qué decirte, supongo que de haberme corrido, me habría despertado. Es como un dolor de muelas pero al revés, ¿no crees?.

-Vaya, lo siento, la próxima me esforzaré un poco más.

-¿y con cuántas mujeres lo has hecho como para contstatar que este es una conclusión válida?.

-Las suficientes, pero no te preocupes por ahora sólo cumplo tus órdenes.

-Está bien, pues mientras será mejor que vayamos preparándonos para ir al curro.

-Vale, me voy a la ducha, ¿tienes alguna cuchilla con la que me pueda afeitar?, dijo mientras se levantaba y se envolvía con una de las sábanas.

-Si, ahora te la busco. Le jalé hacia a mí tirándole de la sábana haciéndole caer sobre la cama otra vez. Me planté encima suyo y le dije: -Lo que soy, es cosa tuya también. Estamos juntos en esto, vamos a seguir llevándonos bien y a disfrutarlo. Somos adultos y espero que te sigas comportando como tal. Si yo caigo, me aseguraré de que caigas conmigo, si me traicionas yo me vengaré. Sé que esto no va ser eterno, así que vamos a aprovechar cada minuto del tiempo que nos dure sin complicaciones ni malos rollos. Fuera de esta cama, no tengo nada que ofrecerte y tampoco nada podrás sacarme porque nada tengo. Me gusta hacerlo contigo, me gusta cómo lo haces y cómo eres dentro y fuera de esta cama, sólo te pido que no me traiciones, ¿qué me pides tú?, ¿qué es lo que quieres?.

Carlos me acarició las mejillas, acarició mi pelo y tan sólo me besó en los labios.

–Tan sólo quiero lo que tú. Y no te preocupes tanto, tienes mi respeto y mi admiración dentro y fuera de aquí de esta cama. Me encanta que disfrutes de tu cuerpo, de tu feminidad y tu libertad y me vuelves loco de alegría cada vez que me eliges para que te acompañe. Somos un equipo y por tanto eres parte de mí, ¿qué tipo de loco es el que

En ese momento sentí una punzada, me sentía absolutamente arrebolada, sentí como el corazón luchaba por escaparse de mi pecho, mi mirada cayó al suelo y mi pulso se volvió tembloroso. Me deshice de Carlos traicionando mi instinto de besarle, acariciarle…

-Voy a buscar esa cuchilla.