Yo soy la jefa 8
De pronto me vi refejada en el espejo. Nunca me había visto en un espejo con una polla insetada, pero me volvío loca, me resultó muy excitante, y empecé a moverme clavando mis ojos en el espejo y la polla en mi coño
Al día siguiente lo primero que hice fue llamar a Carlos y con la excusa de cara al personal que ya puluaba por la oficina, de tener una duda lo senté en mi ordenador para que hiciera el rastreo. Mientras tanto yo hice que se me cayese uno de los pendientes y mientras estaba en el suelo haciendo como quien lo busca, me dediqué en verdad a cambiar el conector duplicador del teléfono. Habríamos cambiado la roseta entera de no haber sido por el tiempo que suponía eso. En cuanto Carlos me dijo que había terminado llamaron a la puerta del despacho. Dí un respingo cuando mi director entró sin que me diese tiempo a abrir la puerta, afortunadamente Carlos ya había terminado de rastrear el ordenador.
-Le estoy llamando por teléfono y no funciona, ¿qué pasa?.
-¿Ah si?, pues no lo sé no he tocado el teléfono en todo el día voy a probar. Dicho esto descolgué el teléfono casi temblando y marqué mi propio número de movil. Que empezó a sonar dentro de mi bolso. Lo saqué con cuidado y tras comprobar que la llamada entrante era yo misma y que en la pantalla aparecía “oficina”, se lo planté en la cara del director para que lo comprobase por sí mismo.
-Esto funciona.
-Bueno da igual, en una hora empieza la adu…. En ese momento clavó su mirada en Carlos que se había quedado de pié en una esquina del despacho haciendo como el que lee algo con mucho interés… -¿Qué está haciendo usted aquí?...
-Se lo he pedido yo, quería repasar con él el informe de Madrid antes de archivarlo.
-Bueno está bien, en una hora tenemos auditoría, que se quede contigo y te ayude a preparar todos los informes por si acaso los solicitan. Y si ves que te agobian antes de contestar nada me mandas a buscar. ¿está bien?.
-Si señor, contestamos al unísono.
Fue un día frenético, todo el mundo estaba como loco con los nervios a flor de piel, gritando en voz baja… yo creo que más de uno se llevó el despido ese día. Por mi parte sí que tuve una buena sesión de “investigación” por parte de la auditora, estuvo urgando en todos los informes, incluso en el ordenador buscando no se qué exáctamente porque tanto ella como el resto de auditores no dijeron nada en absoluto en todo el día.
Llegué a casa sobre las 11 de la noche, estaba cansada, cabreada, preocupada y hambrienta. Mientras buscaba algo para picar en el frigorífico llamaron a la puerta. Para mi sorpresa o quizas no tanto era Carlos. Aunque estaba cansada, me vendría bien hablar con alguien y soltar todo lo que tenía dentro antes de explotar.
Llegó con una pizza y unos refrescos, fue lo que me alegró el día. Nos la comimos con hambre, charlando animádamente, conseguimos transformar la rabia contenida y los nervios en un juego de palabras y nos estuvimos divirtiendo de lo lindo exagerando y recordando el dichoso diita. No podíamos parar de reir y en un momento dado, no sé porqué me abalancé a Carlos y le besé. Me aparté en un segundo azorada…
-Lo lo siento, dije.
Carlos me sonrió y me dijo que no pasaba nada, pero claro que pasaba había roto las reglas en tan sólo un par de días y lo peor de todo es que estaba deseando romperlas del todo. Intenté comportarme como si nada, pero se había creado una atmósfera de tensión que ninguno de los dos sabíamos cómo resolver. Para tomar un poco te tiempo para pensar, le dije que necitaba una ducha urgente y me metí en el baño, mientras le dije que se tomase algo del minibar.
En un minuto estaba Carlos picándo en la puerta del baño, me ofrecía un vaso de licor dulce. Abrí una rendija de la puerta pero en vez de coger sólo el vaso le cogí la mano y le jalé haciendo que entrara hasta la misma bañera. Yo estaba absolutamente expuesta ante él, desnuda y empapada por el agua que caía de arriba. Se bebió su vaso de un trago mientras me ofrecía el mío. Hice lo mismo y lo bebí de un solo golpe. Puso los vasos en el lavabo y empezamos a besarnos. Él con la ropa y todo se metió conmigo en la bañera, los besos eran cáda vez más profundos, yo le desnudaba y él se dajaba hacer mientras me acariciaba frenéticamente.
-Estamos rompiendo las reglas.
-No, estás rompiendo “tus” reglas, yo sólo te ayudo, jejeje.
-¿Así es como acatas mis órdnes, soldado?
-En verdad sólo trato de anticiparme a tus deseos para cumplirlos, jefa!
-Pues déjate de cháchara y fóllame ya soldado, demuestra lo que vales.
Dicho esto me insertó la polla de un solo golpe, No podía creerme lo que la había echado de menos y ¿cuánto tiempo había pasado, un día?. Aún estabamos de pié en la bañera cuando empezó a bombearme con ganas aunque con dificultad, así que decidimos salir de la bañera, él se tumbó en el suelo y yo le empecé a cabalgarle con furia, me concentré en metérmela hasta los huevos, restregaba mi coño a lo largo de toda la polla y cuando estaba dentro del todo me recreaba intentando llegar a sus huevos, meciéndome sobre su vientre. Hubo un momento en que con la polla dentro se me ocurrió darme la vuelta de modo que yo quedara mirando a sus pies. La polla estaba dentro como un pivote y yo simplemente giré a modo de rosca, arrancando un gemido de placer a Carlos. Sin embargo la sorpresa fue para mí cuando de pronto me vi refejada en el espejo. Nunca me había visto en un espejo con una polla insetada, pero me volvío loca, me resultó muy excitante, y empecé a moverme clavando mis ojos en el espejo y la polla en mi coño. Podía ver cómo mi coño devoraba esa pedazo de polla y mis tetas se bamboleaban al ritmo. Era como ver mi propia película porno, cuando Carlos se dió cuenta, se incorporó un poco y cuando vió el espejo la polla casi le explota. Empezamos a follar como verdaderos profesionales, él me cogío entonces de las piernas he hizo que me hechase hacia adelante, al final me cogió como si fuese una carretilla. Una carretilla a la que se estaba follando como un loco, me la metía hasta el fondo, sus huevos chocando en todo mi coño, cuando empecé a correrme, los apreté con una mano contra mi coño. El me dejó la polla dentro hasta que terminé me moverme convulsamente, luego me siguió follando a toda velocidad, cuando me la mete tan rápido no me la mete hasta el fondo pero me encanta, le encanta a mi coño que hace que a veces me corra otra vez, luego siguió con sus penetraciones largas y profundas es la señal por la que sé que se va a correr, yo me dispuse para recibir su leche caliente en mi coño, pero al final me la sacó y terminó corriéndose en mi espalda con una paja.
Terminamos relajados en la bañera que había llenado de agua tibia. Como había empapado su ropa tuve que poner la lavadora secadora en el programa más corto, aún así al final se quedó conmigo a dormir. Era la primera vez que nos metíamos en la cama sólo para dormir, claro que ya estábamos servidos.