Yo soy la jefa 3

Trataba de follarme con la lengua, me la metía todo lo que podía y de vez en cuando se paraba a lamerme el clítoris lo que me exitaba aún más y me arrancaba verdaderos gritos de placer que amortiguaba con una almohada.

Pasé el día dando vueltas por el centro de Madrid, había como siempre un montón de cosas por ver y aún más sitios en los que comer y pasar el rato. Sobre las ocho de la tarde y con un puñado de bolsas de compras cogí un taxi para volver al hotel.

Cuando llegué subí directamente a mi habitación y me dispuse a ordenarlo un poco todo y a revisar mi email y mi facebook, en esas estaba cuando alrededor de las 22h Carlos me envió un whatsapp: - El soldado ha sido capturado, necesita que lo liberes. Inmediatamente después me mandó otro mandándome un plano de dónde estaba.

Aquella tontería y habérme quedado con las ganas de correrme por la mañana, hizo que me exitara de mala manera, necesitaba aquella polla en mi coño lo antes posible y estaba dispuesta a conseguirla como fuese. Introduje los datos del mapa en mi gps, cogí el bolso y salí casi corriendo.

La dirección correspondía a una hamburguesería del centro de Madrid, tardé como media hora en llegar andando desde el hotel. Cuando llegué aquello estaba tan lleno de gente, que no encontré a Carlos, le mandé un whatsapp preguntando dónde demonios estaba, a esas horas no sé si tenía más ganas de comer o de follar.

Como tardaba en contestar decidí pedirme mientas una hamburguesa, si estaba allí supongo que estaría haciendo lo mismo y si no estaba… tampoco me iba a hacer daño una hamburguesa… no?

Al cabo de media hora, con la hamburguesa en pleno proceso de digestión y yo bastante mosqueada, me llegó un nuevo mensaje con un plano nuevo. Esta vez correspondía con un cine que estaba justo al lado, me incluía además el título de la peli, el número de la sala, de fila e incluso el asiento que debía elegir.

En menos de 10 minutos ya estaba yo entrando en la sala de cine, siguiendo al pie de la letra las indicaciones del whatsapp. Tenía toda la sensación de que la peli iba a ser el típico rollo yanquie de tiros y demasiado tomate. La sala estaba ya a oscuras y proyectaban los anuncios del principio, mi asiento estaba justo al fondo del todo de la sala. Me senté en mi sitio, tratando de encontrar a Carlos en la oscuridad pero no lo ví. Le mandé otro whatsapp para decirle que ya estaba en el cine, a los dos o tres minutos lo ví subiendo por las escaleras hacia mi asiento, venía con un grupo de gente, por lo menos eran seis o siete, se sentaron a lo largo de la fila y Carlos a mi lado diciendo que yo era Ana, su jefa.

Yo estaba un poco cabreada, la verdad es que me esperaba otra cosa, y eso de que me presentase como su jefa, no me gustó nada, pero me limité a sonreir y resignarme. La peli empezó al poco tiempo. No me equivoqué con la peli, un rollo en toda regla, al cabo de los tres o cuatro muertos, Carlos me cogió de la mano yo me dejé hacer y él aprovechó para ponerla encima de su paquete.

Podía notar la polla crecida y atrapada en aquel absurdo pantalón, Carlos me susurró un lo siento y me dijo que no lo había podido evitar.

-Llevo todo el día como un loco pensando en ti, en tu cuerpo y cómo hacerlo temblar de placer.

-¿ah si?, pues no lo parece, esta mañana me dejastes a medias, me habría follado a cualquiera si hubiése querido, pero he estado esperando una llamada tuya y al final me encuentro con esta basura, con un montón de peña y en mitad de un cine, aquí no podemos hacer nada y yo no puedo más.

-Lo siento mucho, te compensaré. Díme tu deseo más oculto y yo lo haré realidad sea como sea.

… mi deseo más oculto?, muchas veces había tenido fantasias con hacerlo con varios hombres a la vez, con hacerlo varias veces en el mismo día con hombres diferentes, e incluso con alguna mujer por medio, pero no me atrevía ni a pensarlo dos veces y mucho menos con contárselo a nadie.

-Con que cumplas bien tus misiones, me conformo.

-Si, señora… y dicho esto me saludó como en las pelis de los soldados americanos.

Cuando por fín acabó la peli, los amigos de Carlos nos convencieron para que fuésemos a tomar unas copas. No me gusta demasiado beber con desconocidos, pero eran gente agradable y ver que Carlos aún desde la distancia, no me quitaba ojo y estaba atento a mí, me dejé llevar.

Sobre las tres de la mañana, entre bromas y alcohol, se me acercó uno de los amigo de Carlos, todos habíamos bebido bastante, pero él bastante más. Me rodeó los hombros con su brazo y me dijo…

-¿Sales con Carlos?...

Me quedé un poco atónita, por la pregunta y eso, en cualquier otra circunstancia creo que me habría quitado aquel tipo de encima con un empujón, pero el alcohol desata la lengua y más cosas y tan solo le dije que no.

-¿No?, pues yo diría que le molas, aprovechate guapita! Es un buen tío y tiene la polla más grande de todos nosotros. Cuando se le levanta es como un puente levadizo, no hay marcha atrás. Su hoja de reclamaciones está en blanco.

-Ah si?, pues yo no estaría tan segura…

Él se empezó a reir y se fue a por otra copa. No sé muy bien que pasó por el camino, no con quién habló ni que dijo ni nada, pero al cabo de cinco minutos apareció con dos cubatas para Carlos y para mí, y todos empezaron a despedirse. Nos quedamos sólos en aquel garito.

-Creo que será mejor que nosotros nos marchemos también.

-Bueno, por lo menos vamos a tomarnos esto, seguro que por lo menos le han clavado 20 pavos por cada uno.

-Ok.

Dicho esto Carlos se sentó en un sillón que había en uno de los rincones, yo me senté en otro que estaba al lado, pero me parecieron unos sillones estúpidamente enormes que nos alejaban demasiado. Yo me moría por besarle, por abrazarle, así que me levanté y me senté entonces en sus rodillas.

-Tenemos una misión pendiente, soldado.

-Si señora, empezaré ahora mismo.

Empezamos a besarnos como dos locos, mi coñito se empezaba a derretir de mala manera y se podía ver cómo su polla no podría aguantar mucho más en aquella prisión, pedimos un taxi y en media hora llegamos al hotel. Tuvimos que esforzarnos bastante para contenernos y no ponernos a follar en cualquier esquina o en el taxi.

Una vez en la habitación nos desnudamos arrancándonos la ropa. Su polla parecía más grande que nunca y aunque se habría colado en mi empapado coño con un solo movimiento, decidí hacerle sufrir un poco. Carlos lo entendió perfectamente y dirigió su lengua de mi garganta a mis tetas y de mis tetas a mi coño.

Trataba de follarme con la lengua, me la metía todo lo que podía y de vez en cuando se paraba a lamerme el clítoris lo que me exitaba aún más y me arrancaba verdaderos gritos de placer que amortiguaba con una almohada.

Cuando estaba a punto de correrme en su boca él empezó a meterme los dedos y a pajearme, eso hizo que no me corriese de momento, pero me moría de gusto y trataba de meterme la mano entera en el coño.

-¿Quieres correrte ya?

-Si por favor, no pares, ahhhhhh

-hummmmmm, me encanta este coñito, pero dime ¿Cómo quieres que te lo follen?, ¿Cuál es tu fantasía?

-quiero que me lo folles con la lengua, con tu polla…

-eso ya lo tienes cariño, pero ¿no te gustaría tener otra polla?

-ahhhhh siiiiii… me encantaría dos pollas a la vez…

-¿y nada más?

-me encantaría perderme y poder follarme todas las pollas que me encontrase, follarme a otro coño, que hagan que me corra hasta que me muera de gusto

-lo tendrás

Dicho esto empezó a follarme otra vez con la lengua y en un momento me corrí en su boca. Me dio entonces la vuelta y me puso boca abajo, el se sentó casi encima de mí, magreando mi culo con sus manos, cogía la polla y hacía como si fuese un cuchillo que me partía el culo en dos y se clavaba en mi coño. Cada vez me la metía un poco más y al final me la metió de un solo golpe, mientras que con sus piernas cerró las mías dejando su polla completamente atrapada dentro. Me gustó tanto que hizo que me corriese de nuevo, entonces metió su mano por mi cintura buscando mi coño por delante. Con los dedos me pellizcaba y acariciaba el clítoris, era un pajeo en toda regla pero a su vez la polla no dejaba de entrar y salir con un fuerza enorme, me lo estaba haciendo polvo sin contemplaciones, me la clavaba hasta el fondo cada vez más fuerte, en una de las embastidas su leche explotó dentro lo que hizo que yo me corriese también, a pesar de todo me siguió embistiendo hasta que consiguió que me corriese otra vez, me sentía tan bien follada que tan sólo le dije

-misión cumplida soldado, mañana más.

Y aún sudando y con las piernas, el coño, la polla y las sábanas chorreando me acurruqué a su lado y al poco tiempo nos quedamos dormidos