Yo soy la jefa 2
Me apoyó contra la pared de la ducha, me miró sonriendo y me dijo: -Deja de pensar nena, el mundo entero está follando, déjate llevar. En ese momento me insertó su polla en el coño.
El sábado por la mañana me desperté temprano, Carlos aún estaba dormido. Me puse un pantalón corto y una camiseta y salí al balcón a respirar un poco de aire fresco. Me sentía un poco azorada por haber estado follando con Carlos, primero porque suelo ser una chica super tímida y me gusta tomarme mi tiempo antes de meterme en la cama con alguien, segundo porque soy la jefa y en parte no me parecía bien ya que esto podría ser considerado como un abuso de poder y en segundo lugar, a saber si con esto Carlos no buscaba subir algún escalafón a mi costa.
Enfrascada en este mar de dudas pero a la vez un poco excitada, decidí meterme en la ducha a ver si me relajaba un poco. El ruido de la ducha parece que despertó a Carlos porque antes de que me diese cuenta se había metído conmigo en la ducha. Me bloqueó los brazos con los suyos rodeándome desde atrás. Empezó a mordisquearme el cuello cuando intenté desacerme de él, intentaba desacer su abrazo mientras el traidor de mi culo buscaba su polla. Estaba excitada del todo, pero mi cabeza y mi boca decían que no, que no podía ser.
Carlos aflojó su abrazo, me dí la vuelta y pude ver cómo me miraba atónito…
-No, esto no puede ser Carlos, me gustas mucho pero soy tu jefa.
-¿y qué?, también eres una mujer y no de piedra precisamente…. ¿hay alguien más o qué?.
-No, no hay nadie, pero aunque sea una mujer también soy tu jefa y eso exige cierto comportamiento, además para empezar si nos pillan o se enteran que sepas que vamos a la calle los dos, por no mencionar de que yo no soy así…
-Así ¿cómo?, hablas como si hubieses matado a alguien o no sé, tan sólo hemos pasado un rato agradable. Tú dices que no hay nadie, yo no tengo a nadie, ¿qué hay de malo en que nos divirtamos juntos?, y eso de jefa…. vale! admito que me pone cachondo que seas la jefa pero la culpa es tuya por estar tan….. tan buenorra!!
Dicho esto se abalanzo sobre mis pechos y los empezó a chupar como un poseso. Mientras el agua tibia nos caía encima a los dos haciendo de la situación de lo más agradable, estaba muy exitada, mis flujos se mezclaban con el agua y se precipitaban por mis piernas hasta el desagüe, mis manos recorrian su piel, se enredaban en su pelo, con voz entre cortada le decía, no, no, no…. Pero ya no lo podía evitar.
Me apoyó contra la pared de la ducha, me miró sonriendo y me dijo: -Deja de pensar nena, el mundo entero está follando, déjate llevar. En ese momento me insertó su polla en el coño, no entró muy bien por la postura, así que me cogió por la cintura, me alzó, yo rodeé mis piernas a su alrededor y me la metí entera dejándome caer con todo mi peso. Dudé por un istante como seguir pero Carlos me levantaba cogiéndome desde las nalgas y yo me dejaba caer, follábamos a su ritmo… un poco lento, pero la polla entraba hasta el fondo, tenía la sensación de que si perdía el control y caía a plomo me iba a romper todo el coño, pero el no dejó que ocurriera, me agarraba cáda vez con más fuerza y con cáda vez me la hincaba con má ansia hasta que se corrió… yo, a pesar de todo, no llegué a correrme, pero no le dije nada, había disfrutado con su corrida y además me encontraba mucho más tranquila por lo que habíamos estado hablando.
Después de correrse me llenó de besos y terminamos de ducharnos juntos, salimos de la ducha y el se fue para afeitarse y yo para arreglarme el pelo. Teníamos hambre y nos apetecía dar un paseo juntos.
Al poco rato sonó su teléfono, era un colega suyo que se había enterado que estaba en Madrid y deseaban verse, me miró pidiéndome permiso y por supuesto que se lo concedí, para empezar no era mi novio ni nada y para terminar no me vendría mal dar una vuelta por mi cuenta. Hacía mucho que no iba a Madrid y me interesaba visitar algunos sitios.
Cuando salíamos de la habitación el se paró delante del espejo enorme que cubría la mitad de la pared del pasillo, aún no sé que tipo de locura me invadió pero me acerqué por detrás y le cogí el paquete a través del vaquero…
-Muy bien soldado, me da igual lo que hagas o lo que dejes de hacer, pero esta noche tienes trabajo acumulado y más vale que cumplas con tus obligaciones si no quieres que te envíe al calabozo.
No había terminado de decirlo cuando la polla “se cuadró” en mi mano, Carlos estaba completamente perplejo y sonriendo, yo tan sólo me limité a salir de la habitación con un calentón increible.