YO SOY DANI...Esto es Vicio y lo demás es tontería

Super follada viciosa con el barman Miguel, ese día descubrí en la cama con él que vicio se escribe con mayusculas.

YO SOY DANI...

Esto es Vicio y lo demás es tontería

  • ¿Si, dígame? -

  • Hola, ¿Dani? -

  • Si, soy yo, ¿Quién eres? -

  • Soy Miguel, el camarero del "Gomorra", el bar de Jorge. -

  • A, si, Miguel, ¿Que pasa tío? -

  • Pues aquí de descanso tío, y como me dejaste tú número de teléfono el otro día, y que te llamase cuando quisiera, pues me he dicho, voy a llamar a Dani haber si le apetece una quedada y tomarnos unas copas aquí en mi casa... ¿Que me dices, te apetece? -

  • Claro tío, me apetece un montón. ¿A que hora te viene bien? -

  • Por mi cuando tú quieras, aquí estoy solo, esperándote... Jejeje. -

  • Ok colega. Mandame tú ubicación al móvil, y voy para allá. -

De las ganas que tenía de echar un polvo con él, y de comerle la polla como se la comía Santi, no tardé ni quince minutos en llegar a su casa. Cuando abrió la puerta, me recibió con un beso en los labios, y muy educadamente, y posando su mano en mi trasero, me hizo pasar hacía dentro. Los dos sabíamos a lo que íbamos y el por que me había llamado... Para follar como conejos.

Miguel era un chico delgado de 26 años, con un cuerpo espectacular, fuerte, sólido, fibroso, y totalmente depilado. Tenía unos abdominales muy marcados y unos brazos muy fuertes, al igual que sus robustas piernas. Mediría 1.80 más o menos, con el pelo castaño oscuro, bastante guapo, y unos ojos grises preciosos. Era el chico perfecto para mí.

  • Ponte cómodo Dani, estás en tú casa. Voy a preparar unas copas, ¿Tú que quieres, Ron, whisky, Ginebra? -

  • Ron cola está bien. -

  • ¿Y algo más fuerte de acompáñamiento?... Jejeje. -

  • Jajaja... De eso fuerte que tengas, de todo un poco tío. De todas maneras yo también he traído costo, por si tú no tenías en casa. -

  • Yo siempre tengo costo chaval, ¿O quién te crees que surte a la gente del bar?... Pués mi menda. -

  • Pués ya sabes tío, echale un par de pirulas a la bebida para irnos ambiéntando y calentar el tema, ¿No? -

  • Eso está hecho chaval. -

Yo observaba detenidamente todos sus movimientos mientras me hablaba y servía las copas... "Que bueno estaba el cabrón"... Cuando terminó se acercó a mí inclinándose, me dió un beso de regalo en los morros, puso el cubata en una de mis manos, y después se sentó en el sofá al lado mia. "Chin,  Chin", brindamos y nos bebimos los dos media copa de un buche. Se echó en el respaldo del sofá apoyando la fornida espalda y abriéndose de piernas totalmente, ofreciéndole a mis ojos una vista espléndida y maravillosa de su enorme paquete.

  • ¿Y que tal la follada con Santi?... ¿Te gustó? -

  • La verdad es que si, disfruté muchísimo con el niñato. Ya hacía tiempo que le tenía ganas a ese culito tan sabroso y estrechito que tiene, y meterle toda la polla hasta el fondo... Me dió un gustazo increible colega... Aunque tú ya sabrás de lo que te hablo, ¿No cabrón?... Me imagino que lo habrás probado más de una vez. -

  • Dices bien colega. Antes me lo follaba casi todos los días, tú sabes la novedad del camarero nuevo, guapo y fuerte. Nos metíamos en el almacén cuando Jorge no estaba y le pegaba unas folladas de escándalo en ese culazo, pero ahora solo me chupa la polla de vez en cuando, y cuando le apetece. ¿Sabes que Jorge tiene cámaras en el almacén? -

  • ¡No me jodas tío!... Entonces me ha grabado y me ha visto follando con su novio, ¿No? -

  • Pues claro que te ha visto chaval, y no a ti solo, si no a todos los que Santi se lleva al almacén para follarselos y chuparles la polla. Eso es lo que le gusta y le da morbo a Jorge, ver a su novio jodiéndose a los tíos y como ellos se lo tiran por el culito a cuatro patas como una puta perra. Después el muy cabrón ve las grabaciones y se casca la polla como un mono, y lo sé por que él me lo ha dicho. El cabronazo un puto pervertido. -

  • Joder con mi amigo Jorge, y parecía gilipollas el mosquita muerta. Aúnque tampoco puedo criticar su conducta, yo soy igual de vicioso y pervertido, y me encanta mirar como follan otros tíos. Jajaja... Si pudiéra poner cámaras en mi casa, también grabaría unas buenas folladas para mi colección personal. ¿O tú no? -

  • Jajaja... Tengo que confesarte que yo también he visto la grabación, eso si, solo. Al final de la noche cierro la caja y chequeo las grabaciones sin que Jorge se entere. ¡Uffff, colega!... Tengo que decirte que me pajeé la polla y me corrí dos veces, mirando la pantalla. Que morbazo chaval, mirando ese culito tan rico que tienes, todo en pompa tragándose el pollón de Santi, que es bestial de gordo, y oyéndote chillar de gusto. Ya te había echado el ojo en el bar y me apetecía mucho echar un polvo contigo, pero después de lo que vi, estoy loco deseando comerte entero chaval. -

  • Pues ya somos dos colega. -

A esas alturas de la conversación el paquetón que albergaba el cabrón entre sus piernas, era una puta montaña, grande, vasta y extensa, y solo lo cubría la fina tela del pantalón corto de deporte que llevaba puesto. Yo no podía apartar los ojos de aquella polla bien marcada, me relamía el labio inferios viendo como su capullo inflamado se le salía por uno de los laterales de la bragueta sin poder remediarlo, ya que el pantalón era demasiado pequeño y ceñido para contener aquél pollón. Miguel me miraba fijamente con esa cara de tío buenorro, de chulito vacilón, con expresión lasciva y viciosa, al mismo tiempo que se quitaba la camiseta y se pasaba las manos por los pectorales, pasando por los abdominales, los costados, la cintura, hasta llegar a la entre pierna donde se magreó y se sobó groseramente todo el paquete mientras se lo agarraba con las manazas.

  • ¡Uffff!... Mira como me tienes la polla... ¿Te gusta lo que ves chaval? -

  • ¡Mmmmm!... Si cabrón, me flipa lo que veo. -

  • Pués no te cortes colega y ataca, que hoy soy todo tuyo. -

Me acerqué hasta él y dejé caer mi cuerpo encima del suyo. Comencé a besarle la boca con fogocidad, metiéndole la lengua hasta la campanilla, atrapando y succionando la suya, y saboreando su saliva que iba entrando poco a poco en mi boca. Eso me excitaba michísimo, me ponía al límite, y mucho más, sentir su cuerpo caliente pegado al mio, el manoseo de sus manos cogiendo y apretándome las nalgas, y la fuerte presión de su polla contra la mia. Dejé su boca por un instante y fui bajando, lamiendo poco a poco su cuello, su pecho, y sus pezones, en los cuales me detuve bastante tiempo chupándolos y mamándolos, uno y después el otro, y poniéndoselos duros como canicas. Seguí bajando con la lengua por su abdomen dejando un reguero de saliva a mi paso, dejándole la piel mojada y brillante, hasta que llegué a su enorme bulto donde me detuve y me recreé largo tiempo. Palpé a lametazos las dimensiones de aquél pollón, lamiéndolo por encima de la tela blanca de su pequeño y estrechito pantalón, empapándolo y humedeciéndolo entero hasta que se transparentó la morena piel de su verga y el vezano hinchado que recorría su tronco.

Bajó sus manos hacia mi cabeza y cogiéndomela firmemente con sus manazas la presionó con violencia contra su polla, y empezó a restregarla muy fogoso y agresivo por toda mi cara, al mismo tiempo que movía las caderas impulsivamente de arriba a abajo. El cabrón me estaba volviendo loco, era tal el gusto, que notaba como el pre-cum me salía de la raja del capullo y mojaba toda la huevera del calzoncillo. Y yo no era el único que mojaba, de lo excitado que estaba Miguel le podía ver perfectamente una mancha grande de líquido preseminal, que se le marcaba sobre el calzón a la altura del capullo, y la cual me apresuré para lamer su rico y exquisito sabor. Me iba a estallar la polla, joder, ya no podía aguantar más sin ver esa polla, así que le bajé el pantalón de deporte y la liberé de su prisión de tela. El subidón ya hacía estragos en él, y en mi, estábamos excitadísimos los dos, a mil por hora y sin frenos. Le agarré el cipote por la base del tronco atrayéndolo hacía a mi, apuntando a mi boca y percibiendo su riquísimo olor, y comencé a lamérselo muy despcito degustando su gustoso sabor.

Aquellos 22 centímetros de rabo gordo era todo un reto para mi mamona boca, era menos larga que la polla de Santi, pero mucho más gruesa y corpulenta, con el cabezón rechoncho y robusto como una pelota de tenis. Ni me lo pensé un segundo, abrí bien la boca y comencé a devorarle el cipote como si fuera el único encima de la tierra, y sintiendo el impacto del capullo calentito dentro de mi paladar. Miguel se estremecía y gemía de placer cada vez que mis labios desplazaba la piel de su pollón hacía abajo, empujando como un bestia al descapullarla y mi lengua le rozaba el surco de la raja del glande. Por más que intentaba tragármela entera, joder, no podía de lo gorda que era, y solo podía meterme dos tercios en la boca haciendo un tremendo esfuerzo. El cabrón se dejaba hacer rindiéndose al placer que le daba con el hocico su putita mamona, o sea yo, y que le chupaba sin descanso toda la polla.

  • ¡Ufff!… Estoy flipando con tu boca chaval… ¡Que boquita joder!... Si, así, dale mamón, dale fuerte... Chupa... Chupa tío... Estoy alucinando de gusto viéndote esa cara que pones de putita, mientras me comes la polla... ¡Mmmm!. -

Me quité la ropa que me quedaba sin sacarme su polla de la boca, y metí la mano en el bolsillo de mis vaqueros, y saqué un par de pastillas de las de mi primo y un poco de crista líquido. Paré la mamada en seco y me fui directamente para su boca, y le ofrecí las drogas con todo mi cariño para que se las tomara.

  • ¿Y esto que mierda es tío? -

  • Esta mierda es de las buenas. Tómatela tío, ya verás el subidón que te pega colega, vas a flipar en colores. Creéme, te va a encantar. -

  • Espera chaval, no es por cortarte el royo ni mucho menos, es que si me paso tomando estas mierdas me descontrolo y pierdo el norte. En serio tío, la última vez que me pasé con las pirulas y con el cristal, me puse super agresivo con el niñato que me estaba follando y casi le violo el culo a la fuerza con una botella de Ginebra, y por más que me decía y me chillaba el pobrecito que parara, más sádico y agresivo me ponía con el niñato. Cuando me pongo así de vicioso no me domino tío, me sube una calentura incontrolable que me pone super guarro, como un puto cerdo, como una ninfómana hambrienta de pollas, y un insaciable de todo tipo de sexo... Asi que tú verás chaval... Si quieres sexo duro con este animal salvaje que me sale de dentro, dáme todo lo que quiera que yo me lo tomo, pero después no te quejes y atente a las consecuencias. -

  • ¿Sabes chulo cabrón?... A lo mejor te llevas una puta sorpresa y el verdadero cerdo salvaje, guarrón, y depravado soy yo... Tú no te preocupes por mi tío y dame caña de la buena, que hoy vas a disfrutar como nunca, como machote, y como mi putita. -

Puse una pastilla en su lengua y se la tragó. Después hice que se tragara un tarrito entero de cristal, y por supuesto yo hice lo mismo, y acto seguido le comí la boca a saco hasta que perdí la sensebilidad en los labios. Me cogió de un puñado y me subió en brazos, rodeando y envolviendo su torso con mis piernas, y agarrándome fuerte con los brazos a su cuello, mientras Miguel soportaba mi poco peso sujetándome de las nalgas con sus manazas. Sin parar de besarme me llevó hasta su dormitorío, y allí me lanzo de un empujón encima de la cama. Se quedó de pie mirándome unos segundos, salivando mientras abmiraba todo mi cuerpo tendido boca arriba y totalmente espatarrado.

  • Joder colega... ¿Esta que mierda es?... Pssss... Es buena, buena de verdad, tenías razón chaval... Me ha dado un pelotazo en la cabeza de cojones, estoy ahora mismo flipando, y tengo un cuelgue tremendo tío... Que pedazo de colocón, pero multilicado por mil... ¡Mmmm! -

El cabrón me demostró enseguida que tenía mucha hambre de devorar polla y huevos. Se arrodilló en el suelo y metió la cabeza entre mis piernas posando su cara en mi paquetón, y empezó a olfatear como un puto perro el aroma dulzón que despedía mis genitales a través de los calzoncillos. Gozaba exhalando el rico olorcito de mi polla, le gustaba restregarse toda la cara por mi enorme y duro bultaco, y disfrutó dejándome chorreando de saliva a lametazos toda la bragueta. Cuando se cansó de oler y lamer, comenzó con los mordiscos, y los gayumbos que aún llevaba puestos tapándome la verga los destrozó a bocados. Como me puso de caliente aquello, cogía la tela con los dientes y tiraba fuerte rajándolos entero y dejándome al descubierto el pollón los huevazos y el boquete del culo.

  • ¡Mmmmm!... Que pollón más delicioso nene... ¿Sabes cabroncete?... Tengo un apetito voraz, y me voy a comer este cipote, y no voy a parar hasta que me sacie. -

  • Come putón, tú come. -

  • No necesito tú permiso cabrón, este pollón es mio, y solo mio. -

Ya le estaba afectando el colocón considerablemente, el colega tenía la boca desencajada por la excitación, se le trababa la lengua al hablar, su repiración y sus jádeos eran acelerados, y los ojos le brillaba de lujuria. Me quedé mirando su cara de placer mientras pasaba la lengua alrededor de la base de mi capullo, bajaba lamiendo todo el tronco hasta la base, deteniéndose en los cojones unos segundos y subiendo de nuevo por mi gruesa vena hasta llegar otra vez a la punta. Repitió el mismo patrón varias veces, dejándome la polla babeante de pre-cum del gustazo, hasta que se paró, la miró, y se la metío entera en la boca de una sola atacada. El muy cabronazo empezó a mamármela a lo bestia, se la metía hasta la garganta y la sacaba entera una y otra vez, cada vez más rápido y más fuerte. El tío parecía un potro desbocado cabalgando sin frenos mi pollón, un puto semental nervioso y excitado por la buena follada que se estaba proporcionando en la boca a base de bien.

Con los dedos de una mano se entretenía en magrearme el ano, pero con la otra el muy sádico me estaba estrangulando los huevos, y os aseguro que dolía un montón, joder. Me los agarraba y apretaba fuerte, al mismo tiempo que me los estiraba hacía abajo, empinándome la polla, y de esta forma conseguía que no se fuera para atrás y poder metersela toda recta en el boquino. Como aquél que dice, acabábamos de empezar a follar y yo ya estaba al límite con un calentón de mil demonios. Indudablemente las drogas hacían su efecto en mi cuerpo, en mi pollón, en mis pensamientos perversos, salía de mí un vicio pérfido al mirar a Miguel como se follaba, envergaba, y se llenaba la puta boca con mi cipote. Ya me descontrolé colegas, lo agarré por los pelos a ese hijo de puta y comencé a pegarle puntazos sin parar como un energúmeno, sin dejarlo respirar y sometiéndolo con mis movimientos bruscos de caderas.

  • Trágatela maricón, come pollas… ¡Asiiii, mamón!... ¡Uffff, que guapo eres y que bueno estás cabrón!... Te gusta mamar pollas, ¿Eh? Pues venga, así, a trabajar puta mamona... Chupa, chupaaaa... -

  • Joder cabrón, me tienes loco... Desde que te vi follando en la grabación solo deseaba comerte la polla, chuparte los huevos y el culito, lamerte entero, y follar, follar, y follar contigo... Meate encima de mi cara, bañame el puto careto y llename mi guarra boca de orina, que quiero bebérmela toda.... Uffff como estoy tío, estoy súper vicioso y todo cerdo... Vamos cabronazo, suelta por esta polla. -

Intentaba soltar el chorro pero me costaba mogollón por lo empalmada y dura que tenía la polla. Relajé un poco la vejiga y apreté fuerte apuntando hacía su guapa cara, y enseguida comenzó a brotar intermitentemente los primeros caños amarillos. El puto cerdo vicioso recibió la meada exitándose muchísimo, agarraba mi polla como si fuera una manguera y se regaba el careto, después abría toda la boca llenándosela de pis y acto seguido se los bebía. Lo hizo una y otra vez, sin parar como un puerco, hasta que hundió su boca en mi polla y no dejó escapar ni un puto chorro... Todo para adentro... A tragar se ha dicho. Cuando dejé de mear, él siguió chupando con gran habilidad y saboreando las últimas gotas del líquido, provocándome otra vez una erección brutal.

  • ¡Que rico cabrón!... ¡Mmmm!... ¿Ves lo cerdo que me pongo chaval?, pués esto es solo el principio... ¡Uffff!... Quiero hacerte, y que me hagas de todo lo que se nos pase por la mente, por muy burro y sucio que sea, no te reprimas tío, por que yo no lo voy hacer. -

Le oía hablar con ese acento de chulo macarra que tenía, y ponía más cachondo si cabe, la excitación que desprendía mi cuerpo se trasformaba en sudor, en calentura sin límite, en una empalmada de polla que me reventaba y dolía con cojones. El tío se fue directo a uno de los cajones de la cómoda y sacó de él una gorra y una porra gruesa y negra. Se puso la gorra en la cabeza y vino hacía a mí. Si ya era guapo el cabrón, imaginaros con la gorra puesta, que morbazo me dio colegas, joder me puso como una puta perra en celo y hambrienta de ese macho. Yo me había puesto a cuatro patas encima de la cama, con todo mi culo en pompa y el boquete bien abierto, mirando lo que Miguel hacía y con que me iba a sorprender. Se subió en el colchón de rodilla delante de mi cara, con el cipote pegado a mi boca, y colocando la porra bajo mi barbilla me subió la cara con ella hacía la suya mientras me decía.

  • ¿Sabes que también soy guardia de seguridad chaval?... ¿Ves esta porra grande y dura?... ¿La ves bien putita?... Te la voy a meter entera por el culo, toda hasta el fondo, y te lo voy a follar a saco con ella... ¡Joder que subidón!... Después te voy a envergar mi polla junto con la porra y te voy a dar una jodienda que vas a flipar de gusto cabrón... Te voy a destrozar ese culito que tienes. -

  • Si, fóllamelo cabronazo, que me tienes como una puta perra calentona... ¡Uffff!... ¡Que guapo estás con la gorra joder!... Dame tú pollón que te lo voy a devorar y no voy a parar hasta que me llenes la boca de leche caliente, y me des tú delicioso semen. -

Me metió la porra en la boca varias veces para que la lubricara bien con mi saliva, después se inclinó posando su pecho en mi espalda, separó con la mano izquierda uno de mis cachetes y al momento sentí como presionaba metiéndo la punta de la porra que portaba en la derecha. Poco a poco la hundió entera en mi pobre ano, entrando hasta el fondo, hasta notar su puño pegado a mis nalgas, y empezó un mete y saca salvaje, bestial, que me dolía pero más me gustaba. Él me follaba y yo no iba a ser menos, así que le atrapé el cipote con la boca y me puse a trabajar como el buen mamón que soy. Mamaba aquella herramienta como si la vida me fuera en ello, quería sacarle el jugo de sus huevasos, probar a que sabía su néctar y catar su delicioso sabor. Así que chupé, mamé, y comí su pollón como un puto salvaje, como un animal, sin parar, metiéndomelo entero hasta que los huevos tocaban mi barbilla y me golpeaba fuerte con ellos. Sin duda alguna, mi chupada en la polla lo volvía loco de gusto, estaba flipando, por que el cabronazo gemía fuerte sin parar al mismo tiempo que se retorcía moviendo las caderas y empotrándome su verga con mucho impetu la boca.

Yo me aferraba con las manos a sus buenos globos, a sus abundantes nalgas, sintiendo la tensión que le recorría por el cuerpo cada vez que le chupeteaba la polla, a toda velocidad, con rudeza, como un puto bestia, hasta que no pudo resistir más y el colega empezó a gritar de gozo, de gusto, del placer que le daba al soltar toda la lefa dentro de mi mamona boquita. ¡Joder!... Como notaba el semen de ese pedazo de tío bueno en mi boca, y como el hijo de puta vicioso me la iba atiborrando y llenando entera. Apreté los labios muy fuerte sin dejar de mamar y de tragar, no iba a permitir que se me escapara ni una sola gota de leche, la quería toda y saborearla a gusto. Miguel me agarraba la nuca con fuerza, haciéndome sentir como la cabeza de su pollón golpeaba sin cesar mis amígdalas, y provocándome arcadas y náuseas por la falta de aire.

  • (Chillando) ¡Ahhhhhh!.... ¡Siiiiiiiii!... Traga chaval, tragaaaa... Que boca joder, que gusto de bocaaaaa... Si, asi, sigue, sigue tragando maricón chupa pollas... ¡Oooohhhhhh! -

Cuando por fin dejó de soltar chorros de esperma por la polla, y me soltó la nuca de su mano, separé mi cabeza mirándole a los ojos, y le enseñé mi boca bien abierta, repleta de semen, y como el puto vicioso, cerdo y guarro que me esperaba que fuera me comió la boca y compartió su lefa conmigo.

  • ¿Te ha gustado el sabor de mi leche calentita mamona? -

  • ¡Mmmmm!... Me ha encantado tío. Estaba deliciosa. -

  • Me alegro mucho chaval, y ahora ve preparando el culito que quiero metértela por detrás. -

Yo tenía todavía la porra dentro del ano, ocupando y llenándome todo el agujero. La movió hacía a un lado sin sacarla haciéndose hueco y colocó su pollón en posición de ataque, y sin previo aviso me lo insertó hasta la mitad junto con la porra. El pollón del cabrón entró rompiéndome el culo en dos, taladrándomelo a saco, y abriéndose camino junto al palo de goma mientras me destrozaba por dentro. No me incomodaba el sadismo que ejercía sobre mi, ni que me tratara como un juguete sexual, todo lo contrarío, por que el placer que sentía en ese momento era mas fuerte que el dolor, y terner la polla de ese pedazo de hombre dentro de mi era alucinante, era una puta gozada, y lo demás me importaba una puta mierda. El cabrón de Miguel sabía como follarse un culo, me sacaba los gritos de la boca con cada envergada que me daba en mi estrecho culito, y ese bombeo constante e incansable era puro gozo en mis entrañas.

  • ¿Te gusta así chaval?... Claro que te gusta, no hace falta que me lo digas putón, solo hay que ver como te retuerces de gusto y contraes el boquete del culo estrujándome la polla para que no se te salga del culazo... ¡Uffff!... Esto es lo que tú quieres, que te metan una buena polla grande, gorda y dura, y que te revienten el culito... ¿A que si putita?... Un pollón como este, como el mio. -

  • Sigueeeeeee machooooo… Me voyyyyyy… Me corrooooo... ¡Ahhhh!… No me la saques del culo cabrón… ¡Siiiiiii!… Dentro, toda dentro… Que hijo de puta follador estás hecho... ¡Mmmm! -

Solté toda la lechada encima de la cama pringando de demen las sábanas y mi mano izquierda, que fue la autora de darme el pajote en la polla. Miguel sacó corriendo el pollón de mi culo y metió la cara de debajo de mi entre pierna. Primero me lavó la polla a lametazos, recogiendo y tragándose todos y cada uno de los goterones de semen que tenía aderidos al capullo y al tronco. Y después comenzó a lamer la lefa que yo había tirado encima de las sabanas, pasando la lengua por todas las manchas, y no paró el mamón hasta que hubo aspirado por completo todo el líquido baboso.

  • ¿Te gusta mi culo nene? -

  • Uffff, me encanta colega. (Agarrándoselo) Me da un morbo que te cagas, cogerte estos globazos grandes y redondos y estrujártelos con las manos... ¡Mmmm!... Me pone que no veas tío, mira, mirame la polla joder, que no se me baja la empalmaera ni a la de tres... Es que estás muy bueno cabronazo. -

  • Tú si que estás bueno chaval, que desde el primer día que te vi entrar en el bar me pusiste la polla dura como una piedra, y solo deseaba echar un polvo contigo... Menos mal que me dejaste tú número de teléfono cabrón. -

  • Ahora te voy a follar este culazo, así que montate aquí, en mi cipote, y súbete en tú sillita de placer. -

  • ¡Mmmmm!... Pártemelo en dos con tu pollón chaval. -

No nos cansábamos de follar el uno con el otro, nunca era suficiente para los dos, queríamos más, no había límites ni vergüenza, y eso me gustaba muchísimo, y no se si era por el subidón que teníamos encima por las drogas, o por que los dos éramos dos viciosos de mucho cuidado. Me tumbó en la cama boca arriba y se sentó de cara a mi, encima mio acoplándose a mi cuerpo. Estaba como loco el tío, me cogía la polla con la mano sin dejar de mirarme a la cara, provocándome, excitándome más más, mientras meneaba el culo sin parar haciendo que resbalase por toda la raja, y pegándose pollazos contra los cachetes del culo. Yo tenía la polla más dura y gorda que nunca, y solo podía pensar en el placer que me iba a dar cuando le taladrase el ano hasta el fondo. Después me la dejó caer sobre los abdominales y me la frotó suavemente empleando la raja del culo y los cojones, al mismo tiempo que pegaba su boca a la mia y me la comía como un poseso. Notaba como su cuerpo sudaba y ardía por la calentura pegado al mio, sentía su cipote super empalmado restregándose por encima de mis pectorales haciéndose una medio paja, y con los huevazos a cada lado bien pegados.

Después de pegarme dos buenos escupitajos en el capullo y de lubricarlo bien con su saliva, el cabrón empezó a metérsela y a cubrirla con el culo, haciendo que desapareciéra dentro como si nada... "Era un puto campeón". Yo estaba alucinando de gusto con ese pedazo de culazo, era todo un placer envergar ese boquetito super dilatado y espacioso, mientras Miguel me cabalgaba y me pegaba un buen bombeo a la polla. Ya estaba el hijo de puta descontrolado y fuera de si, haciendo de las suyas y portándose como un verdadero guarro vicioso. Me escupía arrojándome los lapos en toda la boca para que yo me los tragara, al mismo tiempo que me follaba el pollón sin descanso, sacándolo de su ano hasta la punta y dejándose caer con todo su peso, notando como le rellenaba el agujero hasta los huevos. Lo que empezó como una cabalgada termina a pollazo limpio, con el cabrón en volandas apretando el culo y yo metiendo pollazo tras pollazo dentro de ese culazo tragón.

  • Me encanta tu polla chaval... ¡Que gustazo de follada! -

  • ¡Uffff!... A mi si que me encanta tú culo cabrón... ¡Ohhhh! -

  • Ahora quiero que me hagas algo más fuerte y que me gusta muchísimo tío... ¡Mmmm!... Quiero que me metas la mano por el culo, todo el brazo, hasta el codo... ¿Se lo has hecho alguna vez a algún tío? -

  • No, nunca. -

  • ¿Te gustaría hacérmelo a mi? -

  • Por supuesto tío... ¡Uffff!... A ti te hago lo que me pidas. -

Se bajó de la cama y volvió a abrir el cajón de la cómoda y sacó un tubo grande de lubricante. Después de untármelo bien por la mano y por todo el brazo se subió de nuevo en la cama, colocándose de rodillas con las piernas separadas, el boquete del culo bien abierto, y el pecho y las cabeza apoyados en el colchón.

  • Venga tío, tú entra sin miedo, que este culito ya está más que acostumbrado a manos como la tuya y más grandes. -

Nunca le había metido el brazo por el culo a ningún tío, lo había visto muchas veces en las peliculas porno gays, pero no era algo que me llamara particularmente la atención, pero si es verdad, que si el actor estaba bueno como Miguel y tenía un buen culazo me daba mucho morbo y se me mojaba enseguida la polla. Junté los dedos como si mi mano fuera una flecha y empecé a meterselos poco a poco. Los metía, los sacaba y untaba más crema, y así una y otra vez, hasta que sin darme cuenta le tenía insertado los cinco dedos hasta la muñeca. Seguí recorriendo más y más camino por su amplio y dilatado recto, hasta tener el antebrazo medio introducido, mientras el puto cabronazo chillaba de gusto, se retorcía de placer, y arremetía contra mi brazo para que se lo embutiera hasta el codo. Joder colegas, como se excitaba el colega berreando todo rabioso, empujando su culazo contra mi brazo todo lo que podía, follándoselo con agresividad como un puto bellaco, mientras yo le agarraba la polla con la mano que tenía libre y se la pajeaba a un ritmo descomunal.

Imaginároslo un momento... Un pedazo de tío buenísimo, con un cuerpo espectacular, guapo que te mueres, con un pollón enorme de locura, y un culo super morboso de nalgas redondas... Ahí, arrodillado con todo el boquete bien abierto, comiéndose tú brazo entero, follándoselo como un sádico mejor dicho, y tú pajeándole el cipote mientras te pone la mano chorreando de pre-cum... ¿No es una puta locura?

Al rato cambié de postura y me senté en el suelo, apoyando la espalda en los bajos de la cama. Lo bajé sin sacarle el brazo del culo y lo puse de cara a mi, con su pollón a la altura de mi boca. Comencé a chuparle su jugosa polla al mismo tiempo que el cabrón flesionaba las piernas y se follaba gozando el recto con mi extremidad. Miguel alternaba mi miembro con el otro que tenía abajo entre las piernas, se levantaba hasta arriba sacándose el brazo entero para luego agacharse otra vez y tragarse por el culazo mi pollón super gordo y chorreando de pre-cum. Parecía que ese juego le gustaba mogollón, por que el puto vicioso lo hizo repetidas veces, mientras me daba y me quitaba su polla de la boca.

  • ¡Ohhhh!... ¿A que te está gustando mi pequeño vicio chaval? -

  • ¡Uffff, tío!... Estoy gozando como un loco... No veas lo que te cabe por el culo cabrón... Tremendo. -

  • ¡Mmmmm!... Quiero más vicio nene... Te voy a mear esa puta cara que tienes niñato de mierda. -

Se puso de pie delante de mi cara con las piernas abiertas, las caderas hacía adelante en posición de meada y la polla en la mano apuntando hacía mi careto. Me duchó el hijo de puta poniéndome la cara chorreando de orina. Su pollón era una puta manguera soltando por la rajita del capullo un caño amarillo y caliente, que mojaba a diestro y siniestro mi rostro, mi cuello, los hombros y todo mi pecho. Era un morbazo sin límites, ver a ese pedazo de tío buenorro meándome encima, bañándome con su jugoso meado y metiéndome el rabo en la boca para que yo también probara el sabor, y la sensación que él había sentido antes al hacerlo conmigo al beberse mi pis. A esas alturas del colocón y del vicio que tenía en lo alto me daba igual beberme sus meados, y es más, quería hacerlo y lo hice, y me los tragué como una guarra. Después se inclinó un poco flexionando las piernas y volvió a meterse mi brazo por el culo.

  • Follame duro niñato y cascame bien la polla, que quiero correrme en tu cara. -

Le masturbé el pollón pegado a mi boca, menándosela fuerte mientras le pegaba con los labios en el capullo, y sin dejar un segundo de joderle el trasero con el brazo.

  • ¡Ahhh!... ¡Siiiii!... ¡Me corrooooo!... No me saques el brazo cabrón, no vayas a sacármelo del culo... ¡Que gustazo más grande!...   Fóllame niñato... Fóllame, y destrozame el puto culo... ¡Siiiii! -

Ahora tenía la cara entera llena de orina y de lefa. El puto cerdo vicioso se vino hacía mi rostro y me lo limpió por completo a lametazos. Después atrapó mi polla con su culazo sentándose encima de ella, y no paró de follármela hasta que me vacié dentro de su agujero. Por si teneís alguna duda, os diré que cuando terminé de correrme el mamón se encargó de lavarme el cipote a conciencia, y dejarlo super limpio y brillante con su saliva.

  • ¿Te ha gustado chaval? -

  • ¡Uffff!... Ha sido bestial colega, como nunca en mi vida tío. -