Yo quería y no quería

Lucía Carolina, en el Ejercicio de Una noche en la playa, nos cuenta la aventura de un varón que se siente mujer...y disfruta como tal.

YO NO QUERÍA Y QUERÍA

Siempre había deseado alguien que me hiciera sentir, y sin que yo lo buscara llegó dándome una gran noche de placer en la playa. Solo el 40% de esto es real el resto es una fantasía que desearía me ocurriera.

Hola amigos, naci varón pero siempre me he sentido una mujer, y siempre he vivido en un puerto al sur del estado de Veracruz México. Cursé una carrera universitaria y hace varios años puse un cibercafé en el cual además de dar los servicios comunes se dan asesorías en matemáticas.

Desde siempre he sido travesti de closed, pero en los últimos años no me aguanto las ganas, y pensando que unos blue jeans de dama no llamarían la atención, comencé a usar esa clase de prendas; debo reconocer que esto ha sido más fuerte, ya que de poco cada vez me he ido atreviendo a más, ya que ahora el 90% de mis pantalones son de dama, incluyendo varios rosados y colores muy femeninos; tengo muchas blusitas y una buena colección de pantis, (otro día les platico).Aunque me encantan las faldas y los vestidos (que si he usado a escondidas) aun no doy el gran paso y por ahora no las uso, la verdad no si me atreveré, pero lo que si siempre ando con mis pantalones y blusitas atendiendo mi negocio.

Yo soy morena clara delgada 1.65 m; me he ido dejando crecer el cabello y me lo voy cortando como mujer por lo que al principio a la señora del salón de belleza le sorprendía, pero nada que no se pueda arreglar con dejar una buena propina. Algo que me ha ayudado es que tengo un problema físico que hace que la gente me vea con ternura y acepte mi forma de vestir.

Pues resulta que estado yo atendiendo como siempre el negocio, me llega un albañil (obrero de la construcción) le calculo unos 40 años, muy velludo y 1.75 de alto como decimos acá con una pancita caguamera mmmmmmm a pedir que le ayudara a preparar sus exámenes de la prepa abierta, lo cual yo acepte con gusto y le indiqué mi método y los horarios quedando en que llegaría al otro día con lo necesario. Esa noche me hice una buena chaqueta pensando en él.

Al día siguiente no me resistí y me puse unos jean muy justos, una blusa ombliguera y mucho perfume de frutas. Él llegó bien bañado oliendo a loción muy varonil a la hora indicada y empezamos. Algo había en el ambiente, no sé, esto no me había pasado.

Cierto día yo me puse el pantalón rosado y la blusita blanca de licra que se me pega completamente al cuerpo y que también deja al descubierto mi blanca pancita, que rasuro siempre para que luzcan estas prendas. Las clases las doy en el patio fuera del área de computadoras donde atendía mi hermano. Mientras yo revisaba un ejercicio que le había dejado, él se atrevió a pasar sus dedos por mi estómago. Sentí riquísimo y no me aguanté, le hice saber que me agradaba y le dejé hacerlo mientras estábamos solos.

Así pasó el tiempo y él aprobó su primer examen y me dijo que me quería invitar al concierto de una banda grupera local, el cual sería el sábado en la noche en la playa. Y aunque me agradó, no dejo de sorprenderme, y por no dejar, le dije que porque no mejor invitaba a una amiguita; a lo que respondió que había dejado a su mujer en otro estado del país y por el momento no quería líos, además de que no conocía a nadie a quien proponérselo, por último dijo

Allá encontraremos, nunca falta.

Me sentía feliz, como una chica a la que el muchacho que le gusta la había invitado a salir, que era lo más correcto, no supe como ocultar mi entusiasmo.

Eso fue el miércoles, el jueves solo algún toqueteo, mi mano en su rodilla, si estábamos solos, pero no tanto como lo deseábamos. El viernes, al terminar la ultima clase de la semana el me recordó, y nos pusimos de acuerdo ya que primero iríamos a cenar.

Al día siguiente me levante como siempre a abrir mi negocio, pero me sentía especial todo lo veía bonito y hasta las tonteras que algunos clientes suelen hacerme las vi triviales, quería que esas horas pasaran volando

Llego la hora de cerrar, nunca lo había hecho tan aprisa, entré a la casa, algunas bromas con mi familia a la que le conté que pensaba ir al la tocada en la playa.

Me fui a mi cuarto, ya tenía preparado mi pantalón negro, una blusa violeta a cuadros con algo de brillo y una panti negra de encaje muy femenina.

Me bañé, me vestí, saqué de cierto lugar un perfume que me había encantado pero es algo costoso, al menos para mi, y guardaba para algo especial. Me hubiese gustado maquillarme pero aun no podía hacerlo. Ni yo sabía que esperar de esa noche, la verdad estaba excitada y temerosa.

Salí de casa y me dirigí al lugar en que habíamos quedado esperé como 5 minutos y el llegó y tomamos un taxi. Ya dentro, él pasa su brazo por mi cuello y comenzamos a platicar como una pareja, hasta me atreví a doblar mi brazo para tomar la mano con que me abrazaba tal como veo suelen hacerlo las chicas.

La cena estuvo buena, era una de esas mesas que suelen estar pegada a la pared, él me hizo sentar junto a la pared y luego él entró no recuerdo como pero estábamos tomados de la mano por debajo de la mesa; sentía su aliento junto al mío, en varios momentos me daba miedo que nos besáramos públicamente ya que poco faltó.

Acabando nos fuimos a la playa.

Anduvimos caminando platicando mientras comenzaba el espectáculo. Él me compro una pañoleta y reímos cuando me la puso, la verdad éramos otra pareja más

Me enloquecía verlo con la camisa abierta mostrando el rico vello de su pecho, hacia mil esfuerzos para aguantarme y no tocarle esa región; vi a una chica llenar de besos y caricias el pecho de su novio y yo me estaba muriendo de la envidia.

Se oyeron las primeras notas de la música y corrimos a ocupar lugar, no había sillas, todos de pie, era mucha la gente, empujones por todos lados, él para protegerme me rodeó con sus brazos, mi espalda quedó sobre su pecho, él no quería ¿o sí? pero eran tantos los empujones que el presionó y nuestros cuerpos quedaron muy juntos.

Empecé a sentir como su miembro comenzaba a tomar vida y se frotaba contra mis pompis, tuve un escalofrió riquísimo, él sintió mi reacción de aceptación y comenzamos a movernos, la aglomeración era enorme así que a nadie se sorprendería que estuviéramos tan juntos aparte que todos estaba pendientes del escenario. Ambos buscamos la forma de que su miembro se ubicara en mi canalito, cada vez sentía que se paraba más, yo estaba en la gloria.

Ya nada me importaba yo estaba disfrutando sentía riquísimo sus vaivenes que simulábamos el seguir el ritmo de la música, cada vez era más rápido y potente, al mismo tiempo yo acariciaba sus brazos y jugaba con sus vellitos, sentí besitos en los oídos y el cuello, me sentía dichosa.

Así pasamos gran parte del concierto hasta que él me dijo al oído

Vámonos a buscar otro sitio.

Feliz acepté su proposición, y, como pudimo, salimos de la muchedumbre, bajamos a la orilla del mar y comenzamos a alejarnos. Después de caminar, bajo un cielo estrellado, volteamos y ya solo se veían lucecitas del escenario. Por ahí encontramos un gran tronco de los que suele traer el mar, el cual aprovechamos para sentarnos y sin decirme "agua va" comenzó a besar mis labios, en mi vida me lo habían hecho, pero pude responder y disfrutar cada caricia; así tuve la oportunidad de acariciar su pecho sintiendo sus deliciosos vellitos mmmmmmmm.

Después de un tiempo dejé su pecho y mi mano bajó a su pierna comenzando a acariciarle. Empecé a subir, toda mi vida había querido saber que se sentía al tocar un miembro que no fuera el mío y esa era mi oportunidad. Se lo tomé sobre el pantalón y lo fui palpando y acariciando, poco a poco volvió a ponerse duro, muy duro, la suave brisa marina aumentaban mis sensaciones, ambos estábamos sentados en el troco besándonos y sintiéndonos; de repente, provocó un gran beso, como el buzo que está próximo a sumergirse y empiezo a besarle el pecho al tiempo que me voy poniendo en cuclillas sin dejar de sentir la piel de mi amado.

Mis rodillas tocan la fina arena y mi cara queda enfrente de su paquete, al que le paso mi cara. Levanto coqueta mi cara al tiempo que mis manos buscan zafarle el cinto y abrir su pantalón, lucho por quitarle el bóxer y su pene sale como impulsado por un resorte. No tengo palabras para describir la sensaciones que en ese momento tuve, lo olfateo, lo siento, comienzo a masturbarlo sin dejar de verlo asombrarme y excitarme, lo empiezo a masturbar, su cabecita me llama y no aguanto las ganas de darle un besito, y pasar mi lengua por ella, no dejo de masturbarla y darle besitos y lengua en la punta, me siento en la gloria, se me olvida todo, lo único que deseo es estar besando y chupando esa rica cosa.

Escucho sus gemidos y la agitación de su respiración, trato de que mis caricias se acoplen al compás que él me marca.

Después de un tiempo, siento como su cuerpo se tensa y su respiración se vuelve aun más agitada, sé que esta a punto de venirse, me enloquece, acelero mis movimientos tanto la masturbación como mis besos y lengüita en su glande, no resisto las ganas, tengo miedo de ahogarme, pero bueno, abro toda mi boca y me meto una buena parte de ese trozo de carne, que comienzo a acariciar cambiando la presión de mis labios y jugueteando con mi lengua. Él se viene no deja de sacar leche, me encanta me la saco pero quedo en la puntita recibiendo el delicioso néctar, bárbaro, ¡es mucho!

Se calma y se resbala por el tronco, quedando sentado en la arena con la espalda sobre la madera, yo me encuentro perdida en el espacio, sin ninguna reacción, de repente vuelvo a mi ser y lo veo a él así en la arena sentado recargado sobre ese tronco, sonrío lo beso en la boca, le ayudo a ponerse los pantalones, y me acuesto en la arena poniendo la cabeza sobre sus piernas viendo las estrellas. De repente él rompe el silencio.

Te digo algo

Si (le respondo)

Ël – Desde la primera vez que fui por tu casa me gustaste, no sabes cuantas veces me he masturbado pensando en ti.

Yo – No te creo. (Respondí coqueta pasando mis dedos por su cara)

Él – Si aunque si es verdad lo de la prepa, no niego que me encantas

Él se va agachando a la vez que levanta mi cabeza y comenzamos a darnos un riquísimo beso interminable. Mientras su mano pasaba por mi contorno hasta llegar a mis caderas y comenzó a acariciarme el pompis yo deje escapar un suspiro y dije

-Yo – Me encanta

-Él (en voz muy baja) - Deja que te haga el culo.

-Yo –Aquí estas loquito.

-Él – Si, vas a sentir riquísimo

-Yo – pero nunca lo he hecho

-Él –No te va a pasar nada

-Yo – bueno, pero hasta donde yo aguante.

-Él – Si claro.

La verdad, por lo que había pasado en el espectáculo, me encontraba deseosa, pero por otro lado me moría de miedo, pues me podría hacer daño, aparte de que seguido pasaban los marinos a cuidar la playa.

Me hizo poner en cuatro patas sobre la arena, él detrás de mi primero sobre mi pantalón, para después yo misma me fui animando y me levante para zafarme el pantalón, la vanidad me dio sentimiento que el no vería mi coqueta panti. Siempre se me hacia sexy que mi amante me bajara la ropa, por lo que le dije a el que ya me había abierto el pantalón, pero que fuera él quien me lo bajara; lo que aceptó gustoso, primero me alzó la blusita y me acarició divino mi cuerpo y empezó a meter la mano entre mis pantalones, de repente empezó a palpar en torno a mi cadera palpando en torno de la lencería y me dijo al oído

Mmmmmmmmmmmm Por lo que siento, traes una prenda muy sexy, ¡Que no sabes cuanto me gustaría ver!

Me gustó su observación, pues ya me sentía satisfecha.

Sus manos comenzaron a bajar ambas prendas, acariciaba mis pompis y algún dedo se introducía por el canalito, sentí que el buscaba algo entre sus bolsillos y se puso en los dedos y empezó a meterme primero un dedo. Uyyyyyyyyyyy que dolor, luego el otro. Los metía y sacaba con rapidez, yo tenía sensaciones encontradas entre dolor y placer, de repente sacó sus dedos y me dijo

Lista, ya va de veras.

Me pidió que le diera algunos besitos en su cosita, para luego volver detrás de mi y comenzar a presionas su miembro contra mi canalito y de poco a poco me la fue sumiendo, primero, no lo niego un dolor tremendo, el cual se fue transformando en un increíble placer, el empezó con un mete y saca increíble, me encantaba.

Así pasamos algún tiempo, hasta que él se la sacó y se acomodó a tal suerte que su espalda descansaba en el tronco, para luego jalarme, él juntó sus piernas mientras que me puso de espaldas suyas para luego hacerme sentar sobre su miembro y volvérmelo a introducir, pidiéndome que yo me moviera como si estuviera cabalgando, la cosa mas deliciosa. De repente todo mi cuerpo se tensó, y comencé a sentir vibraciones en todo mi cuerpo, estaba experimentando algo jamás vivido.

Seguimos con nuestro galope, mis sensaciones iban en aumento, a cada momento algo nuevo, ¡me sentía en la gloría!

De repente sentí como él alzó su pelvis para metérmelo aun más, yo bajé y permití que me lo metiera casi todo, sus manos hicieron mayor presión a mi cintura y su empuje era mayor que los anteriores, dejando escapar de sus labios un gran alarido. Yo volví a tener las mismas sensaciones que hace un momento pero con una mayor intensidad.

Terminando lo anterior ya no tuve fuerzas y me deje caer en la arena, me di cuenta que yo había tenido una gran eyaculación.

Paso el tiempo y ahora me pregunto como me acomodé la panti y el pantalón, pues cuando recuperé la consciencia estaba tirada pero con mi ropa bien puesta. Él estaba a mi lado con una gran sonrisa diciéndome.

Zorrita

Le miré con una gran sonrisa, para luego darnos un gran beso.