Yo no soy gay (23: Aprendiendo a jugar al fútbol)
Mi aprendizaje de acrobacia fué todo un éxito. Así que pude finalmente comenzar mi aprendizaje del fútbol. Mi soberbio culo no me ocasionó ningún problema, y constaté la admiración que por mí sentía Godofredo, un viejo conocido del barrio...
Yo no soy gay 23, Jugando al fútbol
Lindo Culo 04.
No te aburriré con la descripción de las clases que me dio el profesor de acrobacia. Fueron dos meses, a tres sesiones por semana, que terminaron en cuatro meses porque el profesor decía que quería seguir dándome.
A los cuatro meses había aprendido con mi profesor de gimnasia, cosas que jamás habría supuesto.
Así que cuando al fin pude comenzar con el fútbol me sentía en excelente condición, y muy abierto, que fue una de las cosas que mi profesor me había prometido, y efectivamente me había dejado muy abierto. Te cuento esto dejando de lado los detalles irrelevantes, para que estés al tanto de mi condición al entrar al vestuario de los futbolistas.
Los conocía a todos, ya que son muchachos del barrio. Pero cuando se fueron desvistiendo pude otro aspecto de ellos en el que no había pensado. La mayoría tenía pollas normales, es decir como la mía, pero unos pocos se salían bastante de la media. También vi. bastantes culos bien formados, aunque ninguno tan lindo como el mío. Los muchachos, que obviamente también me conocían, no perdieron la ocasión de admirar mi lindo culito, bah cubazo, en vivo y en directo. Y luego de los previsibles elogios y alguna que otra tocada, se fueron yendo hacia la cancha. Salvo Godofredo que, cuando nos quedamos solos, se arrodilló a mis espaldas y comenzó a besarme el culo. Yo me quedé paralizado por la sorpresa, no esperaba algo así de Godofredo. - ¿Qué hacés, Godo? pregunté. Pero no hizo falta que él me respondiera, Godo me estaba metiendo su gorda lengua en el agujero del culo. Lo que debo confesar francamente, me calentó un poquitín.
¡¡¡Hace mucho que quiero comerte ese culo!!!- la voz de Godofredo sonaba ronca. Y ante tanta pasión, me rendí, aunque en eso deben haber colaborado un poco los besos y las lamidas de Godo. Y mi culo se abría cada vez más y más.
Yo creía que todo terminaría en que mi vecino me lamiera el orto bien lamido, pero me equivocaba. Godo quería darse el gran gustazo a fondo. Y empuñando su erecta polla la fue hundiendo poco a poco en mi ensalivado ojete.
Cuando sentí que me estaba ensartando el orto, me vi casi como un benefactor. Gracias a mi buena voluntad Godofredo cumpliría un sueño largamente soñado. Y cuando empezó a soltarme sus chorros dentro del ojete, pude sentir su felicidad. Y a cada nuevo empujón que daba con su polla, subrayando cada nuevo chorro, su felicidad me contagiaba.
Fue todo muy cortito, porque no habrá durado ni quince minutos, pero teníamos que ir a la cancha para entrenar al fútbol. Así que mi amigo me la sacó, la restregó un poco contra mis nalgas, para limpiársela, se subió el shortcito y se fue hacia la cancha, dejándome con el culo al aire y una sensación muy agradable de deber cumplido. A veces estoy muy orgulloso de tener un culo que gusta tanto.
Y me preparé para salir a la cancha, sin importarme que el semen que aún salía por mi abierto agujero, me manchara el trasero del pantaloncito. Al fin y a l cabo éramos todos varones, y sabemos de estas cosas.
Estoy pensando en poner las fotos de pollas que me han enviado mis queridos lectores, en un buen relato, para que puedan apreciarlas como yo. También tengo algunas de culos, y otras pocas de folladas. Así que si quieres aprovechar la ocasión, será un gusto para mí. Puedes mandarme las fotos y tus comentarios a indoculo04@yahoo.com.ar que es mi dirección particular. Un abrazo para todos.