Yo no soy gay (21: Cuando fuí a mi clase de...)

Para mejorar mi coordinación física, mis compañeros me recomendaron que, entre otras cosas, hiciera algo de acrobacia. Y desde la primera clase supe que había sido un buen consejo.

Yo no soy gay 21, El deporte.

Por Lindo Culo 04.

Los muchachos del barrio me invitaron a jugar al fútbol con ellos. Pero, como primera medida me indicaron que fuera al gimnasio.

El profesor del mismo era acróbata e insistió en entrenarme en esa disciplina.

No tengas miedo – me dijo – al principio sólo tendrás que recibirme cuando me balanceo.

No parecía algo peligroso así que decidí secundarlo. Era sencillo: él se balanceaba en el trapecio y yo debía recibirlo. Lo que no me esperaba fue que él me rodeó la cabeza con sus muslos, por lo que su escroto fue directamente a mi rostro. No debía de haber lavado sus pantaloncitos cortos, ya que el olor de su pelvis era muy fuerte, a pis y posiblemente a algo más. Dado su impulso, me caí para atrás, con mi cara todavía dentro de su pelvis. Estuvo unos pocos segundos así, y luego se levantó de un salto, para lo cual tuvo que frotarme la cara. Pero enseguida volvió a su hamaca. Y luego otra vez lo mismo, y otra vez y otra. Cada vez el hombre rodeaba mi cabeza con sus muslos y me encajaba su pelvis en la cara. Al punto que empecé a reconocer el bulto de su polla contra mi rostro. Y otra vez, y otra y otra. A decir verdad, pero esto no se lo vayas a decir a nadie, porque como sabes no soy gay, el olor de su entrepierna no me resultaba tan desagradable como podrías suponer. Y eso que era bastante fuerte.

Y cada vez terminábamos en el suelo, y para levantarse volvía a restregar sus partes pudendas contra mi rostro. Aunque, por lo que pude notar, se estaba tardando un poco más cada vez. Claro, seguramente el ejercicio lo estaba cansando.

Tanto es así, que después de unos veinte minutos más de eso, no se levantó, dejándome su bulto aplastando mi rostro. Se había cansado, el pobre. Lo que noté también, que antes no había notado, era el tamaño de sus partes secretas. Bueno, "secretas" pero no para mí, ya que pude sentir su gran polla y sus huevos, desde mi cara boca arriba. Y no quisiera equivocarme, pero me pareció que su polla estaba mucho más grande que al principio. Aunque no tenía una erección, claro. Pero, con cierta lentitud, comenzó a frotar su bulto, cada vez más grande contra mi rostro. Y su olor, en cierto sentido era mareante. Pero no le dije nada, porque él era el profesor y yo el alumno, y seguramente así era la clase.

Después de un ratito más de frotación su miembro, que podía sentir claramente detrás de la tela del pantaloncito, había alcanzado una decidida erección. Mi cara seguía abajo, sintiendo todos los pormenores del caso. Primero pensé que eran todos intentos de levantarse, pero que no lograba hacerlo, seguramente por el cansancio. Pero después me pareció que las restregadas sobre mi rostro eran intencionadas. Pero como no estaba seguro, no dije nada, esperando a tener una mayor certidumbre.

Esta, poco a poco fue llegando, particularmente a partir del momento en que el profesor sacó su tranca del pantalón, para hacer su restregada piel a piel.

Yo sentía como su pollota y sus huevos ivan y venían por mi rostro a su entero gusto. Ahí fue cuando pensé que tenía que esbozar alguna protesta, pero el profe aprovechó mi boca abierta y me introdujo en ella su olorosa polla y comenzó a balancearla cortito adelante y atrás. Me da un poco de vergüenza decirlo, pero mi pito estaba experimentando una erección, pese a mi condición de heterosexual. Posiblemente podría considerarse como una erección solidaria.

Y entonces el profesor se arrodilló para mayor comodidad y tomándome las mejillas con ambas manos, se dio a meter y sacar su grueso glande y un poco más, cada vez con una velocidad mayor. Hasta que se quedó quieto mientras su polla pulsaba y pulsaba, chorro tras chorro dentro de mi boca.

Si esto es parte de la clase, pensé, no es la peor parte.

El profe, rendido, volvió a caer sobre mí, sin sacarme su ahora menguante tranca de mi boca. Y al minuto, o casa así, comenzó su chorro de pis, muy abundante, debo reconocer, porque estuvo un largo rato, señal de que hacía mucho rato que no vaciaba su vejiga. No pude criticarlo, esas cosas ocurren cuando ocurren, no importando donde uno tenga metida la polla.

Finalmente, se levantó, y sacudiendo las últimas gotas que le quedaban, guardó su miembro con evidente satisfacción.

Para ser mi primera clase no había estado tan mal. "La próxima clase comenzaremos con el entrenamiento de tus glúteos" me avisó.

Cuando salí del gimnasio me esperaban algunos compañeros. "¿Cómo te fue?" preguntaron con algo de ansiedad. "¿No quiso romperte el orto? Porque con ese lindo culo que tenés…"

"No, no quiso, porque ¿ustedes piensan que el profe tiene tendencias extrañas?" dije saboreando el gustito a semen que me quedaba en la boca.

"¿¿Extrañas??, ¡¡¡es bufa!!! ¡Eso quiere decir que le gusta cojerse a los muchachos!"

"Ah, no, quédense tranquilos, yo soy heterosexual, no gay"

Y me fui del club, quizá moviendo el culo un poco más de lo debido. Porque con el culito que cargo, alguno podría pensar que soy gay.

Lo importante es que he comenzado con las clases de gimnasia, y luego podré hacer fútbol con los muchachos. Si quieres escribirme hazlo a indoculo04@yahoo.com.ar

Un beso a todos mis amigos y gracias por sus cartas y también por sus fotos.