Yo no soy gay (18: Cuando me fuí a hacer la ruta)

Ernesto es una paciente muy sexy que trabaja como puta en la ruta. Está muy enojada con sus clientes, así que fuí a verificar lo que dice, disfrazado de travesti rutera.

Yo no soy gay 18, cuando me fui a hacer la ruta.

Por Lindo Culo 04.

¡¡¡TENÉS QUE MAMARLES LOS PISTULINES, HACERLES LA PAJA, PONERLES EL CULO Y DARLES POR EL ORTO!!! ¡¡Y ENCIMA DICEN QUE LLEVAMOS UNA VIDA FÁCIL…!! – Mi paciente estaba muy enojada con sus clientes, yo creo que los odiaba. Su condición de "mujer" la obligaba a ser superseductora, para ganarse la vida. Era una travesti hermosa, de más de un metro ochenta y cinco de altura – tamaña bestia… - que cargaba un fierrazo que era de temer. Siempre que pienso en él vuelvo a sentir las estrellitas de dolor en mi culo. Porque invariablemente me enculaba y me hacía ver las estrellas. Como en ese mismo momento. Me estaba rompiendo el orto como en todas las sesiones – perdón por el lenguaje, pero los terapeutas tenemos que usar las palabras que reflejan mejor el sentir de los pacientes – Y Ernesto hablaba todo el tiempo. - ¡¡¡Y TENÉS QUE TRAGARLES LA LECHE!!! ¡¡¡SI ME HABRÉ TRAGADO CORRIDAS YO…!!! ¡SIEMPRE LLEGABA A MI CASA CON LA PANZA LLENA DE LECHE! ¡CUANTA MÁS LECHE HABÍA TRAGADO, MÁS PLATA HABÍA HECHO! ¡HACER LA RUTA ES UN TRABAJO DE MIERDA! ¡¡¡HAY QUE PONERSE PRECIOSA PARA QUE ESA MANGA DE PUTOS VENGAN A PAGARTE…!!! – Ernesto se entusiasmaba cuando soltaba su bronca y se movía con toda la rabia que le provocaba su situación. Y nunca se molestaba en ponerme vaselina. De ahí las estrellitas que te contaba. Pero bueno, es mi trabajo, y para eso me pagaba el pobre.

Cuando terminó de horadarme el orto y llenármelo de leche, le pedí que me enseñara a vestirme de puta. – Quiero conocer tu trabajo directamente, en

Pero con ese cuerpito miserable y sin tetas no vas a conseguir clientes, mi cielo. Claro que el culo lo tenés bastante lindo . dijo, dándole un pequeño bife cariñoso. – Y bueno, con las tetas podemos ponerte algún relleno…- La posibilidad le parecía razonable. Me prometió que la próxima sesión me traería ropitas adecuadas para hacerme parecer una buena puta. – Vas a parecer un poco petisa con tu metro setenta, pero con unos buenos tacos, que te alcen el culo, te van a llover los clientes. Pero eso sí: la próxima sesión no me la cobrás, vaya una cosa por la otra.- Le aseguré que estaba completamente de acuerdo, y lo acompañé a la puerta, despidiéndole con un beso. E hice pasar al siguiente paciente, que era un gordo gay, muy pero muy gordo, cuyo problema era que aplastaba a sus amantes, porque le gustaba tenerlos abajo suyo. Pero esa es otra historia.

Para la siguiente sesión, ordené el día para que Ernesto fuera mi único paciente y llegara bien temprano.

Me hizo desnudar completamente y, ya que estábamos, hizo que se la mamara y después me enculó, como siempre. Sólo que esta vez, con eso me puso en clima para lo que iba a hacer.

La ropita era preciosa, pero además tenía que maquillarme como una puta, bah, en realidad como un lindo travesti puta. Lo más difícil fue aprender a andar con los tacos aguja. No hacia más que tambalearme a cada paso. A Ernesto eso lo calentó tanto, que me volvió a culear.

Después comenzó con el maquillaje. Primero la crea suavizante, luego una segunda crema, para dar color y por último, unos toques de polvo por aquí y por allí. Me oscureció levemente las mejillas para afinarme un poco el rostro. El rimel también le dio su trabajo, pero cuando terminó me miré en el espejo y tenía una cara de puta que rajaba la tierra. Y sin duda era así, ya que Ernesto continuó vistiéndome con su enorme tranca completamente empinada.

Me puso unas medias de red, negras, hasta medio muslo, que ocultaban bastante bien mis vellos, ya que si bien son pocos, no me los había afeitado.

Luego la faltita roja, muy apretada a mi culo, pero lo suficientemente cortita como para que pudiera caminar cómodamente. Mientras no me agachara, claro, porque no me puso braguitas, lo que tenía su lógica.

Decidió que no me pondría corpiño ni rellenos, "porque con ese culo que te gastás no vas a tener problemas para atraer clientes". Y me puso una blusita livianita. Y finalmente una peluca rubia, larga y muy sexy. Junto con el toque de lápiz labial rojo, me había dejado hecha una pinturita. Yo objeté el color del lápiz labial, pero él insistió en que si era rojo, y un poco recargado en los bordes, no habría hombre que se me resistiera.

Y, como para demostrármelo, me levantó la pollerita y me enculó nuevamente.

No sabía que así, de travesti, yo le gustaría tanto.

Para cuando terminó conmigo, ya me manejaba bastante bien con los tacos aguja.

Y Ernesto me acompañó hasta la ruta, cerca de donde él estaba habitualmente.

La próxima vez te cuento todo con detalles, para que no se te haga muy largo este relato.

Escríbeme a lindoculo04@yahoo.com.ar y cuéntame si quieres que siga contando. Ah, gracias por las cartas y las fotos. Besos.