Yo no soy gay (17: algunos son un poco perversos)

A final de un día normal vino un paciente al que le gustaba montar su culo en el rostro de otros hombres. Él temía ser un pervertido. Le pedí una demostración.

Yo no soy gay 17, algunos son un poco perversos.

Por Lindo Culo 04.

Fue un día normal como terapeuta sexual especializado en problemas masculinos.

Empecé temprano, con un paciente gay que necesitaba ser cogido. Le hice el favor, porque es muy importante para muchos pacientes obtener lo que vinieron a buscar. Yo no acabé, porque no soy gay, pero él se echó flor de polvo, y se fue chocho.

El siguiente necesitaba solamente charlar, aunque me comentó tales cosas que cuando se fue tuve que hacerme una paja. Gajes del oficio.

Después vino otro, con una pija chiquitita que me pidió que se la mamara. Creo que de ese modo él consigue un sentimiento de superioridad. Así que chupé su pijita. Me dio bastante trabajo, para tan poca pija, pero al final me obsequió con unas gotitas de semen, y se fue muy contento consigo mismo. Patético.

Luego siguieron dos, con problemas similares. No estaban muy seguros de sus parejas, y cosas así. Pura cháchara.

Y así fue pasando el día.

El último paciente fue un tipo algo gordo, especialmente su gran culo. Por lo demás se veía bastante viril, y en su pubis había algo sin duda bastante importante.

Mi problema es que soy un pervertido, doctor. – dijo con aire un poco preocupado.

Bueno, no debe ser para tanto…- dije en tono tranquilizador.

Usted juzgue: me gusta sentar mi culo en la cara de otros hombres. –

Ah, caramba – era la primera vez que encontraba un caso así, y no me parecía muy grave. Al menos no tanto como para considerarlo una perversión.

Ajá, cuénteme más… -

Bueno – dijo el hombre poniéndose colorado – a mi me enloquece ponerles mi culo desnudo en su rostro

¡Vaya! –

Les envuelvo bien las mejillas con mis nalgas…-

¿Y eso le da placer? – el asunto me estaba interesando.

¡¡Síi!! ¡me hago la paja con sus narices en mi ojete hasta que acabo! –

¡La pucha, suena interesante! ¿Y eso es todo?

Detalle más, detalle menos, eso es todo… -

¿Podría mostrarme como lo hace? Para entenderlo mejor… -

Sí, tírese en el suelo, doctor – dijo mientras se sacaba el pantalón dejando ver unas piernas bastante peludas y gruesas.- Cuando se sacó el calzoncillo pude apreciar el tamaño de su culo, que era verdaderamente impresionante. Me tiré sobre la gruesa alfombra de mi consultorio. Y sin pérdida de tiempo, el hombre, separando sus piernas a ambos lados de mis hombros, me dio una visión categórica de su culazo peludo. Y comenzó a flexionar las piernas, acercándomelo a mi rostro.

No se preocupe por el aire, siempre dejo una rendija para que puedan respirar… -

Gracias – alcancé a decir antes de que enorme culo me tapara el rostro.-

El gordo abriendo sus nalgotas, acomodo cada una a ambos costados de mi rostro, de modo que mi boca quedaba a la altura de su gran ojete. De modo que comencé a darle lamiditas en su sabroso orificio. Tenía húmedo el interior de sus glúteos. No sé si por la transpiración o por alguna otra cosa.

¡Eso es, doctor, déle a la lengüita!- Y comenzó a mover su orto arriba y abajo, con evidente disfrute. Y, a decir verdad, yo también lo estaba disfrutando, pese a que no soy gay, pero el entusiasmo puede ser contagioso. Así que mis lamidas se fueron haciendo más largas y más profundas. Aunque debo confesar que mi polla estaba respondiendo a la situación, creciendo y endureciéndose rápidamente. El paciente, comprendiendo mi situación, liberó mi polla dejándome el palo al aire. Y siguió con el juego que su gordo y peludo culo estaba haciendo con mi cara. Y yo seguí lamiendo y lamiendo. En una de esas lamidas, debo haber llegado más profundo de lo que suponía, y con la punta de mi lengua saqué un poquito de mierda, y me la tragué, dada la velocidad con que venía lamiendo, que no me dio tiempo a reflexionar. Estaba rica.

Yo seguí y seguí, muy compenetrado con la situación. Si a este hombre le gustaba que le lamieran el orto, yo, como su terapeuta, debía ayudarlo. Pasé mi brazo derecho por afuera de su cadera, y tanteé su nabo, tenía una bruta erección. Y cuando digo "bruta" me refiero también al tamaño de su enorme polla.

Y seguí lamiendo y lamiendo. Y cada tanto encontraba un poco más de mierda, que estaba bajando, y no le hice ascos. Y, ya que estaba, le agarre la porongota con ganas y seguí pajeándolo yoEl gordo tenía una poronga muy caliente y gruesa, y era un gusto pajeársela.

Pero, evidentemente, su caca seguía bajando, esta vez como un soretito que se introdujo en mi boca sin pedir permiso. Lo mastiqué brevemente y enseguida lo tragué. Lo que no preví es que cuando el bestia ese empezó a correrse, su intestino empujó, y me llenó la boca con un enorme sorete, y luego otro, mientras él continuaba hamacando su ojete contra mi boca. Inesperadamente, en ese momento me corrí locamente.

El tipo siguió con el ojete bien abierto para que yo se lo limpiara con mi lengua. Después aflojó la contención de sus piernas, dejando que su tremendo culazo me aplastara completamente. Casi me asfixio, pero al darse cuenta volvió a abrirme la rendijita. Me tiró un enorme pedo, y se levantó, sacando su peludo culo de encima de mi rostro.

Quedé tendido sobre la alfombra durante varios momentos largos. El paciente se subió el pantalón y me dio una mano para ayudar a levantarme.

Yo aún sentía su culo en mi rostro.

¿Vio lo que le decía, doctor? – tardé un poco en responderle porque todavía me quedaba algo de mierda en la boca, así que tardé en contestarle.

¿Aún piensa que exagero cuando digo que soy un pervertido? Y tengo muchos hombres que me buscan una y otra vez. ¿Ellos también son pervertidos? – Volví a mi silloncito.

Voy a tener que pensarlo un poco – dije, sintiendo todavía su culo carnoso y peludo en mi rostro – Venga la semana próxima así tenemos otra sesión… - Por suerte su mierda no tenía mal olor ni mal sabor, ni tampoco su pedo. Debía preguntarle qué comía. Debía ser muy sano.

Y después que se fue, me hice flor de paja. Ser terapeuta sexual requiere muchos sacrificios.

Cuando quieras contarme qué sentiste con este relato escríbeme a lindoculo04@yahoo.com.ar . Y si quieres mandarme algunas fotografías de tu culo serán bien recibidas. Mejor los primeros planos.