Yo no soy gay (10: Un amigo en el metro)

Conocí a Leandro en el metro. Por un momento temí que fuera gay, pero cuando me la enterró supe que no debía temer eso.No resultó del tipo al que le gusta ser penetrado. Así que estamos cultivando una hermosa amistad héterosexual.

Yo no soy gay, de ninguna manera (10).

Por Lindo Culo 04.

lindoculo04@yahoo.com.ar

En el colectivo lo conocí Leandro, de un modo muy casual. Bueno, en realidad Leandro me venía apoyando, seguramente sin intención, pero como ya sabes mi culo es muy bonito y mullido, además de caliente, de modo que podrás comprender lo que le pasó a la polla del pobre Leandro. Como en el colectivo veníamos más apretados que sardinas en lata, Leandro no pudo evitar apoyarme su tranca. Y como yo no le dije nada, para no apenarlo, me la siguió apoyando. Se le había puesto enorme y me la hizo sentir en la raya que separa los glúteos, aunque también la frotaba a izquierda y derecha, sin duda para no hacérmela sentir todo el tiempo en la raya del culo, porque si de algo me di cuenta enseguida es de que era un tipo delicado. Tanto es así que, presumo que para evitarme el frotamiento de su dura polla en mis nalgas, puso su mano entre su polla y mi culo. Claro que con la palma hacia delante, así que para evitarme el roce de su pollota, me tocaba el culo con la caliente palma de su mano. Me da vergüenza decirlo, pero tuve una erección, algo totalmente inapropiado para la circunstancia, dada mi condición de persona no gay, sino completamente hétero sexual. Pero cuando sentí su mano acariciando mis sabrosos glúteos en forma lenta, casi diría cariñosa, me empalmé completamente. Qué vergüenza.

Pero afortunadamente él no se dio cuenta, sino no hubiera agregado su otra mano para acariciarme mi caliente culo. Yo sentí que el agujero se me estaba abriendo. Es que soy muy sensible al cariño.

Y cuando sentí que el hombre había colado una de sus manos por debajo del elástico de mi pantalón, abrí lo más posible mis glúteos para que su dedo pudiera alcanzar mi agujerito. No quise ser descortés, por si acaso el era gay, así que permití que si lo deseaba pudiese acariciarme el ojete, cosa que hizo de inmediato.

Y comenzó a entrarlo y sacarlo con delicadeza, tal como cabía esperar de él. "¿Estás bien?" me preguntó con su tierna voz cerca de mi oído, haciéndome sentir su calor y la humedad de su boca, mientras iba introduciendo un segundo dedo en mi ojete, completamente complaciente en esos momentos. "Sí, muy bien…" susurré, abriendo más el culo, respondiendo así a la cortesía de mi pregunta, con igual cortesía de mi parte.

Todo el mundo a nuestro alrededor estaba tan apiñado que no habría entrado ni un alfiler. Sin embargo Leandro, que así supe después como se llama, con su otra mano me bajó ambos elásticos, incluyendo el del slip, dejando mi hermoso culo al aire.

Mis ojos se desenfocaron un poco cuando percibí que él había sacado su gruesa polla del pantalón. Se la sentía muy caliente y suave en el piel a piel, y mi asterisco se contrajo algo espasmódico, con una deliciosa sensación anticipatoría.

Por un momento temí que alguno de los pasajeros le viera la polla y él pudiera pasar un papelón. Pero mi reciente amigo sabía lo que hacía, y enfilando su sabrosa tranca a la entrada de mi ojete, comenzó a penetrármelo. Yo ahogué un gemido, a medida que mi nuevo amigo me hacía sentir su afecto cada vez más profundamente. Ahí fue cuando constaté que mi amigo trasero no era gay, ya que no parecía de los que le gusta ser penetrado, sino más bien todo lo contrario.

Y para mi vergüenza, noté que un pasajero que estaba a dos personas de distancia, me estaba mirando el rostro y notó por la expresión del mismo y mi mirada algo extraviada, que algo muy agradable me estaba ocurriendo. Aunque no creo que comprendiera que mi expresión se debía al agrado de saber que mi amigo no era gay, pero claro, el otro pasajero no tenía modo de saberlo.

Y pronto pude sentir un matorral de vellos púbicos a la entrada de mi orto. Y entonces las entradas y salidas de su gorda virilidad cada vez más enérgicas entre mis glúteos abiertos, me volvieron turbia la visión, y de mi boca caían varios hilillos de baba, cosa que el mencionado pasajero seguramente no se podría explicar. De cualquier modo me obsequió con una encantadora sonrisa, mientras sacaba bien afuera su lengua, relamiéndose repetidamente, mirándome a los ojos. Es increíble la cantidad de gente simpática que uno conoce en el metro.

El pasajero vecino también le sonrió a mi amigo trasero, pero estaba muy empeñado en sacudir su tranca afanosamente en mi orto, con embates cada vez más largos, profundos y rápidos. Me encantó cuando sentí como con ambas manos me aferraba fuertemente las caderas, afirmando mi culo para hacerme sentir bien sus tremendos enterrones. A estas alturas yo ya no veía nada, con los ojos completamente empañados y vidriosos, hasta que, con una maravillosa sensación en las entrañas, me corrí, llenando el interior de mi pantalón con mi propio semen.

Mi culo se abría y cerraba espasmódicamente a cada chorro que mi polla derramaba, estrujando la tranca de mi amigo trasero con tanto entusiasmo como si se la estuviera ordeñando, y eso hizo que mi recién conocido amigo se corriera con siete u ocho gruesos chorros que me dejaron babeando.

Y después sacó su cariñosa tranca de mi muy abierto ojete, y la guardó en su pantalón, no sin antes levantar el trasero de mi náutico. "Espero que te hayas sentido bien, corazoncito…" dijo nuevamente con su gruesa voz acariciando mi oído.

Luego me invitó a "continuarla en otro lado", y dada la delicadeza y educación con que me había tratado, no lo dudé y nos fuimos juntos adonde él quisiera llevarme. Su espeso semen iba saliendo muy lentamente de mi ahora muy abierto agujero. Cosas de la amistad entre hombres.

Se llama Leandro, y cada vez que vamos a algún lado juntos, me convenzo de que su amistad me está llegando cada vez más profundo. Es buena la amistad entre personas hétero como nosotros. Y no digo esto en desmedro de los homosexuales porque bueno, ellos también tienen sus derechos.

Escríbeme a lindoculo04@yahoo.com.ar y cuéntame que te parece la amistad que estoy cultivando con Leandro.