Yo no soy... era... así. (4, FINAL)

Toni no apartó su mirada de la de Rebeca. Cómo la deseaba. Ya no podía negárselo. No tenía caso. Quería tenerla, quería tocarla, verla completa. Sentir su piel, tocar su cabello.

A la siguiente semana, y como Rebeca había prometido, el cambio de Toni se autorizó.

Toni se sentía aliviada, pero a la vez decepcionada. ¿Será que no le gustaba a la maestra lo suficiente como para detenerla?

-Pero qué cosas pienso- Se decía así misma.

Su cambio fue al salón de Fredo. Él estaba más que emocionado.

Toni ya casi no se topaba con Rebeca, si la veía caminar en su dirección, daba media vuelta.

Pasaron algunos meses, y llegaron las vacaciones. Durante ese corto tiempo, Toni había cambiado mucho. Ya no se vestía como antes, ahora tenía un look más chic, pantalones ajustados, faldas cortas, blusas ceñidas. Las rastas habían desaparecido y hasta usaba un poco de maquillaje.

Fredo estaba encantado con el cambio, pues a pesar de que se había enamorado de la niña hippie, la nueva Toni lo volvía loco.

Nuevamente iniciaron las clases.

Eran diferentes asignaturas, por lo tanto Toni estaba segura que no se volvería a encontrar a Rebeca, puesto que su asignatura sólo se impartía en el semestre anterior. Ya casi no pensaba en ella. Lo de la fantasía fue un percance y lo que pasó en la sala de maestros está segura de que sólo fue un sueño. Ahora está segura de sus sentimientos por Fredo.

-¡Hola amor!

-¡Pero si es la niña más hermosa de la escuela!

-Ay Fredo, cálmate

-Bájenle a sus cursilerías, ya me salpicaron de miel- decía Pete sacudiendo sus manos

-Es el amor Pete, cuando lo conozcas, te vas a dar cuenta

-Jaja, muy gracioso, dudo que me ponga como ustedes

-¡Hola hola chicos! Pff ¿ya hicieron enojar otra vez a Pete? - Decía Ximena con tono burlón

Todos se echaron a reír, excepto Pete. Sonó el timbre, Pete y Ximena se despidieron para dirigirse a su salón. Toni y Fredo hicieron lo propio.

Toni tomó su lugar y empezó a hurgar entre sus cosas buscando su celular. Escuchó unos tacones. De pronto un perfume llegó a su nariz.

-Buenos días jóvenes

No otra vez. Rebeca Díaz estaba en el salón.

-Sé que esperan al profesor Espinoza, desafortunadamente durante las vacaciones tuvo un accidente. No se animen, ya está estable. Yo daré su clase hasta que el maestro regrese. No se preocupen, tengo conocimiento de esta materia.

Toni tragó saliva.

-Voy a pasar lista. Por favor levanten su mano al decir su nombre para poder ubicarlos.

Silencio.

-Antoniet... - Antes de terminar de decir el nombre, Rebeca miró por encima de sus lentes a los alumnos. Después de dar el vistazo escribió algo en su lista.

-Enrique Alameda-

-Maestra, me saltó- dijo Toni levantando la mano.

-Pero si acabo de empezar a pasar lista.

-Sí, por eso. Soy Antonieta Arvizu.

Rebeca volteó a ver aquella chica. La examinó. Mostró una de sus espléndidas sonrisas.

-Cuánto tiempo Arvizu. Está irreconocible. Disculpe que la haya saltado, pero no la reconocí.

-Sí, no hay problema.- Contestaba Toni indiferente. Indiferente por fuera, claro. Al ver la sonrisa de Rebeca sintió ese calor que hacía tiempo ya no había experimentado. Recordó el supuesto sueño de la sala de maestros.

Toni no tenía salida. Era impensable tratar de cambiarse nuevamente de salón, simplemente no accederían. No le quedaba otra que aplicar la táctica del semestre anterior. Sólo oír y anotar. Entrar después y salir antes que Rebeca. Tenía que servir.

Terminó la clase y Toni tardó en guardar sus cosas. Tomó su mochila, se dirigía a la salida y chocó con alguien.

-Cuidado Arvizu, puedes lastimarte, o lastimarme.

Toni miró a Rebeca. Sintió una mano. Era la de Fredo, la jaló para salir. Toni no apartó su mirada de la de Rebeca. Cómo la deseaba. Ya no podía negárselo. No tenía caso. Quería tenerla, quería tocarla, verla completa. Sentir su piel, tocar su cabello. Se abrazó fuerte de Fredo.

-¿Qué pasa?

-Nada, pero no me sueltes- "Porque sí me sueltas, ya no voy a volver", pensaba Toni.

Llegó el fin de semana. Toni y todos sus amigos fueron a una fiesta. Fredo ya estaba ahí, demasiado enfiestado. Había tomado de más y había fumado. Toni ya lo conocía, ya no se quejaba. Dio un suspiro, y se dio cuenta que no podía quedarse, tenía que llevar a Fredo a su casa, ya que en una ocasión Fredo terminó en la policía.

Toni salió con Pete deteniendo a Fredo.

-Déjame parar un taxi. Vivimos cerca, lo dejo en su casa y me voy a la mía.

-¿Estás segura? Ya es un poco tarde.

-Ya se me arruinó a mí la fiesta Pete, no quiero hacer lo mismo contigo.

-Ok, con cuidado.

Toni tomó el taxi. Pete le ayudó a meter a Fredo al taxi y se despidió.

El taxi inició el recorrido. Durante el viaje comenzaron a caer gotitas. Una tormenta de avecinaba. Llegaron a casa de Fredo. Fredo era un zombie. Toni tuvo que buscar en sus pantalones las llaves para abrir la puerta, al parecer todo el mundo dormía. Toni metió a rastras a Fredo, con esfuerzo sobre humano lo acomodó en un sillón. Cerca había una cobija, los padres de Fredo ya sabían cómo volvía su hijo, prevenían unas cobijas en el sillón. Toni lo cobijó. Le dio un beso en la mejilla y lo miró. ¿Por qué Fredo no despertaba ese deseo que provocaba Rebeca? Salió de la casa.

Aún caían gotas, cada vez se iban haciendo más gruesas. Toni trató de apresurar el paso. A lo lejos vio una figura con un paraguas.

-Lo que faltaba- Pensó Toni. Era Rebeca. Llevaba un café, como la primera vez.

La lluvia aumentó su intensidad. Toni puso las manos sobre su cabeza tratando de cubrirse los ojos. Quiso seguir caminando, hasta que sintió que alguien se plantaba en frente de ella y la cubría con un paraguas.

-No creo que sea cómodo estarse empapando- decía Rebeca con un café en la mano

-No, no lo es, pero no se preocupe, vivo cerca. Con permiso maestra.- Toni intentó apresurar su paso. Rebeca la fue siguiendo cubriéndola aún con el paraguas

-¿Por qué no olvida por un momento que no le agrado y acepta un poco de ayuda?

-Porque no la necesito- Toni caminaba más rápido.

-No quiero que falte a mis clases por un resfriado

-No me voy a resfriar. Y no quiero desviarla de su camino.-

-No lo haces, vivo aquí- Señalando la casa en la que estaban en frente.

-No le quito su tiempo maestra.- La lluvia empezaba a hacerse más intensa

-Creo que no le queda de otra Arvizu. -Toni suspiró. Efectivamente no le quedaba de otra. Empezó a caminar al paso de Rebeca.

-¿Y de dónde viene señorita?- Toni no contestó.

-Ok, sólo trató de hacer este momento menos incómodo para usted, pero si así lo quiere...

-De una fiesta.

-¿Y regresa sola a su casa?

-Soy lo suficientemente independiente. -Toni estaba rígida. Tener a Rebeca tan cerca y no reaccionar era difícil para ella.

-Entiendo.

-¿Cuántos años tiene su hija?

-10

-¿No debería estar con ella?

-Está con su papá.

-No quiero quitarle más su tiempo, si tiene que ir con su familia yo...

-Como he dicho, está con su papá. En su casa.-Toni miró a Rebeca pensativa

-Estamos separados, un mes la niña está con él, otro conmigo.

-¿No es difícil para usted?

-Claro que lo es, pero si no lo hago, me la pueden quitar.-Rebeca no quitaba la mirada del camino.-La lluvia está muy fuerte, ¿segura que no quieres regresar y esperar un momento en mi casa?

-No estamos lejos de mi casa, pero gracias- Toni se puso nerviosa.

-Te acompaño a tu casa, no te preocupes

-No quiero darle más molestias.

-Ya me las has dado. Esto no es nada.-Toni no entendió aquella expresión, y siguió caminado con la compañía de Rebeca.

-¿Y cuánto llevas con ese novio tuyo?

-4 años

-Eso es mucho tiempo. ¿Lo quieres?

-Claro que lo quiero.

-Tienes casi 18, ¿no?

-Sí.

-Casi mayor de edad. Yo tuve a mi hija a los 20. También estaba enamorada.

-¿Y qué pasó?

-Me enamoré otra vez. O eso creí.

-¿Eso creyó?

-Era más deseo. -Deseo. Lo que Toni sentía desde que conoció a Rebeca.

No hubo más preguntas. La lluvia empezó a disminuir. Otra vez eran gotitas.

-Aquí es.

-Como adulto responsable, debo asegurarme de que entres a casa.

-No es necesario.

-Sí lo es.

Rebeca acompañó a Toni hasta la entrada de su casa. Toni estaba sacando sus llaves, pero alguien abrió la puerta.

-¡Toni! Estaba a punto de ir por ti.

-Sí papá, regresé antes.

-Menudo milagro, ¿y quién es la señorita?

-Rebeca Díaz señor, soy profesora de Toni, la encontré caminando bajo la lluvia y pues le ofrecí ayuda con mi paraguas.

-Muchas gracias maestra, ¿gusta un café o algo?

-Tengo el mío -Decía Rebeca señalado su café.- Además ya es un poco tarde. Debería retirarme. Con permiso. Adiós Antonie…

-Puede decirme Toni, maestra. - Decía Toni ruborizada. -Y gracias.

-De nada, Toni.

Rebeca se fue.

Al siguiente día.

-Toni, ya me dijo tu papá que tu maestra te acompañó hasta acá anoche.

-Sí mamá.

-Bueno, ¿y?

-¿Y?

-¿No le vas a agradecer?

-Anoche le agradecí.

-No seas boba, me refiero a que le compres algo. ¿Vive lejos?

-No.

-Ok. Vamos a prepararle unos panquecitos y se los llevas.

-No mamá.

-Es que no te estoy preguntando Antonieta. Se los llevas.

Toni bufó. Tendría que ir a la casa de Rebeca.

Los panquecitos no tardaron en estar listos. Toni salió con una canasta con rumbo a casa de Rebeca.

"Cómo se le ocurre a mi mamá mandarme a hacer esto. Ya no tengo 5 años. Bueno, sólo le entrego esto y me voy, no voy a quedarme más de 5 minutos." Toni llegó a casa de Rebeca. Tocó el timbre. Nadie habría. Intentó de nuevo. Suspiró aliviada. Al parecer no había nadie en casa y tendría que volver a casa. Dio media vuelta y se oyó abrir la puerta. Salió Rebeca con un top deportivo, una licra y completamente llena de sudor. Toni la vio de pies a cabeza.

-Amm... Mi mamá le manda esto... Bueno, de mi parte... Son panquecitos o muffins... Tome... Bueno... Adiós...

-Vienes con una sudadera roja y una canasta de panquecitos, pareciera que vas a ver a tu abuela. O a un lobo. –Rebeca rió divertida- ¿Podrías pasar a dejarlos a mi cocina? Tengo las manos sucias.

Toni dudo un segundo. Luego entró.

-Perdón, estaba haciendo ejercicio, ¿esperaste mucho en la puerta? -Decía Rebeca mientras se secaba el sudor con una toallita.

-No, toqué dos veces.

-Oh muy bien. Siéntate. - Mientras se lavaba las manos. Después se acercó a oler los muffins.

-Mmmh, huelen bien. ¿Quieres uno?

-No, mi mamá dejó un...

Toni no acabó la frase. Rebeca la besó. Primero despacio, sus labios rosándose suavemente. Toni no replicó. Puso sus manos en la cara de Rebeca y la pegó más a la suya. "¿Será nuevamente un sueño?". Toni pensó un momento. Luego Rebeca la tomó de la cintura y la acercó a la de ella mientras ambas estaban sentadas en el sillón. El beso cada vez se iba volviendo más intenso. Sus lenguas jugaban la una con la otra. Había momentos en los que Toni se separaba unos segundos para respirar un poco de aire, luego volvía a la boca de Rebeca. Esa boca que la volvía loca. Rebeca empezó a acostar a Toni, y ya sobre ella se quitó el top. Toni quedó pasmada. Aquello no era un sueño. Se sentó y quedó de frente a los senos de Rebeca. Y atrapó uno con la boca. Lo lamió, Rebeca dió un salto. Con sus labios tomó el pezón y su lengua jugaba con él. El otro pecho estaba ocupando con la mano derecha. Lo pellizcaba con los dedos, luego le daba masajes. Rebeca sólo hacia la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados. Con bastante habilidad Rebeca le quitó la sudadera, luego la blusa y el brasier. Con un movimiento brusco aventó a Toni sobre el sillón nuevamente y se apoderó de su boca. Le acariciaba el abdomen. De su boca pasó a su cuello, a su pecho. Dio besos a sus pechos, pero siguió bajando. Pasó al abdomen. Llegó a su cadera y fue desabrochando el pantalón. Mientras hacía esto, volteó a ver a Toni. Toni tenía una mirada desesperada y llena de pánico. Ya no podía detener lo que estaba pasando. Su cuerpo se lo pedía a gritos. Rebeca fue metiendo lentamente su mano. Toni tenía una mirada llena de deseo. Rebeca rió un momento, percibió la mirada suplicante de Toni. Introdujo la mano, y la coloco sobre el sexo de Toni, Toni intentó levantarse, quería la boca de Rebeca, pero Rebeca nuevamente la lanzó al sillón. Con su mano ocupada, colocó un dedo sobre el clitorito de Toni. Para ese entonces, Toni ya estaba empapada. Empezó a dar movimientos circulares. Toni arqueó su espalda. Rebeca se agachó sobre la cabeza de Toni y la beso salvajemente. Se sumó un dedo más al masaje de Toni. Movientos de arriba a abajo. Toni empezó a dar gemiditos y a mover la cadera. El ritmo de los dedos de Rebeca aumentó. Toni gemía más y más fuerte. Llegó el orgasmo. Rebeca la besó dulcemente. Toni se levantó, era su turno. Acostó a Rebeca, le bajó los pantalones. La besó. Besó sus pechos otra vez. Siguió bajando hasta llegar a sus bragas. Las bajó lentamente mientras besaba los muslos de Rebeca.

-¡Por favor!-Suplicaba ahora Rebeca.

Toni se posó en el sexo de Rebeca. Primera lo miró. Era su primera vez en esa situación. Estaba embriagada por el olor a sexo que se respiraba en esa sala. No pensó más y empezó a juguetear con el clítoris de Rebeca, su lengua recorría los labios menores, succionaba. Rebeca ya no gemía, gritaba de placer. Toni siguió. Rebeca tuvo un orgasmo monumental. Toni puso su cuerpo sobre el de Rebeca. Se quedaron un rato así. Toni se levantó, se cambió, volteó a ver a Rebeca. Rebeca la miraba a los ojos. Toni estuvo admirando el cuerpo de Rebeca un momento, luego se acercó a ella y le dio un beso en los labios.

-Espero le gusten los muffins.

Y salió de la casa.

Ese no fue el único encuentro que tuvieron. En otra ocasión se encontraron en la sala de maestros, y tuvieron una sesión de estudio bastante intensa. Había ocasiones en las que Toni iba a "tomar un café" a casa de la profesora Díaz, café que duraba todo un día. Nadie nunca se enteró de aquella relación en secreto.

Llegó el momento de graduarse y Toni se tuvo que ir de la ciudad, ya que su universidad quedaba en otro lugar. Terminó su relación con Fredo, el cual no término la preparatoria. Sus amigos tomaron caminos diferentes. Rebeca seguía dando clases.

Rebeca no ha vuelto a ver a Toni desde que se graduó. A veces recibe emails de Toni mandando saludos. El último que había recibido decía

"Todo bien aquí. Tal vez vaya en vacaciones. Saludos a tu hija. Cuídate. Besos."

Rebeca sólo sonrió, cerró su laptop, tomó su maletín y salió de camino a la escuela.

FIN. (¿?)