Yo me lo busque 3

La película con Omar, los anillados y el traslado al "instituto"

YO ME LO BUSQUE

3ª PARTE

Seguían pasando la filmación y más vergüenza tenia, parecía no terminar nunca. Cuando termino me llevaron a mi celda y me dejaron ahí tirada, mientras se sentía la música de la fiesta y el griterío de la gente. A mi alrededor solo oscuridad y silencio. Esta vez no me habían encadenado a mi collar ni contra la pared, quizá será por la borrachera que ya tenían algunos. Tomada de los barrotes de la puerta trataba de mirar hasta llegaba mi vista por los pasillos y era muy poca la distancia. Note, si, una luz, como un resplandor por el pasillo. A medida que se acercaba notaba más el ir y venir de la luz. Hasta que alcance a divisar, ya cerca de mi celda que era una antorcha llevada por un hombre encapuchado, seguido de otros, no sabia cuantos. Enseguida supe vendrían por mí, no había nadie más en las celdas. Me asuste y corrí a el rincón mas lejano a la puerta apretando mi cuerpo en la esquina que formaban las dos paredes. Abrieron la puerta y me apreté mas a la pared como buscando protección

NANCY: no, no, déjenme

Entre dos tiraban de mí, hacia afuera de la celda.

NANCY: por favor, déjenme, no me hagan mas daño.

Sin mediar palabras de ello, me sacaron de la celda y uno tomándome del cabello de la nuca me llevaba a paso rápido, que tenia prácticamente que correr para evitar dolor. Llegamos a la primera celda, al lado de la salida y abrieron tirándome ahí en el suelo sobre el piso cubierto de pasto. Se quedaron mirándome como esperando mi reacción. Yo me quede quieta, dura y solo lloraba. De inmediato entro uno con una silla y se ubico detrás de los 4. No alcazaba a saber quien era, pero ya eran cinco los presentes. De pronto se abrieron las cuatro y vi a Omar. Me levante para ir hacia y dos de los tipos me impidieron, tomándome de los brazos y tirándome sin mas sobre el pasto.

NANCY: Omar, quiero hablar contigo.

OMAR: bien, por ser la última vez que hablaras conmigo, habla.

Eso de que era la última charla con él, realmente me inquieto, que planes tendrían conmigo.

NANCY: Omar, déjame ir. No diré a nadie nada de esto, lo juro.

Ante su hermético silencio, continúe

NANCY: lo juro, nadie sabrá nada ni siquiera de mis anillados y las trompas.

Él solo me miraba inmutable, como esperando y eligiendo el momento de hablar.

NANCY: mi familia estará buscándome preocupada, sino dieron aviso a la policía ya, buscándome.

Ahí el hablo, dejándome paralizada

OMAR: tu familia? Cual es tu familia? Tu padre y tu madre que están separados y dándose la gran vida por el mundo, que ni se acuerdan que tienen una hija?

Sabia mi situación con mis padres, que ni siquiera llamaban a ver si estaba viva aun.

NANCY: no, mi abuela que me cuida como a una hija, aunque no vivamos juntas.

Me sorprendió con las carcajadas que dio aturdiendo mis oídos. Los cuatro esbirros al ver a su jefe reír rieron también.

OMAR: abuelita. Se la comió el lobo, o sea yo. Sabes con cancelarle una hipoteca que tenía con un banco y un poco de dinero en mano, vendió a su adorada y querida nieta.

Si me hubieran dado mil cachetadas, no hubieran hecho tanto efecto de lo que me entere ahora. Sentada en el suelo, con la cabeza gacha, derrotada por completo llore en silencio lo hecho por mi abuela.

OMAR: vas a estar mejor adonde vas, servirás de algo, no como acá con esa vida que llevabas sin trabajar ni estudiar y haciendo lo que te plazca. Acá llegaras a ser feliz. Te educaremos para serlo. Sacaremos tu rebeldía juvenil y serás sumamente obediente. Mañana por la noche serás trasladada a un instituto nuestro, donde comenzaras a obedecer.

NANCY: por favor no lo hagas Omar, déjame a tu lado y te obedeceré. Hare lo que me pidas.

Ni escucho mis ruegos, se levanto de la silla y salió, diciéndoles a sus esbirros.

OMAR: bien muchachos, hasta mañana. Disfrútenla bien, es su última noche

Los cuatro agradecieron a Omar, sacaron la silla al pasillo y cerraron la puerta por dentro.

NANCY: (gritando desaforadamente) no por favor, Omar no me hagas esto.

Dos de ellos me sujetaron de los brazos, mientras otro manoseaba mi cuerpo por delante y otro por detrás. Abusaron de mí de todas formas y todos mis agujeros. Yo rogaba terminaran con este suplicio. Cuando los 4 satisficieron sus apetitos sexuales me dejaron tirada en el suelo, no sin antes uno de escupiera y pegara una patada, ante la risa de los otros. Tirada en el suelo, sucia de todas las formas pensé en lo hecho por mi abuela, la canallada de haberme vendido a Omar, quien conocía al dedillo toda mi vida. Mis padres que hacia más de 6 años no tenía indicios de ninguno de los dos. Parecía no tenían hija. Si tanto me odiaban para que me tuvieron o solo fue casual que yo naciera. A esta altura no sabia que pensar y mas lo de mi abuela. Estuve tirada más de 3 horas, hasta que aparecieron dos mujeres, quienes me levantaron y a empujones y tiradas de cabello me sacaron fuera de la celda. Antes de salir del establo había un balde. Mientras una de ella me sostenía de mi cabello, la otra tomo una áspera esponja, la mojo en agua con jabón que contenía el balde y la refregó por todo mi cuerpo con fuerza. En unos minutos estaba enjabonada de pies a cabeza. Parte del jabón había penetrado en mis ojos y ardía. Afuera del establo me pusieron debajo de una canilla de agua fría a que yo me enjugara. Luego me ataron a un poste, parada al sol a secarme. Luego de 10 o 15 minutos me llevaron hacia la casa. Trate de resistirme pues sabía que me anillarían el clítoris. Solo recibí golpes de parte de esas dos. Pese a mis intentos, entramos en la sala, me ataron a la camilla bien abierta de piernas. Yo los insultaba a más no poder y ellos como si no estuviera ahí. El carnicero de siempre, abrió bien mis labios vaginales y solicito una aguja. Como gritaba demasiado, hizo que me pusieran una mordaza. Pidió una aguja y empezó a perforar mi clítoris. Yo lloraba y me babeaba toda. Una vez que paso la aguja, pasó el anillo y lo puso cerrándolo herméticamente.

DOCTOR: esta es una de las última veces que gritas y lloras, allá en el Instituto te sacaran esos berrinches y ahora como castigo y para hacerte andar en 4 patas y acostumbrarte, mira lo que hago contigo.

Tomo una cadenilla y la paso por los anillos de mis tetas, quedando ambas unidas. Luego agrego una extensión de cadenilla y la paso por los anillos de mi vagina y el del clítoris. No podía moverme pues me iba a tirar de todos lados y moriría de dolor. Indico me bajaran de la camilla. Por suerte lo hicieron suavemente y me pusieron en el suelo. Una de las mujeres me puso un collar con una traílla y me empezó a hacer caminar en cuatro. No podía erigirme para no tirar de las cadenillas y me tirarían mis tetas y concha. Así andando de pies y manos me llevaron al cobertizo. Me hicieron entrar en mi celda, sacaron la traílla, correa y mordaza y me dejaron así tirada sin poder moverme para no sentir dolor. Nadie vino en toda la tarde. Por la noche tipo 21 hs vino el medico acompañado por una enfermera y Omar y me reviso, la zona recién anillada.

DOCTOR: bien Omar, esta todo Ok, pueden trasladarla cuando quieran.

OMAR: bien doc., gracias, hoy mismo la trasladamos , Así aprovechamos con otros de distintos sitios.

Salieron y quede sola. Me dolía tremendamente la zona de mi concha y encima debía tener cuidado de moverme por las cadenillas. Adonde me llevarían y para que. Como pude me acomode en el pasto de la celda. Pasaron las horas y nada, todo silencio. Mas allá de medianoche, calculo, escuche venir gente y me puse en el rincón. Se abrío la puerta de la celda y eran dos mujeres y dos hombres, que acompañaban a Omar. Entraron las mujeres, después me entere eran Joanna y Alcira. Alcira de unos cuarenta y pico de años me dijo.

ALCIRA: hola, venimos a buscarte, mejor pórtate bien y sal delante mío, sabes que esas cadenillas dolerán si tiramos de ellas.

Como una perra, en cuatro patas salí. Me sacaron todas las cadenillas y respire aliviada. Me hicieron entrar en una jaula que entraba sentada y con las piernas encogidas. No podía moverme para nada. Encima toda la jaula era de barrotes, en sus cuatro lados. Una vez me sentaron ahí, los dos hombres tomaron, una barra metálica la pasaron por sobre mi y uno de cada punta, me transportaron en el aire. Cuando salimos del corral, vi que había un camioncito cerrado, de color verde. Abrieron la parte trasera y me metieron al fondo del camión. No había ventanillas, solo arriba en el techo una alargada y fina que hacia también de toma de aire. Cerraron la puerta y alguno golpeo la chapa de la carrocería del camión y este comenzó a deslizarse. Luego de andar, no se, media hora, paramos, abrieron la puerta y uno de los hombres entro hasta mi jaula, poniendo un bozal. Luego bajo y dejo la puerta abierta, por lo que pude mirar, era todo campo. Me sacaron del camioncito y depositaron en el suelo. Ingresaron unas cajas que redujeron el espacio a más de la mitad. Luego me metieron de nuevo a mí. A mi espalda quedaron las cajas. Cerraron la puerta y partimos de nuevo. En la siguiente parada ingresaron dos jaulas como las mías con dos chicas amordazadas y llorando como yo. Una de las jaulas la pusieron al lado de la mía y la otra sobre mi jaula. Nerviosa como estaba orine quedando toda mojada. Paramos de nuevo y dos nuevas jaulas con chicas entraron. Una sobre la chica de al lado mío y la otra delante de la mía. Estaban casi llenando el camioncito. De pronto la chica de arriba mío comenzó a orinar y cayó todo sobre mis tetas. El orina caliente y con olor era tremendo. Alguna de ellas había defecado, el olor entre eso y el orín esa nauseabundo y encima no teníamos ventilación. De pronto el camioncito paro y se escucharon saludos y risas. Todas sabíamos que habíamos llegado a nuestro destino.