Yo

Me llamo Violeta. Soy sexualmente sumisa. Relato mi vida con un hombre que me convierte en su esclava sexual.Esta es mi primera incursión en los relatos escritos y por lo tanto estaré feliz si leen y recibo comentarios. Gracias y espero que les guste. Va en diferentes entregas. Hasta la próxima!

YO

Estoy suspendida, balanceándome no muy lejos del suelo.

Atada, amordazada, totalmente restringida en movimientos,sólo ese suave ir y venir que se produce cuando me tenso intentando moverme.

Mis senos, bien apretados por la cuerda, resaltan y se proyectan hacia adelante, con los pezones hinchados y anhelantes.

El, mi amante asiático, los llama”perlas”.

Mis nalgas también están especialmente atadas y El las llama, “cerezas”.

Mi larguísimo pelo, no me permite cortarlo, cae en toda su gloria suelto, suave y brillante. El se asegura que luzca así, después les diré cómo.

El no es quien me ata,no.

Viene un Sr. mayor, japonés, silencioso y parsimonioso a quien ha contratado para esta tarea. Creo que le paga mucho dinero y sus abogados lo hicieron firmar un estricto contrato de confidencialidad. Al ingresar a la propiedad es rigurosamente revisado por el jefe de seguridad. Hasta debe cambiarse su ropa por otra tradicional japonesa. Mi intimidad está preservada, al menos para el público.

Nunca me habla, me toca lo imprescindible para realizar las ataduras, que le insumen unas 2 horas,creo. Ata despacio,sin pausa y firme, apretando lo suficiente para que sienta la fuerza de la cuerda en todo mi cuerpo.

Hoy, mis brazos están abiertos, extendidos y atados sobre una especie de caña bastante gruesa. De ahí también cuelga mi pierna derecha, muy separada de la otra, que está en posición vertical tirante por la cuerda que la sostiene.

Estoy vestida. Tengo un bellísimo kimono bordado con hilos de oro, sobre una suave seda roja. Mis genitales, están cubiertos por una tela blanca anudada en mi cintura, que deja parte de “mis cerezas” afuera. Lo estoy mojando con los fluidos que brotan de mi vagina pulsante.En los pies llevo medias de algodón muy cortas, no pasan de los tobillos, blancas impolutas.

El Sr. japonés nunca me ve desnuda.  Acomoda suavemente cada parte de mi cuerpo, especialmente los senos en los que asegura la posición de las cuerdas que los oprimen y rodean en varias vueltas.

Yo tampoco hablo. Soy callada por naturaleza y además he aprendido a cultivar esta característica que me hace parecer muy tímida. Y si, lo soy un poco y me avergüenzo con facilidad.Siento que mi cara y cuello enrojecen y eso me molesta y avergüenza más.

Quisiera ser segura, sociable, desenvuelta y revolotear por mi vida en un continuo movimiento,sin preocuparme de lo que piensen otras personas.

Pero no. Soy callada, retraída, me siento insegura con frecuencia. Muy diferente a mis dos amigas Grace y Tamara. Formábamos un trío unido, casi siempre juntas, estudiando, compartiendo apartamento y saliendo, yo menos que ellas porque siempre fui muy hogareña.

A los 19 años me enamoré y en poco tiempo me casé, ante la abierta desaprobación de mis amigas y relativa de mis padres.

Ellos no se opusieron demasiado por la simple razón del dinero y Poder de mi ex. No se trata de que los comprara. Mi familia está en muy buena situación desde mis bisabuelos. Tenemos algunas propiedades, dinero, buenos ingresos mis padres.

Pero no somos multimillonarios, nadie excepto familia y amigos se interesa en nuestras vidas y nuestro glamour no está para nada en el interés de la prensa.Vivimos bien y tranquilos.

Mi ex es muy diferente. Gran fortuna que acrecienta con trabajo duro según él. Yo diría que no trabaja tanto. Sus padres, adinerados, sociables, figuras destacadas de nuestra sociedad. Al principio me miraron de costado, pero poco a poco me fueron aceptando incluido el casamiento que ahora se,fue prematuro.

La historia con mi ex quedará para otro día. Baste con decir que terminé huyendo de su lado, después un breve intento de volver que él se encargó de despreciar. Así que puedo decir que nos dejamos mutuamente.

Quedé con terrible dolor y decepción. Rechacé el dinero que me hubiera correspondido y con la ayuda de mi familia viajé y al final me establecí.

Renté una casita preciosa en un barrio elegante de Londres y mientras se llevaban a cabo los trámites necesarios,me alojé en un lujoso hotel,porque según mi madre y mis amigas nada mejor que ese lugar para una joven sola, linda y un poco tímida que aún sufría por amor con el corazón destrozado y firmes promesas a mi misma de nunca más enamorarme.

Resultó que ellas tuvieron razón,al menos en gran parte.

Estaba yo sentada sola en una hermosa terraza, sin ver lo que me rodeaba, pensando en mi ex. Y me olvidé de todo y lo llamé. Aún siento que enrojezco cuando me acuerdo. Me atendió con voz arrogante y me dijo que era tarde para mi, que ya tenía otra mujer viviendo con él y que no quería saber nada de mi. Me sentí humillada y herida, con ganas de desaparecer. Por qué lo llamé!  Sencillo,aún lo amaba. Lo amo?  Ahora no lo sé.

Allí mismo, sentada ante el juego de té y la bandeja con pastitas, (seguro mi madre habrá hablado con el gerente para que supervisara mi alimentación,que vergüenza), me convertí en un manantial inagotable y lloré, hipé, y seguí llorando.

De pronto, aparece frente a mis llorosos ojos, un pañuelo sostenido por una mano firme. Una voz con acento extranjero me dice: "toma, te hace más falta que a mi".

Lo tomo sin pensar,me sueno la nariz y hago un pobre intento de limpiar mi cara.

"Me puedo sentar contigo? pregunta la misma voz, así no lloras sola".  Asiento con la cabeza, porque aún no puedo hablar, y el manantial continúa, aunque ahora apareció para mayor bochorno, mi compañera vergüenza.

Silencio,sólo interrumpido por mis sollozos, que iban disminuyendo en la misma medida que vergüenza aumentando.

Muy lentamente fui levantando mi mirada de la mesa hasta fijarla en mi acompañante (será posible que lo enviara mi madre?por favor,no!!).

Borroso, veo un hombre joven, asiático. Me mira atentamente (mamá,no me hagas esto) y me parece ver una media sonrisa, apenas insinuada. Me seco los ojos, parpadeo y la figura se va aclarando.

Mi Dios, que hermoso es!! Su cara de líneas asiáticas, me deja muda y mi llanto se corta por completo.

Toda su persona rezuma autoridad y poder. Sigo mirándolo.

"Y, pasé la inspección Srta? " , escucho que me pregunta, en un tono más bien risueño. No digo nada, bajo la mirada y siento que me pongo colorada.

"Permítame una pregunta, llora por alguna mala noticia, pérdida personal o por amor?"

"Por amor, Señor" y siento lágrimas que corren por mis mejillas. Toma el pañuelo y me seca. Me ofrece un vaso con agua y tomo dos o tres sorbos. Me doy cuenta que estamos solos en la terraza.

"Eres demasiado linda para llorar por un hombre", dice en un tono un tanto risueño.

Veo a nuestro alrededor la terraza vacía, sólo él y yo.

Silencio. Me esfuerzo y dejo de llorar.

El espléndido ejemplar de hombre que tengo a mi lado, rompe el silencio: "quiero tener sexo contigo, quiero tenerte en mi cama esta noche".

Siento que me pongo roja, y sin casi pensarlo le digo que si. Me viene a la mente un pensamiento terrible: lo habrá enviado mi madre? No lo creo. Aclaro que la idea de mamá y mis amigas es que un amor, con otro se cura.

Nos ponemos de pie. Me toma una mano y nos dirigimos al interior del hotel. Estoy nerviosa, pero siento que me estoy mojando.

Es la primera vez en mi vida, que voy con un desconocido y vale decir que sólo he tenido sexo ( mucho) con mi ex.

Este hombre podría lastimarme o matarme, pero no me importa. Voy con él.